Capítulo 35
Amores
Yukina no podía dormir, no después del sermón de Aikawa un par de días atrás. Genuinamente se sentía culpable por dejar expuesta la identidad de uno de sus mejores amigos, pero lo que más le carcomía en la conciencia era estar consciente de que no lo preocupaba demasiado esa situación, no tanto como le estaba preocupando haber dejado expuesto a su Shouta. Era un pésimo amigo, el peor de todos lo sabía, y sabía que Ritsu probablemente nunca se lo perdonaría si lo supiera, pero estaba metido tanto en aquel agujero de amor por su pareja que no podía pensar nada más que en él. El sonido de la cadena del baño lo trajo de nuevo a tierra, no se había dado cuenta del momento en que Kisa se levantó al estar perdido en sus preocupaciones. Lo vio salir del baño y caminar torpemente hacia la cama con los ojos aún cerrados, rascaba su abdomen por debajo de la playera mientras intentaba cubrir su boca al bostezar. Lo vio meterse debajo de las sábanas y acomodarse, dispuesto a seguir durmiendo sin prestar atención a su entorno. Yukina planeaba quedarse ahí, viendo a su pareja dormir, hasta que un ojo fisgón se abrió desganado. Kisa volvió a cerrar los ojos, pero ya no ignoró lo que estaba pasando. Soltando un quejido se arrastró hasta abrazar a su pareja por la cintura.
⁃ ¿No puedes dormir?
⁃ No es eso, me despertaste
⁃ Hm, mentiroso …
Kisa estaba dispuesto a dormir de nuevo, pero un sorpresivo abrazo lo hizo saltar en alerta.
⁃ ¡Kou! ¡No hagas eso de la nada!
Su quejido no obtuvo respuesta, por lo que, extrañado, buscó la cara de su pareja para entender que sucedía, pero al intentar separarse sintió cómo el abrazo se hizo más fuerte. Ya más despierto, supo lo que pasaba, lo mismo que había estado pasando los últimos dos días encerrados en la casa de Yukina. Su cuerpo se relajó, y de forma comprensiva comenzó con caricias en su espalda, intentando reconfortarlo.
⁃ Ya ya, no hay nada de que preocuparse, ya te dije mil veces que si estuvieran detrás de mi, habrían intentado atraparme también.
⁃ ¡Y yo ya te dije que a lo mejor no nos dimos cuenta de eso!
Fue al final Yukina el que se separó, dejando caer a Kisa a la cama. La expresión del rubio era ciertamente complicada, veía a Kisa con bastante miedo, evidentemente, pero también con una decepción y frustración importantes. Kisa había intentado de todo para calmarlo, pero nada funcionaba, lo único que pudo hacer fue suspirar.
⁃ Kou, ¿has pensado que harás si de verdad tienen mi información?
⁃ … ¿Eh?
⁃ Si, ¿que harás si tus miedos se vuelven realidad?
Yukina lo miró por unos segundos, se alejó lentamente y se sentó en la cama, con la mirada perdida entre las sábanas. Kisa aprovechó para sentarse también, frente a frente.
⁃ ¿y bien?
⁃ … tu … ¿que harás si resulta ser así?
⁃ ¿yo? Es más que evidente que me borrarán la memoria y me enviaran al extranjero. Me darán una nueva identidad, una nueva casa y probablemente hasta un auto nuevo, probablemente mi nueva vida sea maravillosa
Kisa miraba el techo imaginándose esa buena vida, quizá hasta tendría a Onodera como vecino. Al mirar a Yukina lo que encontró era una expresión que iba más allá del horror.
⁃ … Yo seré quien se quede con la mejor parte de esto, ¿y tú Kou? Serás el único que me recordara en ese caso, ¿que harías?
Yukina veía a Kisa como si fuera a romper en llanto en cualquier momento, pero no se atrevió a responder. Lentamente desvió la mirada hacia abajo, entre las sábanas que se habían enredado en sus piernas. Muchas cosas pasaban por su cabeza en ese momento. Sabía perfectamente que Kisa era hasta en cierto modo arromantico, o eso decía ser según Yukina. Recordaba perfectamente cómo Kisa le había pedido no enamorarse de él, que lo viera como algo pasajero, pero debía aceptar que fue tramposo y aceptó pensando que podía enamorarlo y terminarían en un felices para siempre. Por supuesto, él no estaba al tanto de que Kisa ya sabía o al menos intuía todo eso.
