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Lo Haría por endora

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Escribí este fanfiction sin ánimos de lucro, la historia me pertenece pero los personajes no. Hice está historia con amor y respeto a la banda.

Lo haría






El timbre de la puerta sonó y Gerard sintió que le taladraban las cienes, habría gritado un ya voy si su cabeza no doliera tanto y su garganta no estuviese tan seca.


Se acercó a la puerta y quitó el seguro para después girar la manija al abrir un poco la puerta los rayos del sol que se colaron por está lastimaron sus ojos añadiendo este nuevo malestar a la lista de todos los que ya le aquejaban esa mañana. Lo único que alcanzo a distinguir fueron unos jeans deslavados dándole una seña de quién era el recién llegado.


Trato de aclarar su garganta con un doloroso carraspeo “Pasa” dio un paso atrás para dar lugar a la figura que esperaba en el umbral de la puerta “Ya sabes dónde está la llave de repuesto” se quejó por haber tenido que levantarse del rincón de la sala de estar donde minutos antes estuviese revolcándose en su miseria “Mikey perdón por no responder tus llamadas, pero mira; sigo vivo…”


“Mike no pudo venir”


“Oh…”


“Tenía unos asuntos que resolver y me pidió que viniese en su lugar, solo un par de horas”


Gerard asintió había reconocido la profunda voz de Frank. Ahora se lamento aún más su estado, parecía un despojo humano y el público a su interpretación de un mal viviente no era otro que Frank Iero, una cosa era que su hermano lo viese así, pero hasta él tenía derecho a sentirse abochornado de su estado frente a otros.


“Siento que me veas así…” Trato de enfocar mejor sus ojos, ahora, sin el brillante sol sobre estos le resultaba más fácil.


Frank no dijo nada simplemente le golpeó el hombro amistosamente.


“¿Ya comiste?” Se adentro un poco en la casa con dirección a la cocina.


“No, mi estómago no está para eso” había un poco de súplica en su voz, no quería si quiera que le hicieran probar algo de comida en ese momento.


Frank asintió varias veces en señal de entendimiento y desistió en su idea de preparar algo rápido.


“ Un suero te vendría bien, iré a la farmacia ¿Dónde dices que está la llave de repuesto?”


“En la maceta junto a la puerta”


“Bien”


Gerard intento sentarse en el brazo del sofá pero su equilibrio era casi nulo así que terminó cayendo hacia un lado. Frank al ver la figura de Gerard ir tan rápido hacia el suelo corrió por inercia para tratar de detenerlo, cosa que por supuesto no logró, pero pudo ayudarle a ponerse en pie.


“¿Estás bien?”


El tono de preocupación en su voz amedrentó el intento de reír con hilaridad de Gerard ante esa situación tan bochornosa, más que vergüenza por su caída sentía pena por sí mismo. Asintió varias veces antes de responder.


“Si… Si”


Frank lo sentó en el sofá.


“¿Prefieres descansar en otro lado?”


Inconscientemente el chico volteo a ver el rincón lleno de botellas.


“No”


“Vuelvo pronto…”


Gerard asintió sin levantar la mirada hacia Frank, perdido en sus pensamientos. Segundos después escuchó la puerta cerrarse.


_-_-_-_-_-_-_-_


Llegó al pórtico de la casa mirando alrededor buscando la dichosa maceta y metió la mano entre la planta sin podar, tanteo un poco y ahí estaba, pudo sentir la llave bajo sus dedos. La saco. Se giró sobre sus talones hacia la puerta y metió la llave haciéndola girar hasta hacer clic abrió la hoja de madera. Gerard no estaba.


Miro hacia todos lados de la sala de estar pero ahí no había señales del chico más que las botellas tiradas del rincón.


“¿Gerard…?”


Escuchó un fuerte gruñido que venía del baño, no podía ser otra cosa más que Gerard con arcadas. Pasó una mano por su pecho, ni siquiera se había dado cuenta de la súbita taquicardia que le había dado al no encontrarlo y soltó el aire que no sabía que había estado conteniendo. Después de todo ahí estaba.


Caminó hacia el pasillo que llevaba a los distintos cuartos de la casa dejando la bolsa de las compras sobre la barra de la cocina ya que le quedaba de paso y encendió la luz del pasillo se veía una puerta abierta a su izquierda, conforme caminaba los sonidos se hacían más fuertes.


