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Amor Secreto por Angie404

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Notas del capitulo:

El especial de cumple años continua jsjsjjs 

Capítulo 37

Recuerdos Pt. 3. Recuerdos de un cumpleaños.


⁃ Si … si no pasa nada, dale las gracias de mi parte… no importa, de todos modos nos veremos en Año Nuevo, no?

Takano Masamune se encontraba recargado en un poste de luz, muy cerca del famoso cruce de Akihabara. Miraba celosamente a la gente pasar, ya fueran parejas, amigos o familia, mirar aquellas muestras de afecto le molestaban.

⁃ Bien … no no está aquí, no se donde esté tampoco

“Realmente no me importa”

⁃ … Si, la saludo de tu parte cuando llegue … si, adiós abuela.

Tras colgar el celular, soltó un pesado suspiro al cielo, por un momento se perdió en la nube de vapor que se formaba con su aliento cálido en el frío clima nevado de Tokio. Bajó la cabeza y subió la bufanda hasta su nariz, miró vagamente a su alrededor, nadie parecía aproximarse. No era la primera vez, pero aún así estaba desilusionado. Dio la media vuelta y camino por la acera con la mirada clavada en el suelo, cuando escuchó unos tacones pisando fuerte que se aproximaban hasta él. Ya sabía de quien se trataba, sin mucho ánimo paró, dando la vuelta para encarar a su madre.

Aquella piel en extremo blanca parecía mezclarse con el saco gris claro que llevaba y con la nieve que caía a su alrededor, sus mejillas rojas por la carrera se veían como luces navideñas sobre su rostro. Le miraba sonriente mientras jadeaba, creando esas bolsitas debajo de sus profundos ojos azules, tan oscuros y brillantes como una noche estrellada. Su cabello, tan negro como la oscuridad más profunda caía como cortinas sobre sus hombros, moviéndose al ritmo de su respiración profunda. La hermosa mujer, de casi la misma cara que su hijo lo miró por un momento, intentó hablar, llevando la mano que sostenía su bufanda hacia la dirección en la que se encontraba aquel joven, pero rápido la regresó hasta sus labios cuando se percató del semblante del chico.

Tan alto como ella, de espalda ancha y brazos fuertes, el cabello negro idéntico al de ella caía lacio pero alborotado sobre su rostro, blanco como la nieve, como ella. Pero su mirada, esos ojos de gato color avellana que no tenían nada que ver con ella la miraban sin brillo, solo con completa indiferencia. Rápido bajo la mirada, encontrándose con varias bolsas de papel de distintos colores y con distintos logos, luego miró de nuevo a su hijo solo para verlo dar la vuelta y seguir con su camino.

⁃ … ¿Ya compraste todos los obsequios?

Se apresuró a seguirlo, pero Masamune no respondió.

⁃ Hijo, lo siento de verdad, surgió algo de último momento en el trabajo … ¡pe-pero conseguí salir pronto! Aún podemos hacer algo ¿hay algo en especial que quieras hacer? ¿O algo que quieras comer?

Takano paró, soltando una risilla burlona que ella no alcanzó a escuchar. Era ridículo, incluso doloroso que le dijera aquello después de dejarlo esperando dos horas enteras en una banca, y estar dando vueltas por las tiendas por otras dos, asomándose siempre por las ventanas, buscando entre la gente, pero nada, simplemente nada. ¿Era acaso ético preguntarle aquello después de dejarlo botado en el día de su cumpleaños? Llevó su atención al cielo, buscando una excusa que pudiera sacarlo de esa situación, si volvía a su cuarto pronto podría hablarle a la abuela y desahogarse con tranquilidad, aunque no le dijera nada de vuelta. Soltó otro suspiro.

⁃ … no queda mucho para que oscurezca y llegue más gente, vámonos antes de quedar atrapados en el tráfico.

