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Magna x Nichrom por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

No me quebre la cabeza con el titulo. Igual si despues se me ocurre algo mejor, lo cambio.

Por temas como el shotacon y el dudoso-con este fanfic solo es apto para lectoras que gusten de dichos fetiches y sepan diferenciar una obra de arte de la vida cotidiana.

Notas del capitulo:

Enjoy it!

Magna x Nichrom

 

Las calles del pueblo pache estaban desiertas, como de costumbre. O casi. Un niño pateaba una piedra en zigzag para divertirse. Era un niño hermoso, con una melena desordenada y una larga trenza; algún dia seria una hermosa turra. Lo pensó desde que lo vio, una cosita diminuta de mano de su hermano, que le llevaba todo el bracito en alto: no habia crecido mucho desde entonces, era pequeño y menudo, justo como le gustaban.

-Oh! – se le habia puesto delante con un salto silencioso, casi sobrenatural, y el turrito, distraído, habia chocado de cabeza baja en el. Un cabezazo a una zona que ya estaba en firme. Lo sostuvo para que no cayera – Perdón.

Su hermano lo tenia bien educado, y lo cuidaba mucho… al menos hasta ultimas fechas, cuando habia dado por dejarlo andar en la calle toda la tarde.

-No te preocupes. Nichrom, ¿verdad? – le sonrio encantador.

-Si…

-¿Quieres una moneda para comprar dulces? – le mostro la reluciente moneda de plata. El niño la miro con desconfianza.

-Es pache, ¿verdad?

-No, no! Es dinero de verdad.

El niño trato de agarrarlo y el la alzo fuera de su alcanze.

-Te la dare si juegas conmigo.

-¿Por qué un adulto querria jugar conmigo? – le pregunto mohino: su hermano solo quería jugar con Silver y con Thalim, a el no lo juntaban.

-Porque me gustas mucho. – le dijo con sinceridad.

-¿A que quieres jugar? – le pregunto arrastrando la voz.

-Es un juego nuevo, ven, te lo mostrare.

Su hermano le habia dicho de no irse con desconocidos, pero estaba molesto con el y ese señor tenia una moneda de verdad. Se dejo conducir de la mano hasta su casa.

-Magna… - leyó en la puerta. Era uno de los futuros oficiales, como su hermano.

-Ven. – se sento en una silla y lo alzo de la cintura, girándolo en el aire con sus fuertes manos, para sentarlo en su regazo, mirando en la misma dirección que el. Aparecio una bola pache y se la entrego – Haz malabares con ella.

-No se hacer malabares.

-Intentalo, yo te detengo.

El niño empezó a hacerlo, y tal como lo esperaba, se movio bruscamente cuando la pelota casi se le escapo. Lo tenia bien agarrado de la pancita, por debajo de la ropa; su cuerpecito era tan pequeño que con la mano le abarcaba todo el vientre, su futura pancita de turra y mas arriba, sobre el ombligo.

-Hay algo duro. – dijo, pues estaba sentado por completo en el y temio fuera una víbora, como la de Namari.

-Si… ignóralo, - agacho la cabeza para olfatear su cabecita limpia, hundir la cara en su melena suave.

El señor no lo dejaba caer, pero tampoco lo dejaba jugar libremente; lo agarraba por todos lados, le recordó a su hermano cuando lo bañaba cuando era chiquito, pero era diferente… En cualquier caso, era agradable tener un adulto interesado en el. El señor le puso la boca en el cuello y empezó a mover sus labios, su lengua, era un poco desagrable, pero…

-La pelota se cayo.

-Umm, si, no importa. – la voz del señor en su oído le hacia sentir como escalofríos. Le tenia ambas manos sobre el pecho, o, mejor dicho, ambos dedos sobre los pezones, sobándoselos. Se le ponían duros y era incomodo, pero agradable. No sabia como explicarlo.

Magna daba sentones, haciendolo brincar con el, sobre el. Luego, lo agarro por esas caderitas que podía perfectamente rodear con sus manos y lo movio, movio esas pequeñas pero prometedoras pompitas, estaba tan excitado de finalmente tenerlo que a pesar del doble estorbo de la ropa sintió que se correría pronto.

No podía dejar las marcas que quería en el cuellito de la turra, su mordida se lo abria abarcado por completo. Pero podía morder su trenza, donde no dejaría marcas. Aspirando ese aroma que lo excitaba tanto, tocando el pequeño cuerpecito, se corrió.

