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Angra Mainyu por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Gracias por sus lecturas, me alegra el apoyo que le han dado a la historia.

 

 

Draco durante el mes siguiente estuvo atento a los movimientos de los Aurores que fueron traídos por Flikiers para comenzar a introducir los cambios que el Wizengamot aprobó como parte de convertir Azkaban en un centro de purga por los crímenes cometidos. Esta información la pasaba a Stevenson en cada uno de los encuentros que tenían en las sesiones de preparación para los EXTASIS, así fue como se dio cuenta que el hombre, aunque no podía ayudarlos a todos, si procuraba que el grupo de los más jóvenes no fuera hostigado o maltratado de alguna manera.

De igual manera, debido a que los Aurores eran los maestros en las diferentes áreas que presentarían, al ser retirados de sus cargos y remplazados con los de Flikiers, las guias de trabajo que enviaba McGonagall no eran direccionadas, los nuevos guardianes entorpecían el horario de repasos colocando actividades como el aseo y la cocina, aquellos que no las alcanzaban a realizar eran torturados con golpes y quitándoles la comida por uno o más días.

Fue cuando Daniel asignó a Draco a dar las tutorías, el Auror sabía de sus promedios en Hogwarts, por más que en el último año no tuvo las mejores notas por la situación de la guerra, era él más indicado para realizarlas, aunque Flikiers quiso negarse, la visita sorpresa de McGonagall para explicar como se llevarían a cabo las pruebas hizo que el Director de Azkaban aceptara las condiciones a regañadientes y se le olvidó el asunto de Malfoy como profesor. Ese día la mujer llegó justo cuando estaban haciendo la reorganización de los sectores de la cárcel y uniendo en una sola área a los antiguos servidores del Lord Tenebroso.

Aunque no pudo ver a quienes se evaluarían, Minerva si dejó en claro que mientras fueran estudiantes especiales, estaban protegidos por Hogwarts y eso significaba que cualquier irregularidad sería juzgada por el Ministro y no por el Wizengamot, la cínica sonrisa del hombre fue suficiente para la anciana bruja cuya visita era para comprobar las sospechas sobre los malos tratos que recibían los que creyeron en Voldemort. La bruja se marchó con una idea clara en la cabeza, ahora debía buscar quien la ayudaría a realizarla, mientras que Flikiers y el Wizengamot siguiesen creyendo que le habían ganado.  

Flikiers y Stevenson se mantuvieron en silencio procesando lo que escucharon, el mayor le pidió al castaño quedarse para revisar los que conformaban el grupo que dentro de quince días presentarían los EXTASIS, una prueba con la que se terminaría el suplicio de aguantar al Ministerio metiendo las narices donde la justicia mágica era la única que reinaba.

Daniel asintió, tras varias disertaciones sobre lo solicitado por Minerva, al final llegaron a la conclusión de que asistirían el domingo 5 de junio al colegio, los acompañarían él por estar a cargo del proceso desde el comienzo, y el Director, los Aurores comisionados de la protección y la evaluación quedarían a escogencia del colegio y el ministerio, esto para que corroboraran que siempre el Wizengamot había tenido buenas intenciones con los jóvenes.

Stevenson se levantó informando su deseo de conocer la distribución de las mujeres en el sector de servidores de Voldemort, Herman Flikiers sonrió deteniéndolo, el Auror menor vio como un sobre le era extendido, uno que al abrir supo que su tiempo de gracia había concluido.

—Los resultados serán dados el mismo día, a partir del lunes 6 de junio, esos miserables hijos de la oscuridad serán tratados como lo que son.

—¿Cuándo tendré que marcharme de Azkaban?

—Stevenson, usted saldrá ese domingo para no regresar, no hay necesidad de empalme —lo detuvo el Director anticipándose a la pregunta del castaño—, porque su cargo será abolido, recuerde esto es una PRISIÓN, no un internado juvenil.

Daniel salió sin dar replica, la prioridad era saber como mover las fichas en esos quince días, de no hacerlo, Draco no duraría más de un mes entre torturas y vejaciones de todo tipo, había investigado la relación de Flikiers con los Malfoy, y la ofensa de ser tratado como estafador por parte de Lucius, era lo que cobraría con creces en el cuerpo y la mente de su hijo.

Miró la hora, los jóvenes no iban a ser cambiados de celdas, así que prefirió ocupar ese tiempo en lo importante, se dirigió a su oficina donde se encerró permaneciendo ahí hasta la hora de la cena.