Y retomó su andar sin mirarla ni un segundo. Ella se quedó atrás, estirando la mano hacia él como si quisiera tocarlo, retenerlo, pero sus pies se mantenían estáticos. Contrajo el brazo y llevó la mano hasta su corazón, donde la estrujó, como si estuviera estrujando aquel órgano, como si replicara lo que le había hecho a su hijo, porque lo sabía, lo sabía muy bien, pero no podía hacer nada. Sin remedio alguno, caminó detrás de su hijo hasta alcanzarlo y guiarlo hasta donde había dejado el auto, mientras caminaban no se dirigieron la palabra. Llegaron al auto, subieron los regalos y emprendieron el camino de vuelta a casa. Masamune no había dudado en prender la radio en cuanto el auto encendió, así se evitaba la incomodidad de ir ellos dos juntos, y de paso que su madre intentar comenzar una conversación. Pero por mucho que intentaron ganarle tiempo al tiempo, el tráfico de la hora pico los atrapó incluso antes de llegar a mitad del recorrido. El frío de aquel día nevado y el cansancio de estar de aquí allá durante más de cuatro horas comenzaron a cobrar factura, y viéndolo como un escape, no dudó en acomodarse dándole la espalda a su madre y dormir hasta llegar a casa.

Grande fue su sorpresa cuando, al abrir los ojos, no estaba en casa, y lo que más lo alteró, no estaba su madre. Envuelto en pánico, mucho con el cinturón de seguridad y bajó del auto. La nieve estaba cada vez más concentrada en suelo, y la mitad de la cuidad ya estaba cubierta en el velo de la noche. Se encontraba frente a un parque, lo recordaba de algún momento, aquel parque mirador en las costas de la cuidad. Los últimos rayos de Sol se asomaban por el horizonte en colores vibrantes, y en lo alto del parque estaba la silueta de su madre, envuelta en ese pequeño hilo de humo de su cigarrillo. No quería subir por ella, la esperaría hasta que terminara para por fin irse, pero la ráfaga de aire helado que casi le vuela la bufanda lo hizo ir por ella, él ya no quería seguir ahí. Recorriendo el parque veía a las familia jugando y revoloteando, padres con sus bebés, con sus mascotas, niños corriendo y saltando desde los juegos. En los pasillos parejas de enamorados sentados en las bancas, todo ambiente, acompañado con la luz del atardecer, le provocaban un sentimiento nostálgico, un sentimiento que derretía todo el hielo alrededor de su corazón. Pensaba en que esas familia que veía eran lo que él siempre quiso tener, pero también debía aceptar que, después de todo, tenía amor, sabía que sus abuelos y madre lo amaban, lo único que le gustaría que desapareciera era esa soledad que lo agobiaba. Quizá, toda esa vista, con el sol poniéndose en el horizonte y el amor que emanaba de todos a su alrededor, o quizá porque era noche buena, le hizo sentirse más empático con su madre, a la que veía cada vez más cerca.

Lentamente se posicionó a su lado, a una distancia segura, tomó el barandal y lo apretó, sintiendo el frío expandiéndose en sus manos. Miró a su madre, ella no se daba cuenta de que había llegado todavía, y fumaba con la mirada perdida en el océano, algo brilló en su mejilla y fue cuando Masamune se dio cuenta, estaba llorando. En ese momento, quizá por la insistencia de mirarla, su madre se dio cuenta de su presencia.

⁃ ¡Ma-Masamune! Perdón no te escuché llegar

La vio intentando limpiar sus lágrimas lo más rápido que podía, su madre era así, siempre intentaba ocultar cómo se sentía a pesar de ser tan obvia. Por un momento sintió un remordimiento de conciencia, tal vez no había sido el mejor de los hijos. La vio tirar el cigarro al suelo y pisarlo, estaba dispuesta a empezar el camino de vuelta al auto cuando la detuvo.

⁃ Mamá, quiero quedarme un poco más viendo el atardecer

La señora Takano se detuvo sorprendida, vio a su hijo, pero el ya no la veía, tenía la mirada puesta en el sol lejano.

⁃ … ¡Claro claro! Lo que quieras, es tu cumpleaños después de todo …

Y volvieron a acomodarse recargados en la baranda, así se mantuvieron un rato en silencio.

⁃ ..¿Y que tal la escuela?

Y todo el bien humor que se había creado alrededor, desapareció por completo con esa pregunta.