Habia oído jadear asi a su hermano, y a Silver, y ahora a Thalim con ellos, asi que ese juego debía encantarles a los adultos, aunque el no viera tan claro que tenia de tan divertido. El señor le dio una ultima lamida desde el hombro, visible por el amplio cuello de su túnica que su hermano le habia comprado mas grande en previsión a que creciera, pero que ya casi se acababa sin que el hubiera crecido demasiado.

Nichrom se escapo de su regazo. Ya tenia la moneda en su mano y le parecía que habia jugado bastante. El señor lo miraba de un modo que debía darle miedo, pero no se lo daba.

-Adios… - le dijo, tocándose las pompitas por si habia sido el el que habia mojado el regazo del señor, pero no, habia sido el mismo.

-No le digas a tu hermano que has venido a jugar conmigo, o no te dejara volver a hacerlo. Y tu quieres mas monedas, ¿no? – el niño asintió – Bueno. – sonrio Magna, mostrando el colmillo en una sonrisa canalla en su atractiva cara.

 

***

 

El manoseo era descarado; Magna recorria su torso una y otra vez por debajo de la holgada y corta camiseta que llevaba. Resoplaba en su nuca, en sus oídos, y aquel sonido le excitaba. Ya no era un niño y sabia exactamente que era lo que pasaba entre ellos; poco después de iniciado “aquello” Magna lo habia manoseado muy feo, sujetándolo del cuellito cuando el quiso irse, y apretujándole mucho la panza con la otra mano, el averiguo que era eso a lo que jugaban los adultos.

Despues, hizo creer a Magna que su hermano le habia puesto un indicador de virginidad para protegerse, pues tras la larga separación luego de que Namari le devolviera a su hermano, estaba demasiado avorazado y lo lastimaba, asi que  organizo que el chismoso del tendero le dijera a su hermano que Magna se lo habia llevado, para que le tuviera miedo

Casi se batieron en duelo, Goldva sama tuvo que intervenir pues ni Silver ni Namari fueron escuchados, y, después de eso, el melenudo hombre se limitaba a verlo con deseo cuando se lo encontraba. Sus ojos dorados eran hermosos e hipnóticos, y cuando los calores de la pubertad comenzaron a acometerlo, mas pronto que a la mayoría de las turras, el mismo decidio volver.

 

-¿Tienes dinero? – le pregunto cuando regreso a su casa, pues no quería que supiera el verdadero motivo por el que volvia.

Magna sonrio, creyéndoselo todo. ¡Era tan fácil manipular a los adultos!

-¿Alguien te vio entrar?

-No, tuve mucho cuidado.

Era peligroso, pero para Magna no habia opcion: deseaba a ese chiquillo como a nadie en la vida.

-Ven a mi regazo. – le dijo, sentandose en el suelo.

Nichrom lo hizo, de espaldas a el, y un calorcito muy bien identificado ahora lo invadio cuando sintió esa dureza, una especie de orgullo y de sensación de poder lo invadio cuando tuvo a ese hombre tan alto y fuerte temblando asi por el. Lo dejo acariciarle el pecho, besarle el cuello mientras levantaba en alto la moneda, fingiendo hasta el final, como si la examinara. La dureza era agradable, se remolineaba adrede sobre ella, se dejaba caer, cargar, sin hacer absoutamente nada, recibiendo la atención total de ese seme, de ese futuro oficial.

 

El mismo Magna se lo puso fácil para engañarlo, haciendo sus preguntas que creía tan discretas.

Vio en sus ojos, vio que considero batirse con su hermano, o matarlo, pero era algo que jamas consentiría: amaba a su hermano aunque el prefiriera estar coshando con ese par de cochinos. Era su hermano mayor y lo amaba.

Se puso bonito para Magna, con el dinero que el mismo le habia dado: esa camiseta corta y un shortcito, Magna lo saboreaba de tal modo que ya se habia corrido y seguía tocandolo.

-¿Quieres un poco de chocolate? – le pregunto de repente.

-¿Es chocolate pache? – replico con voz cansina.

-No, verdadero chocolate… - la voz apasionada en su oído lo hacia sentirse bien consigo mismo.

-Esta bien… - dijo, aunque significara romper el abrazo.

Lo cargo antes de ponerlo de pie, sacando una botella de jarabe de chocolate de un mueble en la sala en el que nada tenia que hacer. Se subio en un banquito y se saco la polla.

Era la primera vez que se la mostraba y era impresionante: tan grande, gruesa y larga como la de su hermano, pero esta era suya. Lo supo asi y evito poner cara de antojo hasta que Magna se la cubrió de chocolate, desperdiciándolo.

-Come. – le dijo, empujando para adelante, con los huesos de sus caderas señalándola, tan incitante.

-Se lo que quieres. – le dijo – Y no voy a hacerlo por menos de una moneda de cinco.

