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Parte de él... por Shima_Suzuki

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Notas del capitulo:

Ya llegue :u

El camino al palacio fue en un cómodo silencio a la luz de la luna y las estrellas, Kouyou trato de recuperar su mano, pero al parecer el príncipe no tenía planes de soltarla, suspiro levemente, no le gustaba mucho el contacto “innecesario”, supuso que lo tomaba así para evitar un “escape”.

Cuando llegaron le presento a la mayoría de los sirvientes que estaría viendo por el castillo, le ofreció una habitación y ropa limpia para dormir y un cambio extra para que se vistiera por la mañana después de un baño, ya que no le veía ningún otro cambio de ropa.

Kouyou estaba maravillado con la amabilidad de la gente y con el diseño de todo dentro del palacio, le recordaba bastante a su hogar en el mar, la estructura era la misma, claro que aquí había demasiado muebles y cocinas y adornos que bajo el mar no tenían porque simplemente no los necesitaban.

—Si necesitas algo más puedes tocar la campanita que está en la mesita de noche, conecta con la sala de servicio así que vendrán de inmediato—dijo Akira apoyado en el marco de la puerta.

—Gracias por tu hospitalidad Akira—le sonrió amable.

—Siempre se tiene que ser amable con los visitantes—dijo encogiéndose de hombros—Puedes quedarte el tiempo que necesites ¿bien?

—Si claro, gracias…—dijo tomando la ropa para poder entrar a bañarse.

—Entonces… ¿te veo mañana?

—Si no tienes nada que hacer supongo que si—sonrió.

—Es un trato entonces, te enseñare el pueblo como es debido ¿vale?

—Está bien.

—Pon tu ropa en la cesta, vendrán por ella para lavarla ¿de acuerdo?

—Si gracias—sonrió.

—Bien, hasta mañana.

—Hasta mañana—entro al baño y Akira salió del cuarto.

La tina la preparo el, no estaba dispuesto a dejar que alguien lo viera desnudo, coloco el jabón mientras la tina se llenaba, sería la primera vez que se bañaría en “agua estancada”, dado que en el mar, simplemente colocaban una pasta de algunas flores marinas en su cabello la dejaban actuar unos minutos y la enjuagaban sin ningún problema, para la limpieza de su cola y aletas solo bastaba con una mascarilla a base de algas que después de unos minutos luego se quitaban.

Definitivamente era una experiencia muy diferente a lo que estaba acostumbrado.

Después de quitarse la ropa y dejarla en la cesta, cerró las llaves y se adentró en el agua, estaba en la temperatura adecuada así que se relajó.

Después de un par de minutos con los ojos cerrados, comenzó a lavar todo su cuerpo, tenía conocimiento de muchas de las cosas que había en el mundo humano debido a los libros que encontraba en los barcos hundidos, sabía qué hacer.

Después de al menos una media hora, dado a que estar dentro del agua le gustaba bastante al tener dos piernas, salió ya limpio, se secó con las toallas que había en el baño, su cabello con una pequeña y el cuerpo con la que noto más larga, después se colocó la ropa para dormir, un camisón blanco que le llegaba hasta los tobillos, según él esto era ropa para señoritas pero que más daba, supuso que no había ropa masculina más que la del príncipe y esa no se la podrían dar.

Se recostó en la cama, muy suave y esponjosa, rodo por ella y abrazo una almohada, sonrió, era raro, diferente y a la vez fantástico, no se comparaba con su cama en el mar que realmente era una almeja gigante vacía, rellena con helechos marinos para simular un colchón y una cobija de algas tejidas para cubrirlo.

Se acomodó mejor en la cama y apago la lámpara que había en la mesita de noche, después cerro los ojos y trato de conciliar el sueño, aunque realmente lo dudaba, estaba muy emocionado, tenía mucha curiosidad ahora sobre las cosas que habría dentro del palacio.

Claro que su cuerpo si estaba cansado, todo el día se la paso caminando así que sin que se diera cuenta se quedó dormido.

..

.

Las cortinas de su cuarto fueron corridas rápidamente, el sol le dio directo en la cara, por eso se despertó.

— ¡Buenos días! —dijo Akira bastante contento y ya vestido.

—Buenos días…—dijo Kouyou aun con los parpados cerrados pero sentado en la cama, la luz lo había lastimado un poco.

—Tu ropa ya está limpia y el nuevo conjunto que prepare para ti hoy está en ese sillón de ahí—señalo hacia el sillón donde una camisa azul, pantalones negros y zapatos cómodos le esperaban—cámbiate rápido que el desayuno se servirá dentro de poco, tenemos muchas cosas que hacer hoy.

— ¿Tenemos? —lo miro.

