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Especial De Parejas Del Fic "Un Papá Para Kiki" por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Hola mia terrones de azucar, ¿Como estan? Espero que esten bien. 

Lean, disfruten y comenten.

Nos vemos abajo. 

---De vuelta a la parejita---

-Debo admitir que cocinas realmente bien- Decía esto, mientras acomodaba levemente su máscara de abajo.

-Gracias, aunque fue gracias a ti, que me diste esos concejos- Devoraba el ultimo pedazo de Harumaki.

-Jajajajajaja, casi no hemos comido todo- Observaba los recipientes vacíos sobe el pequeño mantel.

-Él tiene la culpa, ¿Para qué se va?- Sonríe triunfante –Si quiere algo de comer ahora tendrá que preparárselo el mismo, no soy su gato- Cruzas los brazos delante de él, mostrando una posé de indignación.

-Jajajajajaja Aioria eres demasiado gracioso-

Aunque no pudiera ver su rostro, estaba haciendo uso de su imaginación, para pensar en cómo luciera con la bella sonrisa que estaría portando.

-Oh, mira Marin- Saco una cajita del fondo de la canasta

-¿Qué es eso?- Ladeo levemente la cabeza, inspeccionando lo que podría contener ese recipiente de color azul.

Pensó un momento, recordando haberlo visto con anterioridad.

Asintió –Es un postre que Aioros me dijo que por nada del mundo tocara hasta llegar aquí- Sonrió maliciosamente, le gustaba llevarle la contra a el mayor de vez en cuando -¿Qué te parece si lo abrimos y nos lo comemos?- Declaro ante la propuesta dicha.

Negando suavemente –No Aioria… Si tu hermano dijo que no debías abrirlo, no lo hagas. Tal vez sea algo especial para el- Sonaba algo preocupada, entendía que cuando algo se le metía a la cabeza al León, muy pocos hacían que la dejara pasar.

-No pasara nada, después se lo repondré- Destapo aquel objetó, y se sorprendió lo que contenía. Miro con toda la atención del mundo -¿Qué es esto?- Saco una hoja de papel, perfectamente doblada en forma de un corazón.

No le doy mucha importancia, dejándolo de lado sobre el mantel.

-¿Qué clase de broma es esta?- Se notaba algo molesto.

En cambio la peli rojiza, tomo ese papel, era muy bonito tenía un tono similar al de su armadura, le intrigo un poco, así que con curiosidad desdoblo aquello.

No era propio de ella, echar vistazos a objetos que no le correspondían, pero algo le indicaba que debía hacerlo.

Sostuvo aquello completamente abierto, y empezó leyendo algunas letras escritas. Si no fuera por esa mascara, se daría cuenta el Quinto guardián del santuario que aquello estaba muy cercano a él también.

Noto lo callada que se había puesto mientras leía esa nota -¿Pasa algo? ¿Qué es lo que dice?-

La mujer no contesto, pero sus orejas se tornaron sumamente rojas, las manos temblorosas, no pronunciaba palabra alguna.

Esto tomo de raro al muchacho, por ende trato de alcanzar la hoja de papel, siendo sostenida fuertemente por las manos de la chica.

-Aioria…- Llamo por lo bajo, al sentir como él quería tomarla.

-Marin… ¿Estas bien?- No era normal que actuara así.

-¿Qué significa esto?- Se puso de pie, mostrándose impactada.

-¿Qué cosa? No lo sé…- Se levantó igual, ahora si… Esa hoja debía tener algo que molesto a Marin y mucho.

Apretando la hoja con sus dedos, dejo escapar un suspiro –Si esto es una broma de tu parte, la considero de pésimo gusto-

La cara del Griego, no compendia nada, en todo este tiempo no sabía que estaba escrito -¿De qué hablas? Por favor… Que es lo que dice?-

Se notaba enojada, aclara un poco su voz, para leer –Razones por las que Aioria de Leo se enamoró de Marin de Águila…- Levanto su rostro -¿Quieres que continúe?-

Por un momento el color de su piel se fue, dejándolo completamente pálido, al tiempo que reacciono, ahora sus mejillas estaban rojas, de vergüenza.

