Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En mi paraíso por FiorelaN

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 1

Naruto

—¿Y cuál es tu historia, Naruto?

—Mi historia… Bueno…—suspiré con pesadez mientras acariciaba suavemente la arena en la que estaba sentado—Sólo puedo decir con certeza que…, esa mañana, me había despertado… muy feliz…—sonreí mientras el sol iluminaba mi cara y me obligaba a cerrar los ojos.

Aquella mañana del 13 de febrero de 2022, me había despertado realmente feliz. Estaba demasiado emocionado, porque me habían otorgado unas pequeñas vacaciones, a pesar de ser un empleado reciente que no tenía todavía derecho a esos privilegios.

En la empresa en la que había comenzado a trabajar hacía un mes, necesitaba, al menos, un año de antigüedad para que me pudiesen dar mis vacaciones, pero tenía la maravillosa suerte de que el presidente de dicha empresa… era mi suegro, Fugaku Uchiha.

Cuando el jefe de equipo me había dado la noticia a través de un mail, casi se me había salido el corazón, porque podía ir a ver a mi novio, quien había sido transferido temporalmente a Estados Unidos por ser el director general. Tenía dos semanas enteras para disfrutar con mi gruñón y amargado novio. Estaba más que feliz. Iría sin pensarlo a ese país y nada me lo impediría.

Había sacado el boleto de avión de inmediato después de la noticia. Volaría a Estados Unidos en la mañana del 13 de febrero. Eso quería decir que podía pasar el día de los enamorados con él. De sólo pensarlo, se me revolvía el estómago de la emoción. Aunque a Sasuke no le gustaba mucho ese tema. No celebraba nada, pero sólo poder estar a su lado me bastaba. Él era muy dulce cuando quería.

Al llegar al aeropuerto, lo llamé sin reservas. Faltaban treinta minutos para abordar el avión. Todo estaba listo. Sólo llevaba una maleta, porque no iba a ser mucho tiempo. Sasuke insistiría en comprarme ropa nueva y, seguramente, regresaría con otra maleta más.

Su teléfono sonó dos veces y me contestó.

Hola…

—¡SASUKE! —me emocioné mucho al escuchar su voz.

Naruto, vas a dejarme sordo—tan gruñón como siempre.

—Sólo estoy muy emocionado. Desde que te fuiste, sólo pude escuchar tu voz. Ahora que podré verte y tenerte delante de mí, no puedo controlarme, dattebayo—casi daba saltitos de alegría.

¿Estás en el aeropuerto ya? —me preguntó algo desganado.

—Sí, ya estoy aquí. En treinta minutos, abordaré el avión. Podremos vernos en doce horas y cuarenta minutos, dattebayo—le expresé tan feliz de la vida.

Bien…

—Aunque estoy un poco asustado. Nunca había viajado en avión. Me da algo de miedo lo que pueda suceder, dattebayo—bajé mis niveles de emoción al expresar mis inquietudes.

No tienes que preocuparte. Es el transporte más seguro que hay actualmente. Miles de personas viajan todos los días y nada sucede. Tienes más probabilidades de morir en un accidente automovilístico que en un accidente aéreo…—me explicó y eso logró calmarme un poco.

—De todas formas, me pone nervioso—escuché que suspiró con pesadez.

Deja de pensar en tonterías. Llegarás a salvo y podrás fastidiarme todo lo que quieras, como siempre.

Su actitud siempre había sido tan despiadada, pero, en el fondo, Sasuke se preocupaba y era su forma de darme tranquilidad. Le funcionaba al desgraciado.

—Estaremos juntos para el día de los enamorados. ¿No es eso lindo? —me sonrojé un poco.

No. Es sólo otro tonto día donde la gente puede vaciar sus bolsillos—rodé los ojos al escuchar eso.

—Oye, teme. Tienes pareja y, aun así, no cambias por más que estés perdidamente enamorado de mí, ¿verdad? Ni el amor te ablanda el corazón a ti. Nunca me has dicho nada en el día de San Valentín—le reclamé con el ceño fruncido.

¿Quién dijo que yo estaba perdidamente enamorado de ti? —sentí una punzada en el corazón.

—Oye…, no bromees así. Siempre me dices algo parecido y termino… dudando un poco.

De nuevo, suspiró con pesadez.

No necesito un tonto día para expresar lo que siento o dar regalos. Eso puedo hacerlo todos los días. Es una idiotez volverse romántico sólo un día y el resto ser un tonto que apenas le presta atención a la persona que tiene al lado, ¿no crees? —sonreí un poco ante ese razonamiento.

Pasajeros del vuelo 106, por favor, aproximarse a la zona de embarcación. Pasajeros del vuelo 106, por favor, aproximarse a la zona de embarcación.

—Ya están llamando a los pasajeros de mi vuelo. Debo subir al avión, Sasuke—le dije.

Está bien.

—Sasuke…—me mordí el labio inferior—Te amo demasiado. Quiero estar contigo lo antes posible—me sonrojé.

Apúrate o perderás el vuelo—me dijo fríamente y suspiré con pesadez.

—Sasuke, ¿no vas a decirme nada? Quizá sea la última vez que nos veamos. Puedo morir en ese vuelo—me reí un poco, pero quería llorar.

Él jamás me decía “te amo” o “te extraño”. Era bastante frío y distante. La única vez que había expresado sus sentimientos había sido cuando me confesé a él y él me correspondió. Su beso de respuesta había sido la única vez en la que me había expresado sus emociones. Luego le había preguntado si él era mío y me había respondido un simple “sí”. Desde entonces, sólo cuando estábamos en la cama expresaba con su tacto y besos lo que sentía, pero de su boca nada salía.

Deja de decir tonterías y ve a abordar el avión, dobe—me dijo y estaba a punto de cortar la llamada, porque sabía que no obtendría nada, pero…— ¡Naruto! —sentí la urgencia en su voz y un silencio prolongado.

—¿Sí? ¿Qué pasa, Sasuke?

Suspiró con pesadez.

Yo… también te… amo demasiado… Por favor, ten un viaje seguro—mi corazón casi se detiene al escuchar esas palabras por primera vez.

