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Parte de él... por Shima_Suzuki

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Pasaron un par de días, los trajes estarían listos justo para el día de la coronación-obviando el compromiso- así que por ahora Kouyou no tenía nada que hacer, a diferencia del príncipe que estaba coordinando la llegada y salida de nuevas mercancías con tierras vecinas.

En estos casos Kouyou iría a la playa para hablar con Yuu, pero ya no podía hacer eso, tenía que mantenerse lejos por su propio bien, quien sabe que le haría su padre si lo llegaba a ver…

Al estar en la habitación camino a la cama y se dejó caer en ella, no tenía ánimos de nada, no quería ir al jardín como era su costumbre, no quería ir al pueblo…no podía ir a la playa ¿Qué haría ahora? Akira estaba ocupado arreglando el tema de las mercancías y Tanaka estaba ayudándolo con eso además de tener la fiesta de coronación y la boda encima…

No tenía nada que hacer, pero tenía unas ganas terribles de ir a la playa, aunque Yuu le dijo que se mantuviera lejos del mar, sentir la arena bajo sus pies, el agua salada acariciando su empeine, el cómo se siente la arena mojada al caminar y como poco a poco el agua acaricia su piel al irse adentrando…

—No creo que sea malo…si voy a la cueva marina ¿no? —se preguntó a sí mismo, de verdad extrañaba nadar, extrañaba tener cola y poder estar sumergido y nadar con libertad.

Se quedó un rato más recostado hasta que al final lo decidió.

Se levantó de la cama y camino hacia la salida de su habitación, primero reviso que no hubiera nadie en el pasillo, al verificarlo bajo por las escaleras rápido, todos estaban ocupados con diversos temas así que no había nadie quien le impidiera la salida, tomo una bolsa de tela que había cerca de la entrada y salió del castillo.

Camino por el pueblo hasta llegar a las escaleras de piedra que lo llevaban a la playa, se quedó un momento admirando el mar y el brillo que este soltaba gracias a la luz solar, soltó un suspiro nostálgico, extrañaba su hogar, siguió caminando, no podía distraerse con eso, solo iría nadar un rato a la cueva marina.

Camino alejado del agua, muy pegado a la pared de rocas, fue un tramo medianamente largo, la cueva mariana a la que Akira lo había llevado estaba algo retirada de las escaleras, pero no le importo.

Cuando llego escalo un par de rocas y entro, la cueva estaba obscura, pero gracias a los agujeros que había arriba –señalando más el gran agujero por el que había caído Akira cuando más joven- podía entrar la luz perfectamente, iluminando el agua.

Se quedó un raro mirándola, de repente había empezado a dudar sobre si era buena idea siquiera estar ahí, algo en su cuerpo le decía que lo mejor era alejarse y volver, pero otro algo le decía que lo hiciera, solo un rato.

¿Pero si alguien llegaba a ir?

Era poco probable, pero era una posibilidad, el lugar estaba lo suficientemente retirado como para que alguien que quisiera ir se rindiera a la mitad del camino, además de que tenía que escalar un par de piedras para acceder a la entrada de la cueva.

Dejo de pensar y comenzó a desnudarse, guardo toda su ropa en la bolsa y suspiro, se acero a la orilla y toco la arena mojada, un paso tras otro y de repente ya se encontraba con la mitad del cuerpo en el agua, soltó un gran suspiro de satisfacción al sentirse rodeado por el agua templada, sintió un cosquilleo en las piernas y de pronto termino hundiéndose por completo, su cola había regresado, por lo tanto ya no podía estar de pie, rio levemente y se adentró un poco más.

Nado un rato hacia lo profundo, no se acercó a la ruta que lo llevaría al castillo así que solo dio vueltas en círculos en el agua, disfrutando de lo bien que se sentía poder nadar otra vez, nado un poco más hacia abajo, había varios caracoles y conchas vacías enterradas en la arena.

Tenía colores claros y brillantes así que no dudo en tomarlas, les limpio un poco la arena, se quedó mirándolas un rato, recoger conchas y caracoles era algo que solía hacer con Takanori cuando eran más niños, ah… Takanori ¿Cómo estaría? ¿Lo extrañaría?

—O tal vez ni siquiera noto que me fui…

Miro a su alrededor, todo estaba bastante solo así que nado a la superficie, estar ahí en parte lo reconfortaba y en otra lo deprimía. Salió rápidamente, todo estaba igual, no había indicios de alguien hubiera ido así que simplemente comenzó a arrastrarse hacia la orilla con las conchas y caracoles en una mano.

Claro en ese momento no noto que debajo de él había un pulpo escondido entre las rocas viéndolo con esos ojos amarillos que de sobra conocía.

Cuando lo vio irse el pulpo también se fue nadando.

