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Notre Beau Rosier por Alleisys

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 CAPITULO II:  La astucia de Ícaro  

 

«Each day, you'd rise with me know that I would gladly be the Icarus to your certainty»

«Oh, my sunlight, sunlight, sunlight»

«Strap the wing to me death trap clad happily With wax melted,»

«I'd meet the sea under sunlight, sunlight, sunlight.»

Sunlight, Hozier

El excepcional salón de reuniones resaltaba por su inigualable y magnate forma circular, en su eje se alzaba una descomunal mesa redonda vanguardista hecha de un ónix cuya piedra era capaz de brillar por su propia cuenta, y cuyos asistentes hambrientos de poder distaban mucho de los radiantes caballeros de los cuentos de la mesa redonda de Camelot.

Todos escuchaban de manera continua la ponencia de aquella astuta e intrépida joven, que para sus noveles veintiséis años, ya había logrado escalar varios puestos hasta llegar a una posición de gran poder en esa compañía de indiscutible renombre, y que a diferencia de lo que muchos pudiesen pensar, no fue por su mortífera belleza, ni por saber a quién abrirle las piernas, que llego hasta donde estaba.

—En síntesis, con este nuevo proyecto buscamos que Charlotte Industries reinventa su imagen de monopolio al invertir ochocientos millones de libras en programas de nutrición masiva creados por nosotros mismos y que serían dirigidos a las zonas más afectadas por las sequias en África Oriental. De esta forma generaremos un gran cambio en las vidas de más de cien millones de personas y lograremos un reducción considerable de la tasa de mortalidad infantil, pasando de un…

Katakuri era capaz de prever todos movimientos que se estaban dando en ese lugar mucho antes de que las personas a su alrededor lo pensasen. Era una habilidad que había desarrollado con el pasar de los años y la experiencia. Aprender a leer a las personas y desnudar sus almas para él era algo que conseguía en solo segundos. Tan básico como imperante en un mundo repleto de depredadores y buitres sedientos de carroña como en el que residía, y que eran precisamente los que lo rodeaban en esos momentos.

Pero estaba bien, porque a diferencia de muchos, él se sentía gratamente complacido de estar rodeado por víboras, porque estas lejos de tratar de picarlo, siempre terminaban bailando para él.

Podía presentir como la mandíbula de su jefe de operaciones se tensaba con cada palabra que salía de la mujer que estaba parada justo frente a ellos, la cual mostraba una sonrisa orgullosa, vestida con ese ajustado y corto vestido palo rosa de Yves Saint Laurent que la hacía sentirse como un ser inalcanzable y totalmente deseada por todos allí.

Arrogante era la palabra que la describía a la perfección, pero al menos para él, eso no era un defecto, sino todo lo contrario.

Porque tambien podía existir belleza en la arrogancia, un talento maquiavélico que te incitaba a pecar hasta el abuso de este, a sentirte en la cima, y pasar de los demás como si nadie más importante. Todo eso, y mucho más, era Ichiji, un joven que vivía en un plano aparte que el resto de mortales, ignorando que con su sola mirada era capaz de cautivar a cualquiera que viese esos indómitos ojos azules, y cuyo cuerpo se había vuelto el escenario viviente de su ambición, deseo y voluntad.

Sonrió muy levemente al sentir como cierta parte de su anatomía se revolvía en su entrepierna al pensar en su hermosa rosa de Versalles y en lo mucho que desearía tener al pelirrojo agachado debajo de esa condenada mesa de piedra de quien sabe cuántos millones practicándole una felación. Poder sentir su viscosa y cálida lengua recorrer con suma devoción toda la extensión de su verga, como si de algo sagrado se tratase. Pasando sus carnosos labios por su duro tronco y succionando con malicioso deseo su glande hasta atorarse. Ichiji aumentaría sus oscilaciones cuando tuviese que tomar la palabra, únicamente con el fin de enfurecerlo, pero no caería en sus jugarretas de niño malcriado. No le daría el placer de verlo entrecortar su voz ni respirar con dificultad. De hecho, haría todo lo contrario, lo tomaría del cuello hasta amenazar con asfixiarlo y lo alzaría hasta tomarlo allí mismo, sobre la maldita mesa de ónix al mismo tiempo que todos sus empleados lo veían con caras desencajadas mientras se jodia a su adorada manzana del pecado. 

Bueno, creo que hablo por todos al decir que esta propuesta es… inesperada…

Katakuri pudo escuchar el eco de una incómoda voz irrumpiendo su placentera fantasía, y el culpable no podía ser otro que el condenado de Robb Lucci, el COO de Charlotte Industries, y el primero cuya cabeza pasaría por la guillotina en caso de que acontecería algún imprevisto en la joya insignia de su familia.

—¿Inesperada? — Había un tenue, muy tenue resquicio de provocación en la suave voz de Violet, jefa del departamento de Relaciones Publicas — Disculpa si no es lo que tu esperabas Lucci, pero teniendo en cuenta la situación sociopolítica actual, lo menos que podemos hacer ahora es mostrarnos al mundo como el conglomerado que somos, y la mejor forma de evitar que nos sigan tachando de un monopolio oligárquico, es dando una imagen totalmente opuesta, y demostrar que tenemos un compromiso con las personas es la mejor forma de lograrlo, incluso si no lo sentimos en verdad.

—Una cosa es mejorar la imagen de la compañía a través de donaciones a Organizaciones sin fines de lucro o alguna estupidez parecida, y otra muy distinta es invertir el 8% de los ingresos mensuales de la compañía en alimentar a niños moribundos en algún confín de África, ¿Y para qué? Solo les regalaras ocho años más de miseria antes de morir. Alargas su sufrimiento, es egoísta, y un pésimo negocio si me lo preguntas.

—Porque no es un negocio Lucci, se llama caridad. — Rebatió la morena.

—¿Quieres caridad? — Reconoció con cinismo — Por qué no se la pides a los gobiernos corruptos de esos países que no contentos con recibir un gran apoyo internacional, malgastan los recursos que la ONU les brinda en financiar guerras por diamantes de sangre como el Tiffany que llevas puesto. Te aseguro que ese niño de Tanzania que trabajo por meses rompiéndose los dedos en una oscura cueva para encontrar cada piedra que luces en tu hermoso collar debe estar infinitamente agradecido contigo.

—¿Por qué tienes tanto miedo de liberar al rebaño Lucci? ¿Acaso es porque no confías en que este volverá a ti una vez que lo sueltes? — Desafió Violet alzando una ceja.

—Por el contrario, uno tiene que vigilar el rebaño; no dejarlo suelto, o todas las ovejas correrán peligro.

Fue solo hasta allí que una suave risilla destaco de entre toda la pesada atmosfera de la sala de reuniones.

Aligerando el ambiente, sentada al lado derecho de Katakuri y luciendo en un fino traje Gucci celeste hecho a la medida estaba Smoothie Charlotte, vicepresidenta del conglomerado que llevaba su propio apellido, y la única persona junto con Katakuri que tenía la autoridad absoluta para hacer y deshacer lo que se le antojara allí.

—Antes que nada, me parece fantástico que ambos tengan puntos de vista tan opuestos y defiendan sus posturas a como dé lugar, pero por favor, no conviertan esta reunión en una batalla conyugal. — Bisbiseo con una sonrisa, liberando varias risas de todos los ejecutivos presentes, y haciendo que Violet sonriera de manera orgullosa.

—Créeme Smoothie, de no saber la diferencia hace mucho le hubiera pedido el divorcio, pero por el mismo hecho que se hacerlo entrando a esta sala dejo de ser la señora Robb por un par de horas.

— ¿Qué puedo decir? El sexo de reconciliación es fantástico. — Lucci no se vio en ningún momento incomodo por las palabras de su esposa, la conocía y amaba cada parte de ella, en especial esa; el deseo voraz de siempre querer llegar a la cima, aunque a veces realmente llegase a irritarlo. Como ahora. — Después de todo, dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer.

Violet rio con notorio sarcasmo ante las palabras de su esposo. — Exactamente cariño, y tampoco olvides que detrás de una gran mujer; hay muchos hombres haciendo cola. — Desafío guiñándole un ojo. — Así que deberías cuidarte la espalda, porque te podrías quedar no solo sin trabajo, sino tambien sin esposa.

La confiada sonrisa de Lucci desapareció al mismo tiempo que las risas de los presentes se desataron en el lugar, y fue Crocodile, ejecutivo en jefe del departamento legal, el que decidió intervenir. — Felicidades por la excelente vida conyugal de ambos, pero volviendo al tema de interés. No me parece una mala idea el plan de Violet. A fin de cuentas, no son a los pobres niños de África a los que estamos ayudando, es a nosotros mismos. Y por favor Lucci, ¿Qué son ochocientos millones de libras para todas las personas que están sentadas en esta mesa?

