Decisión errónea o acertada, en un mar de dudas y preguntas.
Los pensamientos que se revuelven, el corazón que sabe lo que quiere pero la moral le advierte que está cometiendo un terrible pecado, que no puede llegar a ser amor…
Sus lágrimas caen por sus mejillas, pero el gélido aire de Asgard se las lleva, aquellas perlas saladas se desvanecen en la tormenta del exterior, siendo creadas por una interna que no tiene posibilidad de acabar aun.
¿Está bien o mal lo que piensa?
Aquello que cree correcto para negarse a la realidad… En su corazón las cosas jamás llegaran a ser claras…
No puede negar que es un verdadero idiota por fijarse en un inocente niño a su ver… Pero, es peor saber que es correspondido…
Por un lado, eso debería ser la mejor noticia de todas, pero claramente no lo es.
Miles de suspiros salen de sus labios, su cuerpo acostumbrado al frío, no solo el del exterior, sino el que él mismo produce, se combina con la tormenta que se genera de forma natural, sus sentimientos envueltos en el caos entero, como su corazón sintiendo el vacío que él mismo se provoca.
Quiere estar solo, no rendirle cuentas a nadie ahora mismo, para pensar seriamente en su siguiente paso.
Irse del santuario después de esta misión, solo debería rendir su reporte, vía cosmos o en vivo, eso no importaba mucho…
El simple el hecho de volver a ver a ese rubio que lo hace caer a un abismo, donde el pecado se hace llamar amor… Lo hace dudar, y a la vez aceptar que lo mejor… Es alejarse.
Sin embargo, sabe que a donde vaya, no existirá lugar donde esconderse, ni de Hyoga, ni de lo que siente…
Por un instante, por un solo segundo, sus pensamientos dan una idea que claramente sólo llenaría a ese gélido y adolorido corazón de confusiones que no necesita ahora.
Y más, cuando siente un cosmos conocido acercándose por detrás…
Inhala por la nariz y expira por la boca, cierra sus ojos violetas, dejando que lágrimas tibias escapen de ellos…
Sintiendo que de nuevo debe fingir que todo está bien, cuando no…
A veces es tan duro mostrar un rostro, cuando claramente no es lo que sentimos en verdad.
-¿Por qué me has seguido?-
-Aunque estemos en una tregua relativa, es mejor que un caballero dorado de Atena no deambule a estas horas en territorios Asgardianos sólo-
-Solo quería caminar un poco-
-Entonces, me quedaré un momento más aquí afuera-
-Lo que tienes que hacer es vigilarme ¿No?-
-Sabes cuáles son mis verdaderas intenciones contigo, Camus- Una sonría se refleja en aquel hombre de cabellos rojizos.
Cabizbajo, sin girarse hacia el otro, lanza un suspiró pesado, quería seguir martirizándose hasta que el sol saliera, si es que la tormenta eterna de nieve deja que de nuevo salga.
No responde ante las palabras del otro, no es un tema que le importe o interese, aunque una parte de su tormento le dicta que podría ayudar este hecho a su propio beneficio.
El sonido de la nieve batiéndose debajo de unas pisadas pesadas y firmes, acostumbradas a caminar por esos lares, portando la armadura que tiene por designio de sus habilidades.
No se dará por vencido tan fácilmente, se lo propuso a sí mismo y así lo hará…
Camus, puede ser el culpable de la muerte de la hermana de Surt de forma colateral, jamás fue la intención de aquel peliaguamarino.
Desde esa edad ya se había enamorado de él, quería que siempre estuvieran juntos, ese fue el deseo de un niño de una época inocente y feliz, pero…
Todo jugó en su contra al grado de que uno tuviera resentimientos y el otro una gran culpa que cargo por años.