Por su parte, Draco observaba la llegada de las brujas a la sección exclusiva para los seguidores del señor Tenebroso, reconoció a Mortífagas, Carroñeras, Informantes y varias que sirvieron de espías bajo la maldición Imperius, pero también alumnas de Hogwarts que en la guerra estaban en sexto y séptimo año, chicas que corrieron con la desgracia de ser hijas de sangre pura, que fueron resguardadas con los Slytherin.

Escuchó la orden de salir de las celdas, las puertas se abrieron a excepción de las del grupo de los “estudiantes”, los Aurores explicaban la distribución de acuerdo a los crímenes cometidos y al rango en la jerarquía de Voldemort, aunque Draco en esa ocasión no tuvo que moverse, era consciente que su ventaja pronto terminaría, él portaba la horrible cicatriz que les dejó la marca tenebrosa, un recordatorio de que la condena de seis años no sería nada con el suplicio que le esperaba purgando lo que “el lado de la luz” asumía debían pagar.

En momentos así, pensaba que los magos no eran muy diferentes a los muggle, la Inquisición y sus castigos fueron “tan justos” como los juicios del Tribunal Mágico. En su cabeza rio por el sarcasmo, a pesar de todo nunca podría dejar de ser quien era, un Malfoy Black.

De repente los gritos de alguien reprendiendo a uno de los Aurores en lo que le recordaba que a quien llevaba era una estudiante especial de Hogwarts, le hicieron asomarse por la rejilla al pasillo, por más penumbra que hubiese, esa cabellera negra y el porte de diva lo reconocería donde fuera, allí estaba su mejor amiga, su primer beso, su primer revolcón, su hermana de otra madre, Pansy Parkinson. Gracias a Salazar estaba viva.

Draco limpió las indiscretas lágrimas que resbalaban por su rostro, después de la batalla de Hogwarts no supo que sucedió con Pansy, ella desapareció sin más, eso lo dejó preocupado porque sabía que Theodore Nott murió al igual que Fred, uno de los gemelos Weasley, con quienes mantenía una relación cordial de negocios y porque no decirlo, de amistad ¿quién se podría resistir a ese humor tan particular?

Draco suspiró dejando ver una sonrisa por la tranquilidad de saber de la pelinegra, sólo le faltaba conocer la suerte de Zabini,  y la culpa le sería más llevadera dentro de Azkaban, o mejor dicho, por el tiempo de vida que le quedaba una vez presentara los EXTASIS.

A la hora de la cena el recuentro de los amigos fue muy Slytherin, un asentimiento con la cabeza y una subida de ceja, eso les permitió pasar desapercibidos por los Aurores que sabían de la relación que mantuvieron en el colegio; sin embargo, en la sesión de estudios las cosas cambiaron, mientras los otros chicos hacían las guías, Draco comprobó que su amiga desempeñaba el mismo rol de tutor con las niñas.

También supo que Pansy estaría un año más en Azkaban y esperaba sobrevivirlo, el crimen del que se le acusó fue tan estúpido, que cuando ella le comentó su condena de dos años por haber sugerido entregar a Potter a Voldemort, Draco no se decidía si burlarse o llorar, pero lo que si corrobora fue su teoría sobre las ansias de venganza y no de justicia como proclamaba el Wizengamot.

A partir de esa noche los gritos comenzaron en las celdas de los mayores, y con estos el tormento que la conciencia y la mente de Draco le proporcionaban.

Durante meses logró evadirlas, incluso controlarlas a pesar de los lamentos y el frío que los Dementores haciendo sus rondas de madrugada imprimían al lugar, pero el viernes antes de las pruebas algo cambió.

La voz que se escuchó era de Dolores Umbridge, no era una buena mujer, pero Draco a nadie le deseaba lo que, por los chillidos, presumía estaba sucediendo.

El platinado pensó en lanzar un encantamiento para mantener en silencio su espacio, pero el miedo a ser descubierto usando magia cuando allí se suponía que no podían hacerlo, pondría en riesgo su vida y la de Stevenson. Tendría que aguantar los lamentos, eran mejores que las pesadillas que surgieron después de que su padre fue obligado a escapar de Azkaban, las mismas que durante meses lo atormentaron por la presencia del Lord en Malfoy Manor, la casa de sus antepasados que ese demente declaró como “su” cuartel y refugio.