—Me parece perfecto Crocodile, ¿Entonces porque no financias el proyecto tú mismo? — La impasividad en Lucci se hizo notar en cada una de sus palabras — Porque no estoy dispuesto a liberar tal cantidad de dinero por un programa como ese a menos de que no tengamos el abal de que esa cifra volverá a nosotros.  

—Eso no lo decides tu Lucci. — Fue solo hasta allí que Katakuri acepto intervenir. A decir verdad el dinero era lo que menos le importaba, y Vi tenía un punto, en estos momentos no podían arriesgarse a dañar su imagen. No luego de haber absorbido al último gigante de la industria y monopolizar el mercado. — No se trata de liberar a las ovejas o de vigilar el rebaño, si tu ganado es fiel volverá a ti sin importar que tan tentados estén al ver la inmensidad del campo. — Smoothie y el compartieron una rápida mirada, y sin necesidad de decir palabras se comunicaron todo lo que necesitaban. — Vi, felicidades, el plan sigue. Tráenos un reporte de la recaudación y apenas este todo listo, hazlo público. 

—Eso sería todo señores, — Smoothie fue la primera en levantarse, y luego de ella, todos la imitaron — Muchas gracias por venir.

Al decir esas palabras se retiraron de la sala de reuniones luego de una cordial despedida, caminando a la par, de manera decidida y esbelta. Ver a ambos Charlotte era como apreciar a titanes abriéndose paso entre meros mortales. Mortales que no podían hacer más que admirar su presencia y reconocer su magnificencia al hincar la rodilla ante su sola sombra.

Apenas llegaron hasta la colosal y elegante oficina de Katakuri, el granate dejo a Smoothie para dirigirse directamente hacia el bar que tenía en una esquina.

—¿No crees es muy temprano para un Whisky, hermano? — Cuestiono la albina al tomar asiento en una de las sillas que habían detrás del escritorio de Katakuri.

A decir verdad lo era, pero necesitaba un poco de alcohol si quería sacar la imagen de un Ichiji deseoso de su verga por unas horas de su cabeza. — Nunca es un mal momento para un Macallan, ¿Deseas un poco?

—Del setenta y dos, con un hielo. — Le pidió mientras tomaba entre sus manos el informe de Violet. — No considero que sea un mal plan, luego de la adquisición de Nestlé, todo el mundo cree que indirectamente estamos haciendo del continente nuestro patio trasero.

—Qué curioso, porque yo siempre lo vi así. — Katakuri sonrió sobriamente mientras probaba del intenso sabor del whisky puro.

—Oh, por supuesto que lo es, pero no necesitamos de unos estúpidos sindicatos dirigidos por pseudo laboristas que han leído mucho Marx para su propio bien nos digan cómo hacer nuestro trabajo. Nuestro nombre siempre tiene que estar por encima de todo, incluso de las críticas, y no hay mejor forma de demostrarlo que esto.

—Escuchándote hasta puedo oír la voz de mamá regurgitando en mi oído. — Y eso no era ni un poco placentero.

—Aunque odie la comparación, debes de reconocer que hay muchas cosas que uno puede aprender de ella.

—¿Como ser inequívocamente egoísta y cruel con todo lo que te rodea? — Resoplo cansado.

—Tambien — Acepto la albina sin remordimientos — pero me refería a su lado diplomático, y hablando de diplomacia, deberías intentar ser un mejor hijo con ella de lo que fue como madre para nosotros y hacerte un espacio para verla más seguido. Gallet me dice que no deja de preguntar por ti.

Y seguiría preguntando todo lo que a él se le antojase. Porque a diferencia de antes, ahora él sostenía el mango de la espada, y era Linlin la apuntada con su acero. Lo que menos necesitaba era joderse la existencia yendo a visitar a su madre. — ¿Fuiste tú la que le metió esta idea a Vi, no es así? — No quería hablar de Linlin más de lo necesario.

La albina noto la incomodidad de su hermano y su premura por cambiar el tópico de la conversación, así que le regalo una mirada divertida cuando Katakuri le entrego el vaso de Whisky — Lo dejare a tu interpretación hermanito.

Por supuesto que su hermana lo había hecho. Él siempre había sido de atacar directamente, mostrar su rostro en la escena del crimen y no temer a las consecuencias de sus actos, pero Smoothie era mucho más discreta, ella trabajaba desde las sombras, moviendo los hilos de las personas para que indirectamente terminasen haciendo su voluntad, incluso sin llegar a ser conscientes de ello. Se complementaban perfectamente, y por eso ambos se entendían a la perfección.

De manera inesperada la puerta de la oficina se abrio con rudeza, mostrando a un nada conforme Lucci mientras era seguido por Violet.

—Siempre es lo mismo contigo ¡Ya estoy cansado!  

—¿Disculpa? ¿¡Qué querías que hiciera cuando estabas menospreciando el proyecto en el que he trabajado por meses!? ¡Cualquier esposo con un mínimo de empatía apoyaría a su esposa en un momento como este!

—¡No si mi esposa busca dejarme como un imbécil frente a todos y lo hace con el único fin de quedarse con mi puesto!

—Por amor de Dios, Lucci — Replico indignada palmeándose el rostro— ¡Claro! Como si tu hubieras llegado hasta donde estas siendo cordial y amable. Sabes que prefiero mil veces atacarte de frente que apuñalarte por la espalda. Puede que tú y yo separamos que si estoy donde estoy es gracias a mí esfuerzo, pero para muchos, sigo siendo la estúpida pasante que le abrio las piernas a su jefe para conseguir un contrato aquí.

—¿Y acaso eso es mi culpa?

—¡En ningún momento dije tal cosa!

Smoothie vio la discusión conyugal a la distancia alzando una ceja — Como agradezco que Kuzan sea escritor y jamás tengamos que pelear por estupideces como estas.

—No es porque Kuzan sea escritor que no tienen discusiones, sino que el hombre sabe cuándo no meterse a una guerra en la que no podrá ganar, y le doy merito por eso. No muchos pueden hacerlo. — Acepto el granate, y rápidamente dirigió su mirada hacia dos de las cabezas de su compañía — ¿Les importaría dejar de gritar? No están en terapia de pareja.

La discusión del matrimonio Robb se detuvo abruptamente, dándose una rápida mirada y suspirando con pesades.

—Necesito un trago. — Lucci se dirigió al bar y Vi emprendió camino hacia el ultimo asiento restante frente al despacho de Katakuri, justo al lado de Smoothie.

—Cariño, para mí un vino semiseco. — Pidió la morena cruzándose de piernas — Y solo para que lo sepas, jamás hemos ido a terapia de pareja. Yo prefiero resolver todos los problemas en la cama. — Acepto Violet dándole una coqueta sonrisa al granate.

Katakuri rio gratamente ante las palabras de Vi, si, era mujer sorprendente, un poco atrevida en ocasiones, pero esa sangre caliente de la que siempre se enorgullecía en sus raíces ibéricas era ciertamente muy cautivante.

—Espero que sepas lo que haces, porque no harás a mi compañía invertir tantos millones en una campaña como esta solo para que luego todo esto se vuelva contra nosotros. — Le advirtió con cautela.

—Descuida. Yo siempre se lo que hago. — Una copa de vino se posó frente a Vi, y al instante la morena lo tomo — Gracias «amor». — Reconoció con un marcado acento hispánico.

Lucci ni siquiera le contesto, rodando los ojos mientras le entregaba su bebida. Seguía molesto, Vi lo sabía y le encantaba verlo así. Lucci fastidiado eran de las cosas más sexys del mundo. Si seguía así hasta la noche el sexo seria realmente maravilloso.

—Gracias por apoyarme, a ambos a decir verdad. — Replico hacia los hermanos Charlotte.

—Lucci, si realmente no te apoyásemos seguirías siendo el mensajero de la compañía, pero tal y como en su momento nosotros apostamos por ti y depositamos nuestra confianza en tu persona para llegar hasta donde estas, tu deberías hacer lo mismo. Eres su jefe, no su verdugo, tu deber es escuchar a tu personal y apoyar sus ideas, no frustrarlas. — Advirtió Katakuri levantando seriamente la mirada.

—Exactamente. — Smoothie se alió en un mismo frente con su hermano. En ese aspecto estaba totalmente a favor de su hermano. — Y con respecto a ese comentario de “Darles ocho años más de sufrimiento”, tengo que felicitarte porque realmente fue muy bueno, pero si esa basura sale a luz no quiero tener a la prensa detrás de nosotros, así que modúlate para la próxima ¿Quieres Lucci?