⁃ Si ya lo sabes, no preguntes

⁃ Bueno es que, ya vas a graduarte y no se si quieres hacer algo antes de entrar a la universidad, podrías organizar un viaje o una fiesta, ¿que tal si invitas a tus ami-

⁃ ¡Tu sabes que no tengo amigos! Sabes todas las cosas que dicen sobre ti, tanto mis compañeros como sus padres, ¡y siempre finges no saber! Lo único quiero es graduarme para no volver a ver a esos idiotas hijos de papi nepotistas nunca mas en mi puta vida

⁃ Masamune, tu vocabulario

Bufando, y con la cara roja de la vergüenza volteó la cara hacia otro lado.

⁃ ¿por qué finges que no sabes? Podrías defenderte, o podría defenderte mejor si me hablaras más de ti, nunca he entendido por qué hay tantos secretos para tu propio hijo …

⁃ Te lo dire todo

Sus ojos se abrieron tanto que el frío hizo que le ardieran casi de inmediato. Con sorpresa y algo te terror la miró, ella lo miraba de vuelta, con esa mirada cansada y sonrisa melancólica.

⁃ Ya estás en edad de saberlo todo, aunque quizá no vayas a creerme

Lo que no creía es que se lo fuera a decir, eso era lo increíble para él.

⁃ Te creeré, cada palabra, toda mi vida he querido saber quien eres realmente

La sonrisa de su madre se amplió, se acercó y acarició su mejilla.

⁃ Tú sabes, todo lo que he hecho y dejado de hacer es para protegerte, no quería arrebatarte la posibilidad de vivir una vida normal, pero fallé… una y otra vez, lo único que hago es fallar y perder

La mitad de sus palabras no las entendió, pero antes de poder preguntar fue sorprendido por un abrazo.

⁃ Perdón Masamune … perdón por todo, desde el primer día hasta hoy, perdóname …

No podía verla, pero estaba seguro de que lloraría en cualquier momento, así era su madre, una llorona. No le respondió, pero correspondió el abrazo, pensó que aquello sería suficiente para transmitir el mensaje, y cuando por fin sentía que su cuerpo se había relajado de nuevo, escuchó muy por lo bajo en su oído algo que lo dejó inmóvil.

⁃ Soy una espía

El silencio se prolongó más de lo debido, por un momento, pensó que se estaba burlando de él, así que se separó.

⁃ …¿Que?

⁃ Lo que oíste, soy una espía, tu padre también lo fue … ambos lo fueron

La seriedad en su mirada, y después de tantos años ocultándolo, sabía que no mentía, pero tampoco podía creerlo.

⁃ …No bromees

⁃ No lo hago, tampoco te hubiera dicho nada si no supiera que estamos seguros aquí, conozco los nombres de todas las personas que están en este momento en el parque, sus edades y ocupaciones

En ese momento, Masamune sintió terror. Involuntariamente dio un paso hacia atrás. Su madre, asustada por la acción de su hijo avanzó hasta tomarlo de los hombros.

⁃ Hijo, nunca supiste nada porque no tenías por qué saberlo … si lo hubieras sabido, si alguien en tu escuela lo hubiera descubierto, tú vida habría corrido peligro al igual que tus recuerdos, y es lo más preciado que tienes ahora, no podía arrebatarte eso

Esas palabras tampoco lo tranquilizaban mucho.

⁃ … ¿Y por qué me lo dices ahora?

⁃ Porque ya tienes 16, mi padre me lo contó cuando cumplí 16 también.

¿Su abuelo también? Definitivamente, iba a morir de un infarto en ese momento. Sintió sus piernas débiles y su cabeza dando vueltas, no pudo sostenerse por si mismo más tiempo. Afortunadamente, su madre lo atrapó a tiempo y sostuvo antes de que se desplomara. Lentamente lo llevó a una banca cercana y se sentaron. Fueron minutos completos en los que estuvieron en silencio, Masamune intentando asimilar lo que estaba escuchando y su madre, atenta por si su hijo de desmallaba.

⁃ … papá, ¿era un espía también?

Y hubo silencio por unos minutos más, rompiéndose con un largo y pesado suspiro.