Quizá se había animado, porque estábamos lejos uno del otro y no podía ver su expresión en aquella llamada, pero sólo el tono de su voz hizo que me estremeciera y que me dieran ganas de llorar.

—Gracias, Sasuke. Lo tendré—le dije antes de que él colgase la llamada.

Volvía a estar tan feliz que di un salto de alegría y me fui corriendo hasta la zona de embarcación. Fui el último pasajero en subirse.

Me senté en el asiento que decía mi boleto. El número doce junto a la ventanilla. La cerré de inmediato. No quería ver cómo esa cosa despegaba de la tierra. Prefería imaginar que estaba en un tren o en un autobús.

La sobrecargo nos explicó lo necesario para el vuelo y para tranquilizarnos si había una turbulencia. El capitán nos habló por el altoparlante y se presentó a nosotros. Todo estaba yendo normal. Era una gran mañana y estaba ansioso por ver a Sasuke por fin después de una eternidad.

Tomé mi teléfono y me puse los audífonos para escuchar un poco de música. Quería distraerme con lo que fuera y pensar sólo en Sasuke. Con el paso del tiempo, me quedé completamente dormido. Pude verlo a él en mis sueños… Era tan hermoso y perfecto.

Cuando despertase, seguramente, ya estaría en América. Tenía lindos planes para compartir con Sasuke. No sabía mucho qué se podía hacer en Estados Unidos, pero sí sabía que había comida que podría gustarme y tal vez podríamos ir a lugares grandiosos o, simplemente, quedarnos abrazados todo el día.

¡BAM!

—¿Qué pasó? —me desperté sobresaltado de repente.

Pasajeros, por favor, abróchense sus cinturones. Estamos entrando en área de turbulencia. Por favor, abrochen sus cinturones. Estamos entrando en área de turbulencia.

—¿Qué sucede? —me preguntó una chica muy asustada sentada a mi lado.

—Ah… Es sólo turbulencia. Ponte tu cinturón y estarás bien—le dije calmándome al darme cuenta de lo que sucedía.

—Parece que estamos pasando por una pequeña tormenta en el Atlántico. Sólo relájense—nos dijo la sobrecargo acercándose a nosotros.

—Está bien—me puse el cinturón.

—N-No puedo… No puedo hacerlo…—me decía la chica a mi lado.

Estaba algo nervios por ser mi primera vez volando, pero lo estaba haciendo bastante bien. Sólo era un poco de traqueteo. A la chica le temblaban las manos y no podía abrocharse el cinturón, así que lo abroché por ella.

—Ya está. Quédate tranquila—le dije y ella me miró a los ojos mientras lloraba.

—Que lindo eres. ¿Tienes novia? —me sonrojé.

—B-Bueno, sí. Estoy comprometido—me aparté rápido y ella sonrió.

—Gracias. ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Na…

¡BAM!

Un fuerte sonido se escuchó y las luces del avión se apagaron. De repente, el avión se inclinó hacia el lado de la cabina. Sentí un fuerte sacudón y dejé de escuchar los sonidos a mi alrededor. Todos estaban gritando y estaban aterrados. Las máscaras de oxígeno cayeron desde los compartimentos del techo. Podía escuchar mis propios latidos. Eran tranquilos… No estaba tan asustado, porque quizá estaba en shock. Sobre todo, cuando miré hacia atrás y pude ver el fuego que comenzó a avanzar desde la cola.

—¡Estamos yendo en picada! —gritó aterrado uno de los pasajeros.

Después de eso, otro sacudón demasiado fuerte que hizo que mi cabeza se diera contra la ventanilla. Todo se oscureció. Escuchaba un zumbido en mis oídos y todo estaba oscuro.

Naruto… Naruto, despierta.

Sentí una suave caricia en mi rostro.

Naruto, despierta—la voz de Sasuke.

—Sasuke… ¿Ya llegué? ¿Dónde estás? —comencé a abrir los ojos y sentí un horrible dolor en mi cabeza—Sasuke…—me llevé la mano al costado de mi cabeza y estaba sangrando.

Miré a mi alrededor. Estaba muy mareado y la imagen no se aclaraba del todo. Miré a mi lado y la chica que estaba sentada allí estaba inconsciente…

—O-Oye… Niña—la toqué y su cabeza se movió hacia el otro lado— ¡Oye! —me asusté.

Todo estaba bastante oscuro. ¿Dónde estaba Sasuke? Había oído su voz… Me había hablado. Todos a mi alrededor estaban… dormidos… ¿o muertos? El avión estaba… destrozado y sentía mucho frío, como si mis pies estuviesen mojados.

—Espera…—miré hacia abajo y había agua subiendo hasta mis piernas— ¡Aaah! —me desesperé y comencé a respirar agitadamente.

¿Dónde estábamos? ¿El avión se había caído? No podía ser… ¿Por qué? ¿Estaba… en el… océano?

—No puede… ser…—miré hacia el pasillo y había una mujer flotando en el agua.

El agua estaba bastante roja por la sangre… Se me revolvió el estómago. Tenía… que hacer algo. Debía salir del avión al menos, porque quizá podía explotar, aunque estuviese en el agua, y no me iba a salvar si eso pasaba. Quizá podría salir al mar y alguien en la torre de control sabría que el avión se había caído y podrían venir a rescatar a los sobrevivientes.

—Sobrevivientes… ¿Hay alguien más aquí vivo? —le toqué el cuello a la chica a mi lado y… no tenía pulso.

Aparté mi mano rápido. Estaba demasiado nervioso, asustado y desesperado. Sólo podía pensar en… Sasuke. Debía verlo, debía ir con él… No podía estarme pasando eso.

Intenté desabrocharme el cinturón.

—Vamos, ábrete…—le hice más fuerza mientras miraba cómo el agua subía a mis rodillas—¡Vamos! —estaba llegando a mis muslos—¡Abre, Abre! —a mis caderas.

Miré hacia donde estaba la puerta del avión y estaba cerrada. No se veía ningún lugar abierto por el cual podía llegar a salir y el agua estaba más y más arriba. Varios cuerpos más empezaron a flotar de la gente que no se había abrochado el cinturón.