—Nada de lo que dije es mentira, y con respecto al collar de Vi, lo digo porque yo mismo se lo compre, y tengo que añadir que no fue para nada barato.

—Y recuerdo que para ese aniversario yo te regale el Aston Martin de colección, pero descuida, a diferencia de ti, no te lo sacare en cara «amor». — Le sonrió la morena.

—Si quieres jugar desde esa posición me temo que estaremos aquí un buen rato. — Le recalco con aburrimiento.

—Descuida «amor» jamás te arrastraría a eso, — Vi se acercó unos centímetros solo para susurrar sobre sus labios — Y a pesar de que la posición del misionero sea mi favorita, hay una que me gusta mucho mas, y es la de COO — El puesto de su esposo.

Smoothie y Vi rieron a la par que chocaron juntas sus copas.

Dentro del trabajo tanto Vi como Lucci eran unos monstruos sedientos de poder, totalmente funcionales y capaces de brillar por su propia cuenta. Era impensable como dos soles como ellos podían relucir en un mismo firmamento sin colisionar, y era aún mas de admirar esa habilidad de ambos para separar tan bien su vida privada de la laboral.

—Bueno, ahora que ya quedaron en claro mis intenciones, y que el nuevo proyecto del departamento de PR está en marcha, ¡Quería confirmar si este fin de semana nos iremos a Capri como acordamos! — La sonrisa de Vi se volvió brillante, habían pactado estas pequeñas minivacaciones hace tiempo y no podía esperar para ver un poco de sol fuera de la gris y fría Londres.

Nunca estaba de más una escapada de la agitada vida de The City.

La albina finiquito el ultimo sorbo de su Whisky antes de contestar. — Kuzan me dijo que esta semana terminaba el epilogo de su nueva novela, y como sabe que de no concluir estaré muy disgustada, supongo que podríamos ir. De paso visitaríamos la Villa Charlotte en Cerdeña, a los niños les encanta.  

—Kuzan es el único hombre en Inglaterra junto con el Príncipe Phillip que se somete a la voluntad de su esposa, aunque bueno, al menos Phillip lo hace en contra de su voluntad.

Mas Smoothie no se vio afectada por sus palabras, acomodando su larga y blanca cabellera con gracia. — Lucci, antes de atreverte a hablar de mi matrimonio, te sugiero que mires al tuyo por unos instantes y recapacites sobre el termino; «someter».    

Lucci bufo antes de darle un sorbo a su Whisky — Si tan solo supieras quien es el verdadero sometido te llevarías una gran sorpresa Smoothie, porque te puedo asegurar que no soy yo.

Violet unicamente rodo los ojos. —Como digas «amor», pero solamente voy a decir que en casa tenemos una mascota, y no es Hatori. — Si vieran lo domesticado que tenía a su esposo entre las cuatro paredes de su habitación todos en la compañía se reirían de él.

Katakuri escucho la conversación en un calmo silencio, riéndose de sí mismo al ser de las primeras veces en las que no tenía nada que aportar en una plática, porque a diferencia de su hermana y Kuzan; en donde Smoothie claramente ejercía un rol dominante y matriarcal en la relación, algo muy propio de su familia, o incluso que el propio matrimonio Robb, en el que Lucci y Vi chocaban entre ellos contantemente por el poder, su enlace con el pelirrojo iba mucho más allá.

Porque tanto como Ichiji lo idolatraba, él veía en su hermosa rosa al ser más etéreo y maravilloso del mundo. Una obra de arte con alma que cada que movía sus carnosos labios, fruncia el ceño, o le decía te amo mientras se retorcía debajo suyo, creaba miles de cuadros y esculturas con sus expresiones que se almacenaban en la pinacoteca sin fin que era su mente.

Si fuera un artista, entonces tendría más cuadros en su haber que ningún otro, y en todos sus lienzos habría un único protagonista; su pelirrojo.

—Tendrán que divertirse sin mí, alguien tiene que quedarse en Inglaterra mientras que ustedes buscan un bronceado parejo en alguna maldita isla en medio del mar Tirreno. — A pesar de que sus labios se moviesen, podía sentir el peso de su mentira.

Porque nada le gustaría más que mandar todo al diablo y perderse por unos días con Ichiji en alguna de esas mágicas islas bañadas por la riqueza histórica de sus mitos romanos. Coger en la playa hasta que sus cuerpos no pudiesen más y ver dormir a su pareja en la oscuridad luego de una larga noche de placer, pero sus deseos no eran más que una mera ilusión, puesto a que Ichiji jamás aceptaría, ya que eso implicaría gritarle a los cuatro vientos que estaban juntos, y a pesar de que era una de las cosas que más deseaba, si Ichiji aun no estaba listo para dar ese paso, él jamás lo forzaría.

Porque entendía al igual que Ichiji que una vez abierta esa caja de Pandora, sería imposible volverla a cerrar.

—¡Agh! Katakuri no me hagas esto. — Pero Vi no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente. —No tienes idea de todas las cosas que tuve que hacer para convencer a Lucci de acompañarnos. — Que en definitiva no fueron pocas — Solo será un fin de semana ¡Por favor!…

Vi no claudico en su intento por convencerlo, pero desde el principio sus intenciones estuvieron destinadas al fracaso, porque no estaba dispuesto a estar alejado por tanto tiempo de su rosa. Así fuesen solo tres días.

Porque de por si estar lejos de él, aunque fuese por unas horas, ya era una total tortura.

Como ahora.  

Me pregunto… ¿Qué estarás haciendo, mi pequeña rosa?

.              .              .

—¡Pero Reiju! Hija, por favor, ¡Solo te estoy pidiendo que te pruebes un único vestido princesa! — Las insistencias de una suave, pero insistente voz se escucharon por toda la gran casona. — Si no quieres hacerlo por ti, entonces hazlo por mí. — Suplico una mujer de incalculable belleza que aparentaba muy bien la edad que tenía, dueña de unos largos cabellos rubios junto a una sonrisa angelical.

—Mamá, por favor para, Sanji me está esperando en Oxford Street y harás que llegue tarde a mi cita del vestido. No insistas más, ¡Esta es mi boda! Y yo escogeré el vestido que a mí me guste. Ser la aburrida y anticuada novia vestida de blanco quedo en el siglo pasado, esa no soy yo. — La contestación de Reiju Vinsmoke, hija mayor de Sora, y muy próximamente la señora de Trafalgar, fue definitiva.

Cualquiera que la viese de frente diría que la joven había heredado toda la belleza de su madre, con la única diferencia que llevaba unos cortos y ondulados cabellos rosas, aparte de su ya conocido rostro de ninfa, pero con mirada de súcubo, dado que la sangre Vinsmoke jamás dejaría de palpitar dentro de ella.

—Ahm… S-Sora, cariño, considero que si la pequeña Reiju desea un vestido diferente, d-deberíamos apoyarla, ¡Y-Yo creo que se verá hermosa con lo que sea que use! ¿N-No te parece? — Una tercera voz se escuchó en medio de esa acalorada conversación, pero a diferencia de las dos primeras, esta era mucho más temblorosa y preocupada. Se trataba de un hombre rubio muy alto y bien parecido, que preocupado por los ya constantes choques de ideas entre madre e hija, trataba de encontrar un punto medio entre ambas.

Cuando Ichiji regreso a su casa, se encontró en la entrada principal de la mansión a su hermana y a su madre teniendo otra de sus típicas discusiones acerca de la boda, y claro; a Corazón, tratando de interceder por ambas, como siempre.

—Oh Ichiji, pero si eres tú cariño ¡Que alegría verte! ¿Qué tal la facultad? ¡Volviste justo a tiempo para dar tu opinión sobre el vestido de Reiju! — Sora lo recibió con una cálida bienvenida.

—¿Opinión? ¡Madre, se supone que el vestido es mi decisión!

—Reiju, hija, lo sabemos, pero nunca está de más escuchar a los demás. — Calmo Sora con su cálido tacto.

El pelirrojo se mostró distante ante el amoroso recibimiento de su madre, y con rapidez saludo a todos los presentes para dirigirse en el acto a su habitación.

Pero de inmediato a Sora pudo notar la actitud de su hijo mayor, y volvió a dirigirle la palabra con insistencia. — Ichi, ¿Todo bien?

—Si madre. — Su respuesta fue seca. — Solo quiero dormir, estoy cansado, me quede hasta tarde en la biblioteca revisando las fuentes bibliográficas de mi tesis, es todo.

—I-Ichiji, hice un poco de galletas. ¡Si deseas te las puedo subir con algo de té! — Le ofreció Corazón con ternura, pero de inmediato desestimo la preocupación del novio de su madre con una bocanada de hastió.

