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Hagamos un trato, un dulce contrato. por Claou

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- ¡Como pudiste! -Exclamo el rubio a su esposa. Estaba consiento que ella no había estado entusiasmada al escuchar la notica de su embarazo, sin embargo, nunca la creyó capaz de hacer un acto tan cruel y bajo como aquel.

-yo ya no quería desperdiciar mi vida cuidando niños- expreso sus sentimientos ante su pareja.

Después de la muerte de su madre ella se había encargado de cuidar y criar a sus hermanos menores. Una niña a la cual le habían robado su infancia e impuesto una obligación que no le correspondía y que mucho menos quería tomar, aun así, se encargó de hacer su mejor esfuerzo y tomar aquel rol forzado. Cuantas veces puso de prioridad a sus hermanos antes que ella. Muchas veces se abstuvo de realzar actividades que le gustaban para poder estar al pendiente de ellos. No se arrepentía de cuidar a sus allegados, pero una parte de ella se sentía frustrada al no poder realizar su vida como una adolescente normal.

Cuando Seguchi Tohma apareció en su vida por primera vez sintió un respiro en su ajetreada rutina, en él conoció un amigo sincero en el cual podía confiar y que sabia estaría tanto en las buenas como en las malas. Eran tan buenos amigos que cuando le propuso ese acuerdo matrimonial no lo dudo y acepto.

Creía que al casarse y tener alguien tan confiable todo, absolutamente todo mejoraría, y así fue, por un tiempo el juego de la familia feliz marcho a la perfección. Con él a su lado las cosas grises se volvieron coloridas, las desafinadas tonadas se afinaron y todo encajaba tan desconfiable mente bien, claro que hasta ese día. No todo es color de rosa y lo que sucedió en EE. UU. Fue un recordatorio de ello. Un golpe bajo para ella y para su esposo, lograron salir adelante, pero ese horrendo suceso había hecho mella en ellos. Fue cuando Mika descubrió que ella estaba realmente lejos de ser una figura maternal perfecta.

-Teníamos un acuerdo Mika, lo deje muy en claro aquella vez- Refuto Tohma.

Sabía que Mika había pasado una gran parte de su vida criando a sus hermanos, estaba al tanto del conflicto que eso le había provocado, aun así, no parecía estar enterado de la negativa de tener hijos. Cuando le propuso matrimonio le dejo en claro su sueño de formar una familia, el tener un heredero al cual dejarle todo y de igual manera el tener una hija la cual consentir hasta al punto de hacerla caprichosa.

-Así que no me vengas con tonterías- Termino de regañar el rubio.

Definitivamente Seguchi Mika no tenía excusa para lo que acababa de realizar. Lo que más molestaba al presidente de NG es que no cumplieran con los acuerdos hechos con él y claro esto no exoneraba ni su propia esposa de tal regla. La colera era grande, hace una semana se había enterado de la noticia más alegre de su vida, su esposa tenía tres semanas de gestión. La euforia fue tan grande que presumió tal hallazgo con todos sus allegados, pero solo faltaron cinco días para que Mika tomara la egoísta decisión de terminar con aquel milagro que se estaba formando y otros dos días más para que le confesara su crimen.

Tohma no estaba en contra del aborto amenos claro que de su propia sangre se tratara, a él realmente le había dolido que tomara una decisión tan importante a su espalda. Definitivamente esto le había lastimado tanto que lo tomaba como una gran traición.

-Quiero disfrutar mí propia vida, ¿Acaso no lo entiendes? – Se defendió la mujer.  Sabía que había hecho mal no decirle nada a su marido, pero estaba segura de que Thoma no consentiría el aborto.

- ¡Mika! – Un fuerte bramido silencio a la castaña.

El grito había sido tan estruendoso que Mika no pudo evitar sentir un poco de miedo. Normalmente el tecladista era sereno y tranquilo, nunca levantaba la voz, siempre un tono suave y amable prevalecía hacia ella, pero lo que realmente la había alarmado era que su eterna sonrisa había desaparecido.

-No te atrevas a gritarme Tohma- Advirtió la fémina. La sorpresa de aquel cambio de actitud de su esposo había sido tirada de lado. Estaba consciente de su error, pero su egocentrismo no le permitía aceptarlo, para ella sus intereses eran más importantes.

-Entonces que quieres que haga? - Cuestiono con enfado – Te felicito por matar a nuestro hijo o por arruinar nuestro matrimonio- contesto ferozmente.