-No tengo una moneda de cinco… - dijo Magna, y el finteo muy bien que iba a irse – pero la tendre, y te la dare… - lo agarro del bracito – Por favor. Puedes llevarte el chocolate que quede.

-Me daras la moneda en cuanto la tengas.

-Si

-No volveré a venir hasta que me la des.

-Si… - le agarro la cabeza y la llevo hacia su polla.

Asi, cubierta de chocolate, se antojaba mas. Lamio tímidamente, pues en verdad le daba pena hacer eso por primera vez, pero Namari le habia explicado en que consistía; el hombre gimio, su hombre gimio; un hombre tan grande y fuerte, por lo que el hacia.

Deslizo su lengua por toda la ardiente piel, disfrutando el sabor del chocolate, pero mas, el de Magna en aquella zona tan intima. Le daban ganas de agarrarse su propia pollita y lo hizo, apenándose ante el gesto satisfecho y canalla de Magna al verlo, dándole suaves chupetones antes de intentar ponérselo en la boca, era tan ancho que tendría que abrir la boca a todo lo que daba.

Magna gimio y le agarro la cabeza, tomando el control. Intento meterle mas que la punta, mucho mas de lo que su boquita podía tomar y el respondio con una arcada, tosiendo y retirándose, mirandolo furioso.

Pero se encontró con unos ojos igual de decididos que los de el, una voluntad que no admitia replica.

-Por lo que estas cobrando, mas vale que te esmeres.

-Tu verga es muy grande para mi boquita, busca un seme si quieres que se la trage toda.

Su respuesta lo hizo reir. Se agarro la polla y la empujo contra su mejilla, contra sus labios. Le gusto que se la arrimara asi, cerrando los ojos cuando se la paso muy cerca, cuando le dio de vergazos en la carita.

-Abre la boca. – le pidió al final, con voz de mando.

El pedazo de carne separo aun mas sus labios al entrar. Le pico la garganta y reacciono con otra arcada, tos.

-Eres tan pequeño… - le dijo, lleno de deseo, y el lo miro mohino. No le gustaba ser pequeño, pero, aparentemente, era lo que le gustaba a Magna.

-No soy tan pequeño. – replico – La puedo abrir grande. – y lo hizo, comiéndose un buen bocado de verga.

Repitio y repitió, aguantándose las arcadas, encontrando el modo; un tercio de verga cabia en su boquita y él lo miraba extasiado… esos ojos tan bellos, ese hombre tan bello… su rostro era bonito como el de una turra, aunque fuera seme. Su larga y esponjosa melena, en tantas capas… le gustaba, Magna le gustaba, y chuparle la polla se sentia rico, tanto que ni siquiera se la jalaba, preferia agarrársela con sus dos manos, apretando y sobando mientras descansaba la boca, haciendo pescaditos a la punta, esa punta resbalosa de la que manaba ese fluido tan rico. La lamio, lamio esa hendidura de la que brotaba. Magna gruño  le pidió que lo hiciera mas rápido, el le obedecio, usando su lengua para descansar sus labios, sorprendiéndose cuando los chorros calientes lo impactaron a quemarropa, salpicándole toda la cara y el pechito.

-Tan pequeño… - dijo Magna, alzándolo para lamerlo mientras aun estaba sorprendido, besuqueandolo con tanta pasión como si no se hubiera corrido, acariciandole los costados, con sus manos tan grandes que podían rodearle la cintura fácilmente… le bajo los shorts, que el tenia abiertos y se asusto. Esa cosa adentro iba a matarlo, además de que le daba miedo.

Pero el adulto se hinco delante de el, sentándolo en la mesa, frotando entre pulgar e índice su pequeña polla y haciendolo sentir avergonzado, pero muy bien.

Le lamio una rodilla, masturbándolo: era tan pequeño, tan encantador. Se lo podría comer de un bocado, pero solo lamio su puntita, haciendolo chillar: esos ojitos llorosos se veian muy bien y agradeció estar flácido, o perdería la cabeza por ellos.

Se la metio en la boca y chupo, rápido, con toda la intensión de hacerlo venirse, espiando sus gestos, su cuerpecito sonrojado.

Pero quería ver como acababa, asi que lo saco de la boca y lo masturbo entre dos dedos, apenas, mirandolo, fuerte, tan rápido que dudaba fuera placentero para una turra, pero Nichrom aguantaba a pesar de su tierna edad, y eso lo ponía tanto.

-Aaah! – el pequeñito se le corrió en el pecho, y el se sintió muy excitado.