Se detuvo en el quicio de la puerta y lo vio; tumbado de rodillas sobre el inodoro, mechones de cabello negro cubrían su cara y un olor nada agradable llegó a su olfato. Cerró los ojos unos segundos, al abrirlos caminó hacia él se inclinó sobre una rodilla y con su mano izquierda acaricio la ancha espalda del joven mientras con la diestra tomo los mechones de cabello entre sus dedos para formar una coleta y evitar que estos se llenarán de vómito. Gerard instintivamente tuvo un súbito espasmo al sentir las manos sobre él que casi y se vuelve a tragar lo que estaba vomitando.


“Tranquilo, soy yo”


No obtuvo respuesta más que varios asentimientos y más arcadas.


Después de tan bochornoso momento no pudo más que agradecer el poder llegar al baño y no haber dejado un asqueroso camino de sus jugos gástricos por todo el pasillo. No sabía muy bien por qué, pero que Frank lo viese así le azoraba más de lo normal, después de todo ya lo había visto así antes ¿Qué era diferente ahora?


Las arcadas habían disminuido y suponía que no había nada más en su estómago que pudiese devolver.


“¿Mejor?”


La mano en su espalda volvió a moverse de forma tranquilizadora y Gerard sintió un nuevo escalofrío bajar por toda su columna vertebral. Asintió en respuesta. Frank bajo la manija del inodoro habría bajado también la tapa pero Gerard seguía sujetándose del borde casi dolorosamente, sus nudillos lucían blancos, tal vez presa de algún mareo.


Lentamente le ayudó a ponerse en pie, un rastro de vómito bajaba desde su  boca a su barbilla podía sentirlo, asqueroso y caliente sobre su rostro. Se limpió con la manga de su camisa e inmediatamente se arrepintió ahora al sudor y alcohol se agregaba el olor del vómito, se preguntaba cómo Frank podía estarlo cargando por un costado con ese maldito hedor. Su vergüenza aumento si aquello era posible.


“Soy un asco”


“Algo…” Sentenció el chico sonriéndole para que notaste que era una broma “Solo necesitas un baño”


Gerard asintió hasta donde su dolor de cabeza le permitía tal acción sin ocasionarle vértigo “Pero antes tengo que quitarme este desagradable sabor de la boca”


Frank le ayudó a llegar al lavamanos donde vio su reflejo en el pequeño espejo rectangular sobre esté, se veía justo como se sentía, hecho un asco pensó e instintivamente alzo una ceja viendo por el rabillo del ojo a Frank quien le dio una sonrisa amistosa.


Con las manos temblorosas tomo su cepillo de dientes del vaso donde descansaban dos, se quedó observando el otro frunciendo el ceño, lo tomo también y lo arrojó con desdén al bote de basura y procedió a tomar la pasta dental, seguía temblando un poco así que se le dificultó poner la pasta sobre las cerdas del cepillo, Frank le guío suavemente la mano por la muñeca para ayudarle en esta tarea.


Para que no fuese a lastimarse o se avergonzara más todavía, el chico tatuado le ayudó también a lavarse los dientes le sostuvo la mano y dirigió con sumo cuidado cada movimiento del utensilio en su boca.


Gerard se sintió un poco revitalizado con el frescor del mentol en su boca, Frank tenía razón todo lo que necesitaba para sentirse un poco mejor era asearse y refrescarse un poco, sentir ese cambio de vibra al estar limpio.


Al enjuagarse la boca con el agua del grifo optó por echar un poco sobre su rostro para aumentar la sensación de frescura.


“¿Te sientes mejor?”


“Sí” dio unos pasos para atrás alejándose de la visión del despojo humano en el espejo “Entraré a la ducha ahora”


“Bien”


Frank llevo sus manos a la camisa de Gerard y dirigió sus dedos hacia el botón de arriba, el pelinegro dio un respingo pero dejando de lado la primera impresión lo dejo hacer, vio como los gruesos dedos pasaban con parsimonia y habilidad el botón por el ojal, sus ojos se perdieron en el suave movimiento de esos dedos y el como las uñas negras desaparecían entre la tela para volver a reaparecer en un rápido movimiento.


“No tienes que hacerlo” le dijo cuando salió del leve trance en el que se había sumergido.


“Te dije que te ayudaría” le responde sonriéndole dulcemente.