—Ábrete, ábrete. Todavía tengo que buscar una puta salida—me puse más y más nervioso y comenzaron a temblarme las manos.

Me dolía horrible la cabeza. Sentía la sangre tibia deslizándose sobre mi sien y mi cuello. El resto de mi cuerpo se estaba congelando. El agua estaba… helada. Todo estaba tan oscuro… Parecía de noche.

—¡ABRETE! ¡MIERDA! —pude hacerlo.

Tenía el agua a la cintura y, cada vez, subía más y más rápido. Fui hacia el pasillo. Debía tener cuidado de no lastimarme más de lo que estaba con otra cosa. Había cables haciendo cortocircuitos, vidrios rotos de las ventanillas y todavía había fuego en la parte externa del avión que no había sido alcanzada por el agua.

—¿Por dónde salgo…? —me metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta, con la mínima esperanza de algo.

Saqué mi teléfono y estaba…

—¡MIERDA! —lo arrojé al agua.

Estaba estallado. La pantalla prácticamente se le cayó cuando lo saqué del bolsillo. Comencé a llorar por el dolor de mi cuerpo, la situación, el miedo… Tenía más miedo de no volver a ver a Sasuke que estar allí en esa mierda. Él era lo único que tenía en toda mi maldita vida. Estaba tan solo, pero él… estaba a mi lado. No quería… morir solo en medio del océano. No quería que él… llorase por mí.

—“¡Naruto! Yo… también te… amo demasiado… Por favor, ten un viaje seguro”—recordé las últimas palabras que había escuchado de él.

Al menos…, él no iba a arrepentirse de no habérmelo podido decir y me alegraba haber sido lo último que yo había escuchado de él. Ya tenía el agua a la altura del pecho y no estaba moviéndome para encontrar una salida. Sólo estaba llorando en medio del pasillo, rodeado de cadáveres… Era obvio… Todos estaban muertos. ¿Por qué yo no?

—¡Ah! —me sobresalté—Yo… no puedo… morir aquí. Tengo que ver a Sasuke—me limpié las lágrimas y comencé a buscar una salida.

Fui hacia la puerta del avión para ver si podía abrirla. Sería horriblemente difícil, por no decir imposible, el abrirla con más de la mitad del agua encima de ella y con el avión en ese estado. Intenté abrirla, pero era lo mismo que intentar jalar un yunque bajo el agua. Era el doble de pesada y el agua hacía presión. Ya la tenía en los hombros… Estaba empezando a darme ahogamiento antes de tiempo.

Qué muerte más asquerosa… Morir ahogado… Sería lento y sufriría mucho hasta que ya no pudiese aguantar la respiración y comenzase a tragar agua hasta por los ojos. Mis pulmones se llenarían y me dolería demasiado hasta que se convirtiesen en unas bolsas repletas de agua. Vomitaría como diez veces y tragaría mi propio vómito junto con toda esa agua salada hasta que muriese. Demonios…

Me agarré de unos cables que ya no hacían corto en el techo y comencé a darle patadas a la puerta.

—¡ÁBRETE! ¡NO ME PIENSO MORIR ASÍ! ¡PREFIERO QUE ME COMA UN TIBURÓN! —pateaba lo más fuerte que podía la puerta, pero mis movimientos eran lentos a causa del agua.

La puerta no se abría y ya tenía el agua en el cuello. Las patadas eran inútiles, porque, bajo el agua, ningún golpe era muy fuerte.

—No… No… E-Espera… Yo… tengo que ver a Sasuke… Quiero ver a Sasuke…—comencé a llorar intensamente, porque el agua me subió hasta la barbilla.

Me latía muy fuerte el corazón. Iba a salírseme del pecho y respiraba tan agitado por la desesperación de no renunciar al aire. Todo estaba tan oscuro.

—¡NO! ¡NO! —tomé una bocanada de aire y el agua me tapó.

Fui desesperado hasta la cerradura de la puerta e intenté abrirla de nuevo. Era mi única esperanza. No había otro lado por el que pudiese salir. No podía ir hacia la cabina, porque esa puerta también estaba cerrada y las ventanillas eran muy pequeñas para que yo pudiese salir. El avión se estaba hundiendo junto conmigo.

—«Sasuke… Te amo, por favor…, no me olvides nunca…», pensé mientras hacía fuerza para abrirla.

Sentí como si los músculos de mis brazos, mi abdomen y mis hombros se desgarraran.

—¡AAAAAAAAAAH! —grité con todas mis fuerzas bajo el agua y la puerta se abrió.

Mi cuerpo casi colapsó y todos mis esfuerzas casi habían sido en vano.

Naruto…—su voz.

—«Sasuke…»

Reaccioné antes de comenzar a tragar agua y salí nadando del avión. Fui hasta la superficie y solté todo el aire acumulado e inhalé una buena bocanada. En ese instante, todo se me dio vuelta y mi cuerpo se rindió… Comencé a sentir que flotaba en el agua mientras esta me llevaba lentamente hacia un rumbo desconocido.

Escuché a lo lejos el sonido de las aves marinas y una suave brisa en mi cuerpo. No sentía el agua ni me sentía mojado. No tenía frío y el sol estaba calentando mi piel. Comencé a abrir lentamente los ojos y una intensa luz me obligó a cerrarlos de nuevo. Moví mi brazo con dificultad y me tapé la cara. Me moví hacia un costado. Mi otra mano agarró algo… Abrí los ojos y solté aquello… Era… arena.

—¿Eh…? ¿Dónde…?

Miré a mi alrededor y había unas aguas cristalinas a mis pies. Unas olas suaves que llegaban hasta la orilla donde estaba tumbado. Me intenté sentar. Había arena por todos lados. Una arena muy blanca y suave… El sol golpeaba con fuerza la arena y estaba bastante caliente. No me dolía absolutamente nada.

—Despertaste—escuché una voz a mi lado y me asusté—. Tranquilo. ¿Estás bien?

—Eh… No sé… ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? —me sentía horriblemente confundido.

—Bueno, ya estás a salvo—me respondió esa persona a mi lado.

Lo observé bien. Era un chico como de mi edad y tenía el cabello rojo. Sus ojos eran celestes y tenía… un tatuaje en la frente. Tenía puesta una camisa blanca y una bermuda del mismo color.