—Bueno, tengo, pero tú me vas a acompañar así que apresúrate—y sin más se fue del cuarto.

Kouyou se levantó de la cama, camino hacia la ropa y entro al baño a cambiarse.

Se quedó pensando un poco, mientras se cambiaba con lentitud, amarro su cabello en una coleta baja y cuando salió se encontró con que la cama ya estaba tendida y su ropa del día anterior ya estaba en la cama, dejo el pijama doblada en la cama, tomo su bolsa-donde estaba su bolsita con sus monedas de oro-, y salió bajando las escaleras con calma, se sintió un poco perdido pues no sabía dónde estaba el comedor.

Una de las sirvientas se le acerco y lo guio a donde Akira y su consejero ya estaban sentado, discutiendo algunas cosas con las cartas de navegación.

La sirvienta aclaro la garganta.

—El joven Takashima ya está aquí.

Akira levanto la vista de las cartas y sonrió, en verdad se veía muy bien.

— ¿Y quién es este joven, Akira? —pregunto su consejero, el señor Tanaka, un hombre ya algo mayor pero aun así fiel a su trabajo en el palacio.

—Oh si…claro, no te lo presente—dijo aun sonriendo, se levantó y fue con Kouyou el cual aún estaba en la entrada sin atreverse a pasar, tomo su mano y lo acerco con ellos a la mesa. Para el señor Tanaka no pasaba desapercibido el brillo en los ojos del joven príncipe. —Él es Kouyou Takashima, un viajero que estará aquí por un tiempo.

—Oh, así que un viajero—sonrió el hombre— dígame jovencito ¿de dónde viene usted?

Kouyou no supo que responder, nunca se le había ocurrido que decir en dado caso de que alguien le preguntara, de hecho, no tenía pensado que alguien le preguntara más allá de su nombre o de lo que quería comprar.

Akira también lo miro, cuando lo conoció, nunca le pregunto de dónde venía, pero ahora tenía curiosidad.

—Mi hogar se encuentra en una tierra más allá del mar, señor—dijo simplemente.

—Vaya, un viajero del mar entonces, no es como otros que son de pueblos vecinos—al parecer el hombre se quedó satisfecho con la respuesta ya que dirigió su mirada de nuevo a las cartas de navegación que estaba mirando.

Para Kouyou fue un alivio que no preguntara más, se sentó junto a Akira ya que él lo guio justo al asiento que se encontraba a su lado.

El desayuno no tardó mucho en llegar, sirvieron pan, leche, huevos hervidos, fruta, jugo, mermeladas y jaleas de varios sabores.

—Sírvete—le dijo Akira Kouyou—nosotros tardaremos un poco más con esto, puedes empezar.

—Ah…claro—dudo un poco, pero comenzó a servirse para después comer, mirando atento que estaban haciendo.

—Creo que la mejor ruta seria esta mi señor…—dijo Tanaka señalando algunas cosas en la carta.

Akira miro con atención y Kouyou también, el conocía de sobra el mar y bien sabía que lo que el hombre señalaba era todo menos una buena ruta para un barco.

—Disculpen…—se ganó la atención de los dos hombres—Si lo que quieren es una ruta segura para sus barcos, yo les recomiendo esta—se levantó de su asiento aun con un pan con mermelada en la mano y la señalo con el dedo. —Se de lo que hablo, es una ruta segura—dijo al ver las miradas incrédulas de ambos hombres, a ellos nunca se les hubiera ocurrido pasar por ahí.

—El viene de una tierra más allá del mar, así que de viajar supongo que sí sabe—dijo Akira.

—Confiaremos en su palabra entonces, analizándolo un poco, me doy cuenta de que tiene razón joven—sonrió Tanaka.

—Gracias Kou—dijo el príncipe sonriéndole.

—No es nada—sonrió y volvió a sentarse y continuo con su comida.

—Eres bueno—sonrió.

Kouyou solo le sonrió y siguió comiendo, los otros dos le acompañaron poco después de preguntarle acerca de más rutas que seguir.

 

~

 

Cuando el desayuno termino y Akira atendió unos asuntos más dentro de su palacio, salió junto con Kouyou en una carroza, tenía que hacer un par de cosas en algunos puntos alejados del pueblo para lo que sería su viaje.

— ¿A dónde iremos? —pregunto Kouyou al ver por la ventana, había varias carretas que los seguían.

—Iremos por unas mercancías para transportar en el barco al cual le escogiste la ruta, por cierto—sonrió.
—Ah bueno—se acomodó en su asiento. Sería una buena oportunidad para conocer más.