Cuando hubo desabotonado la camisa de arriba la saco con cuidado y después con ese mismo cuidado y parsimonia saco por sobre su cabeza la otra camisa que llevaba por debajo de la de botones, había quedado desnudo de la parte de arriba, Frank sonrió con algo que Gerard no supo descifrar qué era si diversión o coquetería ¿Quizá?


Llevo sus manos al pantalón de su compañero y procedió a quitar el cinto negro que llevaba para después desabotonar el único botón y bajar la cremallera levanto las manos en un súbito movimiento y las puso a cada lado de su cabeza dejando que los vaqueros cayesen por sí solos al suelo quedando al nivel de sus tobillos. Volvió a sonreír.


Gerard no sabía cómo reaccionar, no supo si quiera en qué momento había dejado de respirar o cuando su corazón había comenzado a latir tan fuerte que por un momento temió que Frank lo escuchase a través de su pecho.


Sintió su cara arder así que por acto reflejo bajo la vista hacia sus pantalones en el suelo, éstos lucían lacios y sin forma pero el los miraba como si tuviesen las respuestas a todas las preguntas del universo.


Cuando al fin se sintió con el valor de mirar hacia el frente, y para dejar de observar los vaqueros como si estuviese loco, lo que vio fue a Frank pasando su propia camisa sobre sus hombros para sacársela, Gerard sintió como los latidos reanudaban su golpeteo en el pecho con más fuerza que antes, o eso le pareció, cuando llevo sus manos hacia el cinturón de sus vaqueros y lo desabrochó casi suelta un chillido lastimero, en su lugar salió un sonido estrangulado de lo profundo de su reseca garganta.


Frank levanto los ojos hacia Gerard y cerro uno, a veces sus gestos más inocentes podían tomar un matiz de coquetería que no estaba muy seguro si era a propósito o ser sexy era natural en él.


“¿Qué?” No pudo terminar la pregunta, otro sonido estrangulado salió de su garganta en su lugar y él llevo la mano hacia su manzana de Adán con algo de pena.


Frank río de nuevo y bajo la vista hacia sus vaqueros desabotonándolos “Ya te dije que voy a ayudarte a ducharte y no lo haré vestido”


Gerard se quedó lívido y mudo apenas abriendo su boca como pez fuera del agua.


“Tranquilo dejaremos los calzoncillos, no creerás que voy a propasarme o algo así ¿Cierto?” Soltó una sonrisita está vez el sonido viajo hasta los oídos de Gerard haciendo que se relajase.


Vio caer los vaqueros por las bronceadas y definidas piernas. Y sintió de nuevo el calor en sus mejillas.


A pesar de sus malestares se dio cuenta de que las sensaciones que le hacía sentir Frank eran intensas, como siempre desde que lo conoció, todo en él le provocaba sensaciones intensas.


No que no lo supiera o que se diera cuenta ahora, simplemente no estaba acostumbrado a las sensaciones tan abrumadoras que Frank Iero le hacía sentir.


Por su lado el chico estaba cerca de la ducha abriendo las llaves para probar cuál era la del agua caliente, cuando supo cuál era cuál se dispuso a mediar la temperatura, una ducha fría le vendría muy bien a Gerard para espabilarlo pero tampoco quería matarlo de hipotermia así que lo mejor que se le ocurrió fue dejar el agua tibia.


“Ya está” Gerard lo seguía observando con incredulidad, esas reacciones en él le hacían reír y lo animaban a ser más atrevido cada vez, el sorprenderse con una nueva reacción, un estremecimiento, una mirada, le hacía subir un agradable escalofrío por el cuerpo.


Gerard entró a la ducha casi como un robot, con los brazos tensos a los costados y la espalda rígida.


El agua comenzó a caer sobre su cuerpo y el efecto relajante no tardó en llegar. Sentía cada parte de su cuerpo siendo acariciada por las finas gotas. Al principio mantuvo su cara baja con el cabello cayendo mojado a su alrededor pero al irse relajando se fue olvidando de la razón de su azoramiento, sentía como si el agua poco a poco se estuviese llevando entre el vapor su vergüenza y diera paso a sentirse desinhibido, relajó sus hombros levanto su mentón dejando que las gotas bajaran por su rostro y su cuello soltó un ligero suspiro y segundos después sintió unas manos tocar su espalda, Frank le pasó el jabón.