—Ichiji. — Esta vez fue la dura voz de Reiju la que se impuso ante su hermano. No iba a permitir que el pelirrojo le hiciera un desplante de ese tipo al rubio. — Corazón te hizo una pregunta.

El pelirrojo gruño con fastidio, haciendo presión sobre la baranda de acero de la escalera — Deja de esforzarte por tratar de quedar bien con tu futuro suegro Reiju. Así Law y tú se divorcien en un futuro no muy lejano cuando finalmente se dé cuenta de lo insoportablemente dramática que eres, te aseguro que Sora y Rosinante aun seguirán juntos independientemente de lo que ustedes hagan, así que déjame en paz. — Sus palabras hicieron que la respiración de Reiju se tornara pesada y a Corazón junto con Sora abrir los labios con asombro.

—Ichiji ¡Pero que barbaridades estas diciendo! — De inmediato la voz de Sora salió totalmente escandalizada, sin poder creer los disparates que su hijo acababa de soltar.

Pero Reiju no se iba a quedar atrás, no por nada ambos compartían la sangre de Judge, y eso significaba que los dos podían jugar ese juego, y ser igual de crueles. —Mira, inspiración de «Anciano en pena», — Ichiji la vio con furor al reconocer la pésima referencia en la obra de Van Gogh — No me importa qué clase de problemas estes teniendo en tu inexistente vida social, si es que la tienes claro, pero te exhorto a llevar tu triste nube gris de eterna soledad a otra parte. Porque lo último que necesitamos es que vengas a contagiarnos con tu—

—¡R-Rei! ¡I-Ichi! ¿P-Porque no nos calmamos un poco? — Llamo a la razón el rubio alzando ambas manos en son de paz. — Reiju, estoy seguro de que tu hermano no hablaba enserio, solo debe estar cansado. Descuida hijo, ve a dormir un poco, ¡Te despertare para la hora del té! — Secundo Corazón con una nerviosa risa.

El pelirrojo no pudo hacer más que una expresión de eterno aburrimiento. Sora no contenta con tener una relación con el padre de Law, tambien tuvo que encontrar a la persona más malditamente parecida a ella en el universo.

Sus padres se separaron cuando él apenas era un niño, luego de un corto pero fracasado matrimonio en donde después de incalculables infidelidades, Sora finalmente fue capaz de comprender que Judge sería incapaz de permanecer fiel a una sola mujer, y luego de que su padre le entregase voluntariamente la custodia de los cinco a su madre, esta decidió que lo mejor era que se fueran de París para volver a su tierra natal; Londres. Y fue allí, en esa ciudad repleta de leyendas y de artes neoclásicas, que Sora finalmente fue capaz de ser la protagonista de su propia historia, abriendo su propio estudio de diseño de interiores y cargando en el hombro a sus cinco hijos hasta el día de hoy. Y fue solo luego de cosechar todos esos éxitos, que finalmente conoció al caballero de brillante armadura que siempre estuvo esperando cuando Reiju le presento formalmente a su novio y a la familia de este.  

Casi al instante de verse, su madre y Rosinante cayeron rendidos ante la fina puntería de Eros, y a diferencia de las flechas de plomo que le lanzo a los desdichados de Apolo y Dafne; Rosinante y su madre se enamoraron profundamente al filo de una sagita de oro.

De repente, la reunión que servía para presentar oficialmente a las familias de ambos, paso a ser una divertida y jovial charla de dos amigos que parecían conocerse de toda una vida, y luego de muchos años se habían vuelto a reencontrar para reír juntos sobre cosas tan triviales, pero a la vez tan etéreas mientras compartían una interminable taza de té.

Y aunque desde el principio la empalagosa personalidad de Rosinante fue algo que lo repelió bastante, lo apreciaba, muy en el fondo lo apreciaba. Porque sabía que ese hombre amaba a su madre de la forma en la que Judge jamás pudo, ni supo, hacerlo.

La forma en la que alguien como Sora siempre mereció ser amada…

La correcta.

La forma en la que quizás todos merecían ser amados, pero solo unos pocos afortunados eran capaces de hallar entre las miles y millones de personas que habitaban ese mundo. 

Y a diferencia de todos ellos, él ya lo había hallado en Katakuri, su primer, y estaba seguro que tambien, su ultimo amor. Lamentablemente, era incluso más doloroso el haberlo encontrado y que todos pensasen que sus sueños permanecían sin dueño.

Que no supiesen que era esa persona por la que Katakuri se desvivía, tal y como él profesaba la misma devoción por el invencible Señor Charlotte.

Cerró la puerta de su habitación con fuerza, y mientras su respiración se descompensaba, poco a poco su cuerpo fue deslizándose hasta caer rendido al piso, derrotado.

Tenía miedo.

Tenía miedo de decepcionar a su familia.

Tenía miedo de que lo tildasen de algo que claramente no era y que jamás busco.

Y tenía aún más miedo de perder a Katakuri.

En ese preciso momento su morral cayo al piso, abriéndose de manera inesperada y provocando que un envase repleto de píldoras junto a la primera ecografía de sus bebes saliese rodando de entre sus cosas. Al ver la imagen de sus dos criaturas no pudo contener las lágrimas que se acumularon en su mirada, cayendo incesantemente cual pequeños y cristalinos riachuelos por su rostro.

—L-Lo siento… — Susurro con voz entrecortada. — No quiero que se sientan peor de lo que ya deben estar al tenerme a mí como su... — Su madre, pero aún no era capaz de decirlo — Soy un desastre.

Abrio el envase de vitaminas prenatales que Law le había entregado junto con otras cuantas píldoras para tratar su anemia. En esos momentos nada le preocupaba más que el estado de sus pequeños paracitos. El pelinegro le comento que un embarazo gemelar suponía un riego mucho mayor a un embarazo normal, y teniendo en cuenta su anemia, tendría que estarse chequeando de manera constante.

—Ichiji, te derivare con una neonatóloga para que pueda monitorizar tu embarazo de ahora en adelante. Me encantaría hacerlo yo mismo, pero muy probablemente tendrás un embarazo complicado y necesitas de un especialista en el área, y no solo eso, tambien es imperativo que tengas un sistema de apoyo aunque no quieras. Así que, o hablas con Sora tú, o lo hago yo.

El pelirrojo únicamente se limitó a asentir mientras recibía el embace de píldoras que Law le había recetado.

—Y algo más, no sé cómo sea tu relación con el padre de tus bebes, pero independientemente de cómo estén las cosas entre ustedes, necesitas decírselo.

Ichiji hizo una larga pausa antes de levantar la mirada para hablar. —Tienes razón Law, no tienes ni la más remota idea de cómo es la relación con el padre de mis hijos. Así que te pido que no opines sobre él.

Suspiro con dificultad solo para volver a acariciar su aun plano vientre ¿Cómo reaccionaría Katakuri cuando se lo dijese? ¿Recibirá la noticia con ilusión? ¿Se enfadaría con él? ¿Lo… rechazaría? Sabía que el Charlotte adoraba a sus hermanos, siempre le platicaba de ellos, y de cómo los había cuidado desde infantes, pero una cosa era criar niños ajenos, y otra muy diferente era tener hijos propios.

No tendría por qué decírselo aun, a fin de cuentas apenas tenía seis semanas, su vientre seguía siendo absolutamente llano, no tenía prisa, pero eso no duraría para siempre. No debía olvidar que eran dos, y si sus bebes habían heredado la genética de su padre, dudaba de que fueran a ser precisamente pequeños.

Sus bebes…

La idea de estar embarazado aún era algo chocante para él.

Aunque, con solo imaginar a sus dos pequeños o pequeñas siendo la viva imagen de Katakuri, con unos hermosos ojos escarlatas y cabellos granates, verlos correr con sus cortas piernitas hacia el mayor luego de un largo día de trabajo en la oficina, para después acercase hacia él con sus niños en brazos y darle un profundo beso de bienvenida…

Se rio de sí mismo ante las tonterías que estaban inundando su cabeza. Las hormonas estaban empezando a afectarle de sobremanera como para pensar esas estupideces.

Si todo fuera así de sencillo, no tendría tantos problemas para decirle a Katakuri la verdad.

De manera abrupta varios golpes empezaron a resonar en la puerta de su habitación con rudeza, Ichiji se alarmo en el acto, tomando sus píldoras y la ecografía de sus bebes para guardarlos en su cómoda lo más pronto que pudo.

—¿¡Que!? — Gruño con furia a pesar de tener los ojos hinchados.

