Para este punto tanto Jabu, como los demás clientes del bar y meseros se han quedado impresionados por la presencia del acuariano.
Alguien que no representa nada bueno, pues su cosmos frio está comenzando a hacer estragos.
Sobre todo al ver que su preciado alumno, sigue en una confrontación física contra Fénix, y por lo visto el peli azul va ganando.
Mas el rubio no se va a dejar, hasta logar que Ikki se disculpe por llamar “fanfarrón” a su maestro, no perdonará esta insolencia.
Pero hemos de admitir que no lo hace con la intención de defender solamente a la figura que es su maestro, sino que lo hace por el sentido de un sentimiento diferente, uno que solo crece, y le destroza por dentro.
Al ver que ninguno de los de bronce cederá en su conducta, el peliaguamarino aprieta sus puños, bastante fastidiado por tantas razones.
Su muy preciado alumno, salió a un bar sin avisarle.
Aunque ya no es precisamente un niño el cual necesite permiso, pero se supone que está bajo su cuidado, debería saber dónde se encuentra.
Otra es que no debería ir a lugares de esta índole, de hecho… No es que le niegue beber alcohol, pero no en bares, no es algo que le guste del todo a Camus, que Hyoga pase tiempo en estos lugares.
Y en tercer lugar, el miedo, el temor de perder a quien ama, a quien anhela y desea tanto.
Puede que lo vaya estar negando toda su vida, pues así lo ha decidido, callar sus sentimientos, es lo mejor para no hacer sentir incomodo al Ruso, pero… En estos instantes, su furia solo incrementa.
Usualmente no se deja guiar por las emociones, reconoce que su cosmos helado se puede descontrolar un poco por este hecho, pero…
¿Qué puede hacer?
Hyoga está peleando contra Ikki, puede que tenga las de perder, no por falta de fuerza, si no que el estado del rubio es peor por el alcohol, la poca tolerancia que conlleva a este líquido se nota.
Además, que alguien le ponga una mano encima a quien es su alumno, no lo va a permitir, quien sea, lo detendrá.
Después de que el Ruso conectara un fuerte golpe en el estómago del Japonés, suficiente para sacarle el aire y hacerlo detener un poco su ataque, pero no tanto para ganar.
Pues Ikki respondería de una peor forma, incluso dejando de lado solo disputarse esta pelea sin hacer uso de su cosmos.
-¡¡¡ME LAS PAGARAS MALDITO PATO!!!- Enojado, cualquiera dice o hace cosas contra sus amigos en una pelea de esa índole, con un tanto de alcohol en el sistema de cada uno.
El ambiente entre ambos se pude detonar caliente, tal vez porque del puño que alza el peli azul con fuerza, se deja apreciar el cosmos que usara para darle el merecido al rubio de una vez por todas.
Sin siquiera importarle que esto ocasioné daños a esta propiedad más de lo que ya han hecho.
Pero no logro siquiera conectar el golpe, pues una mano tan gélida como la misma Siberia, sujeta con total fuerza el puño del joven bronce, desde luego este dirigiendo su mirada azulada con furia hacia la persona que se ha interpuesto.
Dándole igual quien ve en cuestión.
-Deténganse- Es lo que pronuncia Camus, su ceño fruncido se puede apreciar en su hermoso rostro, pero la preocupación de igual forma al ver al rubio, con los rastros de sangre en su cara, cuerpo y puños.
Y la ropa ligeramente hecha tirones.
Para Fénix esto no se puede quedar así, zafando su mano de ese agarre, para mirar con desdén al dorado.
-¿Por qué te metes en esto?- Sin ningún respeto, llama como si fuera su igual al acuariano –Es algo entre Hyoga y yo-
-Ya basta Ikki- Jabu ya también interviene para este punto, pues el alcohol es el que está hablando entre esta discusión
-No me importa lo que hagan ustedes, pero Hyoga sigue siendo mi alumno y no le permitiré que siga en este lugar- No va a quedarse a dar explicaciones, ni menos escucharla de los otros, solo quiere sacar al rubio del bar lo antes posible.
-No…- Es lo que la voz del Ruso deja apreciar, apenas audible pues los golpes, y su estado de embriagues lo han afectado a tal grado, se comienza a medio tambalearse.
-Hyoga, no importa porque comenzaran esta disputa, vienes conmigo…- El onceavo guardián no escuchara en estos momentos al rubio, nota que está mal por estar bebiendo sin tener un control de esto y mucho menos costumbre.