“Gracias”


No hubo respuesta. Gerard comenzó a pasar la barra de jabón perfumada con una fuerte fragancia herbal, lo cual le daba una sensación fresca y relajante al mismo tiempo, el olor de la barra se mezclaba con el vapor abriendo más sus fosas nasales.


Gerard disfrutaba de esa sensación envolvente, casi mágica. El agua, el vapor, el olor. Todo lo embriagaba y la sutil presencia de Frank solo aderezaba esa sensación de confort que lo estaba invadiendo.


Las manos de Frank tocaron su cabello y comenzó a masajear el cuero cabelludo con el champú de aroma a manzana. Los suaves movimientos circulares comenzaron a hacer una abundante espuma blanca que caía por los costados del lechoso cuerpo aumentando las sensaciones de esté y multiplicando los estremecimientos también.


Los gentiles dedos se movían entre su cuero cabelludo de una forma flexible y grácil. Era más un masaje que un intento de limpieza, Gerard no pudo seguir guardando un suspiro que escapó fugaz de entre su garganta. A su espalda Frank río ligeramente, tomando ese gesto como una aprobación siguió pasando sus dedos entre las mojadas hebras negras a pesar de que ya no quedasen rastros de espuma.


Los dedos bajaron lentamente por la nuca acariciando la suave piel y enterrándose un poco entre el hueco de los huesos, Gerard sintió un cosquilleo que viajo por toda su espina dorsal hacia su entrepierna, dio un jadeo, pero no se apartó del tacto. Acompañado del cosquilleo sintió también un enchinamiento de piel, podía sentir el vello de sus brazos ligeramente erguido.


Las manos siguieron bajando ahora por los costados del grueso cuello a su clavícula y a los anchos hombros, sintió otro ligero masaje que destensaba los agarrotados y doloridos músculos.


Un masaje reconfortante eso es lo único que era.


Pensó con amargura. Su amigo le estaba tratando de reconfortar con un masaje para bajarle la tención y él ya estaba duro ante el roce. Se sintió patético. Se ponía así ante cualquier pequeña muestra de afecto.


Sintió sus ojos escocer y unas gruesas lágrimas pronto comenzaron a salir y a surcar sus carnosas mejillas.


Sus hombros comenzaron a subir y bajar rítmicamente, con una mano se sostuvo de las resbalosas baldosas mojadas y la otra la llevo a sus labios intentando en vano atrapar dentro la risa que comenzó a manar de estos. Era patético, se sentía patético y eso por alguna razón le había dado un ataque de hilaridad.


Frank dejó de mover sus manos y frunció el entrecejo sin saber qué ocurría ahora ¿Le habría hecho cosquillas? Luego una mueca de desconcierto cubrió su rostro al escuchar pequeños sollozos salir de entre la boca apretada del hombre frente a él.


“¿Gerard?”


Toco un hombro al no tener respuesta al instante sintió un estremecimiento en el cuerpo ajeno.


“Patético ¿Verdad?”


“¿Cómo?” Gerard le estaba diciendo patético ¿A caso? Su cuerpo retrocedió como acto reflejo.


“Hablo de mi” dijo como si le hubiese leído el pensamiento “Soy patético ¿Cierto? Solo mírame, con una terrible resaca después de no sé cuántos días de estar ebrio en un rincón” una nueva risa lleno el espacio y al terminó de está se escuchó como sorbía por la nariz “Merezco que se haya ido, ¿Quién en su sano juicio querría estar con alguien como yo?... ¿Quién querría estar… con…migo?” su voz salió lastimera, dolida. Se sentía abandonado y no solo eso, se sentía pequeño, insignificante.


Pero no tuvo tiempo de reanudar su llanto. Frank de un brusco movimiento le había hecho girar, su espalda se pegó a las baldosas y se quejó ante el frío que sintió su piel, al levantar la vista miro a Frank que lo observaba con el ceño fruncido, sus cejas casi tocándose ante tal gesto pero lo que lo dejó sin aliento fueron sus ojos encendidos, parecía como si el verde estuviese envuelto en llamas y sintió como si estás lo consumiesen entre un calor abrazador.


Sentía como si hubiese dejado de respirar y talvez así era. Pero no tuvo tiempo de detenerse a pensar en ello, ni siquiera de reaccionar, Frank se dejo caer sobre su boca, sintió sus labios chocar de manera brusca, la colisión le nublo los sentidos.