-Me gusta que sea tan terca en sus decisiones. Es bastante hermosa aunque no pueda ver su rostro. Desearía logra quitarle la masara, para que se…- No pudo seguir hablando, sentía tanta pena, y disgusto.

Se quedó de piedra en su lugar, ella estaba conociendo sus sentimientos, que había tratado de ocultar todo este tiempo, en una simple hoja de papel.

Un hilo de recuerdos se vinieron a su mente, sabiendo que anteriormente esas palabras las había dicho...

Exactamente cuando Aioros le pregunto sobre ¿Cómo se le declararía a la joven?

Le quedo claro en ese momento, todo fue planeado por su hermano para que pudieran estar a solas y aprovechara.

Mas ahora la mujer, leía aquello y no le aprecia nada bueno.

-¡¡¡ESTO ES UNA BURLA!!!- Hizo bola aquella carta, arrojándola a la cara del hombre.

Atrapo el papel, pero se encontraba muy angustiado por la situación –Marin, de verdad no entiendo que sucede, por favor… Escúchame esto…

-Eso es una mentira ¿Verdad?- Preguntó, con los brazos cruzados, parándose de perfil.

-No, bueno… Si… Digo… Es que… Esto…- Estaba tan nervioso que no podría sonar coherente.

Suspiro decepcionada –Lo sabía… A ti te gusta más Lyfia…- Empezó a caminar de regreso al santuario –Creo que Aioros te jugo una buena broma, dile que la siguiente vez, no me meta en esto por favor- Se sentía mal, sabía que ese león, no era capaz de hacer algo tan cursi a propósito.

En su mente era el resultado de una mala broma de parte de Sagitario.

Leyó la carta por completó, de manera rápida, entendió todo… Eran sus sentimientos plasmados, pero parecían más una forma de burla que de amor en sí.

Cambiaron sus palabras sin duda.

Rápidamente se giró para ir tras ella, sujetándola del brazo antes de que se alejara.

-¡¡¡MARIN DÉJAME EXPLICARTE TODO!!! No es lo que piensas- Miraba para todos lados –No es nada que ver con lo que de verdad siento-

Arrebato su brazos, no le gustaba que la tomaran por sorpresa de esa forma –Lo se… Tú estás enamorado de esa joven Asgardiana- Bajo su mirada, agradecía que la máscara no demostrara su verdadero rostro y el control en su voz le salía a la perfección.

Niega con un gesto desesperado –No, para nada… ¿Que tiene que ver Lyfia?- Suspiro preocupado –Marin, no me gusta, ni me interesa ella. Solo fue una persona que conocí y ayude, en cambio tu… Eres mi amiga…- Trago saliva, lo haría total, ya estaba metido en problemas por su hermano –No… Eres más que una simple amiga…-

Cerro sus ojos dejando escapara un suspiro muy profundo, sostuvo a la joven por los brazos, abrió sus ojos verdes ante ella -¡¡¡ME GUSTAS MUCHO MARIN!!!-

En su mente, el mejor movimiento que podía tener y hacer, era grítale en la cara al caballero femenino lo que sentía, todo avergonzado, rojo, casi temblando de la pena. Pero su valor como caballero le dio la fortaleza para continuar.

-¿Es enserio?- Ella estaba igual de apenada por aquella circunstancia, nunca lo había tendió tan cerca como esa vez –Pero… Esa hoja lo que dice…-

-Fue el idiota de Aioros… le pedí que me… Dirá algunos concejos y esto fue lo mejor que se le ocurrió- Sus mejillas estaban tan rojas por la confesión y ahora platicarle el modo de operación para esa situación.

Ella comenzó a reírse levemente, el acontecimiento le aprecia sumamente bizarro, lindo y adorable a la vez.

Bajo su mirada, haciendo un leve puchero, soltándola de igual forma… Posiblemente y sin duda alguna estaba luciendo como un tonto en esos instantes.

-Marin… Si yo no te agrado de esa forma… Solo… Dímelo… Pero no te reías por favor- Desvió su mirada a una roca lejana, no quería verla a la “Cara”.

