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Aioros De Sagitario por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Advertencia: Spoiler, muerte de personajes, embarado adolecente.

El sonido de una batalla campal se puede escuchar a lo lejos.

El como van buscando al traidor, desesperados, deseando que su último ataque funcionará para dejarlo sin posibilidades de continuar.

Piscis, Cáncer y Capricornio, fijan su mirada al rastro de sangre que el traidor ha dejado.

-Por ahí— señala Death Mask.

-Vamos, no podemos dejar que el traidor continúe con vida- Agrega e joven Afrodita.

Y el tercer miembro del grupo, solo asiente, decidido, pero a la vez con cierto conflicto interno.  

Sus pasos los dirigen hacia el flanco derecho, entre la noche y las piedras que rodean el santuario.

Sin embargo, por su apresurado actuar y deseos de cumplir su misión, no han notado la respiración agitada y el cosmos que aún se puede percibir a pesar del dolor físico.

Escondido detrás de algunas columnas de piedra, que se encuentran un tanto destruidas. Respiración agitada ante el cansancio plasmado en su ser, su cuerpo gravemente herido, pero a pesar del calvario que ya ha vivido, aún le sonríe a esa pequeña niña que yace en sus brazos, quietecita, mirándolo con esos preciosos ojos azules con un leve tono verdoso, sus cabellitos morados cortes lucen realmente adorables

Con solo verla, su corazón se llena de fuerza, pero su cuerpo esta flaqueando, sus piernas están débiles, y aun así ha logrado evadir a sus tres jóvenes verdugos que vio crecer.

-Todo estará bien, pequeñita— Le sonríe a medias, con los ojos llenos de amor hacia la bebita qué está entre sus brazos, segura y atenta al castaño.

Verla tranquila, que la esta manteniendo a salvo de todo el peligroso posible, de todo lo que está ocurriendo en esta terrible noche.

-Vas a estar bien… Lo estarás, te lo aseguro mi linda bebé- Su instinto es besar la frente de la pequeña, cuidando de no mancharla de su sangre, pues sus heridas siguen abiertas y claro que se han vuelto mortales. Sin embargo, la criatura que sostiene entre sus brazos le da la fuerza necesaria para continuar.

Aquel infante, ignora por completo todo el desastre que ocurre por su nacimiento, esta feliz al sentir a ese chiquillo dedicándole mimos, pues desde que ha venido a este mundo, lo ha visto, siempre cuidándola, sosteniéndola, y amándola.

Sus manitas estiradas tratar de alcanzar aquel collar que el castaño deja ver en su pecho, al darse cuenta de ellos, le dedica un suspiro melancólico, agregando unos ojos llenos de tristeza en ese momento, pero a la vez proyecta una cálida sonrisa, se quita ese colguije para dárselo a ella, que juegue, se distraiga y nada perturbe su pequeña paz.

Pues aquel collar, posee un gran significado para él y solo ella puede tenerlo.

-Sé que ahora mismo no entiendes nada, Atena… Pero, no quiero que estas triste- En realidad sus palabras van dirigidas totalmente a él, ya que quien más sufre en este instante es el mismo caballero de Sagitario, por ver todo en lo que creía y amaba ser destruido.

Sus ojos verdes la admiran, mientras sus lágrimas caen, dejando que una toque el amuleto qué llevaba con tanta devoción.

-Tu… Tu mami Saga, no te quiso hacer daño de verdad… Es solo… Que algo malo, muy malo lo obliga a hacerlo, pero… Él te ama, te ama tanto como yo lo hago…- Su voz quebrada, dirige sus palabras a lo único que en su corazón aun se niega a perder la esperanza.

Es bastante joven, catorce años, y ha sufrido golpes mortales que acortan su vida a cada segundo y aún así, no quiere creer que el amor de su vida, quien por poco asesinaba a esa bebé, la reencarnación de su Diosa… La hija de dos muy jóvenes adolescentes que no pudieron detenerse al instante en que sus hormonas los dominaron.

-Ugr…- La sangre sale de su cuerpo a borbotones, aquellas heridas y rosas venenosas van acabándolo poco a poco.

Su único consuelo y deseo es seguir adelante, pero sabe que su cosmos pronto se apagará y dejara a su pequeña niña sola…

Lo que menos puede hacer, lo que menos desea…

-Nunca creímos… Que… El a vernos dejado llevar, nos daría el fruto más valioso…- Sus palabras posiblemente últimas dirigidas a la bebita que solo juguetea con aquel collar de plata que asemeja a un curioso escudo.

-Mi Saga… Estaba asustado, y yo igual… Pero decidimos… Uhgg… Que mantenerlo oculto sería lo mejor- Le cuenta su propia historia, de su pequeña familia que ahora está rota.

La pequeña no tiene la menor idea de todo el caos a su alrededor y sobre su persona se encuentra, prefiere seguir jugando, pero eso no le impide a Aioros sigue hablando, mira a su hija, como si en ella pudiera ver a la persona que trata de acabarlos.

-Fue difícil… No sé cómo lo logramos… No sé, pero… Hicimos lo mejor que pudimos... Mantenerte en secreto, mientras crecías en el vientre de mi Saga…- Aunque su cuerpo esta recargado en aquel pilar, se inclina levemente para adelante, ya que el dolor es mucho en su ser -Yo me encargaba de hacer todo para que estuviera tranquilo… El hermano de tu mami nos ayudó mucho al hacerse pasar por él, mientras Saga y yo te esperábamos- Su lagrimas comienza a caer elevando levemente su rostro hacia el horizonte, comos estuviera recordando su momento más feliz –Y de repente ese día llego… En aquella cabaña tan alejada del santuario… Ughr…- No puede evitar escupir algo de sangre, pero sonríe ampliamente, quiere seguir contando su historia, aunque sea por ultima vez.