Que se jodiera el hermano, gritaba una voz en su cabeza, pero recordaba lo mucho que el pequeñito parecía quererlo.

-Ven, lame… - lo acerco a su pecho, excitándose mucho de verlo comerse su propia corrida.

Su verga estaba bien dura, en contacto con el cuerpecito pequeño, la piel desnuda desde sus costillas hasta abajo. Pero Nichrom se subio sus calzoncitos, seguidos de sus cortos shorts y se cerro la bragueta como si hubiera sido el quien hubiese acabado con el.

-¿No se te antoja? – le dijo, sacudiéndosela.

Nichrom se la miro con indiferencia.

-No tienes para pagarme una, menos dos. Consigue mi dinero. – cerro la tapa del jarabe, lamiéndose el dedo y saliendo por una ventana.

 

***

 

Cuando su hermano anuncio que se iba al torneo shaman, una desazon horrible lo invadio. Tenia un mal presentimiento, no quería que su hermano se fuera, se porto insufrible todos aquellos últimos días, y ahora se arrepentia de ello.

Namari y Magna le habían dicho que su hermano habia muerto y el los habia golpeado, les habia gritado que los odiaba y que no era cierto. Estaba tan dolido que habia llorado toda la noche, gritado, roto cosas. Luego habia tenido un sueño pesado y cuando despertó Magna estaba junto a el.

-Vete, te odio.

-Odia a los que alejaron a tu hermano de ti.

Sus ojitos hinchados se abrieron, de inmediato pensó en Silver y Thalim.

-Hay un shaman, uno solo, que se alzara como rey shaman – le enseño el nivel de furyoku de Hao y el niño no comprendio.

-Tu oráculo debe estar mal.

-No. – le enseño la misma medida en uno pequeño que le puso en el brazo – Esta pelea es irrelevante, tu hermano murió por nada. Hao será el rey shaman y todos deberíamos simplemente aceptarlo.

-Aceptarlo…- repitió.

Apenas si habia rastro de maquillaje debajo de sus ojos, tanto habían corrido las lagrimas. Magna le acaricio ahí donde solia estar su cuadrito naranja.

-Hao sin duda matara al chico que mato a tu hermano.

-No – dijo con una voz sibilante – quiero hacerlo yo.

-Hao te ayudara, es un dios generoso…

El pequeño volvió a llorar. Lo abrazo contra su pecho, no era asi como quería verlo llorar; lo hacia sentir inquieto, mal, oírlo sufrir asi.

-Ya, ya… - empezó a acariciarlo

En ese momento, en que estaba solo e indefenso,  debía hacerlo suyo.  No solo corporalmente, sino ganarlo para si, para quedárselo. Para siempre.

-Tu seras el nuevo oficial – la turrita lloro – ya eres un adulto y castigaras a los que le hicieron esto a tu hermano. – las dos primeras declaraciones eran de Goldva sama, la ultima, un aliento que el le daba para motivarlo – Honralo cumpliendo con su deber.

El pequeño lo miro, asintiendo con convicción; nada era mas importante para el espíritu de un caído en batalla que se cumpliera con su deber.

Aquello le entusiasmaba, le volvia a poner esa chispa que amaba en sus ojos. Lo beso, hambriento: habia esperado tanto por ese momento, el de finalmente hacerlo suyo.

Al principio Nichrom no le contesto. No acababa de enterarse porque los adultos hacían tanto por el sexo. Su hermano, su querido hermano, lo habia dejado solo por el sexo, y eso lo hacia sentirse enojado con el, peor ahora, que ya no estaba. Dolido. Estaba dolido, porque su hermano no habia pasado tanto tiempo con el como debio por estar haciendo algo que a el le negaba.

Teniendo la certeza de que a su hermano le molestaría que se besara con Magna lo hizo. Accedio a todas las peticiones de los labios del seme que le gustaba, dejo sus dedos vagar sin restricción, sin oponerse, sin fingir, sin pedir nada.

Magna, que de eso pedia su limosna, monto al turrito sobre el, frente a frente al fin, alzando, doblando las rodillas para que quedara a una altura en la que no tuviera que agacharse tanto. Su boquita se mostraba pasiva, y, aunque no era asi como lo habia imaginado, lo tomaba: tenia que posesionarse de el antes de que llegara ese estúpido de Silver.

Sus besos eran húmedos, en el mal sentido, pero se dijo que le haría secar esas lagrimas, al menos en lo que le daba placer: era una turra tan pequeña que probablemente la lastimara, pero aun asi, estaba decidido a volverla adicta al sexo con el; que no deseara, que no quisiera, a ningún otro seme.

