*-*-*-* Locura de Amor*-*-*-*
Capítulo XII
— No sé de que estás hablando — Dice Steve, unos cuantos segundos después de salir de su estupor.
Pero cuando está mirando por todos lados del salón, como si estuviera buscando una vía de escape de esa peligrosa conversación, un pequeño cuerpo se acerca más a él.
— No te hagas el idiota — Ese bonito y molestozo dedo empieza a picar el amplio pecho del alfa.
—No entiendo de que hablas. Creo que el cansancio te está afectando.
—¿Cansancio el primer día de clases siendo media mañana?, sí claro — Los enormes ojos color miel eran adornados por una par de cejas fruncidas. —No me quieras ver la cara de idiota. Dime tu maldito nombre.
— Tony te estás conf...
—¡Ahora rubio! — Dijo empujándolo suavemente, pero el rubio se dejaba hacer dejando al castaño manipularlo a su antojo, llegando a chocar sus caderas contra una de las mesas por esos pequeños empujones. — Quiero tu nombre, y lo quiero ya.
Capitán mueve la cabeza con enojo y gracia a la vez, amando ver a su omega como una fierecilla, mostrando control y dominación, más finalmente salió un suspiro de sus labios, rendido ante la astucia de esa pequeña cabeza, gira su rostro hacia un lado sin poder pensar en una manera de escaparse de esta situación en respuesta siente las manos de su omega, ásperas por el trabajo de mecánica en su taller y con herramientas, pero para el rubio esas manos son perfectas, las siente dirigiendo su rostro para que le haga frente la mirada de Tony.
Tan bonito.
Después de tanto tiempo, tanto alfa como omega volvían a conectar miradas, tan cerca, tan intimas, una mirada que expresaba muchas cosas a la vez. Capitán no puede evitar alzar la mano y acariciar esa suave mejilla tan cerca a él, disponible a sus toques.
—Dime tu nombre, fortachón. — Susurra cuando el deportista se estaba acercando inconscientemente a sus labios.
Sin esperar mucho, Steve carga al chico y lo alza para sentarlo en una de esas mesas de concreto del salón de química, poniendo de esa forma ambas miradas a una altura parecida. Tony lo escucha suspirar una vez más antes de que el rubio se dignara a responderle por fin la pregunta que tantas veces había estado repitiendo, el pequeño castaño no puede evitar pasar las manos en esos rubios cabellos, tratando de darle confort a la persona que fue su primera pareja y de la que seguía tan malditamente enamorado.
— Me llamo Capitán. — Susurró, Tony alzó una ceja por tan peculiar "nombre" — Tenía siete años en aquel entonces —Responde a su muda pregunta —La palabra capitán me parecía perfecta para mi papel, autoritaria, fuerte.
Capitán recuerda como veía en esa vieja televisión en su casa de pequeño, como mientras su padre le gritaba a la gente de la tele, el asomaba su pequeña cabeza para poder apreciar un poco del juego. El capitán del equipo de fútbol americano salía en la pantalla, fuerte, grande musculoso e imponente, ante los ojos de un pequeño Steve, ese alfa era lo que él quisiera ser en el futuro. Para su psicóloga no fue una sorpresa que capitán fuera el primero en aparecer en su vida.
—¿Dónde está Steve, fortachón?
Capitán frunce el ceño y Tony no duda en darle caricias a su atractivo rostro, tratando de suavizar sus expresiones.
—Yo soy el que está al mando, Tony. — El alfa llena sus pulmones con una fuerte respiración — Steve está dormido y yo estoy tomando el control últimamente.
Tony frunce el ceño, sumamente confundido por lo que escucha, él no sabía mucho del tema de personalidades múltiples, pero según tenía entendido, si la personalidad principal, perdía el control del cuerpo (mientras más ausente se encontrara) significaba que no estaba mejorando, que estaba mal o simplemente su tratamiento no estaba funcionando.
Sin dejar de acariciar el rostro de piel dorada de su ex, Tony mira nuevamente esos serios ojos, tan iguales y diferentes a la vez, se encontraban estóicos y de un tono más oscuro al normal.
—Capitán, necesito hablar con Steve— Dice calmado, tratando de no alterarlo.
Capitán había demostrado que no había forma en que le hiciera daño a Tony, unas simples palabras, una orden del pequeño omega y todo su enojo se disipaba, capitán era rudo, fuerte, serio, pero principalmente era un protector nato, por lo que a Tony no le molestaba para nada el hecho de que el alfa rodeara su pequeña cintura con sus brazos, buscando más de sus caricias, más del contacto con sus manos.
— Vamos, fortachón — Volvió a hablar el castaño — Necesito hablar con el cachorrito de labrador.
Esas palabras le hicieron mucha gracia al alfa, estando completamente de acuerdo en la comparación. Más no quería ceder el control, no cuando por fin podía estar como él mismo con su omega nuevamente en brazos.
