Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love in Four Seasons (Riren/Ereri) por Tesschan

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

CAPÍTULO 3:

(WINTER)

WARM NIGHT

 

Gélido frío

junto a la hoguera;

cálida noche.

 

 

 

A diferencia de Shiganshina donde has vivido toda tu vida, fin de año llega a Stohess pintado de blanco puro y nieve hilada. Llega teñido de invierno cargado con la esencia de la gélida escarcha, y la leña quemada de las chimeneas que espantan el frío como si fuese un monstruo.

Fin de año llega haciéndote sentir melancólico y algo malhumorado, porque los finales y las despedidas jamás han sido lo tuyo; no obstante, mientras arrastras los pies por la calle vuelta un blanco manto a tu paso, alegría naciente enciende en ti al ver quien te espera frente a la tienda, haciéndote sonreír.

Dos semanas son las que Levi ha formado parte de tu vida. Dos semanas en las que has debido estudiarlo y conocerlo, adaptándote a sus silencios, profundos como abismos que presagian el desastre, y su ceño fruncido que es solo una fachada para ocultar su gran corazón.

Levi es sereno y silencioso como la nieve cayendo en una tarde de diciembre, pero cuando algún viento tempestuoso llega alterando su calma, ventiscas invernales son las que asolan todo a su paso. Aquel mal tiempo que convierte en tormentosos mares el gris de su mirada, y el cual te ha hecho cuestionarte tantas veces la causa de su dolor.

Los saludos como siempre son un juego entre ustedes, contigo provocando y coqueteando un poco, y con este fingiendo no prestarte atención, aunque sabes bien que siempre lo hace.

La rutina para ambos comienza como cada día, acomodando la tienda, compartiendo el desayuno y acordando cuáles serán las preparaciones especiales para aquella jornada. Es una rutina sencilla que en verdad te gusta, porque aunque parezca algo egoísta, por aquella solitaria hora, Levi solo tiene ojos para ti.

Pero del modo cruel en que suelen desaparecer las cosas buenas, sus palabras rompen tu burbuja de infantil felicidad en un simple pinchazo. Bebes té y asientes mientras frunces los labios, sintiéndote traicionado a pesar de comprender que no hay motivo, sobre todo cuando a Levi solo lo ha movido una buena intención.

A diferencia de los días anteriores, donde el cierre para ustedes suele llegar con la aparición de la hora nocturna, esa jornada Four Seasons solo abrirá hasta media tarde.

Levi señala que con el Año Nuevo en ciernes no vendrán clientes, y que de ese modo ambos podrán tener tiempo para descansar y reunirse con la familia o los amigos, haciendo de aquella fiesta anual algo especial.

Asientes nuevamente y apenas sonríes, sintiendo ya el peso de aquella tarde presentándose ante ti envuelta en soledad profunda para despedir aquel año no demasiado bueno, y contigo fingiendo que nada de eso importa, aunque por supuesto lo haga.

Y cuando la escarchada mirada de aquel otro hombre se posa en ti siendo un cálido deshielo, por un instante temes que tu máscara caiga y las verdades afloren; porque no quieres que este te vea realmente, la triste verdad tras la fachada falsamente embellecida; y mucho menos deseas que deje de contemplarte, no cuando su presencia se ha convertido en la hoguera que, finalmente, ha desterrado tu frío.

 

——o——

 

Refugiado en la cocina como tu territorio seguro, el piano de Liszt es quien cuela sus notas hasta tus oídos, entonando su Sueño de Amor.

Antes de que Levi y Four Seasons formasen parte de tu vida, la música clásica no era algo que te atrajese en demasía; sin embargo, del mismo modo que has aprendido a disfrutar del té y los silencios meditativos, del trabajo en conjunto en misteriosa camaradería que parece hablar de toda una vida conociéndose, los diferentes compositores que llenan la existencia de aquel otro hombre se han vuelto también los tuyos, así como tus canciones absurdas y pláticas ininterrumpidas se han vuelto las suyas.

Oyes despedirse a los últimos clientes de ese día en apenas un murmullo, deseando un feliz comienzo de año que Levi responde en igual medida. Suspiras al sentir que el tiempo ha volado a pesar de haber rogado fervientemente porque no lo hiciese, pero te consuelas pensando que si anidas en tu cama nada más llegar a tu cuarto, podrás fingir que aquella noche no existe.