-Tranquilizate… - le pidió, acariciando de nuevo su mejilla, acercando mucho sus labios carnosos a su carita – Trata de olvidarte de todo… - sus labios finalmente lo rozaron – excepto de lo que te hago.

La voz de Magna acelero la respiración del turrito. Realmente parecía un buen consejo, no quería sufrir; quería dejar de pensar, de extrañar… concentrarse en los labios de Magna sobre su piel era fácil.

Le gustaban sus besos. Magna siempre le habia prestado atención. Le desabotno la ropa. O se la rompió, no sabia que, salvo que su ropa de arriba se fue abajo por sus brazos. Magna le acaricio todos los bracitos con sus dedos, luego las clavículas, luego los pezones.

-Son tan pequeñitos… - le dijo con una especie de entusiasmo, de deseo, de admiración.

-Ah!... – gimio – Me gusta lo que haces.

-Te va a gustar mas lo que voy a hacer ahora. – dijo, cargándolo sobre su pecho, hechandose atras sentado con el, quitándole esos pequeños shorts que tan bien realzaban su culo. Los calzoncitos que llevaba lo enternecieron, pues eran de cochesitos y tenían agujeros.

Se los quito, aspirado su aroma antes de guardarlos en su bolsillo, tocando las nalgas  desnudas del turrito. Su mano alcanzaba a abarcarlas, casi, pues el punto mas álgido era realmente álgido.

Lo beso con pasión, metiéndose en su boca como deseaba hacerlo en su culo, aunque tendría que esperar a que creciera un poco mas para hacérselo rudo.

Paso su dedo por entre sus nalgas como pudo haber pasado su polla: su dedo, esos carnosos volúmenes lo cubrían. Su polla, la coloco en medio y sobresalia la punta.

-Me asusta – le dijo Nichrom, meneando la colita, haciendolo gemir y poner una expresión perdida.

-No te hara mucho daño.

-Es muy grande. – aquello le entusiasmaba y le daba miedo a la vez.

-Tu cuerpo esta pensado para que le quepan bebes… son mas grandes que mi polla.

La lógica de aquel razonamiento lo dejo sin palabras.

Magna ensalivo bien su dedo, delante de sus ojos: era la primera vez que lo veía chuparse el dedo y era sexy. Luego le toco la entradita y fue sexy tambien. Se sentia agradable y le evitaba pensar. Sufrir.

Saco el aceite de su bolsillo y mojo bien su dedo. Luego pensó que no quería estrenárselo sin saborearlo de cada modo posible, por lo que embarro el aceite en su polla y lo alzo, perfectamente capaz de cargarlo mientras se lo comia, lamiendo ese fruncidito diminuto que definitivamente no parecía capaz de contenerlo. Lo lamio, ensalivándolo bien, haciendolo gemir, penetrando con su lengua, pero con la tranqulidad y satisfacción que esta vez iria mas alla.

Picoteo con su lengua para hacerlo desear mas, le pidió que se sostuviera de su cabeza mientras volvia a aceitar su dedo; Nichrom abrio los ojos, expectante, cuando el dedo regreso, presiono, hundio…

-Ponte flojito… - le dijo, como le habia dicho Namari que tenia que ponerse llegado el momento.

Pero era difícil, muy difícil, cuando le entraban nervios sobre lo grande que Magna era, cuando era la primera vez que lo iban a poseer.

Gimio, sintiendo aquel dedo enorme, y solo era eso, un dedo. Se sentia tan grande, y le gustaba. Empezo a mover las caderas como si cabalgara y el resultado le gusto mas: Magna lo veía con aprobación, con deseo. Cuando se canso, movio su dedo en su interior y la sensación fue maravillosa, no tenia idea de que un dedo dentro pudiera sentirse asi de bien y gimoteaba, tensando sus piernitas.

Cuando añadió otro dedo fue inesperado. Doloroso. Pero Magna le besaba la pancita con adoracion, giraba sus dedos despacito, dentro suyo, y rápidamente los gemidos volvieron; habia un punto, en su interior, que Magna sabia tocar muy bien y que era la fuente del mas grande placer que hubiera experimentado, solo se comparaba con el que sentia en su borde dilatado y resbaloso, pero era tan diferente… La mezcla de ambas cosas era lo que lo hacia sentir asi de bien.

Magna se impacientaba porque el turrito se corriera: era tan hermoso, tan atractivo, haciendo esos gestos de placer que no podía esperar para poseerlo; definitivamente, si hubiera llegado tan lejos antes, no habria podido parar. Era la única cosa que admirar a Silver, Chrom y Thalim… o la mayor para burlarse de ellos.