—¿Quién eres? —le volví a preguntar.

—Mi nombre es Gaara. ¿Cuál es tu nombre? —su voz era rasposa, pero tranquila.

—Naruto. Tuve un accidente de avión y aparecí aquí… ¿Esto es… una isla? ¿Llegué hasta una isla? —miré a mi alrededor.

Había árboles después de la playa y se veía una cabaña plantada en la arena.

—Sí, eso parece—me respondió.

—¿Esa es… tu casa? —le pregunté apuntando a la cabaña.

—Sí.

—¿Esta es tu isla?

—Algo así.

—Bueno… —me toqué donde tenía la herida, pero ya no sangraba.

Al menos, había algo bueno. Ya no estaba sangrando.

—¿Dices que tuviste un accidente de avión? —me preguntó.

—Sí… El avión se cayó en el océano… Creo que soy el único que vivió para contarlo…—le respondí sintiéndome muy mal por el asunto.

—Ya veo. ¿Quieres venir a la cabaña? —me preguntó y se puso de pie.

No estaba muy interesado en mi bienestar físico. Él debería estarme dando agua, atención médica y llamar a las autoridades más cercanas para que viniesen a rescatarme. Al contrario de eso, estaba muy tranquilo con todo lo que le había contado.

Me puse de pie y comencé a seguirlo.

—Oye, Gaara. ¿Tienes algún botiquín de primeros auxilios? Necesito agua potable, comida y desinfectante. También me gustaría que me prestases un teléfono para llamar a mis contactos para informarles que estoy bien. Serviría llamar a las autoridades para poder volver a casa al menos o ir a los Estados Unidos, dattebayo—le dije mientras él caminaba cada vez más rápido, dejándome atrás.

No me respondió a lo que le dije. Me ignoró completamente y abrió la puerta de la cabaña.

—Oye…, de verdad te agradecería si tú me ayudases. Ya sabes… Casi muero en medio del océano y no sé si tengo todos los órganos en su lugar o si mi cabeza está bien. Me golpeé muy fuerte cuando el avión impactó contra el agua—me paré delante de él y me miró de pies a cabeza.

—Yo te veo muy bien y no parece que estés muriendo—su respuesta me irritó.

—Claro. Sí, pero no importa. Necesito que me proveas con lo que te estoy pidiendo. ¿Hay alguien más en esta isla a quien pueda pedirle ayuda? Dijiste que eras el dueño. ¿Hay algo más que tu casa aquí?

—No. Sólo estamos tú y yo aquí, Naruto—se recargó en la puerta.

—Bueno. ¿Me prestarías al menos un teléfono? Hay personas que tal vez vieron la información del accidente en la televisión y estarán preocupados por mí. ¿Dónde nos encontramos exactamente? Yo me dirigía hacia los Estados Unidos. ¿Estamos en el Caribe? Parece una isla paradisiaca de esas que dan por la tele, dattebayo—me estaba poniendo cada vez más nervioso su cara de póker.

—Estamos… muy lejos de Estados Unidos y de tu casa. No estamos en el Caribe—me respondió y me llevé una mano a la frente.

—Sí… Ok. ¿Dónde… estamos? —estaba a punto de perder la paciencia.

Él estaba siendo poco hospitalario con alguien que acaba de sufrir un accidente mortal y horrible.

—Estamos aquí—me sonrió.

—Oye…—apreté los dientes y los puños—Esa no es una respuesta para alguien que miró a los ojos a la muerte. Necesito un teléfono al menos.

—No tengo…—se cruzó de brazos.

Abrí mis ojos ante la sorpresa.

—¿Qué…?

—En la isla no hay cableado eléctrico ni antenas satelitales que capten la señal de celular. No tengo tecnología en mi casa. Aquí vivo en paz y solo… Lejos de la civilización—me explicó muy tranquilo y comencé a sentir ganas de vomitar.

—¿Y cómo… se supone que yo… le avise a Sasuke que no me morí…? —me sujeté las rodillas y comencé a respirar agitado—Al menos, dime que puedes llevarme a un lugar donde haya personas que sí tengan un maldito teléfono—elevé el rostro para mirarlo.

—No puedo…—quería golpearlo.

—¿Qué dijiste, enfermo? —me acerqué más a él.

—No tengo los medios para llevarte a ninguna parte. No se puede salir de aquí… Una vez que llegas, no sales—acercó mucho su rostro al mío—. Bienvenido… al paraíso, Naruto Uzumaki—besó mi mejilla y me quedé paralizado.

—Uzumaki… ¿C-Cómo… sabes mi apellido? —le pregunté muy asustado y desesperado.

Él sólo bostezó y entró en la cabaña.

—¡OYE! —entré detrás de él.

Fue directo a otra sala. Lo seguí desesperado y, al llegar, él tomó un cuchillo y unas verduras. Comenzó a cortarlas sobre una tabla.

—¿Vas… a responder cómo es que sabes mi nombre completo? —le pregunté muy alterado y enojado.

—Dijiste que debía darte comida y agua. Por favor, siéntate. Te haré algo de comer y después seguiremos hablando—me dijo sin mirarme mientras cortaba las verduras.

—Permíteme desconfiar, porque esto es muy raro. ¿Acaso encontraste mi documentación o algo por el estilo? ¿Revisaste mis bolsillos mientras estaba inconsciente? —se detuvo y suspiró con pesadez.

Metió las manos en el bolsillo de su bermuda y sacó mi pasaporte.

—Sí—respondió y volvió a guardárselo.

—Bueno… Ahora todo es un poco menos raro, pero sigue siendo sospechoso. ¿Cómo es que vives aquí sin ningún tipo de comunicación humana? Yo necesito irme de aquí. ¿Cómo es eso de que nadie sale de aquí? —necesitaba respuestas y no iba a esperar a que él decidiese contestar.

—Es difícil salir de aquí… Por eso no puedo ayudarte. Yo vine aquí para ya no salir—me respondió y me empezó a poner nervioso el hecho de cortaba todo muy rápido.

—Deja eso. Ya no puedo seguir mirándote hacerlo. No tengo hambre…—estaba desganado.