Guardas en la nevera la masa de galletas que has dejado lista para el día subsiguiente, y sacas fresas para trocearlas, intentando así estar tan ocupado, que Levi no tendrá más opción de darte tiempo antes de insistir en poner ya orden, para que puedan marcharse.

Años atrás, recuerdas, aquellas fechas te encantaban. Eran días alegres que esperabas con el ansia de las cosas vividas y las aventuras por venir, y te duele pensar que ya no lo sientes así. Los golpes profundos pueden hacer estragos en una persona, y tú nunca has sido tan valiente como para soportar el oleaje batiente sin dejarte abatir.

Tus pensamientos, tus sentimientos, se vuelven tan umbríos como la noche sin luna; tanto que no oyes a Levi llamarte cuando lo hace, y en el instante que su presencia aparece frente tuyo como un espectro, la sorpresa te invade y cometes un error.

La sangre fluye sobre la blanca encimera, pero no sientes el ardor del corte; no hasta que el otro hombre toma tu mano y la alza, contemplando con evidente horror lo que acaba de suceder.

—No es grave —lo tranquilizas, porque aquello no es la primera vez que te ocurre; pero este no te suelta, y todo se convierte en un caos de emociones desenfrenadas en tu interior.

Obedeces y lo sigues por inercia, o porque algo en ti, en Levi, acalla las protestas que siempre parecen llegar prontas a tus labios. Contemplas el agua del grifo correr arrastrando la roja sangre que fluye, destiñéndose como el color de las flores al marchitarse, hasta que ya simplemente no son nada.

Y es en ese instante que tu corazón se detiene, porque tienes la seguridad de que aquello lo has vivido, lo han vivido, conservándolo en algún rincón de tu memoria casi como si fuese una fotografía en blanco y negro, siendo Levi todo palidez espectral, resaltado en bordes pintados en carboncillo oscuro.

—Ah, joder —murmura este al ver que parte de tu sangre ha salpicado de rojo el blanco suéter que lleva, como una flor carmín sobre la nieve, creando un espectáculo precioso; sin embargo, al contemplar tu evidente culpa suspira, restándole importancia—. Saldrá, así que quita esa expresión de mierda, mocoso.

Por supuesto, los remordimientos no se van del todo, pero sí lo justo para dejarle y verle hacer cuando venda tu dedo con delicada amabilidad.

Liszt es quien todavía llena con su música la tienda ya cerrada, pero para ti aquel silencio cómodo y cómplice, silencio de respiraciones quedas, miradas preocupadas y cercanía compartida, te parece una melodía mucho más hermosa y agradable.

—Hange y Moblit harán una cena para recibir el nuevo año hoy en su casa; no será la gran cosa, pero me han invitado a asistir. Si no tienes planes para esta noche, ¿por qué no vienes conmigo?

La invernal mirada de Levi no se aparta de tu mano en ningún momento al decir aquello, y aunque no hay duda en sus palabras, sientes sus dedos vacilar ligeramente en su toque.

Conexión o presentimiento, no puedes discernirlo del todo, pero aun así sabes con absoluta certeza de que aquel hombre ha leído la soledad en ti, quizá porque la ha sentido propia y la reconoce, haciendo que aquella petición tan extraña sea su forma de decirte que te comprende.

Respondes un «sí» que notas tan trizado en tus labios resecos que te espantas, pero cuando los grises ojos de Levi vuelven a mirarte, cuando vuelves a verte reflejado en ellos, la calma que él parece ser, doma una vez más la tormenta de tu interior, y ya no necesitas más.

Has naufragado y te has perdido en aguas tumultuosas durante mucho tiempo, tanto que vislumbrar tierra fue casi como un sueño imposible entre tanta tormenta; sin embargo, finalmente has llegado a aguas mansas, aguas tintadas en suave plata que hablan de promesas mejores y un lugar compartido; uno que se siente seguro y amado, aunque ninguno de ustedes lo comprenda del todo.

 

——o——

 

Un par de sonrisas y súplicas caprichosas, fue lo que te costó convencer a Levi para que preparasen un obsequio que llevar a la cena de sus amigos.

Él protesta un poco, por supuesto, ya que el tiempo es escaso y el agotamiento pesado, pero cede a tus caprichos y se queda, dispuesto a acatar tus órdenes aunque desde un comienzo deja muy claro que ese terreno no es lo suyo.

