Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La casi inmunda y desdichada vida de Jiwon por Atreyu

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aventar una moneda al aire sin estar del todo consciente sobre las consecuencias de uno u otro resultado (por muy estúpido que parezca, después de todo ¡sólo son cara o cruz!), es un verdadero acto de valentía y azar.

 

 

 

¡No, absolutamente no! No puedo rendirme, no puedo sólo ser un maldito cobarde, ni siquiera me he confesado adecuadamente.

La determinación de Jiwon era cien por cierto real, se había ido forjando con el paso de los años porque sus sentimientos siempre habían sido claros y sinceros, porque sus ambiciones se habían ido superando una a otra: un compañero, un amigo, un confidente... un jodido hombre enamorado.

Pero, aunque a veces lograra convencerse así mismo de que, sin importar la naturaleza de su relación, podría permanecer al lado de ese chico tanto tiempo fuera posible, un resquicio de duda los acechaba. ¿Qué pasaría el día en que el grupo se disolviera?, cuándo alguno quisiera comenzar su propio camino, cuando se volvieran viejos y cansados, cuándo Yunhyeong decidiera amar a alguien y ese alguien no fuera él.

Despreciaba la idea de no estar a su lado; antes de resignarse tenía que explotar todos los recursos y posibilidades.

A veces también le pasaba que, siendo consciente de la intensidad de sus emociones, de su necesidad, aborrecía su egoísmo.... Aunque la sensación duraba unos segundos porque entonces pensaba en ese chico al que amaba, en lo feliz que lo hacía amarlo, y su osadía volvía. Se justificaba creyendo que cualquier otro enamorado lo entendería.

Se justificaba pensando que cuando uno halla, entre tantos millones de personas, a aquella que te resulta maravillosa, mantenerla contigo sería lo primero y último por hacer en la vida. Eso era Yoyo para él, Un Humano Increíble; increíblemente tierno; amable; amoroso; increíblemente inocente, por no decir con frecuencia increíblemente estúpido; responsable, trabajador, torpe y gracioso; increíblemente guapo; increíblemente cálido.

 

—¿Pero ¿cómo lo hago?, ¿cómo podría convencerlo de estar conmigo?

 

Alguien tosió fuerte en la sala, interrumpiendo lo que, se suponía, Jiwon estaba meditando.

 

—Creo que no se trata de convencer.

—¡Mierda! ¿Estabas aquí? —Bobby saltó del sillón, últimamente se encontraba tan ensimismado que no percibía mucho de lo que pasaba a su alrededor.

—Sí... Necesitas deshacerte de ese mal hábito. Pensar en voz alta te traerá muchos problemas... Además de ser estúpido, jajaja —Hanbin respondió con naturalidad y alegría.

—Tú... ¿Estás en desacuerdo? ¿Piensas que esto es algo malo?

—¿Qué más da lo que piensen los demás al respecto?, —dijo su interlocutor levantando los hombros—. Pero sí contestarte te hará sentir más seguro, no, no estoy en desacuerdo ni pienso mal de ti, ninguno de nosotros lo hace. Es sólo que necesitas ser transparente y no sólo contigo... No se trata únicamente de ti, no puedes "convencer" a alguien de permanecer a tu lado sólo porque así lo quieres, no es una cuestión de pura voluntad... La otra persona debe estar más que de acuerdo, la otra persona también debe de sentir amor.

—Vaaaya, qué profundo.

—¿Qué esperabas?, ¿de dónde crees que salen tantas letras exitosas? —dijo el líder del grupo muy seguro de si mismo.

 

Jiwon reaccionó a su presunción con una amigable, pero aún así fuerte, patada. Ambos se insultaron y golpearon entre risas, y cuando el ambiente se calmó, el más joven retomó tajante la conversación.

 

—Pero vamos, hyung. Date cuenta, ese hombre es sumamente bobo, jajaja. Él tiene mucho afecto para dar... pero tal vez a cualquiera. Si realmente esperas algo de su parte tienes que ser directo, tienes que... ¿conquistarlo? Iiiiugh, es asqueroso decirlo.

 

B.I. tenía razón. El chico con dientes de conejo tenía que hacer algo más que rimar confesiones románticas frente a su gran público, tenía que hacer algo más que sonreír adorablemente... Porque, hasta ese momento, todo el producto de su amor, todos los cuidados que le brindaba al objeto de su adoración, eran, notoriamente, no más que actos accidentales y anónimos.