- Arruinar nuestro matrimonio – Repitió con incredibilidad -No ocupamos tener hijos. Todo este tiempo hemos estado bien sin ellos y podemos continuar así- Afirmo, mientras se mantenía firme en su postura.

-Para ti estará bien pero no para mi- Contesto el rubio dejando en claro sus intereses

Un silencio predomino en aquella sala de estar, ambos no estaban seguros de que hacer o decir, anteriormente habían tenido uno que otro pleito, después de todo en un matrimonio no todo es miel sobre hojuelas, aun así, nunca habían tenido un rose de tan gran magnitud, normalmente su forma de pensar e intereses coincidían en la mayor parte del tiempo, por algo se habían casado, ¿No?

 -Creo que me equivoque al casarme contigo- El rubio finalmente rompió el silencio, lanzando una declaración para nada grata

- ¿Qué quieres decir? - pregunto indignada

-No te confundas Mika, nosotros solo nos casamos por conveniencia- Empezó a explicar yendo directo al grano – Tienes mi aprecio mas no mi amor. Eres una gran amiga y confidente por eso te propuse matrimonio, pero si no eres capaz de seguir tu rol de esposa no veo la necesidad de seguir con esta farsa-

Mika se estremeció al escuchar tal declaración, sin embargo, no quiso flaquear ante su pareja, mantuvo la calma. Ella sabía lo que realmente quería y tener hijos no estaba en su lista, no sabía cómo terminaría esto, pero definitivamente no iba a dar su brazo a torcer.

-No tendré hijos, así que si quieres te puedo darte el divorcio- Respondió con orgullo y con la cabeza en alto.

La castaña albergaba la esperanza de que su esposo se retractara, que pudiera ver su punto de vista y reconsiderar lo que le iba a pedir, después de todo a diferencia de él, ella si logro desarrollar sentimientos más allá de la amistad en todos esos años juntos.

-vaya pérdida de tiempo estar a tu lado- fue lo último que dejo escapar Tohma antes de retirarse de aquel lugar.

….. ……….

Un mes había pasado de aquel suceso y el divorcio se había concretado, una parte de él se arrepentía de lo que había hecho. Mika realmente era la pareja perfecta e ideal para él; atractiva, de apariencia seria y fría pero que tenía su lado amable y gentil. Una mujer única que en innumerables veces había sido su cómplice en las aventuras de su vida diaria. Realmente no creía que fuera capaz de conseguir un remplazo que encajara en todos esos estándares.

Tohma se encontraba replanteando si realmente era necesario tener hijos para alcanzar la felicidad que deseaba. Podría por una vez retroceder y sucumbir a los deseos egoístas de Mika, ¿Podía dejar ese sueño de lado por su exesposa?

- ¿Quisiera un poco de café Seguchi-san – Pregunto el alegre niño de cabello rosado

-No, gracias Shindou-san- Contesto un robótico Tohma

Desde el divorcio con Mika no se le ocurrió mejor actividad que visitar a su excuñado. Siempre al terminar su trabajo e incluso cualquier momento que tenía libre acudía a él en un vano intento de consolación. Era triste, pero al parecer el presidente de NG no contaba con muchos amigos y los pocos que contaban con ese “privilegio” no estaban en ese momento para apoyarlo.

Yuki Eiri no era una apersona para nada empática, el que le cerrara la puerta de su estudio en la cara era común e incluso se había acostumbrado a ello, aun así, se quedaría un rato en su departamento e incluso cocinaría la cena y todo eso por el simple hecho que no quería regresar a su propia casa, sin Mika que lo esperara o hiciera compañía se sentía realmente solo.

- ¿Entonces quiere te? - Volvió a preguntar el menor. A pesar de que no le cayera bien Seguchi Tohma intentaba ser un buen anfitrión, sabía qué hace poco su jefe se había divorciado y no lo estaba pasando nada bien.

Tohma no le había prestado atención al niño, pero al ver que no le apartaba la mirada suponía que le había hablado

-Disculpe Shimdou- san me podía repetir una vez más, creo que me perdí en mis pensamientos- Contesto con aquella formalidad que le caracterizaba

-Es sobre Mik… - Shuichi no termino de hablar a media frase fue cuando se percató del error que había cometido y como si su vida dependiera de ello se auto silencio mordiendo su labio inferior.