—Estuvo aquí—dijo Yuu estando frente al caldero mirando el reflejo.

—Es bueno que no se haya acercado, las cosas aquí abajo no requieren de su presencia todavía—dijo Fumiko jugando con el tridente mientras estaba sentada en el trono, habían movido el caldero a la sala del trono para poder tener mejor visibilidad de todo, habían construido otros dos calderos, uno para la habitación de Yuu y otro para la oficina.

— ¿Cuándo lo usaras?

—Aún no—sonrió—primero tenemos que arreglar las cosas por aquí.

— ¿A qué te refieres?

—Hay que remodelar el castillo, no me gusta como se ve todo en azul, también hay que empezar con la selección de candidatas para empezar con la repoblación de la raza Cecaelia.

—Ah…eso.

—Descuida querido, si no te sientes cómodo haciéndolo bien puedo hacerlo yo con mi magia.

—Pero eso te desgasta y debilita madre.

—Lo sé—sonrió.

—Yo lo hare no te preocupes—dijo soltando un suspiro, le sabía algo mal, pero era necesario.

—No te sientas mal querido, cuando llegue el momento se dará solo, tú no tienes que pensar en nada.

—Confió en que así sea…—sonrió.

—Mandare vigilar la zona con tiburones, si Kouyou se acerca mucho los tiburones lo asustaran.

—Pero que no lo lastimen…

—No lo lastimaran cariño—se acercó y lo abrazo. —Mientras hay que vigilarlo.

—Si madre—de inmediato Yuu cambio el pulpo por una gaviota para ver lo que el castaño hacía, lo diviso apenas saliendo a la superficie de esa cueva marina.

Cuando estuvo en la arena de a poco su cola se secó dándole paso a sus piernas, camino y se quitó la mayor cantidad de agua de encima, en especial su cabello dado a que estaba bastante largo, primero se vistió, aunque sea los pantalones, después saco su camisa y la dejo apartada un momento para meter lo que había recogido en la bolsa, escurrió su cabello un par de veces más y se colocó la camisa, tomo sus  zapatos junto con la bolsa y salió de ahí.

Después de escalar las rocas camino a paso lento, esta vez por la orilla de la playa, ya tenía los pies mojados así que ¿Qué más daba? Le gustaba sentir el agua, noto que el sol ya estaba un poco más abajo, se la paso su buen rato ahí, suspiro y continúo caminando hasta llegar a las escaleras de piedra, limpio la arena que pudo quedar en sus pies y se colocó los zapatos.

Subió las escaleras, pero antes de terminar miro una vez más el mar con anhelo, suspiro y se retiró, pronto servirían la merienda y si no estaba ahí a tiempo Akira probablemente entraría en un ataque de pánico.

Dentro de un rato llego al castillo, una de las sirvientas le abrió.

— ¡Ah! Kouyou-sama, que bueno que vuelve… Akira-sama ya estaba organizando una búsqueda.

—Solo fui a caminar—sonrió y entro al castillo—Todos parecían muy ocupados así que me fui sin avisar.

—Iré por el príncipe ahora mismo.

—Dile que estaré en la habitación por favor.

— ¡Enseguida! —y se fue corriendo.

Kouyou subió las escaleras, camino por el pasillo y entro a la habitación que compartía con Akira., dejo las conchas y caracoles en el tocador de la habitación frente al espejo, se veía lindo, dejo la bolsa de tela mojada en la ventana para que se secara.

Escucho pasos correr por el pasillo, cuando se giró se vio envuelto por los brazos de Akira, sonrió y cerró los ojos correspondiendo de inmediato el abrazo.

—Estaba a punto de ir a buscarte…—dijo el pelinegro escondiendo su rostro en el hombro del castaño.

—Ya estoy aquí cariño—dijo tranquilo acariciando su cabello.

— ¿Por qué siempre te vas sin avisar? Me preocupas Kouyou—se separó un poco para verlo a la cara.

—Todos estaban ocupados, no quería interrumpir—dejo un besito en su nariz—Ya no me iré.

—Eso espero—sonrió—Odiaría que te desaparecieras el día de la boda.

—Eso no pasara cariño.

—Bueno—beso sus labios—Vamos a la merienda que tengo hambre.

—Anda pues…

Akira tomo su mano y bajaron juntos al comedor donde las sirvientas ya estaban terminando de servir los platillos, Tanaka ya estaba ahí.

—Ya está todo—sonrió.