 

—¡Sí! ¡Lo haré! ¡Me ganaré su afecto!

—¡Qué asco! Nunca habría imagino que eras esta clase de hombre romántico. Oye, oye... Pero tienes que controlar esa euforia, ¿sí? Estás llamando demasiado la atención, no sólo nosotros nos hemos dado cuenta de tu patético estado, así que se cuidadoso.

—Discúlpame, ¡discúlpenme todos!, —B.I. lo miró con expresión de ¿Me estás jodiendo?—. Perdón, perdón —respondió Bobby, intentando ocultar su emoción. Efectivamente debía de ser precavido, no quería dañar a su grupo más allá de las implicaciones y riesgos inminentes.

—¿Y entonces qué harás?

—Yo... debería de... ¿Invitarlo a salir?

—¿Acaso no escuchaste, idiota?

—Cierto, cierto..., ¿pero entonces?

—¿Qué te parece en nuestro próximo evento en el extranjero? Podrías buscar una oportunidad ahí.

 

 

Aunque el día elegido Jiwon se encontraba muerto de miedo, lo cierto es que no había preparado nada especial. Su gran movimiento había consistido en pedirle a Yunhyeong, muy casualmente, que lo acompañara a realizar algunas compras y a beber café; el joven había accedido fácilmente.

Durante el camino hablaron de lo bien que había resultado su espectáculo, compartieron el entusiasmo que sentían al ver tantos asistentes... Los miembros restantes de la banda, enterados de los planes no-planes de su enamorado amigo, y preocupados por su falta de cerebro y precaución, se habían asegurado de localizar lugares compatibles con sus gustos caros además de exclusivos para evitar que éstos fueran reconocidos entre tumultos de gente.

Los felices y bobos hombres siguieron las "recomendaciones" dadas (el proyecto perfectamente trazado): entraron a un par de tiendas de juguetes y algunas otras cosas inútiles, para, finalmente, visitar una tercera con la intención de hacer crecer su guardarropa. Bobby había elegido para su enamorado unos jeans ajustados y rotos, y una lustrosa camisa negra y holgada con cierres en los costados y el pico del cuello muy abierto. Cuando, con verdadera complacencia, Yunhyeong se probó ambos y lo llamó para obtener su visto bueno, su expresión de adoración fue totalmente expuesta; el atuendo le iba como hecho a la medida, se veía deslumbrante y tierno, se veía como sólo podía verse él.

 

—¿Qué tal me veo? ¿me queda bien? Siento que traigo algo así como un escote super provocativo... 

 

Jiwon sintió un impulso incontrolable de amor. Para sorpresa de su acompañante, empujó a éste dentro de la lujosa habitación en la que estaba probándose la ropa y lo miró por mucho tiempo a los ojos, tanto como para que el otro se sintiera abrumado e incómodo, pero no lo suficiente como para que preguntara qué estaba pasando. Jiwon tomó sus manos y se llevó una de las palmas a la boca, luego atrapó con firmeza su cuello expuesto y lo besó, en un contacto suave y limpio, breve y preciso.

Yunhyeong no cerró los ojos, al contrario, los abrió exageradamente. Pero, aunque su ahora extraño compañero no lo había soltado, él, quizá por cortesía, no lo apartó. Bobby pensó entonces que sus posibilidades se expandían: tocó con cariño su rostro y lo besó una vez más, ahora en la boca, de la misma manera amable, con veneración y paciencia.

Sin embargo, a falta de una reacción, en medio de todo, escuchó la voz de su líder... No todo era sólo sobre él y sus sentimientos. Consciente frenó sus impulsos, dejando la piel que tanto añoraba, brindado al otro un espacio prudente. Y al observar con detenimiento la expresión del chico, vio no más que pánico y extrañeza.

 

—Oh, dios... Lo lamento mucho... No era mi intención. De verdad lo lamento..., —su voz ronca titubeaba—. ¿Por qué no dices nada? ¿Tanto miedo te doy? ¿O es asco?

—Yo... ¿Qué está pasando? No entiendo, ¿qué está pasando contigo? 

 

Jiwon supo con certeza, por esa voz desconfiada, que algo dentro de él, de su pecho, dolía. Algo que desconocía, que no lograba identificar, le quitaba el aliento. Se había arriesgado demasiado.

Deseaba profundamente haber obtenido, además de las preguntas, también respuestas; hubiera querido escuchar que no era temor lo que reflejaba la mirada de su amado, que no era desagrado.

 

 

Notas finales:

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).