Ligera y perspicaz mirada era la que una peculiar persona mantenía con mucha cautela, entrecerrando sus ojos rasgados de color medio amarillos frunciendo un poco la mirada y lamiendo lentamente sus labios por dejar volar su imaginación de más.
La fruta en proceso de maduración estaba dando sus primeros destellos de avance en el día caluroso que era.
Patadas, piruetas, sudor. Eran las descripciones que el mago diría si le preguntasen que era lo que tanto observaba con tanto interés.
El pequeño niño de mirada desafiante y de grandes ojos daba todo de sí pateando un árbol que se encontraba frente a él. Ya llevaba haciendo lo mismo por varias horas y se notaban recién los signos de cansansio.
—¡¡Debo seguir!! - Exclamó y siguió. Tenía qué, era su meta. Un largo camino le esperaba para recuperar su nen y debía esforzarse al máximo. Costase lo que costase, claro, si quería volver a buscar una nueva meta en su vida el nen era un utensilio básico.
—Oooh~ Gon, jamás me cansaré de ver esa mirada decidida~❤️ - Gimió Hisoka, el cual no estaba informado de la situación que pasaba su pequeña fruta; solo pasaba por un bosque debido a una misión que había acordado con Illumi y que sorpresivamemte se encontraba cerca de Isla Ballena, pero Hisoka tampoco sabía que Gon vivía ahí. Al verlo sólo se le quedó observando a una distancia considerable, debía controlarse. Pero si seguía mirando tanto probablemente le darían ganas de quitarle ese espíritu luchador en ese momento y aplastarlo, dejarlo sin ninguna razón de vivir para al final acabar con su vida.
Con tan solo pensarlo se le hacía agua la boca.
Mientras que el pequeño Gon, ajeno a tales pensamientos psicópatas decidió tomar un descanso, tirándose en el suave pasto y respirando agitado con las mejillas levemente rojas del cansansio, su pecho subía y bajaba de manera rápida y errática.
Hisoka volvió en sí y lo miró.
Su sonrisa no desapareció, al contrario, se volvió una más terrorífica y ancha, afilando su mirada y dejando salir sin querer un poco de su aura asesina.
—No creo que haga daño hacerle una visita~ ♣️ - Habló para sí mismo desapareciendo entre los árboles, apareciendo en un santiamén al lado del pequeño niño el cuál no reaccionó a tiempo y se llevó un gran susto por ver el rostro de Hisoka frente a él de la nada.
—¡Wahh! - Gritó y se levantó dandole un cabezazo a Hisoka quien gimió por el golpe. —¡Hi-hisoka! - Exclamó poniéndose en guardia alejándose lo suficiente de aquel mago quien se relamió los labios, no hacía más que disfrutar de lo que su precensia imponía, reflejandolo claramente en las expresiones y acciones de Gon. "No estoy en condiciones para pelear." Pensó el pequeño intentando no verse demasiado débil frente al psicópata. —Ringo-chan~ ❤️ Que agradable encontrate nuevamente. - Su sonrisa retorcida hizo a Gon sentir un horrible escalofrío. El mago alzó su dedo índice moviendolo en círculos y Gon pudo entender luego de bastante rato que estaba usando "bungee gum", lastimosamente no podía verla por no tener nen. Fue arrastrado violentamente cayendo en los brazos del mayor, Gon se asustó, su vida corría peligro en ese momento. —oya oya... Te has vuelto un poco lento, Gon. - el mencionado apenas y se había dado cuenta que estaba siendo cargado por uno de sus grandes y marcados brazos. —¡S-Sueltame!- Exigió empujando el pecho de Hisoka en vano, pequeñas gotas de sudor caían por su frente, aparte de la actividad física que hacía, eran por sentir algo de miedo, no había olvidado las palabras de Hisoka la última vez que lo vio. El mago notó su miedo.
"—La próxima vez que nos veamos, lucharemos a muerte. -"
Gon intentó patearlo y darle puñetazos, mientras esas palabras resonaban en su cabeza. Sin tener nen él era un conejo indefenso siendo la presa de un lobo hambriento.
El mayor agarró sus manos inmovilizándolo, acercándose a su rostro, el azabache cerró sus ojos temblorosos, esperando un golpe o tal vez la muerte, que nunca vino.