Esa preciosidad de ojos verdes se corrió en su mano; su cola era tan chiquita que con dos dedos tenia, la sintió apretarse y no podía esperar a sentir aquellos apretones en su polla. Antes de que Nichrom reaccionara, aturdido todavía por el placer, lo agarro de las caderitas y lo sento en su polla: quería ver su cara, quería verla insanamente mientras se la metia, mientras lo desvirgaba, haciendolo conocer lo que era una polla por primera vez.

Su boquita se abrio en un fuerte quejido, sus ojos volvieron en si y se llenaron de lagrimas. Su cuerpecito se tenso y trato de incorporarse, pero sus garras tenían bien aferrada a la presa y la hacían bajar.

-Me duele, ¡me duele mucho! – y le golpeo el pecho.

No podría haberle gustado mas que lo besara, sintió mirandolo con gesto salidorro. Su polla no terminaba de entrar y estaba decidido a que la recibiera toda. Lo acabo de bajar de un sentón  y vio excitado al nene llorar, algo escurria liquido sobre sus bolas y comprobó que era con satisfacción, pintando marcas en las mejillas del turrito con su propia sangre virginal.

-Esto no me gusta. – se quejo, viéndolo con reproche.

-Te va a gustar. – le dio un beso tierno, voraz, quedándose quieto dentro del pequeño cuerpo, no quería lastimar de mas su delicado túnel… para poder repetirlo pronto.

El beso le gustaba, pero lo otro no dejaba de doler: era demasiado enorme, sentia que iba a partirlo en dos. Cuando Magna movio la cadera, haciendolo brincar, dolio mas. Lo abofeteo.

-Si… - susurro este, mirandolo – me gusta.

Lo abofeteo de nuevo.

-¡¿Te gusta lastimarme?! – sono mas histérico de lo que creyo.

-Un poco. – mintió, haciendolo brincar de nuevo.

Nichrom lo cacheteo de nuevo, arañándole la cara, dejando marcas rojizas desde antes de su mandibula y por su cuello.

Le encantaba que la pequeña alimaña se defendiera, era aun mejor de lo que habia imaginado, su pequeño Nichrom. Si le pegara unas mordidas, seria genial.

-Puedes morderme, si te duele mucho. – dijo, empezando a moverlo con delicadeza, bien agarrado de las caderitas.

El turrito se le fue con saña al pecho, pues no le alcanzaba el cuello, y la sensación lo condujo a la gloria: el placer inconmensurable de ser apretado por su pequeño y caliente culito, el dolorcito rico del ataque, el ataque. Lo arañaba tambien, y eso era delicioso, quería quedar lleno de marcas del amor de su turrito, arañazos que lo señalaran y que lo hicieran sentir bien, recordándoselo…

-Te amo, Nichrom. – se lo decía desde el fondo de su corazón en esos momentos.

Sus ojos dorados eran sinceros, y sin embargo, lo estaba lastimando. ¿El amor dolia? Parecia que si, ¿Por qué habia empezado todo eso, a final de cuentas? E incluso ese dolor que escocia en el culo era mejor que el que escocia en el alma, alejaba aquel… Intento desesperadamente olvidar a su hermano mientras abrazaba a Magna, arañandolo, llorando ya no por lo que sentia en el culo.

El seme se dio cuenta, era perceptivo, busco consolarlo con besos y caricias tiernos, manteniendo ese ritmo desesperantemente lento para el, consolando al pequeño turrito, cuyo rostro entero contenia en una mano, cuya carita besaba toda en tan pocos momentos.

Sintio que tenia éxito en hacerle olvidar; su respiración se tranquilizaba, su cuerpecito se dejaba menear rítmicamente. No lo arañaba mas, se detenia de su torso con carita de dolor, pronunciando el gesto cuando mas hondo se la clavaba…  Tal como lo esperaba de aquella pose, si lo hechaba un poco atras, podía ver su verga moviendose dentro de su pancita, llegándole increíblemente hondo, superando la curvita del bajo vientre y notándose hasta por arriba del ombligo.

Miraba esa pancita diminuta llenada por su verga, la piel morena marcando su forma, tan enorme dentro suyo, en ese comprimido espacio. Y sin embargo, no lo sentia sangrar mucho, cosa a la que estaba atento. Se veía increíble su verga moviendose dentro de Nichrom, poner la palma de la mano encima y sentir el movimiento era la mejor cosa que habia experimentado en su vida.

La mano en su vientre llamo la atención de Nichrom, quien se sintió alucinado al ver como la polla se movia dentro suyo: era algo aterrador, increíble, excitante… no eran figuraciones suyas, realmente lo llenaba por completo, le llegaba hasta el centro de su ser.