Al parecer todo había quedado perdonado por ambas partes…
Entonces, por esa razón allí está ese hombre Asgardiano, aprovechando la oportunidad que este tratado de paz le está otorgando y no la desaprovechará…
No va a negar que por su insistencia, y falta de deseos por dejar solo a Camus, logró escuchar un poco de aquello que el viento helado le pudo dar a conocer.
Aprovechará cada oportunidad y situación que tenga… Incluso si debe manipular un corazón herido, por alguien que aún no conoce…
Su apuesta va contra Milo…
Detiene su andar a poco de distancia de Acuario, dándole muy poco espacio, pero también invadiéndolo.
-Eh pensado… Que me gustaría volver a Siberia…- El comentario sale de la nada, pero su objetivo es claro.
Desde luego esto desconcierta al otro, abriendo sus ojos de golpe, frunciendo el ceño, pues es evidente que lo ha escuchado en secreto.
-Nada me obliga a seguir aquí… Cumplí mi deber… Si lo deseo puedo irme- La mirada fiusha se fija en la espalda del otro, sonriente… Notando los cambios leves de ese cosmos helado que anhela poseer.
Sus puños crispándose, sintiéndose molesto por que se atreviera este sujeto a hablar sobre algo que prefería mantener en secreto, que lo escuchara de forma tan descarada…
-¿A qué viene todo eso?- Pregunta casi siseando, su mandíbula se tensa por la cólera de esta intromisión.
A su pensar, debe manejar esto con mucho cuidado, hacer que Camus lo vea como una oportunidad, y no como una falta de respeto a su privacidad…
Es astuto, Surt sabe muy bien lo que debe hacer.
-Si algo te está atormentando tanto en el santuario, o mejor dicho… Alguien, ¿Para qué seguir?- Sonríe, sin poder ver el rostro de quien ama, pero entendido a su pensar que está haciendo todo muy bien -Entrega tu armadura, deja el santuario y vamos de regreso a Siberia- Propone esto, para sin pedir permiso alguno capturar al Acuariano en un abrazo por la espalda.
Aprovechando que esté no lleva su armadura para tocar un poco más de ese cuerpo que le parece una preciosa tentación.
La sorpresa en el peliaguamarino no se hace esperar, sobresaltándose de inmediato y con la intención de zafarse, sin embargo…
-Lamento haberte escuchado, fue inevitable... Pero, estoy preocupado por ti- Aspira ese olor del cuerpo ajeno… Un aroma a menta que despide Camus, no se sabe si sea de su cabello, algún perfume o simplemente su olor corporal. Fantaseo mil veces el cómo le propondría toda una vida juntos, no creía que lograría tener una sola oportunidad de hacerlo.
No sabe que decirle, ni cómo reaccionar ahora, su cuerpo se desea zafar, pero… En cierta forma… Es una ventaja que también puede aprovechar para… Olvidar a alguien…
-Se lo que significa un corazón roto, el que no te correspondan, es doloroso y sientes que todo tu ser es tan frágil sino estas con esa persona…- Su experiencia a habla, y la utiliza para seguir destruyendo la poca cordura que yace en Acuario.
Palabras que llegan al corazón… Pensamientos que abruman…
Ojos violetas admirando la nada blanca, dejando que las gotas de dolor escapen…
No entiende si él debe mantenerse lejos de este sujeto o aceptar lo que le propone.
-Si debes alejarte de alguien, hazlo, quédate conmigo… Podemos irnos lejos de lo que te atormenta- Sus manos se aferran al cuerpo ajeno, impidiéndole que se aleje, pero ya no existe lucha en eso, y claro que eso alegra al pelirrojo -Puedo… Intentar sustituir a quien te hace daño… Conmigo no existirán problemas, porque te puedo amar libremente, no es necesario estar entre las sombras…-
Aunque este Dios guerrero habla al respecto de que alguien no corresponda al amor de Acuario porque este en otra relación o que simplemente no le acepte…
Se quiere ver como el mejor partido, que le entregará su amor sin restricciones, ni condiciones aparentes.