Él se detuvo y se quedó mirando la tabla sin decir nada.

—Necesito que encontremos la forma de comunicarnos con el mundo exterior. Tengo que avisar a los míos que estoy bien—toqué su mano y lo miré suplicando—. Por favor, Gaara. Ayúdame.

Me miró a los ojos durante unos segundos y luego apartó su mano de la mía. Se fue hacia la salida de la cabaña. El sol estaba muy alto. Parecía el mediodía y su ropa blanca casi me cegaba por la luz. Todo en aquel lugar brillaba bastante, porque era hermoso. Era un gran lugar para vivir.

Llegué hasta la playa de nuevo. Me quedé un poco alejado de él. Gaara contemplaba las olas tranquilas que golpeaban la playa y la espuma que lamía la arena blanca.

—Es increíble cómo pasa el tiempo allá afuera… Aquí siempre es todo igual. En el mundo todo avanza muy rápido y, cuando quiero darme cuenta, ya todo es diferente—comentó casi en voz baja y comprendí a la perfección lo que decía.

Supuse que se refería a que él vivía en un lugar solitario y alejado de las noticias del mundo. Todo era lo mismo en esa isla y en la ciudad todo cambiaba rápidamente. Las modas pasaban y los años también. La tecnología se movía demasiado rápido, pero la arena de esa playa siempre se mantenía del mismo color y las olas la golpeaban una y otra vez cada día sin cambiar absolutamente nada. Los árboles seguían en el mismo lugar y no había forma de enterarse de qué pasaba más allá del océano.

—Supongo que debe ser bueno para ti…—respondí a su comentario.

—Sí. Antes vivía muy estresado y preocupado. Estaba tan solo y me dolía tanto el pasado…, pero, desde que estoy aquí, ya no siento dolor y no hay nada en lo que pensar. Casi he olvidado todo de mi vida anterior. Fue una gran decisión venir aquí—se volteó a mirarme y me sonrió.

—Sin embargo, no es la decisión que yo tomaría. Yo no planeé llegar aquí y quedarme. Necesito volver. Hay una persona muy importante esperándome—me acerqué a él hasta quedar a su lado, mirando las olas.

—Estoy seguro de que sí, pero no tengo dudas de que volverás a ver a ese alguien—me respondió con calma.

—Sí, pero para verlo necesito salir de aquí o buscar la forma de comunicarme y así alguien vendrá a rescatarme—le dije y él no me respondió más nada.

Comenzó a caminar hacia el agua hasta que le llegó casi a las rodillas. Se metió las manos en los bolsillos y cerró los ojos.

—¿Vas a ayudarme? —le pregunté metiéndome también al agua un poco.

—Ya te dije… que no se puede salir de aquí…, Naruto…—inhaló profundo y me irrité.

—¡Tsk! Tendré que buscar la forma de salir de aquí por mi cuenta. No vaya a ser cosa de que tú seas un secuestrador. Intenta mantenerte alejado de mí por el momento—le dije y salí del agua.

—Pero si tú fuiste el que llegó hasta aquí y el que me sigue a todas partes…—se volteó a mirarme y sonrió—Yo no te traje. Viniste aquí por voluntad propia.

—¿Voluntad propia? —este chico estaba demente—¡TUVE UN PUTO ACCIDENTE DE AVIÓN Y NO ME DISTE UNA MALDITA BANDITA O UN POCO DE ALCOHOL PARA MI HERIDA! —estallé.

—¿Cuál herida? —se mostró confundido.

—¡ESTA DE AQUÍ, MALDITO DEME…! —me toqué la cabeza en donde estaba mi herida, pero no encontré nada y no me dolía—¿Eh? ¡¿Eh?! —me toqué por todos lados en esa zona intentando encontrarla.

No había nada. No había ni siquiera dolor. ¿Lo había imaginado o soñado? Tal vez sí me la había golpeado, pero había alucinado cosas…

—¡Bueno! ¡No importa! ¡Iré a buscar una salida de esta isla yo solo! —me di la vuelta para irme.

—Buena suerte.

—¡No la necesito! Maldito lunático secuestrador…—murmuré mientras caminaba por la arena.

No sabía cuán grande era la playa para bordearla a pie. Tal vez me perdería y eso sería lo último que me faltaría. No podía ser que me perdiese en ese lugar. Debía estar loco para sólo considerar aventurarme a eso. Ni de broma entraría al bosque que había al término de la playa. Podía haber animales salvajes y serpientes.

—Estúpido Gaara… Se nota que hace mucho que no tiene contacto con la civilización. Es un salvaje… Mira que no darme ni siquiera agua y permitir que me vaya a buscar solo una salida después de casi tener una muerte horrible en ese maldito avión—comencé a frustrarme mucho y a tener ganas de llorar—. Extraño a Sasuke… Todo con él aquí sería mucho más fácil… Siempre encuentra una solución a todo y siempre está a mi lado, aunque me llame fastidioso… Sasuke… Te extraño…—caí de rodillas en la arena mientras lloraba.

No pude más… Mi llanto cada vez era más intenso. Comencé a darle puñetazos a la arena y a agarrar puñados de ella para arrojarlos lejos.

—¡Estúpido avión! ¡Estúpida playa! ¡Estúpido Gaara! ¡Estúpido! Sasuke… —comencé a tener mucho sueño de repente y me tumbé en la arena hecho una bolita abrazando mis rodillas.

Todo comenzó a oscurecerse como si se hiciese de noche.

—Sasuke…

Tenía frío. Había en el ambiente un aroma a colonia que me resultaba extremadamente familiar.

—Sasuke…

Sentí cómo algo me tapaba el cuerpo y unas caricias en mi rostro.

—Naruto…, despierta—me susurró en el oído una voz muy hermosa.

—Mmm…

—Vamos, despierta. Naruto…—era la voz de Sasuke.

Me sobresalté y miré a mi alrededor. Era una habitación y estaba acostado en una cama. Miré a mi lado y me encontré con los ojos negros de Sasuke.

—¡Sasuke! —lo abracé sin más y él me correspondió.

—Al fin, despiertas. Dormiste mucho. Parece que el vuelo fue difícil para ti—me sentí confundido.

