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Parte de él... por Shima_Suzuki

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Notas del capitulo:

Hola ^^/

bienvenida alcapitulo final, toma una caja de pañuelos, una botellia de agua, un pancito y disfruta de la lectura.

Pasaron a lo mucho unas cuantas horas, el mar ya se veía lo suficientemente obscuro como para atinar que eran más o menos las 10 de la noche si no es que más tarde.

Kouyou se había quedado casi todo el rato de la misma forma, abrazando a Yuu contra su pecho, el cual temblaba, aferrándose a ese delgado cuerpo que le transmita las fuerzas para seguir.

El castaño pregunto muchas veces como se sentía, pero Yuu no respondió ninguna hasta que se sintió con la suficiente fuerza para levantarse.

— ¿Cómo te sientes? —pregunto el menor, de nuevo, esperando una respuesta.

—Mejor—sonrió y lo tomo de la mano—Es hora de que esto termine.

— ¿Qué cosa?

—Todo.

Y apenas dijo eso ambos salieron de ahí, tenían que ir a tierra, detener todo de una sola vez, no podían esperar más tiempo, Yuu lo sabía, o al menos lo presentía, su madre no era tonta, actuaria de la forma más rápida posible si puede.

Salieron nadando lo más rápido que podían, Yuu se encargaba de los guardias con su magia, evitaba matarlos, así que simplemente los dormía con un hechizo de sueño.

Yuu tuvo que usar magia también en Kouyou para darle ropa una vez estuvieron fuera del agua.

— ¿Qué vamos a hacer Yuu? —pregunto el castaño preocupado, tenía en claro que tenían que detenerla, pero no tenía ni la más remota idead de cómo.

—Tu tranquilo, yo me encargo de todo, tu solo no dejes que ella te lastime ¿okey?

Kouyou asintió no muy seguro, Fumiko era la gran bruja del mar, ella tenía magia y por ahora Kouyou era un simple mortal, podía hacerlo papilla si quería, pero confiaría en Yuu -necesitaba confiar ya que los nervios lo estaban matando-, emprendieron carrera al castillo, lo más obvio seria que estuviera ahí, no había necesidad de revisar en otro sitio

Corrieron un montón hasta poder llegar, Yuu logro abrir la puerta con su magia así que apenas estuvo abierta corrieron escaleras arriba según las indicaciones de Kouyou -puesto que la habitación de Akira estaba en la segunda planta.

Pero apenas llegaron se toparon con una de las sirvientas que miro entre sorprendida y asustada al castaño y su acompañante.

— ¿Takashima-sama? ¿Qué está haciendo aquí? ¿Por qué no está en el barco? ¿Quién es el?

— ¿Barco? ¿Qué barco? —ignoro la última pregunta porque obviamente estaba desesperado por saber dónde demonios estaba su esposo y esa bruja.

—Se supone que hoy Akira-sama y usted salen de viaje en barco…—ella se veía confundida ¿Cómo no estarlo? Si apenas hace unas horas habían terminado de organizar todo para su partida en la que el castaño era el que se notaba más emocionado.

Se quedo confundida pues apenas le dijo eso Kouyou arranco junto con Yuu a la salida hasta el puerto para tratar de alcanzar el barco. Para su desgracia, el barco ya había zarpado, pero de nuevo entraron al agua, cambiando sus piernas por sus respectivos tentáculos y cola para alcanzarlos, no estaba muy lejos, asi que fue rápido.

Se infiltraron al barco por una de las puertillas de cañón.

La ropa les regreso apenas estuvieron dentro del barco, se escabulleron por las cajas y barriles hasta la cubierta, solo estaban los trabajadores y el capitán asi que pasaron directamente-y con la ayuda de la magia de Yuu para no ser vistos- a los camarotes.

Kouyou abrió la puerta de golpe, encontrándose con la peor escena que se pudo imaginar, Akira se separó de “Kouyou” asustado por el ruido y solo se quedó sorprendido por el hecho de ver a su esposo en la puerta junto con un chico que no conocía.

— ¿Kou?

—Alejate de mi esposo, perra.

“Kouyou” se quitó de encima de Akira sin quitarle la vista ambos, el pelinegro se quedó en la cama sin entender nada.

— ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué…?