Sintió algo húmedo en su mejilla moverse. Abrió lentamente sus ojos viendo cómo Hisoka lamia esa zona lentamente, se sonrojó por la peculiar acción totalmente inesperada. —Me di cuenta de que no tienes nen, por eso ¿Tan asustado? - Hisoka se encontraba serio y Gon sintió un terrible escalofrío recorrerlo. La gran mano del hombre mayor acarició su mentón lentamente. —Y-Yo... - Quiso hablar pero Hisoka lamió de nuevo, solo que esta vez su frente por la cual resbalaban gotas de sudor de forma descomunal. El moreno se encontraba bastante perplejo por todo lo inusual que estaba ocurriendo.
No había sido golpeado ni amenazado.
Solo... Lamido.
Y aunque eso sonase turbio, era lo que sucedía en ese momento. Hisoka siguió, pero está vez bajo hasta su cuello, abriendo un poco el cierre de su chaqueta verde y haciéndose camino por el cuello alto de la prenda, besándolo de forma suave y lenta. —Hi-soka... - Jadeo Gon cuando mordieron suavemente aquella zona. Su rostro enrojeció cuando la mano del mayor se coló en su playera blanca, tocando su abdomen y acariciando sus pesones suavemente. Gon se estremeció dando un pequeño gemido pues lo estaban tocando de una forma que jamás se imaginó.
—Espero que recuperes tu nen, pequeña manzana~ o si no... - Hisoka de un momento a otro mordió brutalmente su cuello haciendo a Gon gritar de dolor, escapandosele casi al instante pequeñas lágrimas de sus orbes marrones. —Atente a las consecuencias~♣️- El pálido gimió cuando vio la sangre de su manzana escaparse por la zona donde había mordido, no se contuvo por lo que lamió y chupó hasta dejar todo como antes. Gon lloraba, realmente dolía.
Sus pesones fueron nuevamente acariciados. —No llores pequeño~ ❤️ que me dan ganas de volver a hacerlo. - Gon se sorvió la nariz y miró con el ceño fruncido al mago de mirada afilada. Odiaba verse intimidado y miedoso, y lo peor era que no podía hacer realmente nada para evitar lo que sucedía.
La mano blanquecina atrapó su mejilla y la acarició con extraña suavidad. — Eres interesante Gon, y estoy seguro de que lograrás recuperarlo. Por lo pronto, solo reza para que no nos volvamos a encontrar hasta el día de nuestra siguiente y última batalla ♣️ - Hisoka miró los ojos de impotencia de Gon, por un momento los ojos brillantes que vio en su última pelea perdieron su característica y ahora sólo eran orbes doradas opacadas de furia.
Hisoka retuvo un jadeo cuando Gon le dio un puñetazo de la nada , no se lo esperaba y su guardia la había bajado al ver que tenía total control sobre él.
El mago sabía perfectamente que el niño delante suya era alguien que no pensaba en las consecuencias de sus actos y eso no iba a cambiar en esa ocasión.
Gon aprovechó lo que hizo y se alejó lo suficiente como para estar a una distancia considerable. —¡No pienses que te tengo miedo! - Exclamó mientras sentía un líquido tibio salir de su cuello. — Solo me agarraste en un mal momento. - susurró más para sí mismo desviando la mirada solo un mili segundo antes de volver a ver a un Hisoka con una sonrisa que pondría los pelos de punta a cualquiera. — ¿Creés que no lo sé? ❤️ - La pregunta descolocó a Gon por un momento. — Eso es lo que más me gusta de ti. ♣️- Hisoka fue rápido y de un momento para otro acorraló contra un árbol a la pequeña y jugosa manzana, presionando su garganta con una de sus cartas abriendo más la herida que su mordida dejó. — Aunque será mejor que intentes ocultarlo un poco más conmigo ¿no lo crees? ♠️- Menciona observando el frágil cuerpo del menor temblar al ver la carta de Hisoka apunto de revanarle el cuello. La respiración errática de Gon y el sudor de los nervios y del miedo hicieron que el mayor se excitara nuevamente.
Se alejó del niño, revolvió sus extraños cabellos y se agachó a su altura, besando sus labios por un segundo. — No lo olvides, ringochan, te estaré esperando. ❤️ - después de decir aquello sonrió de forma tétrica, desapareciendo cuando Gon recién salió de su shock.
Sus piernas temblorosas no pudieron más y cayó al suelo, miró el cielo de tarde.
— Sigo temblando.