Preparas la mezcla para el bizcocho y observas a este trozar el chocolate con concentrada meticulosidad, oyendo tu parloteo sin freno mientras guarda silencio como suele ser su costumbre, haciendo que te preguntes una vez más, que será realmente lo que pasa por su cabeza al verte; por su corazón.

La nube de tormenta que horas antes amenazó con sumirte en oscuridad, se dispersa como por arte de magia entre pláticas y el reconfortante aroma de las naranjas y el azúcar. El peso que recubre tu corazón sigue inalterable, aunque no lo desees, pero aquella tarde acompañado lo ha vuelto al menos soportable.

Hablan de la tetería y el cómo ha sido esa semana de trabajo compartido. Hablan de las compras que harán una vez los días festivos pasen y deban retomar el ritmo. Hablan de Hange, que ha ido a visitarlos cada día siendo una tromba de alegría desbordante, y hablan de lo muy diferentes que son Stohess y Shiganshina, y la vida de ambos en estas.

Las palabras escapan como una bandada de aves de tus labios, contando a Levi anécdotas de la ciudad donde naciste, y el cómo fue vivir durante toda tu vida allí.

Tu jefe escucha cada palabra que dices, como siempre lo hace con aquella atención sigilosa, pero cuando estás bañando de chocolate los pequeños pastelillos para ponerlos a enfriar, su pregunta te asusta, congelándote de golpe:

—¿Por qué dejaste Shiganshina?

Aunque el deseo de ignorar aquella interrogante brota en tu interior, sabes con perfecta certeza que no puedes evitarlo.

Te concentras en tu tarea con meticulosidad adquirida, pero al sentir el peso de aquella pálida mirada sobre ti, la anticipación te recorre de aquella forma que tanto detestas, porque no puedes fingir que aquella parte de tu vida no existe.

—Necesitaba un empleo —respondes y alzas los ojos para verle, sonriendo apenas lo justo y esperando que aquello baste de momento—. Stohess me pareció una buena oportunidad para recomenzar.

—¿Realmente ha sido solo por eso, mocoso?

Observas a Levi trazar formas indefinidas sobre la película de harina que ha quedado dispersa sobre la encimera, y durante un instante quieres suplicarle que se calle, que deje de observarte; que por favor desista de aquello que con tanto esfuerzo has desterrado, porque aunque muchas veces los secretos son dolorosos, al menos guardados resqueman menos.

Pero es entonces que tu atención vuelve a tu dedo vendado y al recuerdo de aquel momento que vivieron. La nostalgia de aquello que sientes ya has vivido hace mucho, mucho tiempo, quizás en otra vida, y no por primera vez ante su presencia te cuestionas si su encuentro habrá sido solo una simple casualidad, o el curioso destino moviendo sus hilos.

 —Quizá… Shiganshina ya no era el sitio donde en verdad pertenecía. Ya no quedaba un lugar allí para mí.

La confesión es sincera y por lo mismo te resulta tan dolorosa como amarga, porque por mucho tiempo ni siquiera has deseado reconocer aquello ante ti mismo; no obstante, la mirada de Levi se suaviza en los bordes, lo justo para que la fría escarcha que siempre ves en ella te recuerde el deshielo, sobre todo cuando esta es seguida por una débil sonrisa que curva sus labios, cálida como el sol naciente.

—Quien sabe, mocoso. Quizá, tu sitio siempre ha sido aquí —te dice con la seguridad de las cosas ciertas—. Yo me alegro de que estés aquí.

Y aunque durante mucho tiempo has sentido que no perteneces a ningún sitio, aquel lugar se siente como estar finalmente en casa.

 

——o——

 

El reloj marca ya las ocho cuando acaban, porque ambos han alargado la tarde de forma infinita, no deseando abandonar la tetería a pesar de que deben hacerlo.

Sales del cuarto de baño ya vestido para marcharte a casa de Hange, pero cuando llamas a Levi, este no responde de inmediato, perdido en sus pensamientos que se han arremolinado junto a la ventisca de nieve que se aprecia tras los ventanales, fuera del local.

—Tenemos tormenta de nieve —te explica, jugueteando con el móvil que sostiene entre las manos—. Hange me ha dicho que han cortado los caminos.

La noticia tarda un par de segundos en aterrizar en tu cerebro, porque ante la sorpresa que significa aquella inesperada nevada, comprendes que sus planes han acabado por completo sepultados bajo esta.