Gerard abrió su boca debido a la conmoción, pero Frank sintió esto como el permiso que estaba buscando y con su lengua tanteo los labios hasta que entró en la húmeda cavidad.


Gerard se tenso, la húmeda y ansiosa lengua de Frank se movía dentro de él de forma sinuosa, penetrándolo. Un jadeo abandono su garganta cuando el entendimiento llegó a él: Frank lo estaba besando. Y se abrazo al cuerpo ajeno como si su vida dependiera de ello y quizás así era.


Frank puso una mano sobre las baldosas para equilibrarse y profundizar más el beso si es que aquello era posible, quería fundirse por completo en Gerard.


Trato de transmitirle todos sus sentimientos, que por tanto tiempo estuvieron ocultos en lo más profundo de su ser. Todo el deseo, la pasión, la ansiedad que le provocaba su sola presencia, quería que Gerard sintiese todo, que esas emociones los envolviesen como lo hacían a él mismo. Quería nublarle su juicio, aturdirlo, que entendiera todo lo desbocado de su sentir, toda la alteración que provocaba su sola presencia.


Y sobretodo quería que se diese cuenta que él y sólo él despertaban esa hambre voraz en su interior, quería que sintiese ese mismo fuego que lo quemaba por dentro cada vez que sus ojos se encontraban o sus pieles se tocaban aún con el más mínimo roce, el incendio que le consumía día a día por la sola existencia de Gerard.


Quería arrastrarlo junto con él a ese lugar que quería que compartiesen, que los consumiera, que los envolviera y los llenará de vida.


Lo quería para él y ya no soportaba no hacerle saber todo esos sentimientos.


Gerard sentía un calor que nunca antes había sentido, el fuego de Frank lo estaba envolviendo y no estaba seguro de qué quedase de él después de haber probado tan abrazadoras llamas. Pero estaba seguro que ahí y ahora era donde siempre quiso estar, entre los brazos de Frank, entre ese entregado beso.


Su cabeza chocaba contra las baldosas siendo empujada por Frank, su cabello se pegaba a su rostro, Frank cambio la posición de su cara para que el agua caliente de la regadera no les diese tan de frente al rostro. Sus cuerpos se pegaron aún más, piel contra piel, podían sentir el calor en cada poro, el vapor saliendo de está, la humedad resbaladiza.


El beso se prolongaba y la sangre de sus cuerpos comenzaba a acumularse en su entrepierna, ambos lo sentían, sin embargo no querían abandonar el acto de su primer beso. Pero el oxígeno es necesario y tuvieron que separarse.


Sus respiraciones eran más un jadeo desesperado por obtener algo de aire entre la lluvia de suaves gotas y el abrumador e invasivo vapor, se observaron de nuevo, jadeantes mojados y sonrojados. Sus ojos perdidos en los ajenos tratando de descifrar sus colores, sus emociones. El fuego en los ojos de Frank era ahora distinto, más calmo, mientras que en los apagados orbes de Gerard se encendía una chispa, un brillo especial.


Frank se acercó sonriendo y Gerard correspondió a esa sonrisa, chocaron sus labios de nuevo, ahora en un beso más suave.


“Chicos…” alguien fuera del baño los llamaba “¿Están ahí?” ambos miraron hacia donde venía la voz, la cortina estaba corrida y por ende no veían ni la puerta, pero su instinto les hizo mirar en esa dirección, sabían que Mikey estaba del otro lado.


“Si…” dijo Frank ya que de Gerard no parecía que fuese a salir ningún sonido o palabra coherente “Ya vamos”


Gerard le dio una última y significativa mirada a Frank antes de salir de la ducha y este le entendió.


Mientras escuchaba los lleves ruidos que Gerard hacia para vestirse Frank dejó que el agua le ayudase a calmar su pecho el cual se sentía como si ardiese de tanto golpeteo de su corazón.


Escuchó la puerta abrirse y cerrarse y el eco de los pasos de Gerard por el pasillo, escuchó como estos se arrastraban por la madera hasta hacerse imperceptibles.


Cuando Gerard llegó a la sala no vio a Mikey por ningún lado pero escuchó el leve sonido de una bolsa de plástico siendo sacudida en la cocina.