-Me preguntaba si quisiera una taza de té- Corrigió su error el menor, pero al ver el rostro ajeno se percató que no había dado resultado. Por un momento se odio por ser un completo idiota.

-Sí, es sobre Mika-san- Contesto de lo más normal. Era cierto que en un inicio el amante de Eiri no le caía bien e incluso llego hacerle maldades para separarlo de su excuñado, pero últimamente se dio cuenta que era buen chico, uno que incluso se había mostrado empático con alguien como él. Había ido por el consuelo de Eiri pero en cambio recibió consuelo de la persona menos esperada, aquel pequeño cantante definitivamente le había alegrado en estos días difíciles.

-Disculpe no era mi intención- Menciono un apenado Shuichi.

-No se preocupe está bien- Se adelanto a responder, estaba seguro de que si no lo hacia el menor iba a empezar a balbucear -No tengo problema en platicarle- Hablo con sinceridad. En el tiempo que llevaba de conocer a Shuichi estaba seguro de que este era un gran confidente además de que no solía juzgar a las personas que le tenían esa confianza de habar con él.

Shuichi se mostró sorprendido, pero aun así asintió mientras se acomodaba en la sala para escuchar a su jefe.

-Mika-san y yo teníamos un acuerdo matrimonial, el cual ella rompió y por eso terminamos- Fue directo al grano. Le tenía confianza al cantante, sin embargo, no iba a ponerse sentimental con él.

-Antes de que se lo pregunte, sí, esto tiene que ver con el embarazo que ella tenía. A mis espaldas aborto al feto y posteriormente me confeso que en sus planes no se encontraba tener hijos- Como siempre menciono todo con tranquilidad y una sonrisa amigable. Había sido rápido y conciso, dejando las cosas más que claras.

-Yo pensaba que a Mika- san le gustaban los niños- Contesto con lo primero que rondaba en su cabeza. Shuichi no sabía el cómo reaccionar, nunca tuvo una buena relación con su jefe y dudaba mucho que este esperara a que le diera un consejo, él era Seguchi Tohma, un hombre inteligente y que por lo general tenía todo bajo control, sería ridículo que un idiota como él le dijera que hacer en esta circunstancia tan particular y que además no tenía el contexto de ambos. Era como poner a un niño de primaria que apenas sabía sumar a resolver una ecuación algebraica, no tenía sentido y además él era malo en matemáticas.

-Pensaba lo mismo por eso le había propuesto el contrato matrimonial- Hablo con más confianza, le había agradado que el niño no le cuestionara su decisión o que le quisiera dar un consejo patético de como intentar reconciliarse con Mika.

- ¿A lo mejor estaba cansada de cuidar niños? Después de todo yo también me hartaría si tuviera que a ver pasado la adolescencia soportando a Tatsuha- Comento de manera burlona -Aunque si fuera un hijo de usted sería más fácil, aparte de lindo sería tranquilo- comenzó a divagar, en esos momentos agradecía que a ojos ajenos era considerado como un tonto con carácter infantil.

Tohma estaba al tanto que Shuichi conocía de manera superficial el contexto familiar de Eiri-san por eso quizás el que entendiera un poco el sentir de Mika no fuera sorpresa para él.

- ¿Shindou-san quisiera tener hijos? – Opto por cambiar un poco la conversación, él no quería consejos del niño y mucho menos tensar el ambiente. Había proporcionado un poco de información ya que se le notaba al peli rosa estar un poco curioso, como siempre Yuki no le contaría nada a sí que su curiosidad era válida.  El que Shuichi supiera la historia no le hacía mal a nadie, así que, ¿Cuál era el problema?

-Cuando hable del tema se notó más alegre- Justifico su pregunta. Sabía que solo había hecho eso para halagarlo un poco y subirle el ánimo, pero su forma entusiasta con la que le había respondido abrió paso a un nuevo tema de conversación y no quedar estancados en un silencio incomodo.

- Me hubiera gustado adoptar, la verdad me hacía mucha ilusión, pero sé que Yuki no le gustan los niños- Hablo un poco afligido

Definitivamente eso si lo había sorprendido, no se hubiera imaginado a Shinsou-san queriendo hijos.

-Definitivamente Eiri-san no dejaría entrar niños al departamento- Comento casualmente.

- ¡Ya se, Yuki están malo! – Grito en forma de protesta -Como me gustaría ser mujer, me dejaría embazar y tener 9 meses para convencerlo de tenerlo- Siguió con su rabieta, mientas agitaba sus manos en un intento de librarse de aquella frustración.