⁃ Lo era, de hecho era uno de mis profesores cuando estaba en la academia.

Los ojos de Masamune volvieron a abrirse grandes en sorpresa, miró a su madre asustado. Su madre no lo miraba a él, afortunadamente, de haberlo hecho se habría dado cuenta de su cara juzgona.

⁃ … eso está mal, ¿no?

⁃ No era demasiado mayor, no tenía mas de 21, y yo estaba alrededor de los 18 cuando nos conocimos. Me atrevería a decir que fue amor a primera vista, fuimos muy rápido y nada cuidadosos, a los meses naciste tú, tenía 19 y aún no me graduaba, por eso te fuiste a vivir con los abuelos

Su madre lo miró, pero él no soportó hacerlo, así que bajó rápido la cabeza.

⁃ Y … ¿que pasó con él? ¿Terminaron mal?

Y regresó el silencio.

⁃ Terminó mal, no entre nosotros, quiero decir, una misión terminó mal …

Y más silencio.

⁃ No pude hablarte de él antes porque no podía, me costó mucho superarlo, ademas, no hubiera sabido como mentirte respecto a su causa de muerte, tampoco era justo para él que lo hiciera

Al escuchar a su madre sus ojos se le llenaban de lágrimas. Toda la culpa que había estado sintiendo durante esa hora se hacía más fuerte, en ese momento entendió que, en cualquier momento, su madre pudo no haber vuelto. Sintió la mano de su madre acariciando su cabeza con gentileza.

⁃ Tu papá te amaba mucho Masamune, estuvo ahí cuando naciste y fue el primero en sostenerte, te llevó de aquí allá presumiendo a todo el mundo en el hospital que ese era su hijo, fue muy feliz tan sólo con saber que existías, es una lástima que no pudieras verlo tú también

⁃ … ¿Cómo era él?

⁃ Uy, muy guapo, era idéntico a ti

⁃ Mentira, yo me parezco a ti

⁃ Aunque no me creas

Levantó la cabeza para verla de nuevo, ella no dudó en sostener su rostro con ambas manos y acariciarlo.

⁃ Esas cejas enojonas que tienes no las heredaste de mi, para nada - rió.- Y tus bonitos ojos, son idénticos a los de él, lo veo en ti todos los días …

El rostro de aquella bella mujer se entristeció, una mueca extraña que quizo contener se interpuso en su boca. Fue ahí cuando Masamune entendió todo el dolor por el que había pasado su madre, había perdido al amor de su vida no una, si no dos veces.

⁃ Papá Saga… ¿él también…

⁃ Si… yo estaba ahí ese día. Nos emboscaron apenas llegamos al lugar, él fue la única baja esa vez, mi error para variar, pude haberlo evitado pero no fui cuidadosa … por eso estuviste lejos de mi tanto tiempo, porque quería protegerte de este mundo tan peligroso, pero no lo soporté y en un acto egoísta te traje a vivir a Tokio, pero tampoco pude protegerte del mundo mas normal, volví a fallar en eso … ¡y no te regresé al campo porque quería pasar más tiempo contigo! Que idiota, ni siquiera estoy en casa lo suficiente, otra falla…

Masamune no podía soportarlo más, así que la abrazó con fuerza. Por supuesto eso la sorprendió, soltando un pequeño grito de asombro, pero no dudó en abrazarlo de vuelta.

⁃ Eso ya no importa … de haberlo sabido habría entendido, lo entiendo, lo único que importa es que estés bien, que vuelvas bien a casa al final del día, no quiero que te pase nada

Había empezado a llorar. No soportaba la idea de no tener más a su madre, moriría de soledad si eso pasaba, y sabía que volver al pueblo con sus abuelos tampoco lo ayudaría si eso caso, simplemente no lo toleraría. Sintió cómo su madre lo abrazaba más fuerte, seguramente ella también lloraría.

⁃ Nada va a pasarme mi amor, lo prometo, y tampoco dejaré que nada te pase a ti …

⁃ … Feliz navidad mamá

Ella sonrió enternecida.

