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127. Cuidando a I.N. (35) por dayanstyle

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Felix se despertó con un dolor punzante en la cabeza, sin saber por qué estaba en el suelo. Miró a su alrededor, pero su cabaña estaba vacía.

Entonces recordó todo.

One.

El líder de los elfos, había arrastrado a su madre y padre de su cabaña y los ejecutó públicamente. Había luchado para llegar junto a sus padres, pero los guardias de One lo detuvieron. Apartó los ojos cuando fueron asesinados. No había tenido las agallas para ver, a pesar de que había querido mirar a su madre a los ojos y decirla que la amaba, había querido gritar a su padre que estaba orgulloso de ser su hijo.

Pero nunca tuvo la oportunidad. Cuando peleó con todas sus fuerzas, uno de los guardias lo noqueó. Todo esto, porque unos demonios habían susurrado mentiras al oído de One.

Su hermanito Jeong In  o como a él le gustaba decirle, I.N..                          

Se puso de rodillas y envolvió los brazos alrededor de su abdomen, mientras se mecía en el lugar. Se habían llevado a su hermano pequeño unos minutos antes que a sus padres. No sabía dónde estaba, o incluso si estaba vivo.

Limpiándose las lágrimas de la cara, se puso de pie y se asomó a la puerta de su cabaña. Rápidamente la cerró, cuando vio a unos guardias vagando por el pueblo. No sabía lo que hacer. Toda su familia había desaparecido y no tenía a quién recurrir. ¿Por qué One no lo había matado también? ¿Por qué lo dejaron con vida, cuando toda su familia se había ido?

No era como si pudiera preguntarle al líder de su tribu. No quería acercarse al tipo. En verdad, One lo aterraba como la mierda. Lideraba con crueldad y cualquiera que no lo obedecía, era castigado severamente. 

Cuando imágenes de sus padres y de su hermano pequeño invadieron su cabeza, una intensa furia lo inundó. Él no era lo suficientemente fuerte como para vencer a One o a ese demonio con el que se había estado reuniendo en secreto, pero un día, un día cercano, encontraría la manera de hacer pagar a One.

 

 

 

 

 

 

—No me importa lo que Luhan diga—Baekhyun se dirigió a su habitación, mientras Ren lo seguía. —Voy a buscar otro niño. ¿Cómo sabemos que no hay más de uno?

Rodó los ojos. Conocía a Byun Baekhyun desde hace décadas, y aunque Baekhyun no era tan ingenuo como solía ser, todavía tenía algunos tornillos sueltos rodando en su cabeza. 

—Creo que no deberíamos salir —le  dijo. —No hay ningún repollo en el patio trasero, Baekhyun.

—Eso es lo que piensas tú—Baekhyun se puso sus botas rosas de Hello Kitty y se volvió para enfrentarlo. —Creo que sería un gran padre. Ya soy un asombroso padrino, a pesar de que nunca he asesinado a nadie.

Se encogió, cuando Baekhyun comenzó a estornudar. Sus ojos azul grisáceos estaban acuosos, junto con su nariz. Si Niel veía qué aspecto tenía Baekhyun, desinfectaría todo el estudio.

     Como si ya no lo hiciera.                                                                             

Pero el tipo se volvería loco, si supiera que Baekhyun estaba tan infectado. Tomó la caja de pañuelos del aparador y la arrojó hacia su amigo. —Ya estás enfermo. ¿Intentas atrapar una neumonía?

Baekhyun se sonó la nariz y arrojó el pañuelo a la papelera junto a la cama. —Pero quiero un niño—lloriqueó. —¿Por qué Luhan ha conseguido uno y yo no?

Inclinó la cabeza hacia un lado y miró con incredulidad a Baekhyun. 

—No ha conseguido ningún niño. Luhan no puede quedárselo, como si fuera un animal extraviado. Van a encontrar a sus padres y devolverlo.

Miró a su reloj. Ya llegaba tarde a la cena. Si no se iba pronto, Baekho enviaría un ejército a buscarlo. Su compañero no se andaba con juegos, cuando se trataba de él.