—¿El vuelo? —me separé de él.

—¿Qué pasa? ¿Todavía estás medio dormido?

—No entiendo… ¿Qué hago aquí? ¿Y Gaara? ¿Y la playa? —le pregunté mirando a mi alrededor.

—¿Quién demonios es Gaara? —se puso muy serio de repente y frunció el ceño.

—Ah… Yo…

¿Era un sueño? ¿Había sido un sueño? Estaba en la habitación de un hotel al parecer y Sasuke estaba a mi lado.

—Nadie. No te preocupes. Creo que… tuve un mal sueño—me llevé una mano a la frente.

—Bueno… Llegaste ayer y te quedaste dormido apenas tocaste la cama. Dormiste todo el día. ¿No dormiste en el avión un rato? —me preguntó.

No tenía recuerdos de haber llegado a Estados Unidos y de acostarme en la cama. Realmente, los únicos recuerdos que tenía eran de aquel horrible sueño. La pesadilla estaba en mi mente muy vívida.

—No, creo que no… Quizá estaba muy nervioso por ser la primera vez que volaba y no habré dormido nada. Sinceramente, no recuerdo mucho—le confesé y él acarició mi cabello.

—El estrés te afectó bastante. ¿Ya estás menos cansado? ¿Quieres que pida el desayuno? Hoy es tu dichoso día de los enamorados. ¿Quieres algo especial para desayunar? —sonreí ante esa pregunta y lo abracé de nuevo.

—Quiero a Sasuke para desayunar—me puse sobre él en un movimiento rápido y lo sujeté de las muñecas.

—Ya me imaginaba que dirías algo como eso. Me parecía raro que tú… ¡Oye! —le abrí la camisa con brusquedad y todos los botones se esparcieron por la habitación.

Le acaricié el pecho con mis manos. Era tan suave…

—¿Tanto me extrañaste? —me preguntó un poco nervioso.

—¿No es obvio? Rápido. Quítame la ropa y ponlo dentro de mí—abrió los ojos bastante por la sorpresa y, de repente, se puso sobre mi cuerpo.

—Hoy tampoco saldrás de la cama en todo el día—me dijo antes de morder mi cuello.

—Aaah… Sasuke… Sasuke…—sentí una humedad creciente en mis pies.

Abrí los ojos para ver el rostro de mi amado pelinegro y ver qué era lo que mojaba mis pies. Lo que vi no me gustó para nada.

—¿Qué…? —la marea había subido y me estaba mojando los pies.

Todo estaba oscuro. El cielo estaba estrellado y continuaba en la playa tirado en la arena. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. ¿No era… una pesadilla? ¿Era… real?

—¡AAAAAAAAAAAAH! —grité aterrado deseando que fuese realmente una pesadilla.

—¿Encontraste la salida? —me di la vuelta asustado y Gaara estaba parado detrás de mí.

—Tú… —fruncí el ceño y apreté los dientes—Esto… esto no es real—me puse de pie y me paré frente a él.

—¿No lo es? —se cruzó de brazos.

—¡No lo es! ¡Es una maldita pesadilla! ¡Este lugar es un infierno! ¡¿Cómo demonios no hay forma de salir de aquí?! ¡CARAJO! —pateé la arena.

—Lo siento mucho, pero este lugar… es muy real—miró hacia el cielo.

Estaba amaneciendo.

—¿No es hermoso…? El sol está comenzando a salir de nuevo. ¿No es este lugar tan real y hermoso como el amanecer? —quería pegarle.

—Definitivamente…, estás loco. Este lugar te enloqueció—lo empujé y luego comencé a caminar en dirección a la cabaña.

—Naruto—me nombró y me detuve.

—¿Qué quieres? —me volteé a mirarlo.

Sacó de atrás de entre su pantalón y la camisa un periódico doblado a la mitad y me lo extendió.

—¿Qué demonios es eso? —lo tomé—¿No se supone que no hay forma de salir de aquí? ¿De dónde sacaste un periódico?

—Llegó aquí—se encogió de hombros y lo abrí para ver qué deseaba mostrarme.

“Desastroso accidente del vuelo 106. Un avión con 250 pasajeros cae en el Océano Atlántico Norte. No se reportaron sobrevivientes”

Me llevé una mano a la frente y me tambaleé al leer eso.

—¿Cómo… que no se reportaron sobrevivientes? Yo estoy aquí… Yo… yo sigo vivo… Estoy vivo—arrugué el periódico y lo solté en la arena.

—Deberías leer lo que hay más abajo de ese título—me dijo Gaara y tomó el periódico para mostrarme la columna con la foto de mi suegro.

“El presidente de la compañía japonesa de seguridad, The Safe Company, había invertido una importante cantidad de dinero en el rescate del avión sumergida en el Atlántico Norte y había emprendido una búsqueda exhaustiva por todo el océano y sus islas con la esperanza de encontrar algún sobreviviente, entre ellos, uno de sus empleados y gran amigo de su hijo menor, el director general de dicha compañía. Según el testimonio de Sasuke Uchiha, el joven empleado Naruto Uzumaki había abordado el vuelo 106 que había partido desde el aeropuerto internacional de Narita con rumbo a los Estados Unidos, donde se encontrarían para continuar con su trabajo. Fuentes oficiales de las autoridades de búsqueda oceánica internacional confirmaron el deceso de los 250 pasajeros. La mayoría de los cuerpos continuaban dentro del avión, junto a ellos, el cuerpo del joven Uzumaki. La familia Uchiha fue notificada de este hallazgo el día 16 de marzo del corriente año, y, en horas de la mañana del día 18 de marzo se realizará la ceremonia de despido de los restos del joven y será sepultado en el cementerio privado de la familia Uchiha”.

—¿Qué… mierda…?  —solté el periódico de nuevo y me sujeté la cabeza con ambas manos— ¡PERO SI YO ESTOY AQUÍ! ¡ESTOY VIVO! ¡MALDITA SEA!

—Naruto, cálmate… —intentó tocarme ese bastardo.

