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No Tengan Sexo por sagadegeminis

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Tantos años habían pasado desde la ultima vez que pudieron disfrutar de una tranquila tarde de ocio que parecía anormal. Saga y Aiorios estaban sentados en una pequeña biblioteca ubicada en los aposentos privados del tercer templo. Cada uno con un libro diferente, estaban sumergidos en un cómodo silencio mientras tomaban un refresco para apacentar un poco el calor. 

Aiorios dejó de mirar las imágenes del libro que estaba estudiando para enfocar su mirada en Saga, quien se encontraba enfrascado en la lectura. Habían pasado casi catorce años desde la ultima vez que lo vio leyendo, ese día en que salieron a dar un paseo solos y se refugiaron en la sombra de un árbol. Saga había apoyado la espalda sobre el tronco y se había puesto leer mostrando la misma cara de relax que llevaba ahora. 

No se cansaba de verlo. Desde que en su adolescencia confesaron su amor mutuamente y comenzaron a salir, jamas había cambiado de opinión, jamas había dejado de amarlo y ahora que estaban juntos nuevamente a pesar de todo lo que tuvieron que vivir, iban a aprovechar los años venideros para disfrutarse el uno al otro, aun en contra de todo pronostico, aun en contra de todas las pesadillas y los sentimientos de culpa que atormentaban al gemelo mayor. Estaban decididos, iban a amarse hasta que no les quedara mas tiempo y nadie podría evitarlo. 

Bostezo un par de veces mientras se encontraba sumergido en sus pensamientos, trato de volver a la lectura pero ya no podía concentrarse. Por lo visto, el sueño le había llegado con fuerza y apenas podía mantener los ojos abiertos. Dejo el libro abierto sobre la mesa y se acerco al sofá donde se encontraba Saga, se recostó y apoyó la cabeza en sus piernas para luego dejarse llevar por Morfeo. 

Saga lo miró por un instante y acarició su mejilla de forma tierna y delicada para luego dejar caer su brazo sobre el hombre del castaño. Aiorios mas dormido que despierto tomo su mano y entrelazo sus dedos con los de el y Saga decidió mantener la postura mientras volvía a la lectura y lo dejaba dormir un poco, aunque por alguna razón se mostraba reticente a la idea, ya que a su pareja no le asentaban para nada bien las siestas.

Mientras tanto, en el quinto templo se encontraba el León dorado yendo y viendo de un lado a otro. Llevaba y traía cosas desde la cocina hasta la sala de estar, muy compenetrado en la tarea de mantener su hogar limpio y ordenado. Muy a pesar de su pareja, quien se encontraba con el, Aioria no conseguía relajarse y disfrutar del juego como lo habían planeado por la mañana. 

Kanon de Geminis, suspiraba cada vez que lo veía regresar con algo nuevo para ordenar la mesa ratona que había elegido para apoyar las bebidas y los snacks. Todo empezó con un simple apoya-vasos pero la cosa fue empeorando a medida que pasaban los minutos. Unos cuantos meses atrás cuando Shion los envió juntos a una misión, Kanon se imagino que era un poco escrupuloso ya que mantenía todas sus cosas ordenadas y no se iba a dormir sin antes darse una ducha, pero jamas creyó que la obsesión llegaría tan lejos. 

Froto sus ojos usando los dedos pulgar e indice de la mano izquierda, mientras que con la derecha aun sostenía el comando del videojuego. superada su paciencia que ya de por si era bastante poca, casi nula mas bien, tomó a Aiora de la muñeca y lo atrajo al piso al su lado. Ante la mirada de confusión del joven, kanon se encogió de hombros y le pasó el otro comando para comenzar con la partida.

Aoria suspiro resignado. Cuando Kanon tenia planes no había lugar para ninguna otra actividad. Ya se imaginaba las horas y horas que estarían frente a la pantalla con ese juego. ¿De verdad no había nada mejor para pasar el día libre?

 


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