Negó con la cabeza aun riendo –No, Aioria… Eso no era lo que quería decirte… Es que…- Si él se había atrevido hacer aquello… ¿Por qué ella no continuaba? –Tú también me gustas jajajaja- Puso sus brazos detrás de su espalda, sujetados por las manos.

-¡¡¡¿ENSERIO?!!!- Su rostro mostraba una sonrisa radiante, ya podía morir en paz si tuviera que pasar.

Ella no lo mostraba, pero estaba muy feliz, asintió con la cabeza –Si, me gustas Caballero dorado de Leo.

Sin poderlo creerlo, pero emocionado ya, su ilusiones se pudo hacer realidad por las ideas tontas de su hermano.

Abrazo a la joven, rodeándola con sus brazos por la cintura, para cargarla de esta forma y acércala a su rostro.

¿Sería muy descortés de su parte quitarle la máscara para darle un beso?

Ese fue sus pensamientos, mas no hubo eso esta vez.

Los diez pedazos de papel que llevaba ella guardando, cayeron al suelo de manera vistosa, llamando la atención de ambos.

-Y ¿Esto qué es?- Bajando a la chica, para tomar algunos de ellos.

-Los encontré por el camino ¿Alguna otra idea de Sagitario?- Cuestionó divertida.

Toco su cabeza, como si ya tuviera alguna migraña –Lo más probable es que si-

Abrió algunos poniéndolos en el suelo –Tienen algunas líneas que no tienen sentido alguno… ¿Lo ves?-

Este también hizo la misma acción, dejando todos abiertos a la par las diez piezas, las líneas no conectaban entre sí.

Pero mientras más lo vieran, podrían tener una respuesta.

Dos cabezas piensan mejor que una.

Ella presto toda la atención del mundo, aquello le intrigaba, pero hubo algo que la hizo reaccionar –Mira… Estos dos se conectan de esta forma- Junto esas dos pistas, formando un simbolismo de Kanji, de donde ella es originaria –Re…-

-Es un rompecabezas- Declaro el Griego.

-Creo que si-

De igual forma, ambos trataron de juntar las palabras correctas, bueno más bien ella… Pues él no tenía mucho conocimiento de la forma de escritura tradicional del sol naciente.

Cuando pudieron ver la frase o más bien la pregunta, ella se quedó meditando un segundo, ya descifró que significaba, pero ahora eso le estaba causando problemas internos.

-¿Qué dice?- Él estaba ms curioso, por la posible idea ridícula de su hermano.

-Es una pregunta- Estando de rodillas frente al papel compuesto por más pequeños –Dice… ¿Quieres ser mi novio?- Se mostraba seria.

Pero la pregunta no pasó desapercibida, por el chico… No entendía el Japonés muy bien, pero… Si era de verdad eso que estaba escrito o que ella no estuviera, pronunciándolo bien le sonaba lo más hermoso del universo.

Ella ni cuenta se había dado, que aquello fue una forma de que ella diera el siguiente paso, sin haberlo pensado.

Mas él sonrió y abrazándola de frente, sacándola de sus pensamientos.

-¡¡¡SI QUIERO!!! Y que tú seas mi novia- No cambia en su felicidad, ella le había pedido ser su novio, aunque inconscientemente ella ni en cuenta.

-¿He?- Seguía sin percatarse de lo que acaba de decir, pero de igual forma lo abrazo.

A veces situaciones que no logramos entender en el momento, pueden llegar a traernos gran felicidad a futuro.

---Aun entre los arbustos---

Sagitario, se limpiaba las lágrimas de felicidad con su banana roja –Que orgulloso me siento de ti hermanito-

En cambio el Pegaso se encontraba sonriendo emocionado, también tenía conocimiento de los sentimientos de ambos y ayudarlos un poco a declararse lo hacía sentirse muy feliz.

-Hacen una linda pareja- Se gira a ver al mayor –Fue una buena idea lo de ese rompecabezas en Japonés- Cerro sus ojos al continuar -¿Cómo lograste escribir eso en Japonés? Creí que no sabías-

Aioros, giro su cabeza en dirección de Seiya, algo sorprendido -¿No fuiste tú?- Fue la respuesta que dio.