Camus al escuchar esa oferta, sólo se le vienen a la cabeza… El hecho de no hacer algo para evitar que este sentimiento tan fuerte e inmoral crezca al grado que ya no lo pueda soportar. Y que en el momento en que vea a alguien robando la atención de Hyoga… Sabe que no lo resistirá…
Lo entiende, comprende muy bien que está en un punto de quiebre…
Solo recuerda que existió un rumor que Shun y Hyoga llegaron a estar juntos en Libra en una situación comprometedora, le hizo hervir la sangre por un largo tiempo, pero lo negó…
Ahora que sabe los sentimientos del Cisne, está en el filo de cometer una locura, si lo vuelve haber….
Pero, para evitar hacer algo peor, no se deben volver a ver…
Un tono suave se escucha por parte del pelirrojo, tan cerca del oído ajeno, el aliento choca para dejar escapar una propuesta más -Dime, Camus… ¿Es necesario que tengas que sufrir tanto? Solo dime que si aceptas, y después de esto… Jamás deberás volver a ver a quien te atormenta… Haré que seas libre, de cualquier sentimientos que ya no quieras tener-
La propuesta se escucha llamativa, parece la mejor opción envuelta claramente en deseos insanos y posesión absoluta…
Cualquiera en sus cinco sentidos podría darse cuenta de la manipulación, y más si se conocieran de mucho tiempo atrás...
Camus, sí que lo conoce, pero… Su mente y corazón son el caos que no lo ayudan a ver la verdad.
---Santuario de Atena---
-Shion… ¿Estas completamente seguro de esto?- El asombro en el rostro del castaño, incluso esta algo pálido por lo que le relato el peli verde.
Sin duda la noticia tampoco le ha caído en gracia.
-¡¡¡CLARO QUE SI!!! ¡¡¡NO BROMEARÍA CON ALGO COMO ESO!!!- La furia en la voz por parte del Patriarca se nota.
Parecía tan desesperado, como un animal enjaulado, que sólo quiere encontrar alguna repuesta, y detener a Acuario de que cometa una locura.
-Pero… Significa que… Bueno, los dos… Se quieren… ¿No?- Dohko con su manera de ser, buscándole el lado positivo a toda esta situación, aunque si le trastoca un poco.
-¡¡¡¿CÓMO VAS A PENSAR QUE ESO ES ALGO BUENO?!!!- Grita enfurecido, tomando al castaño por la camisa blanca para dormir, justamente del cuello.
Pocas fueron las veces que el Chino veía de esta manera al Lemuriano, actuar tan impulsivo y en cierta forma agresivo, al grado de tomarlo de la ropa y casi zarandeándolo.
Su mirada verde se fija en la rosa que sólo proyecta furia e indignación...
-Shion, cálmate…- Sus manos por instinto toman las del patriarca, que lo sigue sujetando con tanta fuerza.
-¡¡¡¿CÓMO QUIERES QUE ME CALME?!!! ¡¡¡SI, PUEDE SER QUE CAMUS HICIERAN UNA ESTUPIDEZ CONTRA UN NIÑO!!!- Su alteración le provoca que no preste atención a lo que hace con certeza.
Es notorio que esto lo pone de malas, la simple idea de que un maestro este con su alumno, verlo de una manera más allá de la que podría ser de un padre a su hijo…
Simplemente no puede aceptarlo, le indigna completamente.
-Shion, no digas algo como eso- Sin dejar de sujetar las manos que aún lo tienen capturado, frunce el ceño, sin dejar de mostrar una mueca de asombro y angustia total -No creo que Camus sea de ese tipo de persona… Tal vez te estas confundiendo…-
-¡¡¡¿CÓMO VOY A ESTAR CONFUNDIÉNDOME?!!! ¡¡¡ACUARIO ME LO HA DICHO!!!- En este momento no se encuentran en la sala patriarca, están en la explanada de piedra que esta antes de llegar a Piscis.