—¿Acaso yo no te gusto? — Su ceño rubio se frunció ante la idea.
Más lo que recibió en respuesta fue una risa de burla del joven omega.
— Creo que me haz metido la lengua suficientes veces hasta mi garganta como para pensar que realmente puedes no gustarme.
Steve se hubiera avergonzado, esquivado su mirada con las orejas rojas y el rostro caliente, pero el alfa frente suyo hizo todo lo contrario. Acercó su cuerpo, hasta estar casi completamente apoyado en el pecho ajeno y el agarre en su cintura se hizo más fuerte y fijo. En el rostro una sonrisa de autosuficiencia emergió, totalmente complacido con la respuesta del pequeño omega.
Era tan diferente a Steve.
— Entonces volveré por otro de esos besos.
Y dándole un suave rose a los belfos contrarios, el enorme alfa se tambalea por unos segundos, buscando estabilizare con la ayuda de Tony aún sentado en la alta mesa de química.
La transición ante los ojos de Anthony fue fascinante y demasiado obvia, el serio rostro del rubio suavizó sus facciones, el azul en su mirada se aclaró notoriamente y la seriedad y picardía fue reemplazada por una confundida mirada, los ojos de su rubio habían vuelto, Steve era el que lo tenía en brazos y un suspiro de deleite salió del efebo, finalmente estaba viendo de nuevo a su dulce y tierno alfa que el joven Stark amaba.
La confusión pasó a ser una tristeza abrumadora, cuando Steve se dio cuenta de la situación en la que estaba, quien se encontrba entre sus brazos dándole sutiles caricias a su rostro.
— Bienvenido de nuevo, Steve — Susurra el castaño.
Tony quiere consolarlo, su omega, aquel que siempre anda medio adormilado, quiere hacer sentir mejor al rubio, pero no puede. Anthony no sabía como usar sus feromonas, y con su olfato atrofiado, no podía aprender por instinto del mundo que lo rodea, tanto él como su lado omega se sentían sumamente frustrados de lo poco que podían hacer en ese momento, pues las feromonas de un omega tenían la posibilidad de calmar tanto a cachorros tristes y asustados como a los más fuertes alfas enojados, era una herramienta sumamente poderosa que Stark no podía utilizar.
El rostro del alfa se entierra en el suave abdomen de su omega, ocultando su rostro y la frustración que sus expresiones reflejaban, con el alma un poco rota le empieza a narrar a su omega exactamente lo que él padece y como en los últimos meses todo se le está saliendo de control.
No entiende porqué está pasando, pero ya no está mucho tiempo en la superficie, más que en los estudios donde necesitan su presencia con regularidad, pero si hace algo para alterar a su psicóloga intentando llamarla o cosas por el estilo rápidamente Capitán toma el control, esas cortas vacaciones navideñas habían sido una tortura para su entorno ahora solitario, se había aislado un poco de sus amigos, poniendo de excusa que debía subir algunas notas, solo yendo a clases y los entrenamientos.
—Hace tanto capitán no salía tan seguido. — Su voz cual susurro resuena en el aula.
Tony mira el reloj, suspirando al saber que estaba llegando tarde a su próxima clase, pero no podía dejar así al rubio, no cuando se veía tan necesitado, tan roto, no podía comprender como un alfa de casi dos metros de altura podía verse tan voluble, tan frágil, pero así lo sentía Anthony en esos momentos.
Las caricias en esa rubia cabellera le daban un leve consuelo a Steve, pero ahora, que capitán le había permitido salir, solo por petición del castaño, es cuando debía aprovechar, su convicción se hizo más fuerte y pensó en la seguridad de su omega.
Capitán no le preocupaba, el problema era a quién estaba obedeciendo, era él, Steve lo sentía dentro de su pecho, él estaba intentando volver a salir, tratando de controlar su cuerpo y mente. Sabía que apenas lo hiciera, apenas lograra su cometido, la seguridad de Tony peligraba.
— Tal vez — Volvió a hablar en voz baja.
Alzando su cuerpo y mirando los preocupados ojos color avellana.
—Dime Steve.
—Tal vez lo mejor si es alejarnos Tony.
La mirada herida del omega caló hondo en el corazón del rubio, pero no podía dar marcha atrás a su decisión, todo era por el bien de su pequeño.
— Es lo mejor, bebé— Susurró.
Luego se acercó a rosar suavemente esos bonitos labios rosados, amando la textura y como el omega correspondía sin duda alguna. Fue un beso suave que para Tony tuvo un sabor desagradable a despedida.
Cuando el alfa se separó y las pestañas largas del omega revolotearon, solo pudo ver como Steve se alejaba e iba en dirección a la puerta del aula, abriéndola para dejarlo solo, cerrándola sin mirar atrás.
"El no estará contento Steve, pero creo que es lo mejor"
Continuará...