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Parte de él... por Shima_Suzuki

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—Lo siento…—dijo agachando la cabeza.

— ¿En que estabas pensando? —dijo Akira aun con la mano del castaño entre las suyas.

—Yo…yo no—se vio interrumpido por el herrero, el cual traía un ungüento para las quemaduras, el al dedicarse a eso ya había tenido varios accidentes.

—No importa, no hables y quédate quieto…—dijo el príncipe ya con el ungüento en la mano para ponérselo.

Kouyou se quedó callado, ardió levemente cuando la crema toco su piel quemada, pero lo resistió, no dolió tanto como cuando se quemó, miro al pelinegro, se veía concentrado en lo que hacía, no entendía ¿Por qué estaba tan preocupado? ¿Por qué más específicamente estaba preocupado por él? Noto que pronto el príncipe envolvió su mano de nuevo ya con el ungüento en ella para mantenerlo.

—Gracias…

—No vuelvas a hacer nada estúpido ¿okey? —dijo Akira tomándolo por los hombros.

—Yo no—lo volvieron a interrumpir.

—Promételo...

Kouyou no sabía ni como sentirse, para él no había sido algo estúpido, él estaba investigando, saciando su curiosidad, pero al parecer en el mundo humano, meter la mano en el fuego si es bastante estúpido, suspiro y luego miro al príncipe, se podía notar la preocupación en su rostro, pero seguía sin entender ¿Por qué se preocupaba por él? Vale que fuera su invitado, pero eran completos desconocidos, bien que, si uno se preocupa por sus invitados, pero no a tal extremo.

Después de que los ayudantes cargaran las espadas en las carretas Akira mando a Kouyou a la carroza, él tenía que seguir viendo el asunto de su espada.

El castaño se sintió regañado, estaba como niño castigado, suspiro y se apoyó en el asiento, no entendía porque de las actitudes del príncipe y eso lo estaba frustrando, el por lo general lograba entender muchas cosas, pero esto estaba completamente fuera de su entendimiento.

No le quiso dar más vueltas al asunto, se quedó callado cuando Akira subió de nuevo a la carroza para ya irse a su siguiente destino, pudo notar que tenía una lista larga de cosas por recoger, si se ponía a pensar puede que estuvieran fuera todo el día.

— ¿A qué hora comeremos?

— ¿Ya tienes hambre?

—Tengo más sed...

—En un rato pasamos por el encargo de lino y vamos a comer a algún lado ¿bien?

Kouyou solo asintió.

Y su viaje siguió.

..

.

~

Ya era de noche, habían ido a comer a un pequeño restaurante que habían encontrado, después fueron por más cargas de materiales y terminaron regresando al castillo, Kouyou se fue con una de las sirvientas para que le atendieran la mano como era debido, por suerte la quemadura no fue de gravedad, había sido solo superficial y no generaría ámpulas ni nada, solo el ardor de su piel, lo mandaron a bañar con cuidado de que la quemadura no estuviera muy expuesta al jabón, cuando estuvo limpio y vestido con la pijama bajo de nuevo con una de las sirvientas y le aplicaron otro ungüento que tenían , le vendaron la mano y lo dejaron irse.

Aprovecho que Akira no estaba para vigilarlo, así que comenzó a explorar el palacio, era bastante bonito, tomo una de las lámparas de aceite y camino por todo lo que era la planta baja.

Caminando poco, encontró una sala de estar amplia con muchos retratos y una chimenea apagada, se detuvo a observar cada cuadro, personas que nunca había visto en los libros así que supuso que serían familiares de Akira, había muchos trofeos también en la sala, no supo bien de que, supuso que de algunas competencias. Salió de esa sala y continúo su camino.
Se encontró con la cocina, el salón de baile, el comedor, 3 escaleras que llevaban al segundo piso, el camino que llevaba a las caballerizas, también una puerta que se podía notar que llevaba al jardín, pero estaba cerrada con llave, entonces subió las escaleras de nuevo, la mayoría de las puertas que abría eran cuartos y más cuartos para invitados, también se encontró con “La sala del Rey”, estaban los cuadros de todos los que habían sido gobernantes del pueblo en que se encontraban, la capa, espada y coronas eran diferentes para cada uno, todo hecho de oro, plata y múltiples joyas, camino a paso lento para mirar de cerca todo, llego hasta un lugar vacío, donde supuso que iría pronto el retrato de Akira y su respectiva capa, espada y corona. Salió de ahí en silencio y continúo caminando.

 

— ¿Han visto a Kouyou? —pregunto el príncipe una vez estuvo libre de lo que eran sus deberes como futuro monarca.

—Después de curarle la mano lo dejamos en su habitación mi señor—dijo la sirvienta haciendo una reverencia.