-Magna, tengo miedo…

“¿De quedar embarazado?”, pues era lo que temia el.

-Ya no sangras… - le dijo - ¿Cómo se siente?

-Ya no duele… - torcio la boquita al darle el seme la embestida honda – casi. Pero se siente guarro.

-Te va a gustar. – le dijo – Es que todavía soy muy grande para ti – le acariciaba el muslito con el pulgar.

-Haz que me guste. – le dijo con vocesita desamparada, bajando la mirada – A los adultos les encanta.

-A ti tambien te va a encantar… - a el ya lo hacia, no parecía que fuera a controlarlo mucho mas ni que el turrito llegara a gozar mas en su primer metida – Te lo prometo…  Nichrom. – abrazandolo con un gesto hermoso, atractivo, se dedico a embestirlo, tratando de ser tan suave como podía en sus caricias, en sus movimientos. El turrito le pago el exfuerzo con unos jadeitos sexys; estaba ahí, el potencial, podría lograrlo, pero no la primera vez.

Disfruto de su delicioso premio, acariciando esa larga trenza, hundiéndose en sus entrañitas infértiles aun, o, por lo menos, eso esperaba, pues no quería hecharlo a perder tan pronto, su figurita pequeña y deliciosa

-Te voy a inundar. – le advirtió entre quebrados gestos de placer en su atractiva cara.

En efecto, se sintió como los cauces de los arroyos cuando se llenaban tras la lluvia. Una increíble marea por todo su vientre, por todo adentro, haciendolo sentir mareado, extraño, increíblemente guarro. Se grabo los gestos de Magna mientras lo abrazaba y embestia, llenándolo asi, eran los mismos gestos de su hermano, ojala pudiera saber que sentían los semes cuando ponían la cara asi.

Se dejo de mover y sintió como el liquido salía, pues su culito estaba muy abierto en torno a la polla dura de Magna. Este se acostó de lado con el, y luego sobre el, retirándose para poder darle de besos, besando libremente su boca, su pecho, tocandolo con gratitud le parecía, con reverencia. Luego se hinco entre sus rodillas muy abiertas y recogidas, para darle espacio, y miro su cola como quien admira la cosa mas tierna del mundo.

Sentia entrar mucho aire, mucho frio, y mucho vacio, tras ese intenso rellenamiento. El verdadero relleno escurria; escurria y escurria: Magna lo probo, era rojizo.

-¿Cómo te sientes? – le secaba comedido con un pañuelo.

Nichrom se encogio de hombros.

No pensaba, pero sentia cierta… desazon. Habia traicionado la confianza de su hermano en su intento por olvidarlo, por superar el dolor que su falta le provocaba, y solo habia conseguido unos minutos.

Magna se dio cuenta muy abatido de que lloraba, y decidio que lo mejor era drogarlo de nuevo. Dormirlo, a ver si el trance ayudaba.

 

***

 

Silver llego demasiado tarde, y, dentro de todo, eso lo hacia extraordinariamente feliz. Un logro logrado, valga la redundancia, ya que conquistar el corazón del turrito no seria tan fácil.

-Nichrom – se habia metido como por su casa, y se habia quedado helado al verlo.

-¡Laaargate! – le grito el pequeño, arremetiendo contra el como un arriete.

-Nichrom, no puedes quedarte aquí. No es bueno para ti.

El pequeño lo ataco a arañazos fieras, que le dejaron los brazos cruzados en rayas de sangre.

-¡Tu que sabes!!! – le grito con odio.

El odio en sus ojitos inocentes, que creía conocidos, dejaron perplejo al “mejor amigo” de Chrom.

-No se que te dijo Magna – lo miro como si fuera el culpable, como si el mismo no tuviera nada que reprocharse – pero…

-¡Pero que!?  - intento zarandearlo, zarandeándose el - ¡Mi hermano esta muerto! ¿O acaso vas a desmentirlo?

La esperanza en esos ojitos infantiles fue lo peor, lo peor desde ver a su amigo muerto.

-No.

Lo pateo.

-¿¡Ves!? ¡Tu que sabes! – le pegaba de puñetazos en el abdomen, donde alcanzaba.

Silver lo alzo por debajo de los brazos. Nichrom seguía tirándole golpes.

-Nichrom, Chrom habria querido que te cuidara.

-¡Y tu sabias muy bien que quería mi hermano, ¿verdad?! ¡Siempre estaban juntos! – lo miraba dolido, con odio - ¡Tu me lo quitaste, me lo quitaste para hacer tus puercadas!

Silver casi lo dejo caer de la impresión. Magna se rio.