⁃ Feliz cumpleaños mi vida …

Masamune cerró los ojos y se dejó mimar, se sentía más ligero, libre, completo al menos en su historia. Su madre le acababa de dar el mejor regalo de cumpleaños. Y entonces algo frío se estrelló en su cabeza.

⁃ ¡¿Pero que?!

⁃ ¡Jajajaja! ¡Tu cabello es un desastre amor! Solo quería peinarlo

Su madre acababa de estrellar una bola de nieve en su cabeza, impensable.

⁃ ¡Ja! Con que así nos llevamos ahora

Agachándose juntó nieve del suelo y se la lanzó a su propia madre. No dudó en salir corriendo, por supuesto ella fue detrás de él y comenzaron una guerra de bolas de nieve en aquella parte alejada del parque. En ese momento se dio cuenta de la fuerza y puntería con la que su madre arrojaba las esferas, era aterrador, se aseguraría de no hacerla enojar nunca más. Así estuvieron un rato, corriendo y esquivando, hasta que una bola que había lanzado su madre fue a dar a la cabeza de alguien más al momento de esquivarla. Aquella pequeña expresión de miedo o dolor que pudo oír alteró a Masamune, quien no dudó en acercarse hacia el mirador para disculparse.

⁃ ¡L-lo siento! ¿Estas bien?

⁃ Si, no te preocupes

Aquel chico, bajo y delgado no lo volteó a ver. Dio la vuelta y comenzó a caminar hacia uno de los andadores. Todo era muy raro, su voz desanimada sonaba como si estuviera a punto de dejar salir su último aliento. Su cuerpo pequeño no iba cubierto por nada más que una playera de mangas largas, que para variar se veía delgada, con ese clima tan extremo ni siquiera se le veía temblando. Se mantuvo ahí parado mirándolo, como hipnotizado, solo viendo aquella cabellera castaña alejarse. Una bola de nieve golpeó su espalda, pero ni eso lo hizo despegar su mirada de aquella silueta, era casi como estar viendo un fantasma. No pasaron muchos segundos para que su madre llegara a su lado.

⁃ ¿Masamune? ¿Ocurrió algo?

⁃ … golpeaste a aquel chico en la cabeza

⁃ ¡Oh por Dios! ¿A quien?

Su madre buscaba en la distancia, Masamune apuntó en silencio.

⁃ No te preocupes, ya me disculpé, ¿pero no crees que es raro? Estamos varios grados bajo cero y el no trae nada que lo abrigue, se va a enfermar

Miró a su madre para confirmar que ya había logrado ver a la persona que apuntaba, y lo confirmó al ver la cara de espanto en su rostro.

⁃ … ¿mamá? ¿pasa algo?

⁃ E-eh … espérame en el auto por favor, voy enseguida

La mujer avanzó intentando seguir al chico. Por supuesto, eso le pareció en extremo extraño a Masamune, y por alguna razón también sintió miedo. Apenas había dado unos pasos cuando la señora Takano se detuvo y volvió a dirigirse a su hijo.

⁃ Por favor, ve al auto y no salgas hasta que vuelva, te diré todo en cuanto regrese, solo ve

Y siguió a paso veloz para intentar alcanzar aquella figura fantasmal. Masamune se mantuvo un rato ahí viendo la persecución hasta que los perdió de vista. Por un momento la soledad volvió a invadirlo, como si hubiera sido abandonado cual gato en una caja de cartón, pero pensando en lo mejor obedeció a su madre y volvió al auto.

Pasó una hora, pasaron dos, la noche ya había caído en toda la cuidad, y el frío se hacía cada vez más abrasivo. Tenía miedo de que su madre estuviera en una situación peligrosa, aunque, ¿que tan peligrosa podría ser una situación si involucraba a un niño? Pensaba en cómo le hubiera gustado acompañar a su madre, pero entendía que en sus condiciones era más peligroso, quizá hasta una carga para ella. Sentía impotencia por no ser de utilidad, quería poder ser capaz de proteger a los que amaba si fuera necesario. En ese momento pensó en que, si su madre le había hablado de todo eso en ese momento, aunque aún no lo procesara del todo, y si dijo que su abuelo se lo había dicho a ella a la misma edad, había una posibilidad de que él también pudiera convertirse en espía al crecer … Estaba a punto de quedarse dormido cuando escuchó la puerta del auto abrirse. Su madre se sentó en el asiento del piloto jadeando, con las mejillas y nariz roja. Rápido las nubes de vapor provenientes de su aliento empañaron gran parte de la ventana, parecía que había corrido un buen tramo.