 —Ichiji, soy yo, ¿Qué diablos te pasa? — La indignada voz de Yonji, que por lo visto ya había regresado de su práctica de fútbol, se pudo escuchar perfectamente desde detrás de la puerta — ¡Hora del té! Rosinante ha hecho galletas, y Mamá me pidió que te pasara la voz, aunque si no bajas mejor para mí, ¡Porque huelen increíble!

Estaba a punto de rechazar la invitación, pero recordó que no había comido nada desde la mañana, y aunque su cuerpo no sintiera ni un poco de apetito, o necesidad de saciar su inexistente hambre, sabía que necesitaba alimentarse, ya no por él, sino por sus bebes.

—…Ahora voy.

.              .              .

Esto era para no creérselo, desde que tenía memoria había odiado el dulce, antes con solo probar más de una cucharada de azúcar en su café terminaba escupiendo del asco. Con Katakuri había tenido que aprender a soportar la constante presencia de la sacarosa en su vida, porque si para su sorpresa había algo de lo que el granate era un fiel devoto, además de él claro está, era a su muy insano gusto por las grasas saturadas de las donas y otros dulces con infartantes cantidades de azúcar en ellos.

Pero desde el instante en que el intenso aroma de las galletas con relleno de fresas acarameladas llegaron a sus fosas nasales, no pudo resistirse a probarlas, y así, una tras otra sin parar.

Podía escuchar las risueñas voces de su madre y Rosinante platicando entre melosas sonrisas sobre los vestidos que Reiju se estaba probando y que Sanji les mandaba por teléfono. Al estar solo los cuatro, la conversación únicamente se centró entre los dos rubios, dado que Yonji únicamente veía a la pareja con la boca llena de galletas mientras que él colocaba infinitos cubos de azúcar sobre su té sin ser consiente ello.

—¡Sabia que Reiju se vería hermosa en un vestido blanco! ¡Ese vestido de Cenicienta la hace lucir como toda una princesa de cuento de hadas!

—¡Sin duda mi hermosa flor de primavera, sin duda! — Asevero un emocionado Corazón. No podía vivir la emoción de un vestido con Law, ¡Pero vaya que lo podía hacer con Reiju! — Aunque creo que la pequeña Reiju solo se probó ese vestido porque tú se lo pediste. Si termina escogiendo otro totalmente distinto lo mejor que podemos hacer es apoyarla. En algo tiene razón, debe usar algo que ella adore, no que tu adores, tesoro.

Sora rio de manera encantadora —¡Y eso lo sé muy bien! Solo quiero que ese día sea un recuerdo imborrable para ambos ¡Es la boda de nuestros hijos, Rosinante! — Hablo la mujer con ilusión desmedida — ¡Tiene que ser perfecta!

Al verla tan esperanzada, el pelirrojo llegaba a preguntarse si es que su madre le estaría lanzando una indirecta a Rosinante para finalmente pedirle ser su esposa, y que el rubio, al ser un completo idiota despistado, no notaba. Después de todo ya llevaban casi cinco años de relación.

—Hasta ahora no entiendo porque tanto drama por un simple vestido. — Comento el peliverde con la boca llena. — Reiju y Law podrían casarse ebrios en Las Vegas y aun así estarían felices.

La mirada Sora únicamente se suavizo con gracia al escuchar las palabras de su hijo.  —Ay Yonji. No se trata únicamente de un vestido. Va mucho más allá…

Pero por su expresión de absoluta confusión, era claro que el peliverde no entendía ninguna de las palabras de su madre.

Ni él tampoco, y es que a veces Sora resultaba ser demasiado cursi para todo, como si la bella e inocente alma de niña que poseía, y que jamás dejo de creer en los cuentos de hadas, nunca llegase a ser manchada por la oscuridad del mundo.

—Déjame ver, — Sora se palmeo las manos con suavidad, deseosa de compartir ese momento con sus hijos. — Es como si tu vida dejara de ser solo tuya, y empezaras a caminar de la mano de otra persona. Una persona que será tu apoyo, con la que compartirán alegrías y penas, que te confortará cuando más lo necesites, y se volverá parte misma de tus sueños. Una persona con la que se puedan ver juntos hasta el final de sus días. — Fue en ese momento que la mirada de Ichiji se intensifico — Y el día que encuentren a esa persona.  — Predijo en un suspiro final, tomando por debajo de la mesa la mano de Rosinante, quien de inmediato le regalo una cálida sonrisa al sentir en lo más profundo todas y cada una de las palabras de su amada. — Nunca la dejen ir… Sin importar que.

Fue solo hasta allí que el ultimo cubo de azúcar se escapó de entre los dedos del pelirrojo sin previo aviso. No recordaba haber escuchado a su madre hablar de Judge así jamás, pero con Rosinante, Sora declaraba su amor como si no existiese un mañana, ya que el haberlo encontrado significaba que logro completar la pieza faltante que había quedado pendiente en el rompecabezas de su felicidad.

Y hubiera pensado que esta era otra de las tantas insensateces que normalmente salían de la boca de su madre, de no ser porque con cada frase que formaron sus rosados labios, Sora le estaba dando forma a todos y cada uno de los sentimientos que golpeaban su pecho cada que pensaba en Katakuri.

Siempre había disfrutado de la placentera compañía de su soledad, poder ir de acuerdo a su propio ritmo y sentirse el dueño absoluto de su vida sin tener que condicionar su felicidad en nadie más, pero ahora, con Katakuri en ella, sentía que vivir una vida en la que el granate no estuviese, era como existir en un estado vegetativo perpetuo.

El granate se había apoderado totalmente de su persona, y no solo a nivel carnal, en donde tambien había dejado su marca por todo lugar, sino que había conquistado hasta a su propia alma, ya sea en esas incansables noches de placer en donde ambos se declaraban su amor y ni en donde todos los «Te amo» eran suficientes para expresar lo mucho que necesitaba a Katakuri en su vida, o en aquellas tardes en donde el granate se sentaba a su lado a únicamente a verlo estudiar, siempre animándolo a continuar brillando, porque para Katakuri de por sí ya era el mejor. Incluso llegaba a ayudarlo con su tesis, ya sea corrigiendo sus ensayos, revisando sus marcos teóricos, o con detalles tan pequeños como traerle una taza de humeante café en las madrugadas en donde no le quedaba de otra que estudiar incansablemente para su siguiente examen de la facultad, y Katakuri no se movía de su lado, porque tal y como siempre le decía…

«No me iré a la cama a no ser que sea contigo, ma belle rose»

De pronto sus mejillas se encontraban bañadas por un fuerte carmín, y sus deseos por romper en llanto, cortesía de sus malditas hormonas, eran irrefrenables.

Lo amaba. Katakuri lo amaba tal y como era. Aceptándolo con sus pocas virtudes, y miles de defectos.

Y tal como le demostraba su amor día tras día, sin duda tambien se lo mostraría a sus hijos. Porque ellos serian la mezcla perfecta de ambos…

Granate y merlot.

Escarlata y azul.

Amargo y dulce.

—¿Ichiji? —Sora se alarmo inmediatamente al notar la mirada contenida en lágrimas de su hijo mayor. — Ichiji, cariño, ¿Todo está bien?

Corazón y Yonji permanecieron en silencio al escuchar la repentina voz de Sora, hasta que sin previo aviso el pelirrojo se levantó de la mesa, y sin decir ni una palabra se encamino hacia la puerta principal.

—Ichiji, ¿Que estas—

—Volveré en unas horas madre. — Se excuso escuetamente antes de tomar su saco y salir de la casona de Sora sin decir nada más.

—Ichiji, ¡Espera! No creo que deberías salir a esta hora cariño, va a llover en unas horas ¡Al menos llévate un…— Sora se levantó para tratar de alcanzarlo pero fue inútil, el eco del portón había hecho eco en toda la mansión. — …Paraguas.

—¿Y a él que le pasa? Está actuando muy extraño, bueno ¡Mas de lo usual! — La gruesa voz de Yonji salió con total confusión.

La expresión de Sora era confusa. No sabía a ciencia cierta porque, pero tenía un mal presentimiento. Su instinto le estaba gritando que algo no estaba bien. Le dio una mirada rápida al lugar ya vacío que había dejado su hijo, y se asombró enormemente al ver la tasa de té rebosante hasta la punta de azúcar junto con el desértico plato de galletas que estaba justo frente al pelirrojo.

Pero ¿Qué significada esto? Su Ichiji, su pequeña y amarga fresita no toleraba el dulce, entonces ¿Por qué él…?

Eso solo confirmo sus sospechas, algo no estaba bien con su hijo.