-¿Y tu que mierdas haces aquí? – le dijo en un tono serio que calmo incluso  a Nichrom.

-Consolando a un compañero en luto, mientras tu y Thalim hacían quien sabe que con el cuerpo.

-Eres asqueroso. – le dijo Silver, con sus ojos como piedras – Sepultamos a tu hermano…

El niño redoblo su llanto. Magna se acerco. Silver se giro con el en brazos.

-Chrom te dijo bien claro que te alejaras de su hermano.

-El no me quiere lejos.

-Es un niño…

-¡No soy ningún niño! – le pateo duro la espinilla.

-No lo es. – sonrio, Magna – Ordenes de Goldva: tomara el lugar de su hermano. Ya es un adulto.

-¡Pero eso es ridículo! Es…

-Aquí el único ridículo eres tu. – le dijo el otro seme.

-Nichrom, recoge tus cosas: tienes que venir a vivir conmigo.

Nichrom lo escupio.

-¡Jamas ire a vivir contigo! ¡Te odio! ¡Solo quería dejar de vivir contigo! ¡Solo quería que me dejaras con mi hermano!

Aquellas palabras no se cohincidian con el cariñoso niñito que habia jugado con su cabello, dormido entre ambos cuando veian la tele pache.

-Lamento que te sientas asi. Pero este tipo – lo señalo – solo quiere aprovecharse de ti.

Magna sonrio.

-Si que eres ingenuo.

Su cara mientras se daba cuenta no tuvo precio.

-¡Eres asqueroso! – repitió - ¡Es solo un niño!

-¡No es ningún niño! Estaban ciegos tu y tu amigo, o ni siquiera se molestaban en ver.

-¡Me quitabas la atención de mi hermano! – le reclamo Nichrom - ¡Te aborrezco, te detesto, no te soporto!

-Nichrom, tienes que…

-¡Deja de decirme que hacer! ¡No eres mi hermano! ¡Vete! ¡No te quiero ver!

-Nichrom ha sido claro- se adelanto Magna.

-¡¿O si no que?! – saco el pecho Silver, aferrándolo.

No le quería, no le podía fallar asi a su amigo, menos después de descubrir lo mucho que le habían fallado ambos a Nichrom.

-O tendre que ayudar a mi compañero a sacar un gorron de su casa.

-Te partiría la cara, pero tengo que salvar al hermano de mi amigo de tus sucias garras. – cargo en el hombro con la alimaña que lo golpeaba, se retorcia y se trataba de escapar con ganas.

No llego a la puerta sin tener que volarla, pues habia comenzado a pelear con Magna. Los curiosos se juntaron rápidamente, los gritos y las protestas de Nichrom se dejaban oir, y finalmente, ataco a Silver con su oversoul.

-¿Qué pasa aquí?! – trono  la voz de la gran jefe.

-Goldva sama

-Este loco que quiere secuestrar a mi amigo. – respondio Magna.

-Silver, suelta a tu compañero oficial y muéstrale respeto.

-Puede ser mi compañero y lo respeto, pero es un niño, y la voluntad de su hermano es que yo lo cuidara.

-Nichrom tiene bastante edad para decidir por si mismo.

-¡Si! – exclamo este - ¡Largate! ¡Te odio, a ti y a esa zorra solapada! – se fijo en Thalim, que habia llegado junto con su hermano.

-Goldva sama, es un niño, y esta dolido por la muerte de su hermano…

-Tu influencia sentimiental solo le hara mas daño. ¿O crees que ya hemos olvidado tus desfiguros en el funeral de Chrom?

-¡¿Funeral!? – le grito Silver, “dándole” la razón delante de todo el pueblo - ¡Lo dejo tirado como basura! ¡A Chrom! ¡A mi amigo! – Silver lloraba y Thalim se acerco a abrazarlo.

-Eres una desgracia, Silver. – le dijo Goldva – Si no acabaramos de perder a uno de los diez oficiales, buscaría con quien reemplazarte.

-Callate. – le dijo bajito Kalim, que habia llegado por el otro lado y le ponía una mano en el hombro.

-¡Pero Magna esta abusando de Nichrom! – susurro en un volumen que no hacia nada de bien para la reputación de Nichrom.

Apostaria a que Goldva sonrio.

-Ya hablaremos con el. Calmate.

Magna los miro con increíble burla, malicioso, abrazo a Nichrom delante de ellos. El turrito se recargo en el y el le beso la cabeza, para rematar.

-No lo puedo dejar en sus garras… - susurro, desesperado.

-Es la decisión de Nichrom, no tuya.

Notas finales:

Para mas detalles, lean Macrame.

Kiitos!


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