—Bien, gracias—le sonrió a la sirvienta y subió a las habitaciones, la de Kouyou era la más cercana a las escaleras principales así que subió por estas.

Toco la puerta, puede que estuviera ya durmiendo, no recibió respuesta así que entre abrió un poco para ver si se encontraba dormido, llevándose la sorpresa de que ni siquiera estaba en su cama.

Se preocupó ¿Dónde estaría? ¿Se habría ido ya? ¿Y sin siquiera despedir ese o agradecer? Entro al cuarto y se topó con la sorpresa de que las cosas del castaño seguían ahí, su ropa, su bolsa y el pijama no estaba así que tenía que seguir en el palacio.

Salió del cuarto y comenzó a recorrer lo que era el segundo piso, no debería de estar muy lejos.

Mientras tanto Kouyou ya se había encerrado en un cuarto, más específico, había encontrado la biblioteca y se encerró a leer ¿Por qué Akira no le había dicho que tenía esa gran cantidad de libros? No lo sabía, pero ya había encontrado su mina de oro y no la dejaría irse, había muchos libros de muchísimas temáticas diferentes, incluso había libros escrito en otros idiomas que no lograba entender del todo, muchos barcos se hundían sin importar de donde fueran, ya había visto antes algunos de los lenguajes que había en varios libros de la biblioteca, pero no los comprendía del todo así que no se aventuró a tomarlos.

Akira seguía recorriendo los pasillos del palacio, era bastante grande, pero después recordó la forma en la que conoció a Kouyou.

La biblioteca.

Sin perder tiempo corrió hacia la biblioteca que había en el palacio, no tenía idea de si estuviera ahí, solo era una corazonada, Kouyou no sabía dónde estaba la biblioteca de la casa, aun así, fue.

Y se llevó la sorpresa de encontrar al castaño tan tranquilo leyendo a pesar de ya ser tarde para estar despierto.

—Kouyou…

El castaño en cuestión se asustó, estaba muy concentrado en su lectura.

—Akira—solo sonrió.

— ¿Qué haces aquí a estas horas? Ya es tarde—se acercó para sentarse a su lado.

—No podía dormir, así que me puse a pasear por tu palacio y me encontré con la biblioteca ¿Por qué no me dijiste que tenías una?

—Nunca me lo preguntaste—se río.

—Bueno—dijo cerrando el libro y sonriendo, dejo el libro en la mesita al lado donde había apoyado la lámpara que se había llevado.

Akira lo tomo con cuidado de la mano y lo guio hasta su recamara de nuevo. Le deseo las buenas noches y lo dejo dormir.

Con Kouyou en la cama y Akira apoyado aun en la puerta cerrada ambos soltaron un suspiro por diferentes razones, pero fue un suspiro. Akira se fue poco después, el castaño se dio cuenta porque la luz bajo a su puerta se había ido.

Se sentó en la cama sin saber cómo sentirse o que pensar, para cuando el sol saliera ya sería el 3er día fuera de agua y se sentía un poco raro, no sabía bien cómo explicar la sensación, pero algo pasaba con sus piernas.

Camino al baño y cerró la puerta con seguro, empezó a llenar la tina.

Se sentó en el borde a esperar, mientras su mano jugaba con el agua, cuando ya estuvo al nivel correcto, se quitó la ropa y entro sin importarle que estuviera fría, él ya estaba acostumbrado, era un tritón después de todo.

Sintió alivio al tener su cuerpo de nuevo rodeado por agua, aunque claro, no se sentía bien del todo, sus piernas aún se sentían raras, aunque ya no tanto como cuando estaban secas.

Sin saber muy bien porque, empezó a tararear, mientras jugaba con el agua, una costumbre de las sirenas y tritones, muchas ocupaban su voz para llamar a los marinos y comerlos, otras simplemente para comunicarse con los animales marinos, pero en este caso, no era ni la una ni la otra, el solo comenzó a tararear por la nostalgia, no es que no estuviera feliz, realmente su padre lo había hecho muy feliz con el poder salir a conocer la tierra de los humanos, pero extrañaba el mar.

Extrañaba a sus hermanas.

Extrañaba a Takanori, tenía tantas cosas que contarle, pero tendría que esperar hasta el domingo para poder verlo.

Akira estaba en su habitación aun trabajando en la ruta que su barco tomaría mañana por la mañana.

Entonces lo escucho.

Aunque suave, muy claro tarareo, y le pareció la melodía más hermosa que había escuchado en mucho tiempo. Sin pensarlo mucho dejo lo que hacía y comenzó a caminar, siguiendo la canción, se sentía algo hipnotizado, como si su cuerpo se moviera solo, termino chocando suavemente con la puerta de un cuarto.

