Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Único Deseo por AMMU TEIKOKU YUDAINA

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno mis terrones de azucar, espero que les guste este nuevo capitulo, lean, disfruten y comenten. Nos vemos a bajo

---Días después---

Como cada semana, fue un martirio para ambos faunos, Shion regresando mal herido en todo su cuerpo, la sangre escurriendo de el mismo, tratando de cubrirse lo mejor que podía con las ropas que en vez de decir eso, era solo tela raída, que lo lograba cubrir más que nada de su parte baja, no quería que su pequeño viera nada de que lo asustara por los moretones que ella presentaba.

Mu por su parte, trataba de cuidar de él, limpiándolo, vendándolo con misma tela de ese tipo, ambos se tragaban su dolor y tristeza, forzar una leve sonrisa cada madrugada era lo único que lograban hacer, al final el mayor lo abrazaba, tratando de cubrirlo, por la soledad que le estaba dando y no podía hacer nada.

Pero existían noches, que se podrían der eran tan escasas, aunque sea unas veces al año, no debía cumplir esa obligación tan horrorosa. Cuando ese hombre tan despiadado, salía y se divertía en otros lugares, el peliverde podía respirar con tranquilidad, sintiendo como el alma le regresaba, sin temer que algo malo ocurriera.

Y hoy era una de esas veces, había pasado la hora designada que el hombre obligaba a su fauno a ir con él, nunca irrumpió en el cuarto tan humilde que se encontraba debajo de la casa, un sótano húmedo y sucio.

El pelilila, miraba con medo esa puerta, temía que se abriera en cualquier momento, se encontraba apoyado con su espalda a la pared, doblado de sus rodillas, abrazando las mismas, con tanto terror, que su piel palidecía con cualquier sonido, lo cubría una tela tan dura y vieja que parecía manta, siendo como vestido, lo mejor que pudiera suceder.

Su padre suspiraba al verlo, le causaba tanta culpa de no darle una vida mejor, algo que no le causara tanto dolor, se odiaba a veces por haber nacido como un fauno omega, si fuera más fuerte y se enfrentara a él.

Más temía como siempre, que no pudiera hacer nada más y al final tocara a su pequeño.

Se acercó a su pequeño y lo abrazo con fuerza, atrayéndolo a su pecho, queriendo trasmitirle todo su amor y calor, para que olvidara ese medio, lo que provoco fue que al principio se sobresaltara y lo mirara con terror, pero al darse cuenta que era su progenitor, respiro tranquilo, pero las lágrimas cayeron, sobre el peliverde.

El niño solo se abrazó fuertemente, se sentía seguro en los brazos del mayor, era el único lugar que podría decir que es suyo, pero que se lo podían arrebatar como siempre.

Un sonido de pequeños golpes se escucharon de parte de esa puerta.

Acto seguido, ambos levantaron la cabeza.

Los ojos rosas, fijos en la puerta, mirando tristemente, no tendría tranquilidad esa noche, su pequeño aferrándose a él con toda sus fuerzas, ocultando su terror en él.

-Oye… Pequeño fauno… Te traje algo de comer- La voz suave de un hombre, conocido por ambos, les trajo algo de calma.

-Ese es…- El menor levanto su cabeza, le tranquilizo.

-Camus…- Musito el peliverde, el cual se incorporó, con suma dificultad, después de todo cada noche su cuerpo lo resentía al día siguiente y posiblemente para el resto de su vida.

Camino lento, hasta la puerta –Camus… ¿Eres tú?- Pregunto, por miedo a que fuera una trampa.

-Si- Abrió la puerta lentamente, dejando en las manos del fauno lo que parecía ser un plato de una sopa fría y un pedazo de pan –Lo siento… Solo pude traer esto para tu hijo-

Le sonrió débilmente, demostrando su agradecimiento –No, no te preocupes- Niega con la cabeza –Muchas gracias-

-No te preocupes por esta noche, ese hombre… Se fue- Le dijo aquello, como si fuera la información más valiosa del mundo.

Y lo era para esos dos carneros.

Asienten débilmente –Me alegro-

-Bueno, debo irme… Aun no término mis deberes- El hombre de cabellera aguamarina, y ojos azules, demostraba con ellos compasión, por ambos.