—Sora — De inmediato Rosinante coloco una de sus manos sobre el hombro de su novia, quien de inmediato agradeció la muestra de apoyo con una suave pero preocupada sonrisa. — Descuida hermosa, de seguro debe tener algún tema en la facultad o algo así. Cuando Law estaba en su último año de medicina era igual. Incluso parecía un zombi que no hacía nada más que estudiar y leer— Hizo una pausa para reír al recordar todas esas noches sin dormir ayudando a su hijo — Muchas veces tuve que darle de comer en la boca mientras que él se quemaba las pestañas devorando miles de artículos. — Así que entendía muy bien lo que era la presión universitaria en un hijo, y con Ichiji a puertas de graduarse debería ser igual —Cuando Ichiji regrese hablaremos con él, no te angusties ¿Sí?

Sora lo vio no muy convencida, algo de toda esa situación no le gustaba ni un poco, pero tenía que esperar a hablar con Ichiji antes. — Si, tienes razón.

Solo esperaba que nada le estuviese pasando a su pequeña fresita.

.              .              .

—¿¡Como que no vas a ir a Capri!? ¡Se supone que haríamos Flyboard en el Golfo de Nápoles con Oven y Dai, e iríamos a «Grotta Azzurra» con las fastidiosas de Angel y Flampe! ¡Además Pudding llevara a sus amigas modelos, y Oven ha mandado a traer el «Queen Mama» desde el puerto de Montecarlo para que hagamos una fiesta en el Yate con ellas! ¡No puedes no ir!

—Cracker… — Katakuri arrugó la nariz, interrumpiendo en el acto al menor. No estaba de humor para las tonterías de su hermano. — Si solo me llamaste por esas estupideces, voy a cortar. Tengo trabajo que hacer.

—¡N-No, espera! — De inmediato la burlesca voz del Charlotte más joven resoplo a través de su iPhone. — No solo te llamaba por eso ¡Lo juro!

—Cada minuto de mi tiempo vale mil doscientos millones de libras. Así que date prisa.

—¿Qué diablos pasa contigo? ¿Cómo le puedes dar la espalda a la familia de esa forma? ¡Hace un año hubieras sido el primero en estar allí!

—Cracker, no le estoy dando la espalda a nadie. Smoothie quería pasar un tranquilo fin de semana con Kuzan y sus hijos, y todos ustedes se autoinvitaron a su plan usando la excusa de un maldito viaje familiar cuando lo único que realmente quieren hacer es salir de Londres, porque no tienen nada mejor que hacer, para volver la Villa Charlotte de Cerdeña en un prostíbulo y embriagarse hasta sufrir un coma etílico en alta mar dentro un Yate repleto de modelos de lencería.

—¡Aguarda ahí! Te recuerdo que no son modelos cualquiera, ¡Son modelos de Victoria's jodidas Secret! ¡E incluso ira Hancock! ¿Tienes idea de lo que es eso? ¡Yo me amputaría un brazo por ver el paraíso que hay entre esos monumentos de piernas! Pero como de costumbre, no soy el Charlotte que ella está interesada en ver ¡Vamos, ven con nosotros tigre! Incluso le dijo a Pudding que quería repetir contigo lo que paso en Rio. — Pero rápidamente hizo una pausa al recordar un pequeño detalle — Mierda, Pudding me dijo que eso era un secreto ¡No digas que yo te lo dije!

—Con un demonio… — Katakuri apoyo un brazo sobre su escritorio, sobándose el entrecejo con tirria. — Cracker, escúchame atentamente, porque no repetiré esto una segunda ocasión. — Advirtió con absoluta frialdad — No estoy interesando en ir, no me apetece ir, y no voy a ir. Así que si tú, Oven, Angel y Flampe — Que sabía perfectamente que estaban junto con el pelilila al otro lado de la línea escuchando toda la conversación — Siguen insistiendo en esta estupidez, no solo le diré a Smoothie que cancelé todo, sino que convirtieron sus bien necesitadas vacaciones familiares con sus hijos en un viaje de placer desmedido ¿Fui claro?

Un silencio sepulcral se oyó al otro lado de la línea al instante de decir todo eso, y luego de un incómodo silencio que duro menos de treinta segundos, Cracker volvió a tomar la palabra — D-De acuerdo, ¡Pero solo en caso de que te animes a ir de último momento quizás podriam—

—¡Cracker, eres un maldito estúpido con retraso severo! ¡Cuelga ese teléfono ahora! — Pudo reconocer perfectamente la cruenta voz de Angel y el forcejeo posterior que tuvo con Cracker junto a unos cuantos gritos e insultos antes de cortar la llamada sin ni quiera despedirse.

Demonios, amaba a sus hermanos, y el condenado Dios sabía que lo hacía, pero a veces resultaban ser peores que una enfermedad venérea.

De repente la puerta de su oficina sonó con delicadeza, y al dar una rápida orden pudo ver la siempre tentadora y desbordante presencia de su hermana ingresando con un gran folio de papeles a su oficina.

—Uff… Llevas una cara de aquellas. — Comento en un divertido silbido al sentarse frente a él, colocando los folios que había traído con ella justo frente a su persona. — ¿Algún problema?

—No quieres saberlo, créeme. — Resoplo abriendo los archivos que le había traído Smoothie. — ¿Solo necesitas mi firma, no es así?

—Exactamente, son los nuevos contratos de patrocinio de la Premier League. A partir de la próxima temporada seremos oficialmente su principal espónsor, solo falta que tú lo firmes y estará hecho. Ya revisé los papeles de pies a cabeza y les di mil vueltas por si te interesa. Así que mientras los vuelves a releer como el maniático que eres, yo esperare aquí sentada admirando la grandeza de tu varonil entrecejo fruncido. — Reconoció acomodándose sobre la silla de cuero, dándose un tiempo para ver de reojo la oficina de su hermano. — Cada que vengo a este lugar pienso seriamente en quienes dijeron que el tamaño no importa.

Pero Katakuri no removió su mirada del multimillonario contrato, ni siquiera por un instante. — El tamaño nunca ha sido un problema para mí, así que no entiendo a lo que te refieres.

Smoothie rio de manera cautivadora, mordiéndose los labios suavemente. Deseosa por jugar un rato. — Me imagino. Todas mis amigas lo dicen, pero por obvias razones no lo puedo comprobar por mí misma.

—¿Por qué somos hermanos?

La albina lanzo una leve risilla. —Iba a decir porque estoy casada. El perfume del incesto tiene un aroma único e irrepetible, y aunque sea inequívocamente escandaloso, por algo ha estado presente desde el principio de los tiempos.

—Ya lo creo, sin duda seriamos la envida de todos. — Le espeto con ironía, rodando los ojos en el proceso.

—Isis y Osiris; el amado de sus hermanas. — Imito Smoothie en un difuminado suspiro. 

—El mismo que termina siendo descuartizado en un ataque de celos cortesía su hermano. — Replico aburrido — Seria hasta poético si Osiris no resucitase.

—Allí es donde se realza la suntuosidad del mito. Sin importar lo que pase, Osiris siempre va a renacer. — Ensalzo con orgullo la ojiceleste.

—¿Seguimos hablando de Isis y Osiris, o ya empezamos a hablar de ti y de mí?

—No hay diferencia. — Le dedico una tierna y cálida sonrisa, aquellas que Smoothie únicamente reservaba para las personas que amaba. Su esposo, sus hijos, sus hermanos… él.

La albina hizo una ligera pausa antes de aventurarse a continuar. — Es una pena que no puedas acompañarnos a Italia.

Katakuri resoplo cansado. — Smoothie, ¿Te importaría—

—Descuida, no repetiré el tema otra vez. Aunque muchos piensen lo contrario, entiendo lo que es recibir una negativa, al menos en algunas contadas ocasiones. — Respondió con sátira — Es solo que, — Se detuvo para dibujar una calmada expresión en su rostro — Te siento diferente. — Comento con cautela. — Como si fueras otro sin dejar de ser tú mismo.

—Nunca has tenido problemas para expresar lo que piensas, incluso considero que en ese aspecto eres mucho más hábil que yo — Ya que Smoothie guardaba con ella la calidez suficiente como para brindarle misericordia al más desdichado y tambien el temple para ser la peor de los jueces. — ¿Qué es lo que te retiene?

—¿Prefieres que sea honesta contigo?

—¿Y desde cuando no lo eres?

Smoothie oprimió las puntas de su manicura Stiletto contra su nívea palma.  — Quizás en algún momento lo intentaste, pero nunca has sido el ejemplo de lo que una vida pacífica y recatada suele ser, siempre has sido discreto; pero jamás alguien que se satisfaga con solo una constelación en su haber. No, tú siempre has ido en busca de más, deseando todo el universo, y aunque parezca contradictorio, eso es de las cosas que más admiro de ti.

—¿Así que ahora soy Seth? — Pregunto con falsa indignación mientras sonreía de medio lado al pensar en el usurpador que asesino a su propio hermano.