Negó el menor con la cabeza.

-¿Quién fue entonces?- Ambos se preguntaron aquello en voz baja.

---En algún lugar cercano---

-Estamos a mano ahora Marin- Una silueta femenina, que no se distingue bien, estaba solo parada allí mirando la escena.

Tan ajena a todo, sin embargo había hecho un aporte a esa situación.

Aunque nunca sabrían quien fue en realidad.

---Tiempo después---

Obviamente, Aioros fue el primero de la orden dorada en estar en pareja con alguien, aunque al principio las burlas de parte de algunos se hicieron presentes.

Más por la forma en que Aioros contaba la historia de amor del León dorado, lo hacía apenarse tanto.

Pero esto sabía cómo constarle a cada uno…

¿Cómo fácil?

La palabra envidia, puede ser muy buena en estos casos.

El ayudo a algunos de sus compañeros de armas a también hacer sus declaraciones.

La sorpresa más grande que se llevó en su vida, después de que Marin también lo quisiera y amara tanto, fue la de su hermano siendo padre, junto a Saga… Fue algo que sin duda lo dejo pensativo desde esa vez.

Luego bodas… Todo iba tan rápido a su alrededor, ahora se daba cuenta que se estaba quedando atrás de los demás. Mas no le preocupaba tanto, cada quien a su ritmo era lo que había aprendido, de su forma impulsiva de ser.

Si fuera por el hubieran pedido bendición de Atena desde casi al principio de la declaración, mas Marin aún no deseaba contraer nupcias, era unos años más joven que él, así que prefería esperar un poco.

Acepto gustoso, la debía esperar hasta que estuviera lista, para ese paso, además que mientras podrían disfrutar su noviazgo a pleno goce.

Demos admitir que esta pareja fue más lenta que otras, tal vez obvias razones, pero así preferían las cosas un amor más a la antigua se podría decir…

Cuando fue el momento precisó, la celebración Griega se realizó, sencilla como habían sido la mayoría, no gustaban de cosas ostentosas para compartir su felicidad.

Mas Aioros aún seguía metiendo su cuchara de repente, dándole ideas cursis y bonitas a su hermano menor para que tuviera un momento especial.

La mayoría habían usado sus mejores prendas sin ser demasiado llamativas, con excepción de Mu y Shaka, que en si fueron sus ropas comunes, pero todo fue una sorpresa.

Así es… Un vestido blanco, no muy largo hasta debajo de las rodillas para la joven y una camisa y pantalón también blanco para el León.

¿Cómo paso eso?

Afrodita y Mu tienen grandes habilidades en la costura.

E hicieron aquello, aunque tuvieran que ocuparse de sus respectivos hijos pequeños.

Lo hicieron por sus amigos, que en algún momento los apoyaron.

Lo más lindo de todo… Fue el hecho del momento de cuando entregan a la pelirroja… Se supondría que solo lo haría Seiya, fungiendo como su hermano menor en ese momento, pero… Tuvo la mayor sorpresa e su vida, cuando pudo volver a ver a un muchacho de la misma edad de su alumno… Que estaba a su lado.

Así es… Aioria le tenía ese regalo especial.

Los detalles se dieron, en la ceremonia no habría mucho tiempo, tal vez después. Pero llorar el día de tu boda es un buen augurio.

Y ella lo hizo de alegría.

Bendecida su unión, la Diosa estaba realmente feliz de la cantidad de amor que podría existir en su santuario.

Todos felicitaron los recién casados.

Algunos ya estaban haciendo ridiculeces, ebrios después de todo.

Pero uno sobrio fue capaz de empezar a contar historias a todo pulmón de cómo era el leoncito dorado de bebe y un poco más grande, haciendo declaraciones muy vergonzosas.

Los bebes que para ese entonces tenían dos años y otro uno. No paso muy interesante allí, eran pequeños no recordarían nada de ello, salvo seguían lo que hacían los demás, cuando aplaudían o reían de cualquier cosa.