-¡¡¡NO!!! ¡¡¡HASTA QUE… IKKI SE DISCULPE, POR OFENDERLO…!!!- Su voz aun parece estar afectada, pero es suficientemente audible para poder dedicar estas palabras hacia su maestro.
Quiere hacerlo entender por qué se comenzó la pelea física.
Desconcertando al peliaguamarino, pero ignorando cualquier sentimiento que esto pueda provocarle, negando con la cabeza, para demostrar con su rostro que nada de esto le afecta.
Acto seguido sostener a su preciado alumno, que el equilibrio ya no es lo suyo, con esto demostrando que se retiraran del lugar.
-No me importa lo que Fénix diga, tú no tienes permitido estar en una pelea así de estúpida y mucho menos en un bar de mala muerte- No se va a cortar en decir la verdad de lo qué siente y piensa.
-Pero…- Intenta forcejear, esta entre no querer irse y seguir peleando con el peli azul, y querer quedarse de esta forma tan cerca de su maestro, puede sentir el frio de su cuerpo, como las manos de este le ayudan a mantenerse de pie, es un toque agradable y peligroso.
-Ja, ja, ja, ¡¡¡¿QUÉ PASA HYOGA?!!! ¡¡¡¿TU MAESTRO DEBE SALVARTE DE MÍ?!!!- Sigue jactándose de un hecho que en si no le debería incumbir.
Ya que cada dorado, que tiene bajo su tutela a algún aprendiz, debe pensar en hacer lo mejor para quienes llevan la posibilidad de heredar la armadura que usan.
Pero esta sensatez en no enfrascarse en una disputa física solo recae en el peliaguamarino, pues prefiere ocuparse de llevar a su amado alumno al santuario de vuelta.
Más Hyoga no va a aceptar que siga fastidiando.
En estos momentos, no sabía que podría llegar a tenerle tanto odio al fénix, no puede comprender como este sujeto puede ser el hermano mayor de su mejor amigo y la pareja de Seiya, si es un fastidio.
-¡¡¡MALDITO IKKI!!!- Le hierve la sangre por las palabras de burla del contrario -¡¡¡TE VOY A HACER… TRA… GAR… TUS PALABRAS…!!!- Habla entrecortado, haciendo ciertas pausas, pues el acholo sigue haciendo estragos en su cuerpo.
Incluso intenta zafarse del fuerte agarre que Camus lleva en su cintura y brazo, pero este dorado no lo dejara ir tan fácilmente, sabiendo que está en mal estado, y desde luego prefiere llevarlo a Acuario para que deje de estar haciendo tonterías.
Aquí ya no se sabe si habla el maestro, o el sentimiento del amor que siente por el Ruso, solo entiende que debe mantenerlo a salvo a toda costa.
-Cálmate Hyoga- No reaccionará de mala forma, sereno en su actitud, mientras dirige sus pasos firmes hacia la salida, con un Hyoga casi a rastras, que solo se deja guiar por el peliaguamarino.
Sin embargo el onceavo no dejara qué estos dos bronces se salgan con la suya, incluso el pobre Jabu está implicado en su lista negra, por haber permitido traer a Hyoga aquí y que no hiciera algo para detenerlos.
-Y para ambos, les diré que el patriarca se enterara de esto- La amenaza ha quedado ahí presenté, pero… Sabe que no será de su boca que salga la verdad.
-¡¡¡JA, NOS AMENAZAS POR QUE NOS METIMOS CON TU PRECIADO ALUMNO!!!- La actitud rebelde, combinada con el alcohol, no es una buena señal para Ikki.
-Ya, cállate Ikki, que nos meteremos en problemas y nuestros maestros igualmente- Niega con la cabeza, pues si se siente algo mal por meter ya en predicamentos a Milo, quien de hecho no ha sido tan mal tutor, pero es cuestionable en su nivel de disciplina que implementa.
-¡¡¡A MÍ ME DA IGUAL EL GATO ESE!!!- Molesto, pues no se pudo desquitar el golpe que el rubio le dedico, demostrando que están casi en igualitarias condiciones en combate físico.
-No le tienes ningún respeto a Aioria- Ya harto por la actitud tan majadera del contrario, pues tampoco es estar con esa manera de ser tan agresiva con alguien que no lo ofende.
-¡¡¡YA CÁLLATE!!!- Empuja con cierta brusquedad al unicornio, pues ya la noche se les arruino con este mal sabor de boca -¡¡¡PAGUEMOS Y LARGUÉMONOS!!!-
Pretendía solo pagar por lo consumido, y si también debían pagar la cuenta del pato, pero está bien, ¿Ya que se podía hacer?