⁃ ¡¿Qué pasó?! ¡¿Está todo bien?! ¡¿Quien era ese chico?!

Su madre intentando recuperar el aliento lo miró, luego regresó la mirada al frente y cerró los ojos.

⁃ Perdón amor… se que fue muy repentino pero, tenía que actuar rápido … era el hijo de uno de los agentes importantes, tenía el contacto de su madre y la llamé para preguntar, resulta que llevaba varias horas desaparecido y no daban con él, que bueno que lo viste

La mujer acarició el cabello de su hijo a modo de recompensa. Ya repuesta, se puso el cinturón y encendió el auto para emprender el viaje.

⁃ Oh… y él, ¿está bien?

⁃ Según me dijo su madre, sufrió de hipotermia y estará hospitalizado unos días, quizá si no lo hubieras visto no la hubiera contado, pero también parece que es un chico fuerte, resistió mucho, es impresionante

Masamune ya no contestó a eso, su mente había viajado a esa imagen fantasmal, a esa figura pequeña y blanca caminando en medio de la noche, rodeado por nieve.

⁃ … No sabía que había otros, ¿por qué no estamos todos en la misma escuela?

⁃ ¿A que te refieres?

Su madre respondía sin quitar su atención al camino.

⁃ A hijos de otros agentes, por supuesto

⁃ ¡Oh no! ¿Te los imaginas todos en una escuela? El peor error, serían un blanco fácil, este trabajo nos crea muchos enemigos Masamune, ya sea secuestros o ataques directos, no podrían estar seguros todos juntos en un lugar, cada agente hace lo que cree necesario para proteger a sus hijos, incluso si eso signifique que nunca se conozcan y crezcan solos …

Solo hasta ese momento la señora Takano se dio cuenta de lo que acababa de decir, sabiendo que la soledad era un tema para su hijo lo miró preocupada. El muchacho tenía la mirada perdida en algún punto del tablero del auto, se le veía triste, por supuesto, por lo que acarició su cabello de nuevo para intentar reconfortarlo.

⁃ Pero si decides convertirte en espía también, los conocerás, en algún momento los vas a conocer si así lo deseas, es tu decisión después todo.

Los ojos de Masamune se iluminaron en emoción.

⁃ ¡¿Conoceré a otros si digo que si?!

⁃ Y aunque no quieras, al final todos coincidimos en algún punto en la academia, empiezas a los 16 años en grados básicos, te inscribí para iniciar en Enero si así lo quieres, pero no pasa nada si decides seguir con tu vida normal, es tu decisión amor

Toda esa información de golpe lo había emocionado, pero era verdad que tenía sus dudas y sus miedos, no era una decisión fácil de tomar.

⁃ … ¿que pasa si decido no convertirme en un espía? Digo, después de enterarme de todo hoy …

La mujer lo vio de reojo para seguir con su atención puesta en el camino, aunque era más por evitarlo.

⁃ Borraran tus recuerdos del día de hoy y los suplantarán por recuerdos de cumpleaños, siempre esperamos a que sea el día que cumplen 16 porque es cuando puedes comenzar la academia, si lo dijéramos antes tendríamos que borrarles toda la memoria, prácticamente reemplazar toda sus vidas, las mentes de los niños no soportan tanto.

Eso era algo que Masamune definitivamente no quería, ahora que por fin tenía su historia completa, su identidad en las manos y la posible solución a su soledad, no la iba a desaprovechar. Podría conocer personas similares a él, con historias de vida similares a la suya, y por supuesto podría hacer amigos, y quizá, en algún, momento, podría encontrarse de nuevo con ese chico castaño.

⁃ Lo haré, quiero convertirme en espía.

Notas finales:

Ahora si que si, siguiente capítulo, cumpleaños de Takano en el presente jsjsjsjsj Chan Chan chaaaaaan!


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