Se ha quedado sin argumentos, simplemente lo ha desconcertado lo antes hablado por la armadura -Pero... Y si… ¿Solo mal interpretaron todo?- Sonríe nervioso, alzando los hombros sin dejar de sujetar las manos del patriarca.
Claramente esta idea no le satisface para nada al peliverde Lemuriano, que sigue fruncido el ceño, molesto por el hecho de que Dohko no reaccione como quisiera.
-¿Acaso no vez la magnitud del problema?- Se tranquiliza brevemente, intentando evita que el dolor en su cabeza siga aumentando.
Al aparecer ambos por estar hundidos en una conversación de un tema bastante perturbador para algunos, no sé percatan de su cercanía y el contacto que mantienen.
-Camus está enamorado de Hyoga y este también lo está de él…- Lanza un suspiro, ha visto el tema de diferentes ángulos en estos momentos que ha estado conversando/discutiendo con el Patriarca… Y ha llegado a un veredicto final
-Shion, puede que no sea la respuesta que buscas, pero… No creo que sea algo tan malo- Solo titubea un poco, sabiendo que el peliverde se lo va tomar muy mal.
-¡¡¡¿CÓMO PIENSAS QUE NO ES ALGO MALO?!!!- Dicho y hecho… Ese Lemuriano sí que va a todo en contra de ese tipo de relación.
Vuelve a elevar su voz, mientras sujeta con más fuerza las prendas que no suelta.
Su rostro sereno ahora se manifiesta algo serio, dejando escapar suspiros y asintiendo levemente, para plantarle cara al antiguo Aries -Si, puede que sea algo raro o erróneo, porque en cierta forma Camus cuido y terminó de criar a Hyoga, pero… Seamos honestos, seis años… No es una enorme diferencia- Calla un instante, notando cómo el rostro del pontífice se descompone, y casi pareciera tener un tic nervioso en el ojo derecho -Además… Pronto cumplirá dieciocho años, ya será un adulto, y tiene todo el derecho a decidir si quiere estar con Camus o no- La situación a como la ha escuchado plantea muchas cosas terribles y malas, claramente no es algo que pueda ver de forma objetiva o subjetiva, por que necesitaría primero escuchar el problema desde el origen…
Ama a Shion, es su verdad, pero no niega que tal vez está exagerando un poco.
El coraje y rabia se refleja en el rostro del peliverde, demuestra su altura, mira hacia abajo al otro, pensando que sus ideas son tan erróneas y desagradables también.
-¡¡¡NO VOY A PERMITIR QUE ESE TIPO DE RELACIONES SE DEN EN EL SANTUARIO!!! ¡¡¡NO ESTAMOS HABLANDO DE UNA SIMPLE CUESTIÓN DE EDAD, SINO QUE SON MAESTRO Y ALUMNO, ESA SITUACIÓN, LOS CONDENA!!!- Quiere mostrarse amenazante e imponente, pero lamentablemente esta ante alguien que es de su misma generación, quien le tiene respeto, pero no miedo de expresarle cuando está equivocado.
-Sé que para ti, los lazos de ese tipo son sagradas, son como familia, pero no puedes encasillar a todos así- Le hace ver su punto de vista, sin gritos, sin alterarse, mirando a los cuarzos que lo enamoran, pero esta vez no cederá -Para algunos existe la posibilidad de que un maestro y su alumno se enamoren y nadie puede hacer algo al respecto-
Sus manos sujetando con más fuerza las ajenas, es tentador, pero sería muy tonto que se atreviera a algo en esta situación…
Donde, el amanecer está por llegar, indicando los primeros rayos tenues de esta estrella caliente, sí que lo que parecía minutos para ellos, en realidad fueron horas.
El tiempo vuela en una discusión.