-Recuérdame jamás volver a salir a beber contigo- Niega con la cabeza la desventaja de tener que soportar a estos dos.
Pero antes de siquiera salir después de dejar el dinero en la barra, son detenidos por el dueño del lugar, ya que el alboroto llamo su atención.
-A no… ¡¡¡USTEDES DOS CABALLERITOS DE HOJALATA, NO SE IRÁN SIN PAGAR LOS DESTROZOS QUE LOS DOS IDIOTAS HICIERON EN MI BAR!!!- Luce enojado y con cierta razón justificada, ya que si bien solo usaron los puños Fénix y Hyoga, eso no justifica que algunas mesas y tragos de otros clientes se perdieran en la disputa.
-¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¿QUÉ ES LO QUE ESTÁS DICIENDO?!!!- Ikki fastidiado, pues la noche no ha sido nada agradable ahora, y sin contar que han salido endeudados ahora.
-Pero… Disculpé… Nosotros no traemos tanto dinero…- Quiere intentar ser honesto y aclarar este asunto.
-¡¡¡ENTONCES NO ME QUEDARA DE OTRA QUE IR A REPORTAR ESTO AL SANTUARIO!!!- Sí que sabe cómo manejar sus cartas.
Además que sería un gran desprestigió que dos caballeros de bronce que son aun menores de edad, estén en un lugar de esa índole, y más si se sabe que sus maestros estaban enterados, será un doble problema.
-¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡MÁS LE VALE QUE NO SE ATREVA Y…!!!-
-¡¡¡CÁLLATE POLLO ROSTIZADO!!!- Un golpe por parte del unicornio se deja evidente contra el peli azul -¡¡¡GRACIAS A TI Y HYOGA YA NOS METIMOS EN PROBLEMAS!!!-
Sin duda la sentencia está hecha, o pagan de alguna forma o todo el santuario y eso incluye al patriarca, se enteraran de su salida a un lugar de esta categoría y con ello… Bueno, significara que estarán castigados y con doble de entrenamiento.
Pobres sus maestros, no debieron confiar en ellos y dejarlos ir.
Aioria y Milo, sí que tendrán grandes problemas, pues… Eso de dar permisos a sus alumnos de irse a una noche de juerga, solo para que ellos puedan disfrutar de un momento íntimo, en el quinto templo…
No sería una justificación razonable ahora.
---Templo de acuario---
Aquel recorrido que ha hecho un centenar de veces, subir y bajar, y volver ha hacerlo a la inversa, para llegar hasta el onceavo templo, nunca había sido tan difícil, pero a la vez tentador como en esta ocasión.
Su alumno no se comportaba del todo bien, pidiendo que lo dejara irse, que debía arreglar las cosas con Ikki de una maldita vez.
Camus tratando de disuadirlo de aquello, pero… A la vez callando en varias ocasiones.
Ya está suficientemente molesto con que se fuera a beber, y encontrarlo peleando con el fénix, significa que no ha sido del todo un buen maestro.
No le ha enseñado a comportarse.
Tal vez esta sobre analizando las cosas, pero quiere pensar en cualquier otro tema, antes de dejar que sus pensamientos impuros le hagan ver, que el rostro de su preciado alumno esta tan cerca, que la ropa de este está algo desgarrada, y puede verse parte de su cuerpo, sobre todo un poco de los rozados pezones del Ruso.
Camus intenta no fijarse en eso, pero, es difícil… Luce demasiado apetitoso ante los violetas del mayor, pero debe alejarse de inmediato.
Es una tortura sentir que su cuerpo reacciona ante el joven aprendiz que conoció desde pequeño…
Además al haber pasado por Leo, tuvo que soportar escuchar los sonidos obscenos que Milo y Aioria proyectan al estar haciendo uso de la privacidad de las habitaciones de los templos.
Algo que solo provoca un calor en el cuerpo del peliaguamarino, pero que debía hacer uso de todo su autocontrol, y templanza.
Por un momento en su mente se cruza la idea de que no ha llegado a ser un buen maestro, por estar teniendo que luchar con estos sentimientos internos.
La diferencia de seis año, podría no ser un impedimento en otras relaciones, pero… Camus fungió como una figura paterna, los últimos diez años, aunque… Eso ya se ha acabado desde hace siete, cuando dejo de ver a Hyoga como un niño que estuvo bajo su tutela y lo ha comenzado a apreciar como el joven hombre que es.