Tenía la suerte de que aunque fuera Omega, no nació fauno, por ende aunque trabajaba en ese lugar como criado, nunca lo han lastimado de ninguna forma, si insultos sin duda ha recibido, pero no eran nada comparado con lo que ellos pasaban.

Se mostraba siempre frio, ante todos por igual, no tenía muchos años de edad, era tan solo cuatro años mayor que el pequeño carnerito, pero demostraba tener una sabiduría mayor, tal vez por eso… Se compadecía del niño.

No podría ayudarlos, aunque quería, lo único que podía hacer por ellos, era darles un poco de comida a escondidas.

-Cerrare de nuevo la puerta- Suspira –Sabes que si pudiera… Yo…-

-Entiendo…- Le regalo una sonrisa –Solo…- Bajo la voz un poco –Por favor… Prométeme, que cuando muera… Ayuda a Mu a salir de aquí- Aguanto las lágrimas, sabía que existía la posibilidad, cada día los golpes eran peor.

Asiente firmemente –Así lo hare…- Cerro la puerta detrás de él, dejando de nuevo a ambos en esa lugar.

El no pedía nada para el… No le importaba lo que apsara. Pero solo rogaba que si con su muerte era suficiente para que Mu saliera de esa prisión, lo haría sin pensarlo.

Contuvo sus lágrimas, para voltear con esa comida hacia su hijo.

-Tomo mi pequeño, come- Estando al mismo nivel que el niño, le tendió ambos alimentos.

El pequeño, sujeto el pan en sus manos se sentía tan duro, la sopa se sentía un poco tibia, sabía que era lo mejor que la única persona que sentía aunque fuera algo de compasión, les podía dar.

Estiro sus piernas, posando aquel palto en sus piernas y sosteniendo el pan con la mano derecha. Miro su propio reflejo en ese alimento, se preguntaba ¿Qué hacer para que cambiara todo?

Shion por su parte, se sentó a su lado, mirando con atención a su pequeño, aunque también sintiera hambre… No le quistaría ni un bocado a Mu, el debía comer.

Suspiro tristemente, y con todas sus fuerzas, partió el pan a la mitad, se escuchó ese fuerte crujido, tendiéndolo a su padre, mostrándole una sonrisa.

-Mu… No…- Quiera negarse a aceptar, pero su pequeño le dedicaba una sonrisa con suplica, que sabía que no podría resistirse, además que su estómago comenzó a gruñir sonoramente.

Lo tomo, sentía la textura, no estaba mal aquella hogaza de pan, pero sería difícil de tragar por la dureza del tiempo en ella.

-La sopa aún se sentía algo tibia… Si ponemos el pan dentro de ella, será más fácil comerlo- Ofreciéndole ese alimento líquido, con su pequeña mano ante él.

Por un segundo se preguntó… ¿Cómo es que el sentía aquello aun con calidez, si a su tacto estaba helado?

Ese cuestionamiento, no le dio más importancia, cuando vio lo as adorable ante él.

Su hijo ofreciéndole de su pan, ya antes mojado, para que le diera el primer mordiscó, aunque sabía que él también tenía hambre.

No supo que decir y no se negaría, ver la angelical cara de su hijo, le causaba un estrujamiento en su ser, mordió aquello y con lágrimas lo mastico.

Cuando Mu era pequeño, él también lo había hecho para que comiera, ahora su hijo lo hacía con él.

Su bebe era inocente de toda esta maldad, no permitiría que sufriera más, de alguna u otra forma debía idear la manera que el saliera. Aunque con ello conllevara a su muerte prematura.

Ambos así comieron compartiendo lo poco que tenían para alimentarse.

Al terminar, dejaron el plato ocultó, no debía existir evidencia de que hubieran comido algo, cuando el amo de la casa nunca les mando nada.

Ya la noche meritaba para dormir, Mu quería dormir a lado de su padre, acurrucado con el cómo las pocas o casi nulas veces que lo lograba.

Estando apoyado contra la pared, el mayor llamo al pelilila, para que durmieran juntos, se recargado feliz en el regazo de su padre, era lo único a lo que podía llamar felicidad en este mundo.

Este le acariciaba los cabellos desordenados y aunque estuvieran algo sucios, pues normal vivir así apenas si les daba para asearse un poco.

No le importaba era su hijo, lo que más amaba en esta tierra.

-Papá…- Llamo suavemente.