—¡NO ME DIGAS QUE ME CALME, HIJO DE PUTA! —lo empujé— ¡TÚ TIENES UNA FORMA DE VOLVER A LA CIUDAD! ¡¿DE QUÉ OTRA FORMA PUDISTE OBTENER ESE PERIÓDICO?! ¡ADEMÁS! ¡¿QUÉ MIERDA ES ESO DE 18 DE MARZO SI SÓLO HACE UN DÍA QUE ESTOY AQUÍ! ¡SE SUPONE QUE HOY ES 14 DE FEBRERO! —comencé a correr hacia la cabaña.

Ese bastardo debía de tener una forma de volver a casa. Se podía salir de la isla si alguien o algo le había traído ese periódico. Seguramente, también tenía algún teléfono con el cual comunicarse y pedir que le trajeran cosas. Era imposible que no lo tuviera.

Entré a la cabaña y casi tiré la puerta abajo. Comencé a revolver todos los muebles y le desordené absolutamente todo. No me importaba nada. Sólo quería ir con Sasuke.

Fui hacia una sala que parecía una biblioteca y comencé a revisar todos los cajones, pero no encontré nada. Me metí en lo que parecía ser su habitación y abrí su cajón de la mesa de luz. Había otro periódico. Lo tomé. Quizá encontraría otra información. Miré la fecha de ese periódico y se me revolvió el estómago. ¿Por qué era tan…?

“Del 15 de octubre de 1955”

—¿Por qué tiene esto tan viejo aquí? ¿Eh…? —miré la fotografía de la primera plana.

Era… Era…

“El hijo menor del magnate japonés, Rasa no Suna, fue encontrado muerto en horas de la mañana del 14 de octubre del corriente año. El joven Gaara no Suna habría tomado la decisión de quitarse la vida después de una disputa con su padre, según el testimonio de sus hermanos. El joven fue hallado por su hermana mayor en la bañera con cortes en sus muñecas. Según el hermano mayor del joven fallecido, su padre había comenzado la discusión al obtener una respuesta negativa por parte de su hijo sobre heredar la empresa familiar. El muchacho había expresado estar cansado de vivir bajo la presión de su padre y de la sociedad, por lo que subió las escaleras rumbo a su cuarto y no volvieron a verlo. En la mañana, su hermana encontró al joven en la bañera de su habitación, confirmando su deceso”.

—¿Qué… carajo…? Gaara…

—¿Encontraste algo que te sirva? —se me paralizó el cuerpo al escuchar su voz—Dame eso…—me quitó el periódico de las manos y lo volvió a guardar en el cajón.

—Esto… esto… debe ser… una broma… Es… es un chiste, ¿verdad? —me comencé a reír sin saber la razón—No puede ser real, porque tú… estás aquí y estás vivo. Yo también—solté una fuerte carcajada.

—Naruto—me tomó de los hombros e hizo que me diera vuelta para mirarlo—. ¿Qué es lo que ves a tu alrededor? —me preguntó y me sentí confundido.

De repente, la cabaña ya no estaba y estábamos en medio de la playa escuchando las olas chocar.

—¿Qué…?

—Mira bien hacia el horizonte… —me susurró en el oído estando detrás de mí.

Era… el atardecer…

—Pero… si recién estaba amaneciendo…—le dije completamente desconcertado.

—Anochecerá cuando quieras que anochezca, amanecerá cuando quieras que amanezca y atardecerá cuando tú quieras. Aquí verás lo que tú desees ver, Naruto—se paró a mi lado—, porque estamos en tu paraíso.

Comencé a respirar agitadamente y me latió muy rápido el corazón.

—No… ¿Qué intentas decir? —lo miré muy asustado y se me humedecieron los ojos.

Suspiró con pesadez.

—Tú nunca saliste del avión—abrí mucho los ojos—. La puerta jamás se abrió… Tú nunca intentaste abrirla. Sólo te resignaste a que no podías salir de allí. Quien estaba peleando por salir de ese lugar era tu alma, que abandonó tu cuerpo antes de que te ahogaras. Tu cuerpo se rindió antes que tu espíritu—me miró a los ojos—. Fue tu alma la que salió de ese avión y vino hasta tu paraíso.

No pude evitar soltar una carcajada al escuchar eso mientras se me salían las lágrimas.

—¿Qué es lo que estás diciendo, maldito enfermo de mierda? —continué riéndome.

—Tu cuerpo se encuentra en el fondo del océano junto con ese avión. Bueno, ya no. El avión fue rescatado y tu cuerpo está siendo sepultado en el cementerio de la familia de tu novio…—volvió a mirar el atardecer, que se había quedado estancado allí.

No terminaba de anochecer. El sol en tono naranja se había quedado quieto allí…

—Yo… tengo que volver con Sasuke. Él t-tiene que saber que estoy vivo…—mis lágrimas caían a la arena y se las llevaban las olas calmas que llegaban a la orilla.

—Ya no puedes volver… Yo tampoco—me susurró.

—Yo estoy vivo…

—Estás muerto, Naruto…

—No…

—Lo estás…

—¡NO! ¡NO ESTOY MUERTO! —comencé a correr hacia el agua—¡TE LO VOY A DEMOSTRAR! —comencé a reírme—¡SI ME HUNDO EN EL AGUA Y MUERO, ENTONCES, ESTARÉ MUERTO! ¡SI NO PUEDO VOLVER CON SASUKE, ENTONCES, PREFIERO NO EXISTIR! ¡VOLVERÉ CON SASUKE! ¡SI ME METO EN EL AGUA E INTENTO MORIR, ENTONCES DESPERTARÉ DE LA PESADILLA!

—Eso no funcionará.

—¡CLARO QUE LO HARÁ, LUNÁTICO! ¡TODOS DESPERTAMOS ANTES DE MORIR! —me reí demasiado—¡ADIÓS! —me sumergí en el agua.

Comencé a nadar hacia el fondo lo más que podía. El agua era tan clara que se podía ver todo el fondo oceánico. Era magnífico… Si iba lo más hondo posible, el oxígeno no iba a alcanzarme para el viaje de vuelta. Si intentaba volver a la superficie, me ahogaría antes de llegar a ella, pero no iba a morir… Despertaría antes de que eso sucediese.