—Por supuesto que no, para mí siempre serás Osiris. — Explico con una calmada expresión en su rostro — Me refiero a que… Es como si los Dioses hubieran creado una nueva constelación únicamente para ti en su deseo porque que dejes de arrebatarles estrellas, y ya no estes más interesado en el resto de galaxias, sino que únicamente desees admirar aquellos astros en el firmamento todas las noches sin falta. Odiando la llegada del día, porque sabes que con ella, la noche y sus estrellas desaparecen en el firmamento, y te quedas aguardando en una tortuosa angustia al filo del acantilado, esperando a que regrese la noche para admirarla nuevamente, como si nada más importase en tu vida. 

Fue solo hasta allí que Smoothie logro captar la atención de Katakuri, quien lentamente alzo su mirada hasta chocar sus imbatibles ojos fénix contra su mortal mirada oceánica.

Katakuri la vio por incontables segundos en donde su temple no daba entrada a equivocaciones. — Querías llegar hasta allí desde el principio. — No debería sorprenderle, esto era Smoothie en su máxima expresión.

Sin embargo, si había alguien a la que su hermana no podía engañar, era a él.

Pero lejos de dejarse intimidar, la albina le regalo una sonrisa antes de ponerse de pie. — Espero tener el honor de conocerlo pronto.

—Smoothie — No tenía la necesidad de decirle que guardara el secreto. Su hermana se llevaría esa información a la tumba, pero eso no era lo que lo intrigaba. — ¿Cómo te diste cuenta?

La mujer rio instantes antes de salir de la oficina — Olvidaste que no solo Osiris es el Dios del universo, Isis tambien; y ella lo ve todo. — Explico en un susurro. Ambos Charlotte compartieron una última mirada, que lejos de ser altiva, fue triste. — Ha pasado mucho tiempo, pero creo que finalmente gane la apuesta…   

Una gran celebración se estaba llevando a cabo en Charlotte Château. Una boda que se daba por todo lo alto, entre el derroche, la suntuosidad y la petulancia de sus presentes. La novia, que ya vestía por séptima vez el blanco, se veía más hermosa que en todos sus compromisos previos, pero menos pomposa del que le deparaba.

Las risas y los excesos aun resonaban dentro de esa poderosa mansión, pero a las afueras todo era muy diferente. En el puente que había sobre la laguna artificial del interminable jardín descansaban dos niños, uno de doce, y otra de nueve. Compartiendo un tan necesitado silencio luego de ser obligados a participar de nueva cuenta en la puesta en escena que tanto le gustaba repetir a su madre. Ambos iban vestidos de blanco, pero el niño ya no tenía la parte superior del traje puesto, se lo había dado a su hermana, que no paraba de titiritar en ese reluciente, pero corto vestido blanco. Su madre la había coaccionado a no ponerse nada más o arruinaría el vestido, y fue solo cuando el papel de ambos hubo finalizado, que pudieron salir de ese maldito lugar para que finalmente Smoothie se pudiese abrigar con el saco de Katakuri.

La pequeña aun podía escuchar las risas y la música con absoluta claridad mientras veía el brillo de la luna reflejándose en el agua. — Katakuri, ¿Algún día me casare?

El pequeño arrugo la mirada antes de contestarle. —¿Por qué me preguntas eso?

—Porque… — La mirada de Smoothie decayó por unos instantes — No quiero terminar como mamá.

—Entonces no lo hagas. — Resoplo el mayor. — El matrimonio es estúpido. — Y traicionero. Y doloroso. Y muchos Y's con calificativos extremadamente negativos. Al menos eso había aprendido del casi inexistente matrimonio de sus padres.

—Pero… Quiero hacerlo. — Expreso presionando sus dedos sobre la piel de sus brazos — Quiero amar a alguien, y que alguien me ame a mí. Que realmente me ame por como soy, y no por quien soy.

—No creo que encontremos a nadie así jamás. — Admitió con frialdad — Al menos no que nos ame de verdad. — Quizás amen el estatus que le puedan dar, o su apellido, pero nada más.

Si no llego a encontrar a nadie para amar… ¿Puedo casarme contigo? — Pregunto la albina en una casi suplica.

Katakuri la vio por unos instantes, para luego suspirar largamente. — Somos hermanos, aunque quisiera no podríamos.

—Hera y Zeus tambien lo eran. — Argumento la menor.

—Y ese es el peor ejemplo que podías dar. — Arremetió con dureza, y es que Zeus y Hera eran Kaido y Linlin en su máxima expresión, y él; el engendro maldito de ambos.

—¿Qué tal Isis y Osiris?

Katakuri rio con franqueza al recordar el mito de aquellos dioses egipcios. — Mucho mejor.

—Entonces, que dices ¿Nos casamos? — Pregunto Smoothie con una tenue ilusión. — Así nunca estaremos solos. Al menos nos tendremos el uno al otro.

—Si, como sea. — Acepto viéndola de reojo. Nunca se lo dijo, pero más allá de cometer un posible incesto o algo por el estilo. Acepto la propuesta porque no quería que Smoothie creciera pensando en que terminaría como un reflejo de su madre. Porque ella no era en lo absoluto como Linlin, y cualquier persona con dos dedos de frente caería perdidamente enamorado de su hermana sin pensarlo. — Pero solo sino encuentras a nadie a quien amar… Lo que será lo más probable. — Dijo eso ultimo más para sí mismo que para su hermana.

De inmediato la albina cambio su expresión de tristeza en un decidido y tierno puchero, alzando la mirada de manera furiosa. — Entonces apostemos. Tú dices que no, pero yo creo que sí. ¡Si encontraremos a alguien que nos ame y que nosotros amemos!

Katakuri la vio sin entender, ¿Realmente creía que amar era una opción para ellos? La creía menos ilusa. — ¿Y qué pasa si yo gano?

Uhm… Entonces… — La menor se vio acorralada por unos instantes ¿Qué le podría dar a Katakuri? Ellos ya lo tenían todo. Fue entonces que la albina encontró su respuesta en el eterno cielo azulado. — Si ganas — Enuncio en una gran sonrisa — Te daré las estrellas ¡Todas las que tú quieras!

En vez de reírse de la propuesta de Smoothie, Katakuri la vio con una mirada tranquila, ya que a fin de cuentas, tendría una galaxia entera gracias a su hermana. — Me parece justo.

Katakuri rio por lo bajo al recordar aquella charla de antaño que aún seguía tan fresca en su memoria. — Jamás pensé que perder se sintiese tan bien.

—Ni yo. — Smoothie le regalo una última sonrisa, retirándose de la oficina sin decir más. Quizás esa persona finalmente fuese la indicada, y realmente esperaba que así lo fuera, porque aunque quizás Katakuri aun no lo haya querido ver, había logrado recuperar su sonrisa.

.              .              .

Llego justo a tiempo al edificio de Katakuri, ya que solo instantes después de haber ingresado a la lujosa recepción de la contundente obra residencial acristalada en el corazón de Kensington, las nubes de Londres empezaron a desatar una pesada tormenta sobre toda la capital inglesa como ya era costumbre.

Lo dejaron pasar sin el menor problema, todos allí sabían que por órdenes expresas del Señor Charlotte, él tenía total acceso a su departamento a cualquier hora del día.

Presiono el botón hacia el último piso del rascacielos de cincuenta pisos con un ligero temblor. No le había avisado a Katakuri que estaba yendo, asi que el granate se llevaría una grata sorpresa al encontrarlo allí al volver de trabajar ¡Quería sorprenderlo! Quizás hacerle la cena, aunque francamente ni siquiera sabía cómo, no todos podían ser como Sanji. Tal vez podría llamarlo y preguntarle un par de cosas. Aunque estaba seguro de que Mero e Ishillly lo ayudarían a cocinar por el temor de que terminase envenenando a su jefe por accidente y se quedasen sin empleo.

No podía esperar para ver nuevamente su penetrante mirada escarlata, su varonil rostro, su pedante sonrisa orgullosa cuando lo veía totalmente sonrojado luego de darle un largo beso, la forma en la que sus ojos lo devoraban cuando lo acorralaba contra su cuerpo.

Lo amaba, lo amaba tanto que hasta había enfermado, enfermado de amor, y la única cura para su enfermedad terminal era Katakuri Charlotte.

Necesitaba decírselo ¡Moria por decírselo! Que dentro de siete meses dejarían de ser solo ellos dos, y pasarían a ser una familia. Algo que jamás pensó que pudiese tener con Katakuri. Pero que no, allí estaban, creciendo dentro suyo. Y aunque aún persistía un férreo resquicio de miedo, ya que no estaba muy seguro de que fuera a ser una buena madre para sus bebes, sabía que Katakuri jamás lo dejaría hacer esto solo.