-Sabes, pequeñita hermosa… Creo que yo fui el culpable de todo esto…- Traga saliva y sus lágrimas caen a mares por sus mejillas –Saga, no estuvo bien durante el embarazo…- Cabizbajo, niega con la cabeza -Un embarazo adolecente nunca puede dejar bien a las personas… No estábamos listos, pero creía que solo estaba asustado…- La sujeta con mayor firmeza entre sus brazos -Por eso, pensé que se comportaba así por lo cambios en su cuerpo, a veces alterado, de mal humor, llorando, desesperado, con pesadillas de noche… Creí que dándole abrazos, besos, y diciéndole que estaría a su lado para siempre, lo calmaría, pero no…- Su verde mirada, se fija débilmente al horizonte, dejando que sus lágrimas resbalen por el arrepentimiento.

-Buaaaa…- El bostezo de la niña, llama su atención al ser sonoro, haciéndolo volver a la realidad, para sonreírle tristemente.

-Pero… Aun así, cuando te sostuvo entre sus brazos… Él- Su tono de voz vuelve a ser suave -Saga… Simplemente te sonrió… Lloro de felicidad, y aunque estaba adolorido, te amo en ese instante más de lo que alguna vez... Creímos que se pudiera… Yo igual… Nuestro amor por ti es muy diferente al que sentimos el uno por el otro, pero también es muy fuerte porque eres nuestra… Nuestra hija, que amamos- Su instinto es abrazarla contra su pecho, pidiendo a sus adentros encontrar la forma de mantenerla a salvó.

Para este punto, el joven caballero de Sagitario, parece estar delirando un poco, la pérdida masiva de sangre en tan poco tiempo lo está dejando exhausto por completo, y aun así… Cuenta la verdad, la verdad que vivió a lado de quien aun sigue amando con toda su alma, pero… Que no puede permitir que lastime a su pequeña, a la reencarnación de Atena.

-¿Sabes cuando supimos de que eras Atena…?- Sus ojos verdes se ilusiona y sin esperar ninguna confirmación por su pregunta -Fue cuando decidimos… Creímos qué sería bueno contarle al patriarca Shion… Pero, antes de poder hacerlo, no sé si fue obra del destino o tuya- La vuelve a admirar con total devoción -Fue la señal que se dio en cuanto pusimos un pie en el santuario… Al llegar a tu estatua… Allí el patriarca se dio cuenta de quien eras en alma… Y creyó que te habíamos encontrado por mera casualidad-

Cierra levemente sus ojos, levantando la cabeza hacia arriba, intentando tomar fuerzas de donde pudiera para seguir hablando -Le quise aclarar todo el asunto, pero tu mami Saga… Me indicó que eso era lo mejor- Aprieta su mandíbula, sintiendo a enorme impotencia del pasado -Hice caso… Pero me moría por volver a cargarte, y sostenerte… Ser quien necesitarás… Pero Saga… No sé qué paso- Suspira tristemente y siente que debe continuar caminando, aunque… Sus piernas pronto vuelven a flaquear -Yo quise solo volver a tenerte entre mis brazos, y Saga… Su cosmos, se volvía cada día más turbio, yo debí darme cuenta antes… Debí darme cuenta del mal que estaba pasando, pero cuando todo sucedió… Fue tarde, demasiado tarde—Sus fuertes brazos llevan a su pequeña hija, la nena que más desearon ambos ver, esos dos adolescente que se entregaron en cuerpo y alma y no midieron consecuencia alguna.

Su mente solo trae los recuerdos de los últimos días y le provoca el llanto.

A ver visto a su amado Saga, usurpando el lugar del patriarca, el a verlo visto a punto de acabar con la hija de ambos, con su propia hija que nació de él.

Sin embargo al pensar en eso, niega rápidamente con la cabeza, frunce el ceño y decidido mira al frente, lleno de determinación para asegurarse que su hija esté a salvo.

-No, ese no es mi Saga, no es tu mami… No, él… Él jamás te haría daño, nunca le haría daño a nadie que no se lo merezca… Yo…- Su mente solo trae la imagen de aquel caballero de géminis, de cabellos azules, mirada amoroso y tímida, ver en su mente el momento del nacimiento de su niña, lo vuelve a la realidad y lo hace entender que su amado, jamás sería capaz de tales atrocidad, y menos a ellos.

-Alguien… Debe estar manipulándolo, lo sé- Respira un poco agitado por su esfuerzo –Yo lo sé…- Se da cuenta de ese hecho, y por instinto voltea hacia el santuario, en ese momento que de nuevo apoya su cuerpo en la columna esta cae.

Ha quedado débil por el enfrentamiento y colapsa sobre él, su cuerpo protege de inmediato a la bebé, pero su cosmos esta descendiendo y su vida acabando.

Sabe que ya no puede continuar las rosas sangrientas de Piscis, los ataques de Excalibur de Shura y las ondas infernales de Cáncer, le han hecho efecto, y ya no puede más, su mente se lo dice, pero su corazón ruega para que pueda alejarse y mantenga a su hija a salvo.

-Saga… Debes luchar… Ay, por favor… Debes… Debes hacerlo… Lucha por volver a ser tú- Sus ojos se sienten cansados y pesados, a pesar de todo el desastre, sus brazos siguen manteniéndose firme para su hija.

Su ruego por un milagro, para que su amor… Ya no sufra… Y vuelva ser él mismo.

Unos pasos se escuchan acercándose, sin un cosmos activo como es el de ellos.

Aioros, no parece escucharlos, realmente solo se concentra en su pequeña familia que en este momento se ha rotó.


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