Al terminar aquella pequeña reunión, los recién casados, dirigieron sus pasos al quinto templo.

La mayoría de sus camaradas le dieron concejos para esa noche.

Así es… Imaginemos un grupo de los dorados en una esquina platicando con el pobre Aioria todo rojo, como tomate, imaginándose un sinfín de cosas y los otros riendo… Y Diciéndole cosas tan indecorosas que podría hacer.

Al final los golpeo a todos con su plasma relámpago.

Aquello tenía en la mente y lo tenía demasiado ansioso, no pensaba en que hacer, como actuar.

¿Debería ser cursi?

¿Debería mostrarse más conocedor del tema?

¿Guiarse por sus instintos?

Esto último le ocasionaría que su primera noche, la espera fuera mucha.

Pero era mejor seguir siendo uno mismo, no prestar atención a charlas idiotas de sus compañeros.

Una cosa era que la quería cargar hasta llegar a su habitación, lo hizo… Estaban tan nervioso y rojo…

Además que ahora si podría verle la cara.

Al tener ese compromiso, y sellarlo.

No estaba obligada a usar la máscara indicada para las mujeres caballeros del templo.

Así lo dicto Atena desde tiempos atrás.

No mentirán la vio muchas veces sin la máscara durante su tiempo de novios y sin duda era la mujer más hermosa del mundo.

Pero ahora el ser más precioso del mundo, cargada entre sus brazos, ella mostraba más determinación en su mirada, sabía lo que venía a continuación y le agradaba.

Ellos se amaban, no había por qué ocultarlo.

Beso en los labios del León, lo hizo sentirse más cómodo –No te pongas nervioso, o me harás caer- Sonrió animada.

-Sí… Es solo que…- Agradeció llegar a la entrada, empujo suavemente la puerta y la sorpresa que ambos vieron no se la esperaban.

El cuarto que competirían de ahora en adelante, estaba lleno de pétalos de flores rojizas formando un corazón en la cama, con un camino igual a la entrada, similar al que tuvieron que pasar para la boda.

Eso debió ser una idea de alguno de sus camaradas, para ponerlo más apenado de lo que ya estaba.

-Tienes buenos amigos…- Lo miro de reojo, notando lo rojo que estaba.

-Son los mejores… Pero a veces…- Otro beso le ordeno callarse.

Los labios de ella demostraban una necesidad inmensa de él.

De igual forma, este lo comenzó a abrazar firmemente, rodeando su cuerpo curveado y bien definido, acariciando su espalda que la tela cubría sutilmente.

Sus bocas deleitaban esas sensaciones, mostrándose cada vez más urgido esos labios del contacto con el otro.

Ella estiraba sus brazos por sobre los hombros de él, apoyándose para profundizar, Aioria la estaba guiando de la mejor forma posible para la cama.

Les valió en verdad aquel camino, sus pasos torpes, lo destruían.

No importaba nada, más que estar juntos.

Sin dejar de besarse, que se intensificaba cada instante más, con sus lenguas chocando, demostrando dominio entre ambos.

Tuvieron que separarse por la falta de aire, dejando un hilo de saliva conectándolos, sus miradas chocaban con una gran intensidad plasmada de amor puro y un grado que se llevaba constantemente de deseo.

Miro los marrones de la joven, acaricio su rostro, ella le parecía lo más prefecto del mundo, la había amado por muchos años y en el último tiempo pudo estar con ella, ahora sería suya por siempre y de igual forma él lo seria. Para seguir presente a su deber y formar una familia con el tiempo.

El vestido estaba siendo poco a poco bajado de los hombros, dejando expuesta la piel, beso con cuidado, acariciando con suavidad, tratando de trasmitirle lo sentía.

Toques delicados en el cuerpo femenino.

Marin se dejaba llevar, disfrutando de aquellas manos tocándola. Lo abrazaba, cercándolo a su cuerpo.

Descendía por esa piel blanca, dejando caer la prenda sobre el suelo.

El de igual forma en algún punto también se desprendió de la parte superior de sus prendas, ella fue quien lo ayudo, dándole besos en el cuello, provocándolo de alguna manera tierna aun.