-Sí, Mu- Bajo su mirada, para encontrarse con unas dulces esmeraldas.

-¿Me… Puedes contar como… Se conocieron tú y mi padre?- Esa inocente pregunta, era una que siempre pedía el niño, cuando podían compartir el lecho de sueño.

Aunque lo esperaba, no negaba que le causaba una gran emoción y nostalgia revivir aquellos meses cortos que fue feliz, desde que le habían arrebatado por primera vez la felicidad.

Sonrió, cerrando sus ojos, mostrándose fuerte –Claro que si…- Suspiro levemente, levantando su mirada, como si pidiera permiso para platicar su propia historia.

-Nos conocimos por pura casualidad… Tenía trece años- Miraba sin de verdad observa nada –Yo ya estaba encerrado en esa época paras ser vendido…- Trago un poco de saliva, recordar como habían asesinado a los suyos para capturar a los jóvenes faunos de su aldea –Era demasiado ocurrente, cuando nos vimos, me dio mucho miedo, creí que me atacaría aunque estuviera encerrado, pero…

---Flash Back---

Ahora adentrándonos a los recuerdos de aquel fauno peliverde

Recordaba con detalle, como se conocieron, el momento en que temblaba en su jaula, cubriéndose la cabeza, pensando que aquel fauno salvaje, lo atacaría, en esa noche lluviosa, que lo habían dejado a fuera, por tratar de escapar ese día.

Pero no fue así, de hecho solo lo olfateo, y el fauno tigre le sonrió.

-Oye niño… ¿Por qué estás en una jaula?- Inclinó levemente la cabeza, cuestionando aquello.

Levanto su mirada, por encima de sus brazos, aun aterrado para moverse -¿No vas a comerme?-

Lo miro extrañado el castaño -¿Comerte?- Dejo escapar una risa sonora –Jajajajajaja ¿Por qué te comería? Estas muy flaco, para que tengas buen sabor Jajajajajajaja- Aquella declaración, no le tranquilizó del todo, pero le agrado escuchar una risa que no fuera cruel.

Sonrió apenas, hacía tiempo que no tenía una mirada amiga.

El fauno tigre, le mostraba una sonrisa amigable, demostraba tener rayas en su cuerpo, pues no llevaba nada en la parte superior, solo un pantalón color café algo deteriorado, sujetado por una cuerda en la cintura. Sus cabellos castaños desordenado y algo largos, hasta los hombros, contrastaba perfectamente su piel un poco tostada con esa mirada del verde esperanza.

Dedico una sonrisa, mostrando sus dientes y obvio los colmillos que poseía –Me llamo Dohko- Inclino levemente su cabeza -¿Cómo te llamas?-

Por un momento, ver esa sonrisa, esos hermosos ojos, le parecía tan lindo. Era un joven fauno, ver una muestra de amabilidad después de tres años viviendo así, le causó un gran impacto.

-Me… Me… Llamo Shion- Dijo con una voz muy baja.

-¿Por qué estás en esa jaula Shion?- Pregunto sin más, aunque lloviera no le importaba, estaba más intrigado por el niño en ese lugar.

Suspiro, bajando su mirada –Acabaron con mi aldea hace tiempo… Y me trajeron aquí para…- Unas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos rosas, le dolía recordar.

Introduciendo su mano, por la jaula, aunque fuera estrecho el lugar, acarició sus cabellos verdes, para reconfortarlo –No llores… Creo que entiendo…- Sonrió tenuemente.

Levantando su mirada levemente, encontrándose con las gemas verdes que brillaban tan inmensamente. No pudo hablar, pero sonrió.

-¿Te puedo venir a ver otra vez?- Pregunto, entusiasta.

-¿Por qué querrías venir a verme?- No comprendía la actitud de ese fauno.

-Me caíste bien, y eres pequeño…- Callo un momento –Además, creo que necesitas un amigo- Sus sonrisas eran tan adorables que las demostraba a cada rato.

-¿Amigo?- Sus ojos se abrieron un poco, se sorprendió.

-¿Qué me dices Shion? ¿Si puedo?-

Bajo la mirada lentamente –No se… Ahora estoy siento castigado, por…- Toco levemente sus cuernos pequeños.

-Jajajajajaja ¿los atacaste?- Ríe levemente –Los cuernos de los carneros, son buenos para la defensa, pero… Si vas directo no funcionan, es mejor de lado, así los puedes lastimar con las puntas- Le explico claramente.

