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Sick Monster —Vkook por Hellbound01

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Notas del fanfic:

Este fanfic nació gracias a una ilustración de un dibujante en Twitter, es bastante corta y espero que la disfruten.

Pequeños pies enfundados con zuecos sanitarios avanzaban por los corredores del hospital, el infante Taehyung llevaba tan solo unas horas en ese lugar y ya comenzaba a sufrir los efectos del aburrimiento, él solo quería regresar a casa pero el señor con bata blanca le había dicho que para ponerse bien, debía quedarse solo unos días. Su madre le acarició con dulzura la mejilla, sonriéndole para tranquilizarlo, proclamando palabras de ánimo, su padre despeinó sus bonitos cabellos castaños encaracolados, diciéndole –Eres el chico fuerte de papá– esa clase de cosas le sacaron una amplia sonrisa cuadrada a Taehyung y decidiendo ser valiente cumplió con todo lo indicado por los mayores.

 

Sentado en el regazo de su madre le pidieron que extendiera su brazo, lo cual hizo sin dudar, luego le ataron una fina goma en el antebrazo, casi entumeciéndolo por completo y pocos segundos después sintió el piquete de la aguja rompiendo su piel en conjunto con una extraña sensación dentro, no sabía qué era y aunque estaba asustado, no se movió mucho. El doctor lo miró orgulloso y le felicitó mientras cubría el fino plástico que salía de su antebrazo con esparadrapo, supuso que para sostener mejor, pronto acostumbrándose a la sensación de algo dentro de su bracito. Una señorita apareció en la sala, trayendo consigo un largo y alto tubo metálico, el cual portaba unas rueditas en la parte inferior con las que se desplazaba, le explicó que debía mantenerlo cerca y llevarlo con él siempre. Taehyung asintió obediente, su mamá depositó un beso sobre sus cabellos y su padre le sonrió una vez más, tomando su pequeña mano libre de branula, acariciando el suave dorso con su pulgar.

 

Finalmente estuvo con sus pies en el suelo, siendo guiado por su mamá hacia una de las tantas habitaciones en el hospital, donde ella le ayudó a ponerse una ropa distinta, de tono azul claro, era muy cómoda, ancha y con una cinturilla elástica, por lo cual fue realmente rápido cambiarse. La madre de Taehyung le sentó con sumo cuidado en la cama de sábanas blancas, acercándolo a su pecho y abrazándole con fuerza, por la posición, el pequeño no pudo ver las amargas lágrimas que corrían por las mejillas de su querida madre ni el dolor en su mirada.

 

Las cosas luego de ese momento pasaron realmente rápido, el señor de blanco les dijo a sus padres que mañana podían regresar a visitarlo mientras conectaba una delgada manguera de goma al plástico en su antebrazo, la cual estaba unida a un gracioso saco con líquido transparente dentro, este colgaba del tubo metálico que le habían mostrado antes, por algún motivo cada que goteaba el líquido bajaba más y más hasta llegar a su brazo pero no dolía, así que intuyó que estaba bien y debía ser así. Llegó el momento de sus padres despedirse y con cada paso que los veía alejarse sentía la necesidad de llamarles, le pedirles que se quedaran con él pero apretó sus labios y solo agitó su manito zurda ya que la derecha sostenía firmemente el portasueros.

 

Tanto el doctor como las enfermas fueron siempre muy amigables y atentos con Taehyung, lo cual logró hacer ameno su tiempo allí, pudo ver por los pasillos a muchas más personas con tubos metálicos también, caminando lento y con expresiones algo tristes pero no encontró más niños de su edad.

 

Justo ahora, Tae seguía recorriendo y conociendo los corredores de baldosas celestes, iluminadas por lámparas adheridas al techo. Sus ojitos curiosos iban fijándose en cada letrero en las puertas hasta que chocó con alguien, por suerte no cayó al suelo al sostenerse de la pared, cuando llevó su vista al frente se topó con otro niño, aparentemente de su edad, solo que diminutos cuernos blancos con dos rayas negras salían de su frente al igual que una fina cola igual de negra que su cabello y alas, porque sí, ese chico tendido en el suelo con una expresión de dolor las tenía.

 

–Uh...lo siento, ¿Estás bien?– preguntó Taehyung algo apenado, extendiendo su zurda con la esperanza que la aceptara y al ser así, sus comisuras se alzaron con rapidez en una sonrisa adorable sin mostrar sus dientes. El niño solo le observó con sus grandes ojos grises, con lo que Tae supuso curiosidad, más aún no articulaba palabras, solo asintió lento una vez se levantó del suelo, sacudiendo con sus manitas la tela de su pantalón negro. –¿Cómo te llamas?– Esa pregunta hizo que el pelinegro ladeara su cabecita antes de fruncir el entrecejo de forma pensativa.

 

–Koo– respondió finalmente, haciendo a Tae sonreír una vez más, la voz de Koo era realmente bonita, un sonido melifluo.

 

–Yo soy Taehyung, dime Tae– se apresuró a presentarse, extendiendo su manito de forma cortés para estrecharla, como muchas veces había visto a su papá hacerlo con sus amigos, Koo la tomó y seguidamente Tae la sacudió sin brusquedad –Espero seamos amigos, Koo

 

Ese fue el primer encuentro entre los dos pequeños, Tae feliz por su nuevo amigo y Koo confundido porque un humano pudiera verle, aunque, no le molesta en absoluto.

 

 


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