El pelinegro lo miraba enternecido, como una madre observa una gracia de su hijo pequeño, sonreía como si todo fuera una rabieta sin importancia, pero en el fondo, muy en el fondo, le dolía. Le dolía porque no podía negarse que sentía cariño por el muchacho, no amor, pero si un gran cariño. También aceptaba que era el mejor novio que había tenido en todos los aspectos, pero esa sensibilidad propia de solo los artistas le complicaba disfrutar de esa relación libre que quería. Sabía que ambos buscaban cosas diferentes y que tarde o temprano terminarían separándose, de algún modo esa conversación era una antesala de algo que podía ocurrir en cualquier momento. Kisa, intentando consolarlo y explicarse se estiró para tocar la clara cabellera, pero a mitad de camino se detuvo y regresó a su lugar, después de toparse de frente con sus ojos claros que lo veían desafiante.
⁃ Si fuera al revés, ¿que harías tú?
Ese giro en la conversación Kisa no se lo esperaba, pero rápido encontró la forma de sacar ventaja.
⁃ Simple, seguiría adelante
Yukina lo miró, arrugó el entrecejo y lo siguió mirando en silencio buscando una explicación.
⁃ Kou, el mundo cambia y las estaciones siguen su curso, si alguien se va no podemos parar toda nuestra existencia, tenemos que seguir, porque nada esperará por nosotros y nosotros no tenemos por qué esperar por nadie. Si fueras tú el que está en peligro de desaparecer de mi vida, y fuera así, lo aceptaría, al fin de cuentas no tendría otra opción. Lo importante es que tuve la oportunidad de estar con alguien tan maravilloso aunque sea por un tiempo. Aunque tú no lo recuerdes nunca más, al menos yo lo haré, tendré los recuerdos del bello Kou hasta el final de mi existencia.
La expresión del más alto se relajó, pero también se entristeció.
⁃ Shouta … no se si yo sea capaz, de dejar ir al amor de mi vida así como si nada, yo se que tú no sientes lo mismo pero, aunque sea unilateral, lo que necesito es tenerte a mi lado ¿Cómo podría seguir adelante si no tengo eso? Moriría, moriría si no te tengo …
En ese momento, después de quien sabe cuantos meses, Kisa se dio cuenta de que ya no había vuelta atrás para Yukina, no debió aceptar estar con él. Para aquella enfermedad no sabía si había cura y Yukina ya estaba tan intoxicado de amor que nada podría salvarlo. Por un momento Kisa se sintió acorralado, no sabía que contestarle, que hacer o cómo actuar a partir de ahí. Lo vio, con esa cara de perrito regañado, de caballero herido, de rey derrocado, su bello rostro se veía igual de hermoso aún estando tan triste. Quizá, si se dejaba llevar por ese mismo agujero por el cual se había arrojado Yukina a ciegas, la caída sería suave, quizá, despertarse todos los días mirando ese bello rostro de ahí al resto de sus días no era tan malo, aún y si eso significaba abandonar por siempre y para siempre su libertinaje, quizá no todo era malo. Aún si no sentía amor, estar con Yukina no sería tan malo. Con cuidado y sutileza se arrastró hasta él y tomó su cara con ambas manos.
⁃ Seria un desperdicio para ese bello rostro quedarse el resto de su vida llorándole a un fantasma … pero si ese es el caso, entonces solo vivamos el presente que nos queda y ámame, ámame todos los días como si fuera a ser el ultimo, sin arrepentimientos.
Kisa sonrió al ver como los ojos de Yukina se iluminaron, no sabía si era ilusión, esperanza o lágrimas, pero sin duda eso hacía verlo más hermoso, su niño era hermoso. Con delicadeza se acercó más, besó el puente de nariz, luego la comisura de su labio y se separó para mirarlo. Yukina estaba anonadado, con los ojos nubosos y su rostro sonrojado, y ambos, lentamente, unieron sus labios, suave y tierno. Yukina avanzaba sobre la cama obligando a Kisa a retroceder, hasta que cayó de nuevo a la cama con Yukina sobre él, enredándose entre las sábanas, amándose, como se habían amado todos esos días en tantos lugares, aunque uno de ellos aún no se diera cuenta.