—Veo que lo estas protegiendo—dijo “Kouyou” al notar que su magia visual no funcionaba con ninguno de los dos.

—No soy tan idiota como para venir sin un plan mamá.

— ¿¡Mamá?!

—Callate Akira—dijo Kouyou mirando a la bruja. —Descúbrete de una vez, ya lo está viendo, sabe que no eres yo.

— ¿Tenías que llegar y arruinarme la diversión asi? —y en un abrir y cerrar de ojos “Kouyou” ya no era Kouyou, si no Fumiko, lo cual hizo a Akira levantarse asustado de la cama para ir junto con su verdadero esposo.

El castaño sonrió y se dejó abrazar cuando los fuertes brazos de Akira lo rodearon, la calidez en el cuerpo de ambos renació y entonces Akira lo entendió, ahora sabia porque había sentido a Kouyou tan raro.

—Perdoname Kou…

— ¿Por qué? —lo miro confundido.

—Porque se acostó conmigo pensando que eras tu—respondió rápido la mujer esperando dañar un poco más al príncipe.

La cara de Kouyou dijo más que mil palabras, pero una asi miro a Akira y sonrió.

—Todo estará bien ahora—dijo con los ojos levemente rojizos, no le daría el gusto a esa maldita de verlo mal.

— ¿De verdad lo crees? —pregunto Fumiko altanera, movió su mano y en un dos por tres apareció el contrato de Kouyou, el original, ya sin ninguna modificación porque la letra del Rey del Mar era inconfundible.

Y eso sí que no se lo esperaban, porque ni Yuu ni Kouyou, ni siquiera Akira, pudieron acercarse a ella, la guardia se bajó de la impresión y ella aprovecho para inmovilizarlos con su magia.

— ¿A que no te lo esperabas? —sonrió con burla. —Solo necesito activarlo Yuu.

—No lo hagas mamá…—trato de sonar amanzanate, pero la verdad es que estaba muerto del miedo, no podía moverse, y su madre solo necesitaba activar el contrato con magia para que Kouyou muriera.

Porque muy a su pesar, Kouyou ya le había dicho “te amo” al Rey, y no solo eso, las piernas del menor fallarían apenas el contrato activara, llevaba meses fuera del agua, eso solo lograría matarlo de dolor.

Hablando de manera literal.

—Por favor madre, recapacita—si las amenazas no funcionaban trataría de persuadirla. —No es necesario que lo mates…

—Ya sabe demasiado, y no me conviene tenerlo vivo, lo sabes Yuu.

—Por favor…

Y el sonido salió más lastimero de lo que cualquiera se esperaría, Fumiko miro a su hijo con pena, era verdad que amaba a su hijo, pero sabía que Kouyou no podía quedar vivo…

—Perdoname mi cielo, sé que algún día me perdonaras.

Y asi, se acercó al borde de la cama donde un paraguas estaba, lo tomo y este paso a ser el imponente tridente, el papel comenzó a brillar y tanto Akira como Yuu supieron que todo iría a mal cuando un grito de dolor salió de Kouyou.

Aún estaban inmóviles, de hecho, ni siquiera podían ver, pero Kouyou había sido liberado del hechizo para dejarlos inmóviles y ahora permanecía en el piso, retorciéndose de dolor al sentir como sus piernas se secaban, los huesos de estas estaba tan frágiles que no soportaron el peso y se rompieron, haciendo a Kouyou caer, su piel estaba muy pálida y todo su cuerpo temblaba, el dolor era insoportable, las lágrimas salieron por sí solas mientras sus quejidos y sollozos llenaban la habitación.

Si no lo atendían rápido revertiendo el hechizo, moriría de dolor, y si moría en la tierra no había ningún alma que pudiera subir al cielo, porque las sirenas no tienen una, pero tampoco podía entrar al agua-que sería lo único que aliviaría su dolor- porque se convertiría en espuma de mar, eliminando su existencia.

Y lo peor de todo es que ninguno de los dos se podía mover.

Ambos llorando y sufriendo al escuchar como la persona que más amaban se estaba muriendo de dolor.

Y sin poder hacer nada.

O al menos eso creyó Fumiko pues nunca se esperó que Yuu pudiera liberarse-de nuevo- de una atadura mágica desde tan cerca.