“Hola” dijo tímidamente y se sentó en el sofá de una plaza que quedaba frente a la puerta de entrada.


“Hola” dijo animado al ver a su hermano limpio y las compras de la farmacia que revolvía en la bolsa.


“¿Tienes hambre?” Gerard negó con la cabeza “Bien, veo que Frank te trajo algunos sueros, toma uno” dijo saliendo de la pequeña cocina y caminando hacia el sofá, antes de extenderle la botella con el líquido transparente había retirado la tapa para que lo bebiese.


Gerard acepto la botella y le dio un trago largo, no estaba mal, si bien no estaba dulce tampoco era un asco.


“Gracias” su corazón seguía latiendo con fuerza y sus manos temblaban haciendo que el agarre sobre la botella fuese torpe, pero Mikey ignoro eso creyendo que era parte de la misma resaca.


“Por cierto” camino de nuevo a la cocina y tomo una bolsa de plástico la cuál agito para que se extendiera en todo su tamaño “¿Dónde está Frank?” dio unos pasos de nuevo saliendo de la cocina y yendo hacia el rincón donde había botellas de vacías y latas aplastadas y comenzó a echarlas a la bolsa.


“Él…” su voz apenas salió en un silbido.


“Aquí estoy” se escucharon sus pasos por el pasillo, tras ellos.


Mikey levanto la vista y su entrecejo se frunció lentamente, el cabello de Frank estaba mojado al igual que el de su hermano y su piel se notaba aún con algunas gotas de agua. Frank le sonrió tímidamente bajando la mirada para ocultar su sonrojo y metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans, se mordió el labio inferior haciendo girar el piercing que portaba en este.


Mikey despejó su cabeza moviéndola ligeramente de lado a lado y parpadeo un par de veces enfocando su vista en Frank.


“Gracias por cubrirme” le sonrió ligeramente, no quería ponerse a reflexionar en el hecho de que Frank y Gerard estuviesen juntos en el baño y saliesen recién duchados. La sola idea le daba calosfríos.


“Cuando quieras amigo, aunque espero que no vuelva a ser por la misma circunstancia” le cerró un ojo a Gerard el cual se había girado para mirarlo. Al instante bajo la cabeza lo que hizo reír a Frank.


“¿Te quedas un rato?” trataba de obviar la energía extraña que poco a poco los había cubierto y la doble intención de las palabras del chico.


“Tengo algunas cosas que hacer hoy” Mikey asintió y le sonrió de nuevo agradeciendo que a pesar de estar ocupado hubiese ido a cuidar de Gerard “Vendré luego” caminó hacia la puerta “Que estés bien Gerard” giró la manija y abrió un poco “Por cierto…” dijo elevando un poco el tono de su voz haciendo que Gerard levantará la vista que había tenido clavada en la pulida madera del piso y enfocará sus ojos en el chico, quién le dedicaba una intensa mirada “Sobre lo que dijiste hace un rato…” se sonrojo un poco pero su voz siguió firme “Yo lo haría” le sonrió mostrando sus afilados colmillos.


Por el cuello de Gerard comenzó a subir un profuso sonrojo, el recuerdo de sus palabras en la ducha hizo eco en su mente ¿quien querría estar conmigo? ¿Era a caso la respuesta de Frank a esa pregunta, Frank deseaba estar con él? Ese descubrimiento le hizo sentir un calor confortante en el pecho que hizo que los furiosos latidos de su pecho no doliesen como hace un rato lo habían hecho.


Frank le dedico una última sonrisa con las mejillas aún ardiendo, Gerard correspondió tímidamente mostrando sus pequeños dientes y un sonrojo más brillante que el de Frank adornando su pálido y perfilado rostro.


Mikey detrás de ellos los miraba sin entender una sola palabra o acción de ambos, pasaba sus ojos de uno a otro ¿Acaso era una competencia de oraciones inconclusas y sonrojos de colegial? Decidió no preguntar, por el momento, y simplemente dedicarse a lo que había ido a hacer ese día. Ya vería a dónde le llevaban sus conclusiones en los próximos días.


Frank salió por la puerta y la cerro con sonoro clac, mientras Gerard miraba la madera pintada y lisa, con un nuevo anhelo en su ojos y su corazón, se llevó dos de sus dedos a sus labios sintiéndolos hinchados y el calor que se había instalado en su pecho seguía reconfortándole.






Fin.

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