—Vamos a comer~

Merendaron con tranquilidad, pasaron unas cuantas interrupciones debido a las nuevas mercancías y cosas sobre la coronación pero nada más allá de eso, siguieron arreglando detalles de la boda y la coronación, Tanaka los llevo al salón donde se encontraba todo lo relacionado con los artefactos del rey, tomo del cajón de un mueble una cajita de cristal, al abrirla les mostro los anillos que llevarían, de los anteriores reyes, ambos de oro puro con incrustaciones, el del rey con diamantes rubíes y esmeraldas y el de la reina con diamantes y perlas, casualidades de la vida, ambos anillos encajaban perfectamente en las manos de ambos chicos.

—Es raro que el anillo de una mujer me quede. —sabía que sus manos eran delgadas, pero nunca creyó que tanto como para que el anillo de una mujer le quedara, se supone que las mujeres tienen las manos más delgadas ¿o no?

—Ah, sobre eso—rio un poco—A mi madre no le quedaba el anillo, le quedaba grande ya que al parecer las manos de mi abuela eran más grandes que las suyas, me alegra que a ti te quede bien.

—Oh vaya…

—Parece que estábamos destinados a estar juntos ¿no crees? —dijo el pelinegro dejando un beso en su mano, Kouyou se sonrojo.

—También me gustaría ver que tal les quedan las coronas. —dijo Tanaka caminando

— ¿Coronas?

—Claro, es mi coronación ¿recuerdas?

—Sí, pero creí que solo era TU coronación ¿Por qué yo también tengo que llevar una?

—Bueno, es porque vas a ser la reina—sonrió.

— ¿Qué?

— ¿Te vas a casar conmigo no? —sonrió.

—Obviamente.

—Entonces POR OBVIEDAD si yo me convierto en rey, tú te conviertes en reina…

Kouyou no dijo nada, se sonrojo hasta las orejas, no solo tenía que vestirse de mujer, sino que ADEMÁS tendría un título oficial de realeza siendo “mujer” ¿Qué diría su padre de esto? Bueno, el no diría nada, de seguro lo odiaba, pero bueno, ¿QUÉ DIRÍAN SUS HERMANAS ENTONCES? Primero se burlarían, de eso está más que seguro, y luego gritarían como locas, más de una vez lo peinaron como señorita, suspiro al ver como Tanaka volvía junto con una sirvienta con ambas coronas.

Se acercaron y las colocaron con cuidado, ambas encajaban perfectamente al igual que los anillos, Akira miraba todo fascinado, solo 3 días más y se convertiría en rey, tendría a la persona que más amaba a su lado y las cosas irían mejor.

—Bueno, ya que veo que a ambos les queda todo, regrésenlos a la caja, los mandare limpiar. —dijo refiriéndose a los anillos mientras que él y una sirvienta les quitaban las coronas.

—Claro—Akira quito ambos anillos y los regreso a la cajita de donde Tanaka los había sacado, luego se fue, dejando a la pareja sola.

—La capa del rey y la reina ya fueron enviadas a lavar también, mañana el sastre vendrá para que se prueben los trajes.

—Ah ¿Ya tienen el vestido?

—Tanabe-san es muy entregado a su trabajo, era de esperar que ya tuviera las cosas casi hechas.

— ¿Casi?

—Mañana vendrá para ver si todo está bien y después arreglara los últimos detalles, bueno, eso es todo, pueden descansar, mañana será un día muy atareado.

Tanaka y la sirvienta se fueron dejando a la pareja sola, Kouyou sintió el cansancio y la pesadez, la manera en la que lo manifestó fue con un gran bostezo.

— ¿Tienes sueño? —pregunto Akira al verlo bostezar.

—Estoy bastante cansado—se estiro un poco—Vayamos a dormir.

—Está bien. Vamos a la cama.

Akira tomo su mano y lo llevo a la habitación, para Kouyou esas palabras significaban enteramente otra cosa…

Y supo que tenía razón cuando después de quitarse los zapatos el pelinegro lo acorralo en contra de la cama.

— ¿Qué haces? Quiero dormir cariño.

— ¿Dormir? —comenzó a dejar besitos en su cuello, lo cual hizo que Kouyou soltara un suave jadeo. —Dormir luego…

Kouyou se sonrojo, trato de quitárselo de encima, pero Akira ya estaba tocando puntos sensibles que simplemente le nublaban el juicio, cuando menos se dio cuenta ya estaba rendido.

Akira se deshizo de las prendas de ambos con lentitud, primero se encargó de quitar la camisa del castaño de una manera tortuosamente lenta por cada botón que quitaba dejaba un beso en la piel descubierta, luego los pantalones, la ropa interior, repartió mordidas en la parte interna de sus piernas mientras sus manos pasaban a acariciar partes más íntimas, para Kouyou  fue imposible no empezar a gemir a pesar de lo cansado que estaba, cuando Akira lo tocaba sucumbía muy fácil al deseo.

Ah… esa noche definitivamente seria larga.

 

 

 

 

Fin del capítulo 22.


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