—Tengo que irme—Se dirigió a la puerta de la habitación. —Sólo prométeme, que no saldrás afuera.

El labio inferior de Baekhyun se deslizó hacia fuera y cruzó los brazos sobre su pecho. Si no se viera como un lindo cachorrito, le habría fruncido el ceño.

 

—No te prometo nada. Voy a ir a encontrar a Chanyeol y vamos a buscar un niño—Se dio golpecitos en la barbilla con el dedo. —Sin embargo, tiene que ser un niño. No sé nada sobre criar chicas.

Negó con la cabeza, mientras salía de la habitación de Baekhyun. Vio a su amigo E.Den en el pasillo y lo detuvo. Este tenía el tamaño de un tanque Sherman, con músculos asomando por todas partes. Podría parecer intimidante, pero era un gran oso de peluche. 

—¿Me puedes hacer un favor?

Los ojos marrones oscuros de E.Den brillaban de alegría. 

—Cualquier cosa por ti, amigo.

—Mantén un ojo en Baekhyun. Va a intentar salir afuera, a encontrar un niño, como hizo Luhan.

Las oscuras cejas de E.Den se alzaron. —¿Eso es de lo que trata todo el alboroto?

—Sí. —Echó un vistazo a su reloj de nuevo. —Tengo que irme, antes que Baekho enloquezca, porque llego tarde.

—Trataré de vigilarlo —dijo E.Den. —Pero no prometo nada. Rasa y yo nos dirigimos a la ciudad, dentro de poco. Pero les diré a los demás, sobre los planes de Baekhyun.

Estuvo medio tentado a quedarse. ¿Y si Baekhyun realmente encontraba un niño en la nieve? Además, sería divertido jugar afuera y tener una pelea de bolas de nieve. Pero Baekho lo estaba esperando, por lo que se puso el abrigo y salió por la puerta de entrada donde Chanhee estaba esperándole en su camioneta.

Sólo esperaba que Baekhyun no se perdiera en los bancos de nieve.

 

Luhan hizo un agujero en la alfombra, en el exterior de la oficina del Dr. Jaejoong. ¿Qué diablos le estaba llevando tanto tiempo? Heechul se apoyó contra la pared, con los brazos cruzados. Key se sentó en el suelo de espaldas a la pared, suspirando cada par de minutos mientras esperaban.

Jongin había entrado en la oficina, lo que lo había molestado. ¿Por qué su compañero podía entrar pero él no?

 

—No puedo soportarlo más—Se dirigió a la puerta, pero Heechul lo agarró del brazo y lo detuvo.

—Amigo, Jaejoong te hará trizas, si irrumpes allí—Le dejó ir el brazo. —Solo relájate y espera.

Lo más loco, era que se sentía como un padre, esperando anhelante a que se abriera la puerta del doctor. No podía explicar por qué estaba tan ansioso o por qué se sentía tan violento ante la idea de que sufriera algún daño el niño pequeño. Ni siquiera sabía quién era el niño, y sin embargo, sus instintos protectores eran muy fuertes.

Cuando la puerta finalmente se abrió, estaba listo para apartar a Jongin del camino de un empujón. Se palmeó mentalmente la espalda, por quedarse en su sitio. —¿Cómo se encuentra?

—Sus signos vitales son buenos —dijo Jongin, mientras cerraba la puerta detrás de él, una vez más enojándolo. —Pero todavía no se ha despertado.

—Voy a entrar a verlo—Le dio a Jongin una mirada, que desafiaba a su compañero a detenerlo.

Jongin se rió. —Sabes que esa mirada no funciona conmigo. Valió la pena intentarlo. Recurrió a la mendicidad. 

—Vamos —gimoteó. —Prometo no meterme en medio. Todo lo que quiero, es ver por mí mismo que está bien. Por favor, por favor, déjenme entrar.

Con un profundo suspiro, Jongin abrió la puerta. Lo señaló con un dedo. —Mantente alejado de Jaejoong. Lo digo en serio, cachorro.