Odió esos días, el encierro, el miedo a salir por ser atosigado por alguno de los hombres que allí se encontraban, en especial por Fenir Greyback, Draco temía que el hombre lobo aparecería, que hiciera realidad las palabras que pronunciaba cuando lo arrinconaba en alguno de los pasillos de la mansión. Todavía mantenía presente la mirada lasciva, el hedor de su boca cuando se le acercaba siempre burlándose y amenazándolo que pronto sería uno de su especie, o cómo le repetía mientras deslizaba la lengua en la piel que tenía expuesta, su pareja en la cama.

Un miedo tonto, dirían muchos, pero nunca dieron con el cadáver de Greyback, y esas eran sus pesadillas, verlo entrar y que lo mordiera como alguna vez lo hizo con una de las jóvenes carroñeras. Ella no sobrevivió a la maldición, el hombre lobo pateó el cuerpo inerte del que brotaba la sangre con lentitud, mientras se dirigía con una sonrisa al lugar donde Draco se escondía dándole a entender que él siempre percibía su presencia.

Malfoy se arropó lo mejor que pudo y tapó su cabeza, debía esperar, pensar en algo distinto, cuando los lamentos acabaron ya iba a amanecer, fue el instante en que sus ojos se cerraron permitiéndole descansar al menos media hora antes de la reunión con Stevenson, la fecha de los EXTASIS sería ese fin de semana, y por coincidencia, el día de su cumpleaños número veinte.

Cuando Malfoy despertó ya había pasado la hora del desayuno, corrió a bañarse, las risas de varios hombres y las preguntas sobre donde se encontraba, le hicieron moverse con cautela, fue cuando escuchó el llanto de su amiga, era Pansy la que suplicaba que la dejaran en paz.

Un gemido proveniente de un golpe lo hizo entrar sin medir las consecuencias, su magia se desbordó rompiendo los sellos del lugar, Draco no le importó si mataba a los Aurores, su amiga tenía la ropa rasgada, moretones en todo el cuerpo y el llanto se unía con el líquido carmín que le brotaba por la nariz y la boca.

Dos hombres salieron expulsados del baño golpeándose contra el frío piso, el tercero que sostenía a Pansy, la liberó con cuidado burlándose por la zorra que acababan de violar. El ojigris lo observó fúrico, con una mano lo elevó mandándolo contra una de las paredes en repetidas ocasiones, no se detendría hasta verlo sangrar tanto o más que su amiga, la misma que le llamó con llanto diciéndole que necesitaba ir a la enfermería.

En ese instante lo notó, tanto la sangre entre sus piernas como la que salía de su abdomen por el puñal que ella trataba de mantener quieto, ¿Qué diablos le iban a hacer?

La cargó con delicadeza y corrió, ya nada le importaba, debía salvarla.

Stevenson regresó de la reunión con McGonagall, tomó los demás documentos de las tutorías y se encaminó a la biblioteca, al abrir la puerta el grupo lucía inquieto, buscó a Parkinson y a Malfoy, encontrándose con la sonrisa cínica de Connor.

—Me alegra que llegarás, tus tutores tuvieron un problemita hoy, una está en la enfermería y el otro siendo corregido por el Director.

Stevenson le devolvió la expresión de sorna, como si poco le importara se dirigió a los demás estudiantes entregándoles el último material que debían leer y tener en cuenta para la presentación del examen en Hogwarts, las reglas y las consecuencias de infringirlas.

Por orden de lista fue llamándolos y haciéndoles firmar lo que ante la ley confirmaba que se daban por enterados, cuando todos estuvieron listos, los llevó personalmente al sector donde estaban sus celdas, por esos dos días sólo tendrían permitido ir a las duchas, las comidas aparecerían en sus recintos. En el mismo orden que entregó las instrucciones los aseguró en el lugar. Un hechizo de protección lanzado como parte de la seguridad de Azkaban y se marchó a la enfermería, tenía ganas de buscar a Draco, pero no era el momento, si llegaba donde él sin noticias de Pansy, lo cruciaría importándole poco quedar de por vida en prisión.

La enfermera lo vio llegar hasta donde la muchacha dormía, el resumen de la medimaga le puso en contexto, la habían violado, golpeado y por pocos milímetros no pudieron dañar su órgano reproductor dejándola estéril de por vida.

—¿Por qué tanto interés en ella? —el cuestionamiento lo hizo la bruja mientras cambiaba la bolsa de suero y aplicaba la dosis de antibiótico—. Esa será su vida en este hueco ahora que Flikiers dirige la prisión, pronto la veras disfrutándolo y pidiendo más a sus propios agresores.

