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Solo un poco confuso #5 KangTeuk por Chulixxx

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KangIn había sido el rey, el general, el villano, el héroe galante o el dragón, mientras que él era su leal compañero.

De niño, no le había importado. Como un chico de veintidós años, se resentía, porque los viejos hábitos difícilmente morían y todavía no había encontrado la forma de dejar de seguir a KangIn alrededor como si fuera un crecido cachorro, ansioso, hambriento por una palmadita en la cabeza.

Había una razón por la cual a su padre le disgustaba tanto KangIn, y no era la procedencia de clase media de éste.

Papá odiaba que alguien más tuviera una mayor influencia sobre su hijo.

- Denny.

La presión del pulgar de KangIn aumentó ligeramente.

Suspirando, cedió y miró a su amigo.

Un surco arrugó la frente de KangIn.

- ¿Ha estado presionándote otra vez?

Casi se echó a reír. KangIn no sabía ni la mitad.

Su padre siempre lo presionaba, pero él no necesitaba Saber eso. Sólo se enojaría, se pelearían por ello, luego, inevitablemente, se arreglarían pasados unos días, porque eran terribles para funcionar sin el otro; Siempre lo habían sido.

- Demián no tiene derecho de pedirte esto. - dijo KangIn, con una mirada dura. - Es tu padre, no tu dueño. Toda esa cosa del compromiso es jodidamente arcaica y ridícula.

Dennis sacudió la cabeza con una sonrisa suave.

KangIn no lo entendía.

Nunca lo hizo, sin importar cuántas veces había intentado explicárselo. Era una de esas pocas cosas que ellos no comprendían sobre la vida del otro.

Supuso que no era tan sorprendente, considerando lo diferente que eran sus contextos y educación.

KangIn tenía cinco hermanos, cuatro hermanos y una hermana y todavía recordaba lo extraña que le pareció la familia de su amigo, cuando lo había llevado a su casa por primera vez hace tantos años.

Había sido un choque cultural.

De niño, había vivido en grandes mansiones toda su vida, el único heredero de una enorme fortuna, mimado y consentido por todos a su alrededor.

Por el contrario, los chicos Kim habían vivido en un pequeño piso y no había habido suficiente dinero para malcriar a ninguno de ellos.

No ayudaba que el padre de su amigo hubiera muerto poco antes de que Dennis conociera a KangIn, y que la salud de la madre de su amigo no fuera buena.

Toda la familia había dependido básicamente del hermano mayor de KangIn, que se había convertido en el jefe de la familia a la edad de dieciséis años.

Sabía que Zhou Mi había dado su mejor esfuerzo, trabajando horas extras para asegurarse de que sus hermanos menores no necesitaran nada.

Mayormente lo había conseguido, pero durante años, las cosas habían sido difíciles para los Kim, y todos ellos habían crecido rápido, porque tenían que hacerlo. 

Todavía recordaba lo embarazoso y avergonzado que se sintió por tenerlo tan fácil cuando vio la casa de KangIn por primera vez.

Pero el dinero no podía comprarlo todo.

Habría dado cualquier cosa por tener una familia tan bulliciosa y unida como KangIn.

Dennis amaba a los Kim. A estas alturas eran una segunda familia para él. A veces se sentía más cómodo con la familia de KangIn que con la suya.

No era que no amara a su propia familia.

Lo hacía.

Estaba agradecido por lo que tenía. Su familia podría no ser tan cálida y unida como los Kim, pero sus padres lo amaban, él lo sabía.

Ellos no eran el problema, el apellido lo era o mejor dicho, lo que significaba ser un Park.

Los Park eran una de las familias nobles más antiguas de Gran Bretaña.

Los reyes murieron, las guerras se libraron, los sistemas políticos cambiaron, pero los Park permanecieron, invariables y orgullosos, ricos e influyentes, cercanos consejeros de primeros ministros y de la Familia Real.

Estaban de hecho emparentados con la Familia Real su padre era el undécimo en la línea de sucesión. Quien no nació como un Park, no podía entender lo que significaba.

Ni siquiera KangIn, quien era tan cercano a él como podría serlo un gemelo. Tal vez, especialmente KangIn.

- Papá no está obligándome a nada. No es tan malo como crees.

El gesto en la cara de KangIn permaneció duro y sin expresión.

- Claro. Sólo te ha llenado con esa mierda del deber familiar desde que eras un niño.

- Me gusta Amy. - dijo Dennis. No era una mentira. No le gustaba menos que cualquier otra chica. Dennis sonrió. - Y ella no actúa estúpidamente a tu alrededor, lo cual es bueno para variar. No sé qué ven todos en tu fea cara.

KangIn debía sonreír y caer de nuevo en su habitual humor fácil.

Pero no lo hizo. Su expresión no cambió.

- Te mereces más que un matrimonio arreglado con una chica que "te gusta".

- El matrimonio de mis padres también fue arreglado por mis abuelos.

KangIn se rió entre dientes.

- No llamaría al matrimonio de tus padres precisamente feliz.

Dennis lo fulminó con la mirada.

Los ojos de su amigo se suavizaron.

- Lo siento. - dijo, apretando ligeramente la nuca del rubio. - Fue un golpe bajo.

Dennis bajó la mirada a la mesa.

- Solían ser felices. - Bueno, tal vez eso era exagerar. - Recuerdo al menos que se llevaban bien cuando era un niño. Pero entonces sucedió algo. No sé qué. Pero mi punto es, que el matrimonio arreglado no es el motivo de que sean así ahora. Me gusta Amy lo suficiente. ¿No te gusta a ti?

Haciendo un ruido frustrado, KangIn abrazó el cuello de Dennis, otra orden silenciosa para mirarlo, y Dennis lo hizo.