—Sí, sí—Se apresuró a pasar a su compañero, antes de que este cambiara de opinión. Cruzó la oficina exterior de Jaejoong y asomó la cabeza en la esquina. La sala se sentía como si estuviera a cien grados. ¿No se suponía que las clínicas y los hospitales eran fríos?

—Te escuché mendigar—dijo Jaejoong. —Puedes pasar, pero mantente en silencio.

El niño estaba cubierto de mantas y se veía tan pequeño, que  quería alzarlo y llevárselo con él a donde quiera que fuera. Ahora sabía cómo se había sentido Jongin, cuando había visto a Nana cuando ella era un bebé.

 

 

Los dos la amaban con toda el alma, así como a su hijo, Chaejin, pero él nunca había sentido esto... ni siquiera podía pensar en la palabra correcta. Todo lo que sabía, era que lucharía con uñas y dientes para asegurarse de que el niño no regresara con sus irresponsables padres.

—¿Por qué no se ha despertado todavía? —Se acercó a la camilla. Incluso en su sueño, el niño era demasiado adorable. Sentía la necesidad de comprobar, si tenía diez dedos en las manitas y en los pies.

Has perdido la cabeza, amigo. Tal vez lo hizo, porque comenzó a imaginarse criando al niño, como propio. Realmente la has perdido. No puedes quedártelo sin más.

—Ha pasado por una experiencia traumática —dijo el Dr. Jaejoong. 

—Todos los resultados salieron normales, por lo que debería despertarse pronto.

Había una vía intravenosa en el brazo del niño, y sus mejillas estaban sonrosadas. —¿No puedes darle una pastilla o algo para despertarlo?

El Dr. Jaejoong le frunció el ceño. —Claro, presionaré su botón de  resetear y debería reiniciarse en poco tiempo.

Frunció el ceño. —Eso no es lo que quise decir.

—Sé lo que querías decir —dijo el Dr. Jaejoong. —Aunque los niños son más resistentes que los adultos, todavía necesita tiempo para que su cuerpo y mente sanen. Fue bueno que estuviera vestido con esa ropa de piel, y no creo que estuviera allí afuera por mucho tiempo. Le estoy dando una solución salina caliente a través de la intravenosa para que recupere lentamente la temperatura de su cuerpo. Salvo que haya un daño mental, debería estar bien.

—¿Daño mental? —No tenía idea de qué estaba hablando el doctor.  —¿Cómo golpearse la cabeza?

—O que alguien le golpeara la cabeza—El Dr. Jaejoong parecía  meditativo, por un instante. —No sabemos por qué estaba allí, y sólo es una conjetura, pero el abuso no está fuera de discusión. Pero no quiero saltar a cualquier conclusión, hasta que esté despierto y haya tenido la oportunidad de hablar con él.

No podía entender, cómo cualquiera podría lastimar a alguien tan pequeño. El Dr. Jaejoong solo había afianzado su determinación de proteger al pequeño elfo. 

—Quiero ser la primera persona que vea cuando se despierte, para que quede firmemente impreso en su mente.

El Dr. Jaejoong se rió. —No es un animal, Luhan. Creo que has estado viendo demasiada televisión.

—¿Qué más hay que hacer? —Preguntó. —Esta casa es aburrida como el infierno.

—Encuentra un hobby, además de molestar a la gente—El Dr. Jaejoong se volvió y se dirigió a su oficina.

Acercó el taburete a la cabecera del niño y se sentó. Sacudió suavemente el hombro de niño. —Eh, despierta, amigo.

—Déjalo en paz o haré que te vayas —dijo el Dr. Jaejoong, desde la otra habitación.

Se inclinó hacia atrás y se aseguró de que el doctor no pudiera verlo, antes volverse hacia el niño, listo para removerlo de nuevo.

Realmente se sorprendió, cuando unos grandes ojos azules lo miraron.

 

 

 

—No tengo idea de quién es—dijo Hyesung, mientras miraba la fotografía que Jongin había tomado en su teléfono del niño. —Pero como dije, hace años que no voy al pueblo.