—Debería marcharme entonces. Si la tormenta empeora…

—Marcharte y una mierda —suelta Levi torciendo los labios y frunciendo su pálido ceño—. ¿Caminando a esta hora y con todo cubierto de nieve? Joder, si ni siquiera creo poder sacar el coche.

Durante un instante que parece indefinido, ambos se contemplan sin saber qué hacer. Estás un poco asustado y terriblemente cohibido, pero aquella negativa te resulta dulce y la sientes conocida; la sientes como un algo que ata y cuyo extremo ha estado siempre ligado al tuyo, como un dorado hilo que no deseas perder.

—Tengo un cuarto extra —masculla Levi, por primera vez dejando entrever cierto nerviosismo en su mirada y un tenue tinte rosa coloreando sus mejillas—. Si no tienes planes para hoy y nadie te espera, ¿por qué no te quedas?

Miles de emociones te asaltan tras oírlo, sin saber hasta qué punto es correcto aceptar su invitación y traspasar la fina línea de jefe y empleado que se han esforzado en trazar, quizá por miedo; no obstante, tu parte más rebelde, la que parece estar siempre acechante ante la necesidad de que aquel hombre te preste atención a pesar de no merecerlo, despierta de su letargo siendo vendaval eufórico y enfurecido, obligándote a tomar la oportunidad que se te ofrece, antes de que puedas arrepentirte.

Si cerrar la tienda se les hace difícil debido a la nevada, subir las estrechas escaleras que llevan al departamento de la segunda planta de la tetería es casi un milagro que arranca tus risas a borbotones y las maldiciones del otro hombre a partes iguales.

Al observar a tu alrededor mientras esperas que Levi abra la puerta, notas que la calle se ha vuelto del blanco puro de los nuevos inicios, contrastando con el cielo ya oscurecido que ha hecho caer sobre ustedes la pesada noche, envolviéndolo todo como si fuese un secreto; uno compartido solo entre los dos y que, egoístamente, te agrada.

Líneas simples, colores neutros, libros a montones y el persistente olor a té mezclado con leña, impregnan el ambiente y es lo que te recibe nada más poner un pie en aquel espacio hasta ahora vedado. Todo allí habla de Levi, y todo allí grita su soledad, haciendo que una vez más te cuestiones sobre que habrá pasado en su vida para haberlo vuelto tan taciturno, tanto que tu compañía complicada es mejor que nada.

El resto de la siguiente hora se vuelve una divertida vorágine, con ambos intentando preparar una cena improvisada que a tus ojos no queda tan mal, tal vez simplemente porque es compartida y tus fantasmas no amenazan con morderte los costados hasta lograr desangrarte.

Comen en la sala frente a la chimenea, y ya sea porque se siente cómodo o la noche lo amerita, por primera vez desde que lo conoces, Levi te habla de sí mismo.

Te cuenta sobre su afición adquirida por el té desde sus tiempos de estudiante universitario, y te explica cómo fue todo el proceso de abandonar su trabajo de abogado en un importante bufete, para abrir finalmente su propia tetería.

Notas los espacios en blanco en su historia, aquellas pequeñas pausas que se hacen más largas a medida que la plática avanza; aun así, finges no enterarte, porque sabes lo doloroso que revelar secretos puede ser.

Levi prepara té para ambos, y a pesar de que ya la medianoche casi llega, es English Breakfast su extraña elección.

Pones leche al tuyo pero rechazas el azúcar, contemplando como el ámbar rojizo de la infusión se atenúa bajo el blanco líquido cuando este se vierte.

El primer sorbo te lleva de regreso a tu infancia, de mañanas cálidas y un futuro que entonces parecía por completo enorme a tus ojos; un futuro que acabó tan diluido como aquel té: un poco amargo, un poco dulce a veces, pero al menos, en ese momento, tan reconfortante como aquel cálido brebaje.

Tomando entre tus dedos uno de los pasteles Jaffa que preparaste esa tarde, lo contemplas unos instantes antes de comerlo como está haciendo Levi.

El amargor cítrico del chocolate negro y la naranja estallan en tu boca al primer bocado, mezclándose con el suave dulzor del delgado bizcocho antes de diluirse en el ligero gusto astringente del té y la leche.

No comprendes lo que realmente ocurre hasta que sientes la mano del otro posarse sobre tu cabeza, dándote cuenta entonces de que estás llorando. Porque aquella amalgama de sabores te ha llevado de regreso a ese pasado difícil de olvidar; un pasado totalmente inalcanzable.