Cada palabra que sale de la boca de Dohko, es algo que le molesta y duele más al otro, creyendo que él sería el único que lo entendería perfectamente, le comprendería y apoyaría en este caos que debe reparar a como dé lugar.
Afloja el agarre de las prendad ajenas, desviando la mirada, no porque sintiera que esas palabras fueran verdad, sino porque no cuenta con el apoyo del castaño para hacer algo, entiende que está solo en esto.
Sus cuarzos están furiosos, preferiría mejor irse e intentar hacer lo que sea por el bien del bronce.
-Bien, si eso piensas… Entonces, me ocuparé de este asunto personalmente- Sus manos han dejado de sujetar esas ropas, pero al querer retirarlas, se da cuenta que las de Libra lo toman con mayor fuerza.
Para este punto Dohko ha notado esto, que sus manos siguen sujetando las de Shion.
Sin embargo no las piensas soltar…
-Shion- Lo llama con calma, queriendo que la situación sea mejor entre ambos, pero… Para este momento sería completamente difícil que llegará a ser así…
El tono de voz simplemente es diferente, rogando ser escuchado, pero a la vez imponiéndose para lograr ser escuchado.
-Me tengo que ir- Responde enojado, intentando alejar sus muñecas sin ningún éxito, pero también sin posibilidades de responder, ya que…
Alguien decide continuar una conversación que terminará en algo nada beneficioso para estos dos.
-A veces… Uno no decide de quién enamorarse, sino… El mismo corazón lo hace- Sus ojos puestos en el peliverde, la diferencia de estaturas es notoria, pero su determinación es incomparable.
Las mejillas pálidas se sonrojan, la sorpresa en sus ojos por algo que creía que no ocurriría nunca, pero… No se había percatado del todo, temía engañarse a sí mismo.
Esta dulzura de confesión indirecta, con toques de querer apoyar y ayudar a los Acuarianos, que claramente se encuentran en una situación tan poco favorecedor.
---Templo de Leo---
Despertar al amanecer, usualmente no es su rutina, pues… Cuando los primeros rayos de sol alumbran su rostro, se acurruca al cuerpo de su pareja…
Pero, al mover su mano, con los ojos cerrados, su tacto no alcanza a sentir al cuerpo ajeno que desea tanto…
Algunos murmullos de molestia se dejan escapar, frunciendo el ceño.
-¿Milo…? ¿Ya… Te levantaste?- Pregunta algo fuerte, como si alguien lo fuera a escuchar.
Pero no existe respuesta, y claramente esto lo hace preocuparse un poco.
Los cabellos castaño claro, esparcidos por la almohada blanca, abriendo sus ojos pesadamente… Intentando acostumbrarse a la luz solar que va bañando su cama, como aquellas sábanas que cubren su cuerpo.
Presenta marcas de chupetones y mordeduras en varias partes de su ser…
-Mmh… ¿A dónde fuiste?- Se intenta incorporar, aunque al estar boca abajo su cuerpo aún se siente muy pesado, y hasta adolorido.
Sin duda el Escorpión dorado ha hecho muy bien su trabajo de pedir disculpas y reconciliación al León dorado…
Aunque no hizo nada malo, más que ocultar información ajena… Pero eso ya se arregló.
Teniendo una buena sesión de pedir disculpas… En donde le demostró con cada embestida, mordida y beso su infinito y salvaje amor, en donde todo queda arreglado entre ambos.
Lanza un suspiro, con la mirada aún cansada, deseando saber dónde se encuentra su bicho, pues quería su calor para seguir acurrucado.
-¿A dónde… Te fuiste a meter?- Su mente rápidamente se va al pensamiento de que en sus recuerdos, no está el hecho de haberlo sentido al momento de acostarse…
Confundido, pues… Algo en su mente… Pareciera estar borroso, un recuerdo que apenas si puede traer a su conciencia.