Besos que estaban profundizando, aferrándose al cuerpo ajeno, atrayéndolo como se pusiera.

El Griego tocando la estrecha cintura de ella, la recostó en la cama con sumo cuidando como el ser más frágil del mundo se tratara.

Sus respiraciones chocaban, estando agitadas, sus mejillas sonrojadas, las manos atrevidas subiendo las pieles al descubierto de cada uno.

Se detuvo un instante admirarla en su totalidad, aún existía prendas que no dejaban ver su anatomía por completo, pero él se encargaría de quitarlas con delicadeza.

-Eres… Tan bella…- Besaba su cuello.

Ya había dejado algunas marcas en sus hombros.

-Aioria… Por favor… No digas… Haaaaa…- El placer no la dejaba terminaras sus frases, esos labios la estaban excitando.

Al llegar cerca de sus pechos, él se detuvo… Nunca había tocado nada parecido en su vida… tendría que ser atrevido, pero no tanto…

Su mente volvía a pensar en ¿Cómo actuar?

Sin duda un lindo chico virgen.

La expresión de casi pánico en el rostro del León, sin contar que se denotaba en sus pantalones un bulto que ponto necesitaría atención.

Ella sonrió de lado, era un poco más atrevida que el en bastante ocasiones  esta no sería la excepción.

Tomo la mano derecha del hombre, y la coloco sobre su pecho, para que lograra sentirla, quería ser tocada por él. Lo deseaba de igual forma que el a ella.

Se estaba necesitando y por la pena de ambos, no debieran detenerse si no darse valor.

-Estaré bien… Solo continua-

Ese gesto que dedico al hombre que amaba. Le dio el valor para continuar.

Que buena suerte que el sujetador se podía desprender de adelante, es aprenda de tela fina y blanca salió del escenario.

Toco con cuidado, pero no pudo seguir así por mucho, sus sentidos de depredador, sus ideas impulsivas estaban allí.

Dejo la vergüenza a otras, sus manos eran perfectas para tocarla, mientras con una estimulaba, su boca se encargaba de chupar el pezón de ella.

La águila solo gimoteó sonoramente, sujetando las sabanas entre sus manos, le estaba dando mucha vergüenza, pero placer que no dejaba paso a la lógica.

El León dorado, recorrió el abdomen con la punta de su lengua, dejando un rastro de su saliva en la piel de la joven.

Hacia el recorrido descendiente hasta la parte más privada de la doncella.

Esa delicada prenda de encaje que portaba abajo, era genuinamente sexy a los ojos del Griego.

Sus manos no pedían permiso, se dejaba llevar por sus deseos, además de que ella no reprimía los dulces sonidos desprendidos de sus labios.

Bajo con cuidado la prenda, mientras acariciaba sin permiso las largas piernas de su compañera, ella dejándose llevar, juntaba las piernas como una forma inconsciente de vergüenza.

Sus mejillas tan rojas contrastaban con su piel, levantaba la cabeza, para ver a su amado Aioria, que estaba en su labor de reclamar la piel que más había deseado en toda du vida.

Sus miradas se cruzaron, pero era una demasiado existente, él se veía como el mayor depredador de todos, jugueteando con su presa, esos ojos destilaban sensualidad para ella.

Ambos sabían lo que proseguía, pero ninguno tuvo protesta para hacerlo.

Las piernas subidas en los fuertes y bien trabajos hombros del caballero de la quinta casa.

-¿Estas listas?- Su voz ronca, con el destello de la excitación, que no poda esperar.

-Hazlo… Te deseo en mi- Esas palabras atrevidas con una voz angelical. Una combinación que hace estragos los sentidos de Aioria.

Se posicionó en su lugar, no lo negaría estaba nervioso aunque tuviera aires de superioridad, era su primera vez, seria cuidadoso… Lo más que pudiera.

Fue entrando en la vagina virginal de la joven, sintiendo su interior cálido y estrecho.