Pasaron un rato en silencio mientras la carroza avanzaba, Kouyou miraba por la ventana, Akira solo lo miraba fijamente, de verdad que era una belleza a la vista, eso le hacía dudar un poco ante sus preferencias sexuales, pero bueno ¿Qué tenía de malo experimentar algo nuevo? Había visto doncellas muy hermosas en el pueblo y algunas princesas de los reinos vecinos, pero… nada comparado con el joven que tenía sentado frente a él, decidió entonces hablar.

—Sabes, tengo mucha curiosidad por saber más cosas sobre ti…

Kouyou aparto su vista de la ventana para posarla sobre el pelinegro frente a él, le sonrió gentilmente, él no podía revelar nada de su vida, y la verdad no tenía cabeza ahora para inventarse respuestas como la de la mañana.

—No soy mucho de contarle mi vida a la gente ¿sabes?

— ¿Ni siquiera a un futuro rey?

—No me quedare tantos días como para tenerle esa confianza.

— ¿Cuándo te vas?

—El domingo de esta semana.

—Entonces tengo solo hasta el viernes para ganarme tu confianza para que el sábado me digas cosas sobre ti y puedas irte libre el domingo—sonrió— ¿Aceptas el reto?

—Veamos qué tan bueno eres—sonrió y volvió a concentrarse en la ventana.

Akira sonrió, este chico, realmente era una persona interesante.

El camino de nuevo se sumió en el silencio, aunque no duro mucho pues ya habían llegado, ambos bajaron encontrándose con la cabaña donde estaban los cargamentos de madera que se llevarían, Akira hablo con el hombre que estaba aún cortando madera, le dio un saco de monedas de oro correspondiente a lo que se llevaría y sus hombres comenzaron a cargar el material en las carretas que llevaban.

—Entonces lo que transportas ¿son materias primas?

—Pues, si, básicamente, es lo que mayoritariamente trasporto, aunque también llevo productos alimenticios, armas…cosas así.

—Mm ya…—mirando el lugar— y después de aquí ¿a dónde iremos?

—Con el herrero, tengo que llevar también un cargamento de espadas.

Entonces a Kouyou se le prendió la lampara de ideas, un herrero tenía que trabajar con fuego para calentar el hierro…o sea, FUEGO. Algo que nunca en su vida había visto en su máximo esplendor.

Cuando terminaron de cargar, ambos subieron de nuevo a su carroza, no quería mostrarse ansioso pues “se supone” que el ya debería de conocer el fuego porque “se supone” que él era una persona normal que viajaba a los pueblos.

Recalcando el “se supone”.

Claro que Akira si noto un poco ese cambio de actitud, lo notaba un poco ansioso a pesar de que trataba de mostrarse tranquilo, en fin, no le dijo nada para no incomodarlo.

— ¿Y a donde lo transportas? —pregunto Kouyou de la nada para tratar de hacer conversación y bajar un poco su ansiedad por conocer el fuego, aunque ya lo había visto en las lámparas del castillo –pues todas eran de aceite- no era lo mismo que verlo al rojo vivo, además de que no podía abrir las lámparas para tocar, todas tenían un seguro especial por lo mismo, para evitar accidentes.

— ¿Qué cosas? —lo había agarrado distraído.

—Tus mercancías ¿A dónde las transportas?

—A todas partes donde las pidan—sonrió.

—Mm…—volvió su vista a la ventana.

El viaje siguió y pronto llegaron con el herrero, bajaron a paso lento, o bueno eso le parecía a Kouyou, no podía echar a correr para ver, así que tuvo que resistirse.

Cuando llegaron Akira comenzó a hablar con el herrero, las espadas ya estaban listas, pero tenía un pequeño problema con el “encargo especial” del príncipe, puesto que para cuando fuera el día de su coronación necesitaría una espada de oro y plata con diamantes ya que todos los reyes anteriores a él tenían una y estas se colocaban en el gran salón del palacio.

Claro que de esto Kouyou no escucho nada, estaba mirando el lugar de trabajo del herrero, había muchos materiales por todos lados y la caldera estaba encendida.

Solo tenía que acercarse lo suficiente para sentir el calor que emanaba de ahí.

Tan intenso.

Su mano se acercó lo suficiente como para que una llama lo tocara, el ardor de su carne hizo que un quejido saliera de su boca y retirara rápidamente su mano, tanto el herrero como Akira se giraron para verlo y rápidamente auxiliarlo, no era una quemadura como para preocuparse, pero si vendaron su mano.

— ¿Se encuentra bien joven? —pregunto el herrero.

— ¿En qué demonios estabas pensando al meter la mano ahí? —pregunto Akira entre molesto y preocupado.

¿Qué iba a contestar a eso?...

Fin del capítulo 3.

Notas finales:

Ya me voy uwu ~


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