Seguchi simplemente se quedó observando el espectáculo que estaba dando el menor. Estaba acostumbrado a las rabietas de Ryuichi así que no le era incomodo el convivir con él. Si no le hubiera juzgado antes de tiempo no le molestaría el tratarlo igual que su amigo y compañero de banda, ambos tenían similitudes muy grandes, actitud infantil e hiperactiva y sobre todo ingenuos. La gran diferencia era que Ryuichi era un maestro del engaño, todo aquel acto de aparentar ser alguien inofensivo y lindo era una farsa, bueno había sido una farsa. Cuando una mentira la repites muchas veces se puede convertir en realidad, algo similar le había ocurrido Sakuma-san.

Siguió sin habar y solo contemplaba el cómo ahora Shindou-san rodaba por todo el suelo del departamento. Estos momentos estaba un poco sensible, al ver al tan jovial cantante se dio cuenta del gran contraste con él, tenía ya 32 años ya era un adulto y sincerándose consigo mismo le daba miedo el haber tomado la drástica decisión del divorcio, era una persona muy ocupada y el conocer a alguien nuevo con quien rehacer su vida no era una opción fiable, no para él que tenía su agenda llena y que además desconfiaba de medio mundo.

Las mujeres interesadas y ofrecidas eran comunes, pero él no buscaba una esposa trofeo. Tohma tenía un pasado oscuro, había realizado actos poco éticos para poder llegar a donde estaba y sería un peligro que alguien se enterara de sus secretitos e intentar usarlos en su contra. Si llegara a pasar no sería difícil el contraatacar, pero no buscaba el estar pendiente las 24/7 esperando la traición de su pareja, sería cansado y para nada productivo.

Seguchi ocupaba un confidente, alguien pudiera ser su cómplice, que el día mañana pudiera confesarle un asesinato y ella le ayudara como cuartada.

-El tercer cuarto podía ser perfecto para nuestro hijo e incluso podíamos tener un gato, yo sé que a Yuki le gustan los gatos- Escucho el chillido de Shuchi.

No pudo evitar pensar que Eiri-san había tenido suerte en tener como pareja a un apersona como Shuichi, pudiera ser un poco dramático e intenso pero su forma tan apasionada de amar lo hacía perfecto para él, lástima que él no lo notaba, si así fuera no sería tan patán y cretino con el niño. Cuantas veces fue frio con el joven risueño, las burlas constantes que sufría debido a su forma errónea de creer que era idiota.

Tohma no creía que Shuichi fuera tonto, sino que tenía una manera de percibir el mundo diferente y de igual manera también una forma particular en expresarse. Sus conocimientos generales que no tuviera que ver en el ámbito artístico o sociables eran bajos, pero no por eso lo convertía en un idiota, él era un genio musical, alguien que podía conmover a tanta gente con su voz no podía ser llamada tan despectivamente. Aunque pensándolo bien si era idiota, nadie en su sano juicio dejaría que su pareja le fuera infiel y mucho menos que lo rebajaran a tal grado de solo ser un agujero sexual con el cual solo servir para satisfacer al novelista.

Se retractaba, definitivamente Shindou Shuichi era un idiota con toda la extensión de la palabra, un imbécil que aria todo por su pareja.

En ese momento algo hizo clic en su mente. Shuichi un joven estúpido que estaba dispuesto a dar todo por su relación, un tonto que estaba dispuesto a recibir migajas de amor y que era tan idiota como para querer criar niños ajenos. Nunca había puesto atención al joven, pero físicamente no estaba mal de echo se le hacía muy hermoso, de constitución delgada, rostro estructuralmente femenino y unos lindos ojos violeta. Unas piernas largas que eran adornadas con una piel tercia y que seguramente era suave al tacto, el abdomen que estaba acompañado del ombligo que siempre presumía en sus conciertos y un trasero firme que meneaba en el escenario. No podía creer que todo este tiempo tenía la respuesta ante sus ojos. Él era perfecto, era justo lo que estaba buscando.

Shindou Shuichi era la pareja ideal, no para Eiri, si no para él.

 

 

 

Notas finales:

Hace mucho que no publico algo en este lugar, lo deje tan abandonado que ya ni me acordaba de mi contraseña jajaj..

Bueno este fanfic será corto o eso espero, unos 10 a 15 capítulos máx. Intentare actualizar mas seguido, aunque no pronto nada jeje…


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