Quieres decir muchas cosas, explicar aquel tonto momento de debilidad, pero allí, sentado frente a chimenea junto a Levi que te consuela, simplemente no hayas palabras para sincerarte.

Y el viejo año se despide, llevándose todo tu dolor y decepciones a cuestas. Y el nuevo año da inicio, con la incertidumbre de las cosas por venir; aun así, esa vez no hay miedo, tan solo la reconfortante sensación de que no estás solo y que aquella, como pocas veces en los últimos meses, es una noche por completo cálida.

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer de corazón a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Espero que el capítulo fuese de su agrado y valiera la pena el tiempo invertido en él.

Realmente este capítulo debería haber sido subido ayer, pero… pasaron algunas cosas, así que ya está hoy, y una vez más con Eren como protagonista, sufriendo un poquito, jaja.

Igualmente, creo que como la mayoría ya supone cual es la trama base de la historia (reencarnación y vidas pasadas de una forma un poco extraña), explicaré algo que he ido agregando a la historia en cada capítulo como una especie de juego bobo.

Yo soy muy fan de CLAMP y la forma en que ellas entrelazan todos sus universos, y aunque esta historia no es de multiversos como tal, si he ido tomando algunas cositas específicas de otras de mis historias para introducirlas aquí. No es nada que vuele la cabeza ni vaya a tener un peso enorme dentro de la trama, pero si me gusta la idea de que se sienta que Eren y Levi en la versión que sea, siempre están destinados a encontrarse y enamorarse.

Así que si alguien me ha leído en otras historias y repentinamente siente que ciertas situaciones le parecen «conocidas», probablemente lo sea. Cada capítulo toma alguna escena de otra historia y la hace sentir «similar»; por lo que quien quiera, es libre de aventurarse a adivinar a que historia pertenece esta, jaja.

Y ya pasando a las dos preparaciones que marcaron este capítulo, estás son pasteles Jaffa y el English Breakfast. Todo completamente inglés en esta oportunidad.

En el caso de los primeros, más que ser un pastel en sí mismo, el pastel Jaffa es una galleta, por lo cual son pequeños y redondos. Su base es de bizcocho genovés, el cual no lleva ningún elemento leudante y solo adquiere su esponjosidad por el batido intenso de los huevos.

La gracia del pastel Jaffa, es su suavidad y mezcla de sabores, ya que el bizcocho es cubierto por un disco de gelatina y mermelada de naranja, y bañado con chocolate amargo. Personalmente, son uno de mis dulces favoritos en la vida y de los que podría comer y comer sin hartarme, jaja.

Por otro lado, el té elegido en esta oportunidad, es el tan conocido English Breakfast, o Desayuno Inglés, y tal como su nombre lo indica, es el que suele tomarse mayormente durante la primera hora de la mañana.

Nuevamente tenemos por aquí un té negro que corresponde a una variedad de Keemun, proveniente del Congo. A diferencia de otros tés negros, el English Breakfast tiene un color ámbar oscuro y un aroma muy fuerte, ya que es un té robusto y ligeramente más amaderado que el resto, siendo a la vez amargo, pero con cierto dulzor floral de fondo. Por lo mismo, al ser un té tan fuerte y reconstituyente, muchas veces suele tomarse con leche, y de allí que Eren lo haga en este el capítulo.

Realmente los tés negros son estupendos con los dulces cítricos y achocolatados, por eso mi elección de esta oportunidad.

Y de momento creo que eso sería todo por aquí, hasta el siguiente domingo con el capítulo cuatro.

Para quienes leen el resto de mis historias, aviso también por aquí, que las actualizaciones solo serán de momento los días domingos (aunque venga algo desfasada esta semana), por lo que subiré todo lo que alcance a tener listo en la semana ese día; así que para hoy en la tarde, el capítulo 7 de Tú + Yo = Allegro que está en espera de su subida. Y para el siguiente domingo, serían el 4 de Love in Four Seasons, 2 de Pide un Deseo y 14 de La Joya de la Corona, si todo va bien.

Una vez más muchas gracias a todos quienes leen, comentan, envían mp´s, votan y añaden a sus listas, marcadores, favoritos y alertas. Son siempre el mayor incentivo para seguir esforzándome por aquí.

Un abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes.

 

Tessa.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).