Stevenson llegó a Azkaban para cuando se dio la fuga masiva de mortífagos, vio los cambios con los ministros que pasaron entre el resurgimiento de Voldemort y su caída definitiva, cuando Shacklebolt  quiso hacer un verdadero sitio de rehabilitación e reincorporación a la cárcel, pero se encontraba con la indolencia de personas como la que tenía ante sí, se cuestionaba si en algún instante quienes eran los buenos de la historia pensaron que su nuevo orden sería regocijarse con el sufrimiento de quien luchaba por vivir.

—Las serpientes nos protegemos entre nosotras —la mujer sonrió, en ese instante recordó que Daniel fue un Slytherin, una respuesta propia de esa casa, ella fue una Ravenclaw y siempre supo que ese era el lema entre los verde-plateados.

Anunció que volvería poco antes de la cena para que la chica firmara los documentos que le permitían presentar los EXTASIS, la bruja con el gesto le dijo más de lo que pudo expresar con palabras.

—Flikiers no perderá la oportunidad de deshacerse de McGonagall y el Ministerio —señaló a la paciente—, considero que esto fue un error dentro de sus planes, como dirían los muggles, “se les fue la mano”.

—Te sugiero ir por el otro chico, según entendí tuvo una explosión de magia y casi mata al odioso de Williams —recién en ese instante Daniel se fijó en la camilla donde se encontraba su compañero de trabajo, Draco debió tener demasiada ira para poder dejarlo en ese estado—. Seis costillas rotas, un fractura cerrada de cráneo, y por poco lo deja parapléjico.

Stevenson se despidió para dirigirse al despacho del Director de Azkaban, no podía dejar testigos de la infamia, así que era predecible que estuviese en la sala de castigos cuya única entrada era por su oficina.

Abrió la puerta encontrándose con un Malfoy atado con un hechizo Incarcerous a una silla mientras era golpeado por Flikiers quien preguntaba a gritos cómo logró atacar a los Aurores, la cabeza rubia cayó hacía adelante comenzando a toser un poco, Daniel vio las gotas de sangre en la camisa del uniforme de preso.

—Se lo he repetido, fue una explosión de magia.

—¿Crees que soy estúpido? —el hombre lucía desesperado, si Malfoy era capaz de hacer magia sin varita y romper las seguridades de Azkaban, pronto tendría una rebelión, su puesto, su fama peligraría—, Una sola oportunidad para decirme la verdad o te muelo a crucios.

Fue el momento de intervenir de Stevenson, se aproximó preguntando con una risa desconcertante porque tenían a Malfoy ahí. Flikiers fue rápido explicando la razón, una amañada que en ninguna parte nombraba lo ocurrido con Parkinson.

—Lo cierto es que si él no puede presentar los exámenes, tendrá que esperar un año más, y el trato será diferente porque McGonagall podrá solicitar visitas.

—Ya entendí el punto —Flikiers ordenó que fuese liberado y llevado a la enfermería.

Al estar a solas con Stevenson, Herman terminó de escuchar las recomendaciones para el domingo, y lo que le sucedió a la chica Parkinson, como el Auror lo suponía los agresores se extralimitaron, y por su culpa casi comete un error. Pasaron unos veinte minutos hablando del traslado a Hogwarts, irían en un autobús muggle modificado, se habían hecho comunes después de la guerra para paseos en familia, una patente que Arthur Weasley junto con su hijo George, y que le permitió a la familia llenar sus bóvedas en Gringott, ya no importaba que fueran traidores a la sangre, acotó el Director de Azkaban, los galeones era la llave a la sociedad mágica.

Daniel observó al mayor pasar los dedos por la frente, el cansancio de la golpiza parecía haberle llegado de repente, fueron exiguos segundos, pero los suficientes para notar que había mucho más de fondo en ese comportamiento.

—No me importan los demás, ni siquiera la chica Parkinson —pronunció Flikiers tratando de incitar a Stevenson a un enfrentamiento, algo en él le molestaba al punto de no dejarle confiar en como actuaba, al estar con el castaño Herman se sentía en una partida de ajedrez, así que continuó con más odio en la voz—, pero Malfoy tiene una deuda conmigo que cobraré con sangre y magia, te aseguro que lo mantendré vivo hasta el día antes de cumplir su condena.

—Yo me voy el domingo de Azkaban, así que no es mi problema que le pase al mortífago.

El hombre dio media vuelta y se retiró a buscar los documentos para que Draco y Pansy los firmaran, lo único bueno de salir de la prisión es que esa charada podría darla por terminada, una vez hablara con los jóvenes, iría a su cuarto, necesitaba dormir para lo que el domingo sucedería.


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