KangIn dijo:

- Sabes que odio que Demián te esté presionando con esto. No es asunto suyo con quién y cuándo te cases. Pero es seguro como el infierno que tampoco necesitas mi aprobación. No tiene que importarte un carajo nada de esto, a menos que la quieras. La opinión de tu padre no importa, pero tampoco la mía, tonto.

- Por supuesto que tu opinión importa. - le dijo riendo. - Sería incómodo si la odiaras, porque estarás alrededor constantemente.

Odió la forma en que la última parte de la frase sonó más como una pregunta que una afirmación. KangIn, que lo conocía mejor que nadie, no se lo perdió, por supuesto.

La mirada de KangIn se estrechó.

Mierda.

Flojo.

Se estaba poniendo flojo.

- Denny...

- ¡Aquí están ustedes dos!

Una voz familiar interrumpió lo que KangIn diría.

En parte aliviado y en parte molesto por la interrupción, intrusión, su voz interior no pudo dejar de susurrar, volteó hacia la novia de KangIn, él soltó su cuello.

Arin estaba sonriendo mientras tomaba asiento al otro lado de KangIn. Ella realmente era una chica encantadora: pelirroja, piel suave y bastante tranquila, no del tipo tras el cual KangIn solía ir.

- Hola, nene. - dijo inclinándose para besar la comisura de la boca de KangIn. - ¿Me extrañaste?

- Te dejé hace media hora.

Contestó pero la estaba acercando para besarla apropiadamente. Estaban en un lugar público, pero eso nunca lo detuvo.

Dennis envolvió sus manos alrededor de su vaso de té y miró fijamente la superficie oscura del líquido.

- Papá no estaba. - explicó luego de once segundos, sonando un poco falta de aliento. - Así que pensé en unirme a ustedes. No te molesta, Dennis, ¿verdad? Odiaría ser el tipo de novia que no deja que su novio pase tiempo con sus amigos.

Dennis sonrió cortés, todavía mirando su té. Ya estaba frío. Tal vez debería conseguir otro.

- No, no me importa.

Como si pudiera decir algo más.

Miró a la pareja.

Arin estaba acurrucada contra KangIn, la cabeza sobre su hombro, su delgada mano sobre su pecho.

Dennis sonrió de nuevo y se levantó.

- Me estaba yendo de todos modos.

KangIn apartó los ojos de su novia el tiempo suficiente para fruncir el ceño.

- ¿Te vas ya? Pero si acabo de llegar.

- Mi horario de almuerzo casi termina.

Porque conduje cuarenta jodidos minutos para encontrarme a almorzar contigo. Y llegaste tarde, porque enredarte con ella era más importante para ti, y ahora ella está alejándote de nuevo.

Se mordió la lengua, odiando esa amargura que no podía evitar sentir. No era así. No lo era.

- Es una pena. 

Dijo Arin, viendo a KangIn con corazoncitos en los ojos.

Pero KangIn estaba mirando a Dennis, la amargura reflejada en su boca.

- No creas que nuestra conversación ha terminado.

Dennis puso los ojos en blanco con una sonrisa y suspiró.

- Déjalo ir, amigo. En serio, eres como un perro con un hueso. No es un rasgo de personalidad atractivo. Arin, díselo.

- Dennis tiene razón. - dijo, tomando la mano de KangIn. - A veces puedes ser demasiado insistente. Si alguien no quiere hablar de algo, debes respetarlo.

- Lo respeto. Pero Denny no es alguien cualquiera.

- Denny está retrasado para volver al trabajo. - poniendo un billete de cincuenta libras sobre la mesa. - Y Denny realmente no puede llegar tarde.

- ¿No trabajas para una empresa de tu familia?

Preguntó Arin.

Una risa frágil dejó sus labios.

- Por eso es por lo que no puedo llegar tarde. Los veo más tarde, chicos.

Encaró enérgicamente hacia la puerta, esperando que KangIn lo dejara en paz.

Pero por supuesto que no lo hizo.

Lo alcanzó fuera, antes de que pudiera llegar a su auto.

- ¡Denny!

Suprimiendo un suspiro, puso una expresión neutral y se volteó hacia KangIn.

- Realmente estoy retrasado...

- Escúchame, estúpido. - dijo KangIn, con una mirada oscura y dura. - No estoy seguro de lo que está pasando por tu cabeza últimamente, pero no hagas nada estúpido, ¿de acuerdo? No aceptes los planes de Demian sólo porque crees que tienes que hacerlo.

KangIn levantó sus manos para acunar el rostro del rubio.

Se quedó quieto, con el corazón martilleando mientras que KangIn lo miraba intensamente a los ojos.

- Te mereces más. Mereces casarte con alguien que te vuelva loco. Alguien que te ame por ser tú. No por tu dinero ni por tu apellido, sino porque eres la mejor persona que conozco. - le sonrió torpemente. - Estar enamorado es jodidamente genial, de hecho. Mereces encontrar a tu Arin.

Denny se preguntó si realmente le dolería más si KangIn le metiera un cuchillo en el estómago y lo retorciera lentamente. Creía que sonreía. Esperaba que estuviera sonriendo. Su rostro le dolía, así que debería hacerlo.

Dijo:

- Claro que lo haré. Nos vemos más tarde, amigo.

Se sorprendió por lo absolutamente normal que sonó su voz.

Sonrió de nuevo y se giró.

Se dirigió hacia su coche.

Entró.

Cerró la puerta.

Puso las manos en el volante.

Su garganta trabajó cuando intentó tragarse el doloroso nudo en su garganta. No lo logró. Un sonido terrible y estrangulado escapó de su garganta.

Su pecho comenzó a pesarle.

Presionó las manos en sus ojos y aspiró, y exhaló.

 


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