No llegué hasta el fondo y ya me faltaba el aire. Era prueba de que estaba vivo. Se me iba a explotar el corazón si seguía conteniendo el aire. Exhalé y me dejé ir… Iba a comenzar a tragar agua y a ahogarme lentamente, pero…, cuando intentaba hacer que el agua entrase a mis pulmones, era como estar inhalando oxígeno y no agua. ¿Qué pasaba? Inhalé lo más que pude bajo el agua y no funcionaba. Sólo entraba aire a mis pulmones. Maldición… No estaba funcionando. Podía estar bajo el agua todo el día y no iba a morirme.

Comencé a nadar a la superficie de nuevo. El sol de nuevo estaba arriba iluminando la arena blanca de la playa… Caminé decepcionado hasta la orilla. Gaara estaba parado allí esperándome.

—¿Ya te moriste? —me preguntó muy serio.

—Cállate, estúpido…

—Los muertos no pueden morir dos veces…

—Dije que te calles…—me senté en la arena y él se sentó a mi lado.

—Ya pasaron dos meses en el mundo de los vivos… Aunque aquí sólo pasaron unos minutos desde que entraste al agua. Llevas dos meses muerto…—me comentó y todavía no podía creer lo que sucedía.

—Deja de enloquecer mi cabeza… No entiendo nada… No sé qué es lo que ocurre…

—¿Has sentido hambre, sed o dolor desde que estás aquí? —me preguntó y el hecho de que tuviese razón hacía todo más obvio.

—No…

—Es porque los muertos no necesitan alimentos o agua. Tampoco experimentan el dolor.

—Pero me duele el corazón… Extraño a Sasuke y siento un horrible dolor en mi pecho al saber que no volveré a verlo. Me desespera y me angustia la idea de que ya no podré estar con él. Aquí no hay más gente que tú y yo. Eso quiere decir que no todos vamos al mismo lugar al morir… Quizá, cuando él muera, no venga a este sitio…—abracé mis piernas y comencé a llorar de nuevo.

—Ese dolor que sientes no es tuyo. Los muertos no sufren tristeza… Hay alguien más que está sufriendo en el mundo de los vivos. Sientes ese dolor porque estás conectado a esa persona. Tu chico no planea dejarte ir y te está haciendo sufrir su dolor… Esas lágrimas son sus lágrimas…—me limpió una de las lágrimas con su dedo.

—¿Sasuke… está llorando por mí ahora…? —me sorprendí bastante por esa información.

—Tú no renuncias a la idea de que estás vivo, porque él no renuncia a esa idea. Aunque vio tu cuerpo inerte en un cajón y luego lo vio descender a la tumba, no cree que haz muerto y sigue buscándote. Él te ama demasiado como para dejarte ir… —miró hacia el cielo.

—Sasuke… ¿Este es… tu dolor…? —me toqué el pecho.

El dolor de mi corazón era insostenible… No podía soportarlo. Sentía que estaba muriendo lentamente, aunque yo ya estaba muerto. Era como si estuviese recibiendo puñaladas constantes y me estaba desangrando. Deseaba… morir…

Miré a Gaara y estaba mirando hacia mi dirección, pero no a mí.

—¿Qué pasa…? —miré hacia donde él estaba mirando y abrí mis ojos grandemente— ¿S… Sasuke…?

No podía entenderlo ni creerlo. Sasuke estaba allí a lo lejos parado a la orilla de la playa. Tenía sus ojos cerrados y la suave briza le despeinaba sus cabellos.

—Se ve hermoso…—susurré y sonreí.

No me levanté de la arena para ir a abrazarlo. Ese Sasuke no era real. Después de todo, mi Sasuke estaba llorando por mí en el mundo de los vivos y yo estaba en mi paraíso. Allí… podía suceder todo lo que yo quisiese. Si lo imaginaba, entonces, sucedería. Podía hacer que anocheciera cuando quisiese y ver a Sasuke cuando quisiese.

Miré hacia el horizonte de nuevo. Otra vez el atardecer…

—¿Ya estás mejor? —me preguntó Gaara.

Por alguna razón, ver a Sasuke allí, aunque sólo fuese un espejismo de los deseos de esta alma, me había calmado. El dolor había desaparecido y todo era más claro. Ya no podía hacer nada… Ya no estaba vivo y todo había terminado. ¿Qué era esa extraña paz después de todo el sufrimiento por no poder estar con vida? ¿Acaso así de cambiante eran las almas después de la muerte? ¿Ya lo había aceptado?

—Sí…

—Qué bueno.

—Gaara… Tengo una duda.

—Dime.

—¿Cómo haces para saber las cosas que pasan en el mundo de los vivos? ¿Cómo traes cosas de ese mundo a este? —le pregunté con los ojos cerrados.

—Sólo tienes que dejarte llevar y verás lo que quieras ver. Si quieres saber lo que sucede, sólo cierra los ojos y averígualo—me respondió muy tranquilo.

Al tener mis ojos cerrados y buscar en mis memorias a las personas que quería ver y saber sobre ellas, todos los sucesos aparecieron frente a mis ojos. Pude ver a Sasuke y su dolor… Todo era tan vívido como si yo estuviese allí.

—Sasuke…, todo estará bien. No sufras más…—lo vi llegando de haber ido a visitar mi tumba por milésima vez.

Subió las escaleras hacia su cuarto y se encerró allí como todas las veces. Luego… él se quedó dormido sobre la cama. Se veía muy cansado…

—Sasuke…, tranquilo. Ya estoy… en mi paraíso.

 

Notas finales:

Nota de autor: Puse capítulo 1, porque, si ustedes quieren, haré la parte desde el punto de vista de Sasuke y a ver qué pasa de su lado mientras Naruto está en su paraíso con Gaara. ¿Les gustó?

Era mi especial de San Valentín <3, pero no alcancé a terminarlo, porque el sueño de donde salió esto me dejó media loca y estuve mal todo el día. No fue exactamente así, pero más o menos. Sí estaba como loca intentando salir e intenté matarme y no funcionó XD Al final, me quedé atrapada en ese ¿limbo? entre el más allá y la tierra, básicamente. Ni en el cielo ni el infierno y tampoco viva.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).