Dejó escapar un gruñido, sentía muy bien estar haciendo el amor con la mujer que había amado tanto y que siempre lo haría. Sujetaba con fuerza las caderas de ella, no quería perder más tiempo en hacerla suya, estaba dando estocadas algo suaves a fuertes en medida que aumentaba y luego baja.

Esa pelirroja gimió de puro placer, echando su cabeza para atrás, queriendo cubrir su boca. Le parecía demasiado obsceno dejar escapar su sentir con ese sonido.

-No te cubras… Quiero escucharte- Movió la mano de su ahora esposa, para que dejara escapara su nombre.

-A…Aio…Ria…- Apenas si articulaba las letras correctas, aquel nombre que repetía varias veces durante su vida y que lo seguiría haciendo.

-Me gusta escuchar… Mi  nombre… Salir de tus labios argggg…- Sentía el placer acumulándose en su cuerpo.

Habían estado haciendo esa hermosa unión por un tiempo considerable, estaban por llegar a la máxima explosión de amor.

-Arrrgggg… Ma…Rin… Voy a venir... Me…- Las mejillas del hombre estaban rojizas, agitado con su respiración y la voz demasiado ronca.

-Dentro… Te quiero…- Esos ojos dulces, que habían derramado ligeras lágrimas desde que él había empezado a jugar con sus pechos, se intensificaban los gemidos.

Ambos estaban llegando al clímax, puede que sea difícil para una mujer llegar a el orgasmo, pero si es con la persona que amas, deseas y quieres con todo tu ser, es posible hacerlo.

No se vería, si ella lo logro, pero su cuerpo lo resintió… La debilidad experimentada en esa acción, podría reflejarse en el agarre de sus piernas sobre los hombres estaba flaqueando.

El necesitaba un poco más, aun no terminaba. Pero sentía que el cúmulo de su semen pronto saldría y quería que estuviera lo más profundo en su amada.

Unas estocadas más, y libero su semilla en el interior del caballero femenino.

El lanzo un gemido ronco, le excitaba tanto ese cuerpo ajeno, que aprecia que en cualquier momento volvería a estar duro y querer hacerlo más tiempo.

Ella de verdad deseaba una ronda más, creo que ambos habían deseado tanto este tiempo que una solo vez podría no satisfacerlos a ambos.

Como dicen se veía tan inocentes, pero no querría decir que de verdad lo fueran.

Si estaban de acuerdo podrían seguir aguantando toda la noche.

El amor de un depredador y una presa, dicen que a veces no logra salir del todo bien, pero aquí se puede demostrar que sin importar que, se llega a triunfar.

Un amor de igual forma desde pequeños, que se volvió una gran amistad y aunque muchas veces se parecía demostrar que estaba allí, ambos siendo tan ciegos para negarlo.

Con algunas personas que quisieron destruir ese amor, con la fragilidad de la vida que se perdió e hizo sufrir a aun corazón fiel.

Una confusión de una segunda persona que quiso entrometerse, pero que aun así… No pudo hacerlo, pues el mantenía su deber solo a la pelirroja.

---Años después---

-¡¡¡PYRENA!!! ¡¡¡YA TE HE DICHO QUE NO SUBAS HASTA EL TECHO DE LEO!!!- Gritaba un aterrado Aioria, mirando como la pequeña, caminaba sin ningún cuidado a la orilla de la casa.

-Mira papi, estoy tan grande ahora- La inocencia de la pequeña de tres años, se dejaba ver y no media el peligro.

-¡¡¡HIJA!!! ¡¡¡YA NO TE MUEVAS!!! ¡¡¡DEJA QUE PAPÁ SUBA POR TI!!!- El león dorado, que había pasado horas buscando a su primogénita por todo el quinto templo y encontrarla en ese peligro, le estaba causando un terror mayor que enfrentarse contra cualquier enemigo.

-¡¡¡SI!!! ¡¡¡SUBE HASTA AQUÍ!!!- Miraba para todos lados y le llamo la atención, la punta del techo de adelante, así que se fue para allá.

Al ver eso, el Griego se alteró más y subió a toda prisa, tenía que proteger a su bebe, pero esa niña siendo tan intrépida e hiperactiva, era difícil controlarla.