-¿Eh?- Su cuerpo aun duele, pero se incorpora sentándose levemente, recargando su espalda en las almohadas, notando que de lado de su pareja todo sigue estando igual -¿No viniste a dormir?-
Bosteza, aun no captando su entorno del todo, pero sólo pensando en que su Milo no está y es extraño.
Pues usualmente le avisa cuando se queda a dormir en el octavo templo.
Es allí cuando su mente adormilada y distraída por naturaleza le revela algo que no lograba recordar para nada.
Entre sus sueños, recuerda algo…
La voz de Milo, que le dedico algunas palabras que no fueron en físico… Sino…
---Flash Back---
-Gatito… Oye...-
En su inconciencia podía escucharlo, solamente en su mente que duerme, aunque en ese instante se mueve sobre la cama.
-¿Qué? ¿Dónde estás?- Murmura entre sus sueños simplemente.
-Digamos que estoy en una misión, de dos corazones que son muy tercos para aceptar sus sentimientos-
-¿Qué? ¿Quiénes?- Confundido sólo pregunta aún en su adormilamiento
-Hyoga y yo vamos a ir a Asgard. Buscaremos a Camus pero debo ir para que no haga una tontería- Una leve pausa hace -Ya sabes cómo son… Debo poner algo de orden-
-Pero, ¿Qué vas hacer?-
-Solo cúbreme hasta que vuelva y te prometo que te compensare con lo que te gusta- El tono seductor se deja escuchar, haciendo que la seriedad del asunto desaparezca.
---Fin Flash Back---
El rostro del León dorado se vuelve rojo carmesí… Al solo pensar que le deparará al regreso del bicho dorado.
Pero igual, el pensar que este se ha ido de repente, sin decir nada a nadie, solo avisarle…
Es obvio que esto saca de su ensoñamiento matinal a Aioria, para alarmarlo.
-¡¡¡¿QUÉ TE FUISTE A DÓNDE?!!!- Todo asustado, alterándose, para que poco le importe el dolor que siente de punzadas en su retaguardia, que aún presenta a pesar de tener poco menos de veinticuatro horas de haber sido tomado por el Escorpión.
Sus ojos color verde brillante se abre de par en par… Su rostro se alerta y deja ver preocupaciones inmensas, pues… Milo solo le aviso vía cosmos que se iría a Asgard, por los problemas de los Acuarianos, pero eso lo deja exactamente igual que al inicio.
-Ay…- Ahora si siente el dolor en sus caderas, cintura y espalda, pero no le molesta el haber sido tomado con esa ferocidad, pero si una cosa -¿Qué pasa, Milo? ¿Ahora en qué líos te has metido?-
Frunce el ceño, le preocupa su novio, pero admite que es un idiota a veces, que se involucra en asuntos ajenos.
-Espero que no te tardes, que tienes que entrenar a tu discípulo… Y…- Niega con la cabeza, bufando -Avisarme así de repente…- Se cruza de brazos, presentando una vena pronunciada en la frente que le pulsa por el enojo, con una sonrisa algo macabra -¡¡¡¿QUIÉN CREES QUE SOY PARA SOLO AVISARME ASÍ?!!! ¡¡¡MEREZCO QUE ME LO DIGAS DE FRENTE, IDIOTA BICHO!!!-
Despertar con una confusión, sin entender los recuerdos poco nítidos disfrazados de sueños, pero a los minutos recobra la noción del tiempo, y entiende que eso fue real.
Que Milo le aviso, aunque fuera vía cosmos por medio del sueño, no es algo que le fascine, ya que parece molestarle que tome decisiones tan repentinas, sin darle más explicaciones, que esos motivos triviales.
Sin duda el pelicerúleo deberá rendirle algunas cuentas a cierto gatito enojado, al regreso de esa misión que solamente espera que todo salga bien…
Igualmente intentará no intervenir mucho en este tema ajeno…
---Asgard---
-¡¡¡ACHU!!!- Un estornudo fuerte se hace presente, con el temblor por el espasmo, y los brazos cruzados delante del pecho, intentando calentarse -Que frío hace- Habla notando lo obvio.