—¿Puedes decir si es un elfo del bosque? —Preguntó Jongin. Echó un vistazo hacia las escaleras. Luhan se había obsesionado con su pequeño niño ya, y sabía que eso no era algo bueno. Por mucho que le gustaría criar a otro niño, no podrían quedarse con uno que se habían encontrado. Tenía que pertenecer a alguien.

Aún así, no pensaba entregar al niño hasta que no hubiera investigado a fondo la razón por la que había estado allí afuera en primer lugar. Ya sabía que tendría una batalla en sus manos para arrebatar al niño de los brazos de Luhan, pero que le cuelguen si iba a permitir entregar al niño a unos padres negligentes.

—Envía esta fotografía a mi teléfono—dijo Hyesung. —Eric y yo iremos al pueblo, para ver si alguien lo reconoce.

—No tienes que preocuparte —le dijo Eric. —El cachorro no irá a ningún lado, hasta que tengamos respuestas.

—Si encuentras a su familia —dijo, conteniendo su gruñido. —Me los traes.

Hyesung asintió. —Ya me lo imaginaba.

Después de enviar la foto al teléfono de Hyesung,  se dirigió a su oficina. Se sentó detrás de su escritorio, apoyando las botas sobre él, mientras llamaba a su hermano.

—Por favor, no me digas que ha ocurrido algo —Young Jae dijo. 

—Ya estoy lidiando con bastante mierda, por mi parte.

—¿De qué tipo?

—Dos de mis lobos se aparearon recientemente, y sus compañeros se enteraron de que su familia son en realidad perros del infierno.

Enarcó las cejas. —No mierda. Espera, eso no tiene ningún sentido. Los perros del infierno no tienen familia.

—Exactamente —dijo Young Jae. —Esto abre una nueva Caja de Pandora, sobre la que no quiero ni pensar.

Tampoco él. Un perro del infierno que podía aparearse era un pensamiento francamente aterrador.                                                           

—Supongo que eso le gana a que mi compañero haya encontrado a un niño pequeño, en la nieve. —Se frotó la perilla bajo el labio, preguntándose cuán grande sería la batalla que tendría en sus manos, si encontraran a los padres del niño. Nunca había visto a su compañero enfrentarse tan ferozmente a nadie.

—¿Acabas de decir que Luhan encontró un niño en la nieve?— Young Jae sonó aturdido. —¿Está vivo?

—El Dr. Jaejoong está con él ahora. Sus signos vitales son buenos.

Young Jae se rió. —Sólo tu pareja podría hacer algo así.

Resopló. —¿Y Sandeul no ha intendado reclamar a Lisa como suyo? Por lo que escuché, Jin Young y Dae Hwi tienen que luchar para alejarla de tu compañero.

Young Jae gruñó. —No me lo recuerdes.

—De todos modos. —Se incorporó y apoyó los brazos en el escritorio. —Tengo contactos afuera, tanteando el terreno para encontrar a los padres del niño, así que mantén los oídos abiertos.

 

Sonrió, cuando Taemin entró a su oficina, una taza de té chai en su mano. Entonces, su sonrisa se desvaneció. Si le estaba haciendo un favor, el tipo quería algo. —Tengo que dejarte.

—Preguntaré por el pueblo —, dijo Young Jae, antes de colgar.

Tomó la taza de Taemin, arqueando una ceja. —¿Con qué propósito me estás sobornando?

Taemin frunció el ceño. —¿Por qué crees que tengo un motivo para traerte tu bebida favorita?

Dejando la taza a un lado, se recostó, entrelazó los dedos y los puso sobre su estómago. —Porque conozco al detalle, a cada pareja a estas alturas.

—De acuerdo—Taemin se dejó caer en la silla frente a su escritorio.  —¿Qué haría falta, para que podamos conservar al pequeño elfo?

Rodó los ojos. Parecía que Luhan no era el único que echaba en falta el sonido de unos pequeños pies correteando. Esta iba a ser una infernal batalla, y no estaba deseando que llegara.

                                          continuará...              
Notas finales:

dejen rws


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