Tampoco se esperó que el enojo y tristeza de su hijo fueran tantos que el mismo Yuu tomara el tridente de sus manos y se lo enterrara de lleno en el vientre.

Ninguno de los dos dijo nada, la mirada de ambos reflejaba lo que sus bocas no pudieron decir.

Porque al parecer el amor por Kouyou podía superar el amor que llego a tener por su madre, porque ella demostró que le importaba más sus propios intereses que su hijo, porque por muchas promesas que le hizo, al final termino rompiéndolas todas y eso fue lo que le dio el coraje suficiente a Yuu para hacer lo que hizo.

Vio como su madre caía al piso del camarote, desangrándose mientras el aún mantenía el tridente en sus manos.

Le hechizo se rompió, dejando que Akira fuera libre de moverse, pero lo único que hizo fue acercarse al cuerpo del castaño casi arrastrándose mientras lloraba de una manera casi desperada porque no era posible que la persona que más amaba estuviera muerta.

—Haz algo, por favor, haz algo…—pedía Akira a Yuu en medio de sus sollozos al comprobar que el menor ya no respiraba.

—No puedo…—dijo con todo el pesar del mundo y sin detener sus propias lágrimas.

Porque lamentablemente ni con toda la magia del tridente podría regresarlo a la vida, la magia nunca funcionaba asi, nunca.

—No podemos dejarlo morir, puedes hacerlo volver…por favor. —pidió el Rey desesperado mientras acariciaba con manos temblorosas el rostro del menor.

—No puedo, murió—dijo el pelinegro acercándose, no lo podía dejar en la tierra, el pertenecía al mar.

— ¡No puedes solo decir eso y rendirte! ¡Debe de haber un modo!

— ¡NO LO HAY! La magia nunca ha podido revivir a nadie ¡ENTIÉNDELO! El no pertenece aquí, si tal vez fuera humano podría intentarse traer su alma de regreso, pero ni las sirenas ni los tritones la tienen.

Akira se quedó callado entonces.

— ¿Sirenas?

—Lamento que te enteraras asi, él no hubiera querido que lo supieras…—dijo mirando el cuerpo de Kouyou—Pero ni ella—señalo a su madre—ni yo, ni mucho menos el, somos de este mundo, pertenecemos al mar…

Akira no estaba entendiendo nada, ¿sirenas? ¿tritones? ¿magia?

Había vivido una mentira con Kouyou, podía comprobarlo con todo lo que había pasado apenas hace unos segundos…pero ahora le estaba importando una verdadera mierda todo, porque lo único que quería era que Kouyou reviviera, solo eso.

Algo que era imposible y el aun no quería aceptar.

—Lo siento—sollozo—pero no se puede…

Y eso ya lo estaban comenzando a aceptar porque los sollozos de ambos se fueron haciendo cada vez más fuertes hasta convertirse en verdaderos gritos desesperados, demostrando todo el dolor que les causaba su partida.

Fueron horas las que pasaron asi, el barco después de eso se quedó en un silencio horrible. La tripulación seguía trabajando afuera sin saber que pasaba en el camarote, la poción que Fumiko les había dado a todos para que permanecieran atontados sin estar conscientes de su alrededor, pronto perdería su efecto, y eso Yuu lo sabía.

—Tenemos que irnos… no podemos seguir aquí—hablo Yuu refiriéndose a él y los dos cadáveres de la habitación—no pertenecemos a este mundo.

—Kouyou si, Kouyou es parte de el—sollozo el Rey aun abrazando el cuerpo de su esposo.

—No… y lo sabes—hablo con voz desganada—Dámelo, no podemos permanecer aquí mucho tiempo sin que tus hombres se alteren…

Y Akira sabía que estaba en lo cierto, pero no quería dejarlo ir, no quería que se llevaran al único que fue su más grande amor.

Yuu ya se había levantado para tomar el cadáver de su madre junto con el contrato ya inservible-el cual se encargó de guardar en su ropa-, se giró para ver al príncipe.

—Te dejare que te despidas, pero después tendrás que dármelo.

Dicho eso salió del camarote hasta la borda notando que el atardecer ya casi desaparecía, arrojo el cuerpo al agua sin remordimiento mirando atentamente como poco a poco se hundía hasta desaparecer en las profundidades del que fue su hogar, nadie lo noto asi que regreso hasta el camarote, espero afuera, no quería interrumpir la despedida a menos de que fuera necesario.