Porque él era esa persona, la persona con la que quería vivir todas esas vidas, junto con sus respectivos pasados y los centenares de futuros que les quedaban, sin importar que tan duros u hermosos fueran, ya que si estaban juntos, nada más importaba. Porque se antepondrían a todo sin importar que.

Katakuri era su sol, y él, Icaro, que sin importarle los riesgos ni el peligro volaría siempre cerca de su brillo, con el único deseo de recibir su calor. Porque prefería vivir con el constante temor de caer, que jamás haber sentido sus rayos de luz iluminando su vida.

Pero lo que Ichiji desconocía, era que Icaro no cayo por amor, sino por creer que podría superar al sol.

Cuando el ascensor llego directamente hacia la puerta a la última planta, un ligero temblor reboto en su cuerpo, pero rápidamente muto a un resoplido de hastío al palpar sus bolsillos y caer en cuenta que del apuro por llegar hasta la residencia de Katakuri, había olvidado la bendita tarjeta de ingreso en su habitación.

Tuvo que tocar el timbre de manera repetitiva, esperando a que las sirvientas de Katakuri se dignaran a abrir la puerta, pero después de los interminables «beeps» que eran provocados por la presión perpetua de su largo dedo sobre el timbre, pudo escuchar una carismática voz acercándose del otro lado de la puerta.

Y no hubiese tenido ningún problema con esperar tranquilamente…

De no ser porque no reconoció esa voz en lo absoluto.

Fue entonces que la puerta del elevador que daba al impresionante Pent-house de Katakuri abrio sus puertas, y el pelirrojo sintió que el universo se detuvo allí mismo, en una coalición de galaxias absoluta, cuando capto frente a sus ojos la imagen de una persona que jamás había visto antes. 

—Oh, ¡Hola! ¿Puedo ayudarte en algo?

Se trataba de una mujer, una hermosa mujer de mirada ámbar. Tenía el cabello largo y blanco con mechas turquesas en las puntas. Alta era palabra muy corta para describirla, incluso estando descalza le sacaba una cabeza antera. Pero más allá de encontrarse con una completa desconocida recibiéndolo en la casa de su novio, lo que más desencajo a Ichiji fue que la chica estaba totalmente empapada, con el cabello mojado, y la única prenda que la cubría de su perfecta y voluptuosa desnudes…

Era una de las camisas de Katakuri.

—Disculpa la demora, pero justo me agarraste en plena ducha ¡Hace años que no usaba un baño tan moderno! Así que me tomo más tiempo de lo esperado descubrir cómo funcionaba. — Se disculpo en medio de una contagiosa risa.

Ichiji quedo absorto en un perpetuo silencio. Puesto a que reír fue lo que menos le apeteció en esos momentos.

¿Se refería al baño de Katakuri? ¿Acaso ella ingreso a su habitación? ¿El reciento que únicamente les confería a ellos dos?

P-Pero… ¿Quién demonios era esta chica? ¿Y porque estaba usando la ropa de Katakuri?

—N-No… Descuida. — Comento en un tono bajo — Estoy buscando al señor Charlotte sino te importa.

—Entiendo, ¿Acaso trabajas para Charlotte Industries? — Le pregunto con curiosidad, regalándole una amistosa sonrisa que llego a descuadrarlo un poco.

—S-Si. Exacto.

—¡Eso sí que es genial! Él aun no llega del trabajo, supongo que como siempre está metido en la oficina, pero si quieres puedo dejarle tu mensaje.

¿Acaso estaba loca? Esa era prácticamente su casa. — ¿Quién eres tú exactamente? — Pregunto ya cansado de esa situación.

Pero la joven parecía ajena a su notoria apatía, golpeándose el rostro totalmente abochornada al olvidar algo tan básico como decir su nombre. — Disculpa, olvide presentarme. — Inmediatamente le tendió la mano con una cálida sonrisa — Mi nombre es Yamato, ¡Yamato Charlotte!

¡Demonios! ¿Acaso se trataba de alguna de las hermanas de Katakuri? De ser así estaba perdido. —¿Charlotte? — Repitió en un ligero temblor.

Pero la respuesta que recibió a cambio fue por mucho, la peor que pudieron darle.

—Si, Charlotte. — Reitero la albina con una gran sonrisa— Soy la esposa de Katakuri.

De pronto un frio sin igual recorrió su cuerpo, desapareciendo en el acto toda expresión que habitase en su rostro. Pudo sentir como aquellas alas de cera que por nueve meses construyo fervorosamente, se derretían ante sus ojos, cayendo de manera irreversible hacia lo profundo del mar, un lugar en el que jamás podría volver a sentir el calor del sol nuevamente.

Ya que habían cosas de las que simplemente no se podían escapar, y la abrumadora verdad era una de ellas. A pesar de que muchas veces uno prefiriese pasar de ella.

K-Katakuri… ¿Katakuri esta casado?

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

ACLARACIONES CAPITULO II

Anciano en Pena: Pintura al óleo de Vincent Van Vogh, la realizo luego de una recaída en su salud mental y fue de las ultimas que hizo, ya que la termino a solo dos meses de su muerte en el Sanatorio en el que residía.

Flyboard: Es un deporte de agua que le permite a la persona volar mediante una tabla cuando se está en alta mar.

Grotta Azzurra: Es una cueva mariana que esta en la isla de Capri, es muy famosa porque al recibir los rayos del sol el agua se pinta de un azul muy vistoso.

Isis y Osiris: Son los dioses padres de la cultura egipcia, en el mito, Osiris se casa con su hermana y reinan juntos Egipto, pero Seth, uno de los hermanos de ambos, lo asesina en un ataque de celos, y descuartiza su cuerpo para convertirse en el nuevo Emperador de Egipto. Es entonces cuando Isis recorre todo el mundo en busca de las partes de su amado para revivirlo, y concebir juntos a Horus, quien será el que luche con su tío Seth para recuperar el trono de su padre.

N/A:

¿Alguien mas escucho eso? Porque fue el sonido de mi corazón rompiéndose en esa ultima escena. JAJAJAJAJ. Bueno, antes que nada me gustaría darles mil gracias a todas. ¡Jamás pensé que esta historia tendría tal acogida! Se merecen un sol ¡Todas ustedes! La verdad he estado bastante ocupada con el trabajo, y saber que están esperando por un nuevo cap me da mucha fuerza para seguir escribiendo. ¡No sé qué haría sin ustedes!

Y bueno, ahora hablando del capítulo ¡CHAN! ¡CHAN! ¡CHAN! La verdad les juro que esto ha sido de las cosas mas lindas, y mas rompe corazones que he escrito en bastante tiempo. Si nosotras estamos en Shock, no me imagino como estará Ichiji D:

Con respecto a Katakuri, no voy a decir nada, porque creo que es importante tener los dos lados de la historia antes de sacar nuestras espadas. Aunque si, es un cagon x no decirle a Ichiji un hecho irrefutable, que está casado con Yamato, pero la relación de esos dos ya se profundizará un poco en el siguiente cap, porque ni crean que Ichiji será el único en cagarse encima con la aparición de Yamato… No, varios van a caer.  

¿¡Y ahora que pasara!? AHGGG ¿Qué pasara entre Ichiji y Katakuri? ¿Qué pasara ahora que Ichiji sabe que Katakuri esta casado, y esta esperando hijos suyos? El instinto maternal de Sora ya ha empezado a oler que algo no anda bien, y no faltara mucho para que la bomba estalle, porque si, a pesar de que a todas líneas lo parezca, la verdadera bomba aun no estalla. Un chiqui para mencionar el CoraSora, ¡Amo esta pareja! ¡Fueron hechos el uno para él otro! Y con respecto a Smoothie mi hembra, no tengo palabras, ella es todo lo que a mí me gustaría ser JAJAJAJAJ ¿Y el Matrimonio Robb? Lo amo, amo a Vi y a Lucci, y no sé porque siento que Vi si tendría la correa suficiente para domar al gatito de Lucci, y me encanta. ¡Me encanta su dinámica de pareja!

Bueno, me despido de todas ustedes no sin antes mencionar a mi musa, my sweet AcidRain. Sis, gracias a ti es que sigo de pie. Gracias por ayudarme con todo, esta historia es tan tuya como mía. ¡No sé qué sería de mi sin ti! Y tambien quiero agradecer a todas las bellezas que comentaron y dejaron sus estrellitas. Disculpen si aún no contesto todos sus hermosos comentarios, no duden que lo hare. Son amor, y espero que disfruten mucho de esta historia y todo lo que traerá junto consigo. 


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