En estos momentos de verdad deseaba tener las alas de la armadura de Sagitario, para poder bajar a su nena de estas situaciones.

El corazón se le salía del pecho, al verla caminar sin cuidado por la parte delantera del templo, si ella no se aferraba bien a su caminar, o daba un paso en falso, podría caer y no pensaría en eso.

Correr a la velocidad de la luz, le ayudaría, debía serlo cuanto antes.

Y justo a tiempo logro alcanzarla, lástima que sea hermano de Sagitario y la gravedad le guste molestar a esa familia.

En ese preciso momento Marin venia del entrenamiento que llevaba con su aun alumno Seiya, esperaba encontrara su hermosa familia, pero las cosas no suelen salir como quieren uno.

Pues el ya teniendo a su bebe en brazos, piso mal en la orilla y cayó en la entrada de Leo.

Su espalda se llevó todo el impacto, con la pequeña en su pecho, para protegerla.

Como el piso reclamaba al pobre papá León.

Todo esto lo vio el caballero femenino de Águila quedándose impresionada por lo que sus ojos veían.

-¡¡¡AIORIA!!! ¡¡¡¿QUÉ ESTABAN HACIENDO EN EL TECHO?!!!- Estaba furiosa, porque el león pusiera en peligro a su bebe.

-Marin… Mi amor… ¿Cómo te fue?- Su cara de alivio no se ocultaba.

-¡¡¡MAMI!!! ¡¡¡MAMI!!!- La pequeña sonreía al verla, estirando sus brazos, para que ella la tomara.

-Vamos mi hermosa niña- Cargándola con sumo cariño –Dejemos que papi se siga divirtiendo en el piso- La peli rojiza, siguió de largo sin importarle que su ahora esposa de poco más de tres años, estuviera con un dolor de espalda.

-Ay... Creo que necesitare un pequeño masaje- Sonrió… Sabía que aunque ella se enojara después se contentaría con todo lo que le diría de su pequeña Pyrena.

El santuario no prohibió para nada las relaciones entre caballeros, ya lo abemos de ante mano.

El pequeño fruto de ese amor, que siguió entre dos caballeros de diferentes rangos, pero de un solo corazón.

Añoraron estar juntos primero como una bonita amistad, ahora estaban unidos por la bendición sagrada de Atena, algo que en ninguna vida y alguna otra fuerza podría romper.

La unión de un poderoso León, con la habilidad de una hermosa Águila.

 

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar? Yo me encuentro super bien, ya hice algunas cosas, prepare los capítulos de mañana, y pasado, posiblemente casi ya termine el del viernes hoy y para ir adelantando. Jajajajajajajaja

Agosto se viene con sorpresas y el dibujo que ando haciendo. Para los que no sepan, estoy haciendo algo loco que ya tiene un dibujo, es como conversaciones random, pero no lo he subido a alguna plataforma, salvo Insta. Por lo tanto mas adelante planeo que lo puedan ver y leer, es para risa, jajajajaj ya saben la loca imaginación de mamá terrón de azúcar.

Me encantaron sus deliciosos postres, quiero probar todos. Tengo mucha hambre.

Se que en total debía ya tener tres capítulos de este especial, espero tenerlos listos para antes de que concluya este mes, lo tratare de hacer sin duda.

La pregunta del día de hoy es la siguiente ¿Que pareja creen que siga? Ya es fácil... Solo hay dos opciones. La ultima sera una hetero también como en estos dos últimos capítulos y ya saben quienes son. 

Por ende adivinar el siguiente especial, sera pan comido y oro molido jajajjajajaja.

Espero sus respuestas, comentarios y reclamos. 

Mil gracias a todos los que aun siguen mis locuras, en verdad espero siempre darles lecturas de calidad y que las disfruten cada vez mas. 

Ahora tengo que despedirme, pues debo hacer de comer. 

por ende me retirare temprano jajajaja y mañana sigue la tristeza. 

Mas de rato pienso probar un sushi nuevo, obvio lo pediré a domicilio a ver que tal. jajajajjaja me agrada probar cosas nuevas. 

Ammu se va. 


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