Pero no hubo palabras más que los “te amo” desesperados y muchos sollozos ahogados en el pecho del menor.

Akira no quería dejarlo ir, aunque sabía que tenía que hacerlo.

Cuando el sol se ocultó por completo, Yuu no tuvo más alternativa que dormir al Rey con un hechizo, dejarlo en su cama inconsciente y salir de ahí con el cuerpo de la persona a la que alguna vez amo más que nada.

Lo abrazo contra su cuerpo, hizo su primer y único hechizo con el tridente, solo para tratar de que ya no hubiera más sufrimiento en el mundo terrestre por culpa de Kouyou y salto por la borda.

El cuerpo de ambos cambió, solo que no de buena manera.

Mientras que el de Yuu regresaba a su forma normal, el de Kouyou poco a poco se iba convirtiendo en espuma.

Todo bajo la atenta y destruida mirada de Yuu.

En sus brazos ya no quedo nada más que la hoja de pergamino en la que el contrato de Kouyou estaba-ahora era una hoja cualquiera- y el tridente.

Ya no había nada mágico en ese trozo de pergamino, dejando en claro que el contrato había sido cumplido.

Nado por un largo rato hasta poder llegar al castillo-pues el barco no se detuvo y los dejo bastante lejos-.

Apenas llego lo primero que hizo fue liberar al rey de la bóveda y entregarle el tridente junto con el contrato para después retirarse el mismo y por voluntad propia a su cárcel de coral a las afueras del castillo.

El Rey supo inmediatamente que su hijo estaba muerto al ver el cacho de papel sin ninguna pisca de magia.

El mar se tornó frio, pero aún tenía un deber que cumplir, asi que con un pesar horrible en el corazón se dispuso a deshacer todo lo que su hermana había hecho, interrumpió los embarazos y quito el hechizo sobre su gente, haciéndola volver en sí.

Tuvo que calmar a la multitud porque todos se alteraron apenas recobrar conciencia y control de sus propios cuerpos.

Apenas calmo al pueblo fue a revisar a sus hijas, ellas estaban bien, pero se soltaron a llorar a penas les dijo lo que había ocurrido con su hermano.

Fueron horas de llanto desconsolado hasta que cayeron dormidas y él pudo ir por fin a ver a Yuu, necesitaba saber cómo había pasado todo…

Los guardias lo dejaron entrar, se presentó ante el Cecaelia y tuvo que carraspear un poco para llamar su atención, se veía igual o peor de destruido emocionalmente que él, pues estaba sentado en su almeja, recargado contra el respaldo y con la mirada perdía a un punto de la nada.

—Yuu… necesito saber.

—Siéntese…—pidió y el rey acato.

— ¿Por qué mi hijo está muerto?

—Porque se enamoró. —dijo con un dolor reflejado en su rostro que el rey no pasó desapercibido, él sabía que Yuu amaba a su hijo asi que la pena también era para él y de la peor forma.

—Pero él era listo ¿Por qué desobedecería si sabía que había un castigo?

—Porque ya no lo había…

—Explicate.

—La tinta que ocupo para hacer el contrato era de mi madre, tinta de Cecaelia para contratos mágicos que se puede borrar con la misma sangre de uno. Hice modificaciones en el contrato para que el pudiera ser libre.

El silencio se apodero del lugar, solo se podían escuchar las corrientes de agua o algún banco de peces nadando cerca.

—Entonces…

—Él nunca se enteró de lo que estaba pasando aquí abajo… —suspiro—solo lo supo cuando vio a mi madre con el tridente, pero no comento nada, supongo que me lo diría en algún momento, pero… ya no pudo hacerlo.

Y de nuevo el silencio.

—Lo amabas… ¿no?

—Mas que a mi vida.

—Aunque sabias que nunca podrían estar juntos. —porque el jamás lo hubiera permitido, no solo porque era un Cecaelia, sino porque era su familiar, su primo… era algo inconcebible.

—Eso nunca fue un impedimento para mí, me enamore de él apenas nos conocimos porque fue el único que me trato como un igual y no como un prisionero y aunque sabía que nunca podría estar con él no me importo, pero, de todas formas, ya no importa, el ya no está…

Una vez más el silencio se apodero el lugar, esta vez más doloroso, más triste y melancólico que los anteriores que solo habían sido tensos debido a la poca relación que tenían.