Este golpecito ayudo a que se diera cuenta de lo que hacía, agito un poco la cabeza y cerró los ojos, luego noto que estaba frente a la habitación e Kouyou, que de ahí mismo provenía el tarareo.

Iba a tocar, pero el tarareo se detuvo, escucho atento, un momento de silencio y después una puerta abriéndose, escucho pasos y después el sonido de la cama.

Mejor regreso a su habitación, ya mañana le preguntaría que había pasado.

..

.

Esta vez no fue el sol en su cara lo que lo despertó, esta vez despertó por sí mismo y eso fue lo raro, se sentó en la cama y se estiro, camino a la ventana y abrió las cortinas, apenas y estaba amaneciendo lo cual indicaba que era muy temprano para estar despierto, pero la verdad era que el ya no tenía sueño. Miro por la ventana con más detalle, las carretas ya estaban partiendo para irse a el puerto para que el barco zarpara lo más rápido posible, se extrañó un poco pues Akira tendría que ir ¿no? pero ¿y él? No se podía quedar en el palacio sin Akira, eso sería estarse aprovechando de él ¿no?

Bajo rápido por las escaleras, algunas sirvientas ya estaban despiertas y cuando lo vieron correr hacia la salida aun en pijama lo detuvieron.

— ¡Takashima-san! ¿Qué cree que está haciendo? —pregunto la joven preocupada al ver lo alterado que estaba.

—Yo, yo tengo que…Akira, bueno yo—estaba algo nervioso, tenía que hablar con Akira para decirle que se iría de una vez, no podía estar en el castillo si el príncipe no estaba, a él lo habían educado y definitivamente quedarse en la casa de tu anfitrión sin que el este es de muy mala educación.

—El Príncipe tiene que hacer un viaje de negocios, me pidió que le dijera que no se preocupara, que podía quedarse aquí el tiempo que necesitara, de todas formas, volvería para dentro de 2 días y que esperaba verlo aún, no se preocupe todo está bien—dijo la joven sonriéndole para clamarlo y por lo visto lo logro, Kouyou necesitaba escuchar eso.

—Bien…—suspiro aliviado.

—Iba a decírselo cuando despertara, pero no me imagine que despertaría tan pronto, lo siento por alterarlo así joven Takashima.

—Lo siento, yo tampoco sabía que me iba a levantar tan temprano…—se rio un poco.

—Ya que está despierto ¿le gustaría desayunar algo?

—Sí, claro—le sonrió amable.

La sirvienta se lo llevo, le sirvió un desayuno completo, un omelette, fruta picadita, jugo de su preferencia, pan tostado y diferentes mermeladas, Kouyou comió todo con gusto junto a los sirvientes-ellos comen a esa hora para después atender al príncipe y a los invitados que tenga-.

Después de la comida, le entregaron nuevas ropas para cambiarse. Kouyou subió a su recamara y se cambió después bajo de nuevo, supuso que el jardín ya estaría abierto.

Y en efecto, cuando llego esa puerta estaba abierta, entro sin pensárselo dos veces, descubrió entonces un bello y enorme jardín, tenía una fuente en el centro y muchos tipos de flores diferentes, se quedó maravillado, solo las había llegado a ver en libros, pero ninguna real, se acercó a mirarlas todas, y olio la fragancia de cada una, algo que disfrutaba desde que llego eran los olores de todo, en casa nada tenía olor...

No supo cuánto tiempo se quedó, pero fue el suficiente como para que una de las sirvientas lo levantara del césped para decirle que ya era la hora de la comida, fue con ella mirando el jardín con anhelo, pero sabía que no se podía quedar ahí.

Después de comer subió de nuevo a la biblioteca del palacio, se quedaría ahí, leyendo muchos de los libros que había-y que podía entender-esperando…

Esperando a su regreso.

No podía simplemente irse sin agradecerle su hospitalidad, de todas formas, cuando el llegara ya sería momento de irse, la incomodidad en sus piernas cada día era más, así que era probable que la magia de su padre debido al contrato firmado se estuviera acabando.

Bueno, él había firmado a conciencia después de leerlo, sabía que pasaría, pero no sabía que sería un proceso lento, día con día, sus piernas se irían secando hasta el punto en que ya no podría caminar y seria forzoso volver al agua.

Todo para asegurarse de que cumpliera con su palabra.

Podría ser cruel, pero así eran los tratos con su padre, todo o nada, él lo quiso todo y por eso esas condiciones tan duras, pero podría con ello, aun le quedaban 4 días.

4 días y tendría que volver al mar.

Y después tendría que esperar 3 semanas para poder salir al mundo humano de nuevo.

 

 

 

Fin del capítulo 4.


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