Se sorprendió -¿Cómo sabes eso?- Sus dulces ojos rosas se iluminaban.

-Qué lindo te ves- Declaro sin más.

Ser llamado lindo, por ese extraño tigre, le causo un sonrojo muy grande en sus mejillas pálidas.

Sin embargo, esa linda conexión de ambos jóvenes, fue interrumpida cuando se escucharon como unos pasos se acercaban y sabían que eso solo podía significar que quien tenía encerrado al carnero se aproximaba.

El alfa olfateo, la lluvia no era impedimento para el –Creo que viene alguien-

-Sera mejor que te vallas, podrían hacerte daño- Dijo preocupado, aun apenas de conocerlo no quería que nada le pasara.

Sonrió triunfante –No te preocupes, me iré por esta noche, pero regresare luego para seguir hablando- Y como vino, desapareció rápidamente, tenía una gran velocidad.

Shion solo se quedó mirando, como se alejó ese joven que le había provocado una extra sensación, pero mucha alegría cosa que ya no tenía mucho que experimentaba.

---Fin Flash Black---

-En esa noche, fue como conocí a tu padre… La lluvia dejo de ser fría desde esa vez- Decía con la nostalgia plasmada en sus ojos, cada que lo contaba solo alegraba su corazón.

No escucho contestación, miro hacia su regazo, y su pequeño ya estaba profundamente dormido, aferrado a las prendas que llevaba, sujetándola con fuerza.

Si tenía un sueño o pesadilla, sería difícil saberlo, tenía una expresión aun preocupado en sus sueños.

Las suaves caricias en el cabello del pelila, para tratar de hacer que descansará y no pensara en nada malo aunque fuera en su mundo de sueños.

-Dohko… Como me hubiera gustado… Que lo conocieras- Derramo sus lágrimas suaves, limpiándolas de inmediato no quería que cayeran sobre la cara inocente –Tiene tus hermosos ojos… Trato de ser fuerte, pero… Siento que las fuerzas me abandonan cada día mas- Cubrió su boca, ya no quería decir más, o gemir más… Dolía cada recuerdo hermoso, no poder volver a aquella época, cambiar aquel suceso.

Cerró sus ojos, debía dormir… No le importaba tener que descansar en esa posición sentado, mientras Mu estuviera cómodo, el haría lo que fuera.

Sus últimos pensamientos fueron de aquel día que ese tigre lo ayudo a salir de su cautiverio fue el único objetivó de esas personas, era venderlo.

Los recuerdos volvieron dentro de sus sueños.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar? Espero que se encuentren bien, jajajajajaj ya se... Aquí viene un capitulo del fic super triste, sipi... Estoy causando mucho dolor en sus corazones perdón, pero es que así tiene que ser. 

Habra mucho dolor, recuerdos, tristes, muertes, pero les prometo que... No diré mas.

Jajajajajajaja en fin, ahora va la pregunto de este fic. Conste seguiré la temática, así que serán tristes.

De las parejas ya planteadas en el fandom ¿Cual seria o mas bien quien seria... El mas predispuesto a que engañe a su pareja?

Yo pienso que Death podría lastimar de esa forma a Afrodita, pues su forma de ser que le vale madre todo, puede que una noche de copas, este con otra u otro. No se... Es mi loca ida, espero las suyas. 

Espero sis respuestas, comentarios, reclamos.

No me reclamen por el fic, se que tiene que ser triste, no me arrojen tomates. 

Sigo y vuelvo a agradecerles por darle una oportunidad a este fic. Mil gracias por apoyarme terrones de azúcar hermosos.

Hasta aquí los hermosos comentarios, de mis preciosos terrones de azúcar, ya respondí y me encantaron como aceptaron este fic, aunque sea triste, les diré que tenia un poco de miedo, pues pensaba que no gustaría, pero miran nomas, si gusto y les agrado, aunque les duela. 

Jajajjajajaa prometo que sera mejor cada día y lo triste puede que siga, no confirmar ni negare nada. 

Mil gracias por su apoyo.

Si no conteste ningún comentario de alguna persona, por favor avísenme.

Sin mas por el momento me despido, sigan en sus tareas y cuídense mucho.

Ammu se va. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).