— ¿Sufrió? —se animó a preguntar, aunque estaba clara la respuesta si recordaba la penitencia que había puesto en el contrato.

—Mucho. —no le servía mentir, tenía que ser honesto con el Rey de todas formas, ya no había motivos para no serlo…

El silencio se apodero de nuevo del ambiente, una vez mas el rey lloro en silencio, Yuu no dijo nada, lo dejo llorar probablemente el no pudo hacerlo al tener que consolar a su pueblo y a sus hijas.

Pareció una eternidad hasta que el rey se levantó, agradeció a Yuu por su honestidad y se fue de ahí.

Yuu volvió a ser prisionero en el jardín de coral, donde permanecería el resto de sus interminables días, reviviendo recuerdos con el castaño, después de todo, eso era lo único que le quedaba…

Y en cuanto a Akira.

El despertó en su cama alterado, apenas abrió los ojos grito el nombre del castaño, los sirvientes intentaron calmarlo, pero el chico insistía en buscarlo, negándose a creer lo que había pasado era verdad.

Se sintió aun mas confundido pues la gente alegaba que no conocían en ningún Kouyou, incluso si Akira hablo con Tanaka que fue el testigo de toda su historia juntos, el hombre mayor le aclaro que nada de eso había ocurrido, que el se había casado con una joven princesa del reino vecino que tuvo que volver a su hogar para arreglar los tratados de paz y comercio entre ambos reinos.

El pelinegro no lo podía creer, no podía ser cierto que todo fuera parte de su imaginación, Kouyou era real el estaba convencido de ello.

El Rey no salió de su habitación en los siguientes 7 días, los desayunos los dejaba casi intactos de no ser por el agua o jugos que bebía, no quería salir de esa habitación porque ahí estaba todo lo que le recordaba al castaño, las conchas y caracoles en el tocador, su ropa en el armario, incluso la bolsa de tela donde estaba su pequeño saquito con oro…

Si Kouyou no había existido ¿de donde había sacado esas cosas?

¿Por qué la habitación seguía oliendo a él?

¿Por qué dolía tanto si anda fue real?

Si todo había sido un sueño ¿entonces porque lo recordaba todo tan nítido?

Había muchas incógnitas que por lo general resolvía durmiendo, en sus sueños podía revivir todo lo que había vivido con Kouyou incluso su trágico final…

Pero eventualmente y con el paso de los días, todo se iba volviendo mas y mas borroso, por mas que el tratara de recordarlo…

Hasta el punto en que esas nítidas memorias pasaron a ser nada.

La vida en la tierra volvió a tomar su curso cuando el rey por fin salió de su habitación como si nada, Kouyou dejo de existir, nadie lo recordaba en la tierra, como si nunca la hubiera pisado, como debió de ser desde el inicio.

Y a pesar de que todo parecía estar igual, el rey nunca pudo volver a ser el mismo, porque incluso si lo borraron de su mente, nunca podrían borrar ese vacío que sentía en el corazón, por que por mucha magia que existiera en el mar, en el tridente o en la sangre de una raza, el amor que Akira tuvo por Kouyou fue tan puro y real, que no podría ser borrado de su pecho incluso si el ya no recordaba nada.

Fin.

Notas finales:

Bueno eso fue todo, creo que la mayoria ya se intuian que esto iba a terminar tragico :u

antes de que quieran matarme, en este fic nadie me influencio a terminarlo asi, desde el principio yo tenia la idea clara de que tenia que terminar mal, para este no pense en un final bonito porque simplemente no habia oportunidad de uno, la trama se desarrollo asi y asi se va a quedar.

es triste, pero "realista" hasta cierto punto.

Gracias por acompañarme hasta aqui <3

llevaba mucho timepo sin publicar un fic largo y se siente bien volver a hacerlo <3

tengo un par de fics largos ahi guardados y listos para publicar pero creo que me tomare un tiempesito antes publicar alguno para que se recuperen de este golpe, digo, no es como que sea la gran csa, digo, es un fic xD pero aun asi, creo qu ela mayoria me conoce y todo lo que hago es demasiado rosa a veces jaja xD

de nuevo, gracias por acompañarme hasta aqui.

Las amomo ^^/ <3


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