El andar de ambos caballeros de Atena se ha vuelto a solo usar su caminar normal. -¡¡¡¿POR QUÉ NO PODEMOS SIMPLEMENTE ACELERAR EL PASO?!!!- La desesperación de haber llegado a un punto donde el presentarse con una velocidad fuera de lo humano se viera como algo problemático.
-¿Si recuerdas que aunque hayamos ayudado a estas tierras, a Odín y todos ellos, aún tenemos que ser cuidadosos en no buscar problemas donde no tenemos?- El dorado sólo presenta el panorama que tienen a su alrededor.
-Pero… Mi maestro está aquí, ya no puedo soportar estar lejos… Necesito…- La desesperación va creciendo a paso apresurado que va dejando a tras al pelicerúleo -Necesito verlo, hablar con él y hacerlo entender que no importa nada. No me importa absolutamente nada de lo que pase, solo… Estar con él es suficiente para mí-
A escuchado esas palabras desde que sus velocidades tuvieron que disminuir, y no es que le moleste, pero sí le hace pensar seriamente en este conflicto -Te recuerdo que aunque tú no puedes consentir algo así, aún eres un niño, un menor de edad para esta sociedad que no te dejaría estar con un adulto, hasta cumplir dieciocho años- Pone una mano delante del rostro del rubio, para callarlo -Si, ya sé que tienes diecisiete, pero… Se consciente que no solo la edad es el problema-
Frunce el ceño, entrecerrando los ojos, apretando sus puños con molestia por este hecho, duele el corazón, su mente está desesperada, pero el deseo y el querer expresar ese amor, lo está volviendo realmente loco
-Eso ya lo sé- Murmura con enorme fastidio, sin dejar de andar a la máxima velocidad que puede -No pienso causarle problemas, pero tampoco que me alejare de él… Solo esperare a que aceptemos lo que sentimos… Es lo que pido, lo que quiero… Y un corto tiempo a mi cumpleaños… No será tanto problema- Se ha puesto a pensar con tranquilidad durante ese recorrido, es difícil poder ser sensato en esta situación pero lo está intentando.
Solo por el bien del actual Acuario pero…. Es todo un conflicto que no se arreglara hasta que hable con quién robo su corazón.
-¿Qué harás si Camus aún piensa en dejarte ir?- Le plantea la pregunta que claramente aún tiene una gran posibilidad de que suceda, de hecho Milo intuye que será la única hasta ahora que puede existir…
Aún tiene esperanzas de que estos dos puedan hablar y entenderse, pero… Conoce a su mejor amigo.
-No dejaré que eso pase- Contesta con decisión en su voz.
Puede ser solo un joven de diecisiete años, inexperto en el amor, cobarde como el mayor peliaguamarino, pero… Ha tomado valor, para seguir… Al saber que su maestro le corresponde… Que sus sentimientos si pueden florecer…
Germinar en una estepa helada será difícil, pero si ambos se esfuerzan, tal vez no lo sea…
Los conflictos que existen aún son muchos, pero en el corazón y mente de Hyoga ya no existe miedo, ni confusión…. Lo pensó y no va a dejar que Camus se aleje de él, aunque deba hacer cualquier cosa para tenerlo a su lado...
¿Egoísmo puro?
O
¿Amor sincero?
Cuál sea la respuesta… La conversación es interrumpida, pues al estar a nada de llegar a las entradas de Asgard… Una voz conocida para uno de ellos los llama.
-Milo de Escorpio- Suena algo feliz aquella voz que se presenta de repente -Cuanto tiempo sin verlo-
Ambos se giran, la mirada azul pacifico del menor busca quien los llama, y la color azul verdoso sorprendida y molesta de solo ver a quien se le presente de frente.