Uno muy hermoso, inocente, cálido, demasiado sexy para su propio bien.
¿Qué ideas está teniendo?
Debe calmarse de una buena vez, si no podría ser capaz de cometer un terrible error, en donde solo arruinara la vida de su Hyoga.
Con pasos torpes por parte del rubio que interfiere con el caminar del peliaguamarino, es como llegan a la habitación del más joven.
El lugar impregnado del aroma dulce y fresco del rubio, uno que sin duda puede hacer recordar a la piel del rubio.
Camus ha prestado demasiada atención cuando ha estado entrenando al Ruso, pues llegan a estar tan cerca que es imposible no tocarse, y sentir la fragancia de ambos, combinada con el sudor.
Es una situación que solo la persona que te desea puede apreciar tentadora.
Pero Acuario no actuara mal, sabe que en este momento el cisne se encuentra ya algo adormilado por el caminar, y el alcohol que se encuentra en su sistema.
Ojala hubiera podido caminar tan rápido como lo hace, al hacer uso de su velocidad que alcanza como dorado, pero… No puede negar que decidió ir a este ritmo, para pasar el tiempo con su amado cisne, aunque sea con la apariencia de un maestro que se preocupa por su alumno.
Seguirá fingiendo toda la vida si es necesario, pero no tocara al rubio con esas intenciones.
Con cuidado, lo va depositando sobre la cama, para que descanse, y a la mañana siguiente, lo castigara con una carga doble de entrenamiento…
Apenas sus pensamientos van hacia el día siguiente, puede notar como su preciado alumno luce tan dócil, tranquilo y precioso sobre ese lecho, descansando con toda la confianza del mundo, de que nada malo le podría ocurrir, pues está a salvo en manos de su maestro.
Si tan solo Camus supiera que sus sentimientos también son correspondidos, que si él intentara hacer algo, posiblemente el cisne no se resistiría.
-Hyoga…- Murmura el nombre del rubio, con un tono algo bajo.
Los orbes violetas fijos en el rostro adormilado del Ruso, desprendiendo un destello de un sentimiento que en otras condiciones seria precioso, pero aquí, es solo un pecado siquiera pensarlo.
Ya sentirlo y desearlo es algo que solo traerá el mismo infierno en la tierra.
Su mano gélida, desea acariciar la suave mejilla del menor, la piel es tersa, es tan inocente, comparada con la propia, es demasiado cálida, para su bien.
El cuerpo de Acuario busca la calidez de quien ama, pero… No puede si quiera imaginarse a sí mismo haciendo realidad sus perversos deseos.
Aprieta sus labios con fuerza, frunciendo el ceño, retira la mano del Ruso con rapidez.
-¿Qué demonio estoy pesando?- Es lo que a si mismo se reprime en voz baja, está enojado consigo mismo por tan solo haber osado tocar un poco ese rostro dormido.
Entiende que está mal desear al cisne, que es su alumno que debería verlo así, pero… No puede si quiera pensar en otra cosa que no sea tocar más allá de esa piel.
Sus ojos intentan evitar apreciar las partes del cuerpo que han quedado expuestas, son tentadoras, pero no es un animal.
Atina a alzar una sábana que se encuentra a un lado del menor, para cubrirlo, es preferible ocultar el objetivo del deseo.
Debe calmarse y hacer que su propio cuerpo se tranquilicé, debiendo pensar en que se autosatisficiera esta noche, pues… Por solo unos cuantos acercamientos, poder admirar el rostro precioso, la piel que la ropa ya no puede cubrir, es demasiado para volver loco a cualquiera.
O al menos ante Camus es como su cuerpo reacciona por Hyoga.
Sin más, un suspiro sale de sus labios, lo contempla de una distancia prudente, es mejor de esta manera, ya no resistiría en robar un beso de los labios que atentan contra su cordura.
Media vuelta es suficiente para darle la espalda al contrario, pero… No puede irse, no porque sus piernas flequen, u otras circunstancias de esa índole, si no que…
Una mano, un poco más pequeña que la propia, lo sostiene con fuerza de la muñeca, esto provoca que el peliaguamarino se detenga, pensando que es solo una ilusión, un sueño, aunque el agarre sea demasiado real.
Pero sus pensamientos fueron negados al momento de que una voz, que conoce muy bien, le dedica unas palabras, con un tono completamente impropio de un inocente alumno hacia su maestro.
-Por favor… Maestro… Quédese un poco más…-