Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lluvia sobre nosotros… por Yakaylex2

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Digimon… y todos los personajes y nombres utilizados, son propiedad de sus respectivos autores (Akiyoshi Hongo y anexos). Fanfic sin ánimo de lucro. Hecho por una fan, para fans.

Notas del capitulo:

¡Amigos, amigos! Gracias por todo el apoyo brindado a esta página podemos seguir en este hermoso mundo de los fanfics. Y qué mejor manera de festejarlo con un nuevo KouKou Au (one-shot), ya que gracias a esta parejita hace más de quince años conocí esta grandiosa página.


 ¡Que lo disfruten!

Hace tanto frío. Desearía poder recostarme en mi viejo sillón y arroparme con la cobija más abrigadora que tenga. Quizá tomar una enorme taza de chocolate y escuchar música suave. Pero en lugar de eso, me levanto de mi escritorio y me acerco a la ventana. El vidrio está empapado. La abro completamente y un viento helado roza y humedece mis mejillas. La lluvia no ha parado ni un poco. Miro hacia afuera, como si contemplara a las personas que corren bajo ella o a los árboles que se mueven con fuerza por el aire. Pero mi mente está perdida en algo más lejano. Quisiera escuchar los hermosos sonidos que emite cada segundo. Sentir al menos un momento su frío tacto sobre mi piel y su húmedo aliento tocar mis labios; perderme en una ráfaga de caricias salvajes, pero a la vez tan suaves; y quizá, si pudiera ser, fusionarnos y volvernos uno por tan solo un momento... Suspiro. Ya no sé si estoy hablando de la lluvia o de él...


- Cierra esa ventana hermano, o te resfriaras. - Escucho su voz y mi corazón palpita con violencia.


- Me gusta sentir la brisa, hermanito. - Se acerca hacia mí y cierra la ventana con poca delicadeza. Su cabello húmedo va suelto; es tan largo y tan hermoso. Cae como si fuera una cascada. Gira su rostro tan rápido que no puedo alejarme lo suficiente. Comienza a hablar y su aliento refrescante me acaricia de la misma manera que el viento hace unos momentos, pero mi corazón se emociona de manera diferente.


- No seré yo quien te ponga ungüento en tu pecho si te resfrías. - Sonríe.


- ¿No lo harías? - Le digo tratando de sonar lo menos coqueto posible. Después de todo, él solo me ve como su hermano. Me mira con una mueca burlona.


- Ni porque me lo pidas de esa manera tan dulce. - Lo miro y sus brillantes ojos azules me devuelven la mirada. Trato de no sonrojarme, pero sé que es en vano. Espero que no escuche los latidos de mi corazón, porque siento que están demasiados fuertes. De pronto su mano toca mi frente y me paralizo completamente. - Estás ardiendo, ¿lo ves? Seguramente si te mojaste antes de que yo llegara, ¿verdad?


- No... - Miro hacia abajo rápidamente.


- Mentiroso... - Me susurra al oído. - ¿Acaso creíste que no iba a descubrir la bolsa de compras mojada en el bote de la basura?


- No tenía nada que ofrecerte de comer, Kouji. - Trago saliva con nerviosismo, - Yo...


- ¡Eso es algo muy tonto! - Me mira molesto y me encojo un poco. No porque tenga miedo de que pueda golpearme o algo así. Jamás lo haría. Más bien es porque mi corazón se hace pequeño cuando recibe alguna mirada dura o una palabra fría de su parte. - Podría haber traído algo del camino. Después de todo yo fui el que vino de improviso a molestarte.


- ¡No me molestas! - Lo interrumpo. - Me encanta que estés aquí conmigo y… bueno... yo... - Me mira tan preocupado que siento como las lágrimas comienzan a juntarse en mis ojos. No quiero llorar. Pero las lágrimas fluyen. Como las gotas de lluvia en mi ventana.


- ¡Hey, Kouichi! - Me abraza de pronto. Casi somos de la misma estatura, como se espera de los hermanos gemelos. Pero aun así escondo mi rostro en su cuello mientras lloro con fuerza. - No llores, hermano por favor. - Su voz se quiebra un poco. Nunca le ha gustado ver llorar a nadie. - Bueno, si crees que es lo mejor... - suspira. - Creo que debes decirlo... - Respiro hondamente y me desahogo en el hombro de mi hermano.


- Extraño mucho a mamá. - Le digo lentamente. - Todas las cosas que hacíamos juntos. Su compañía. - Asiente. También pasó por lo mismo; y aunque solo hayan podido convivir unos años, el amor que sentía por ella era tan grande como el mío. - También te extraño muchísimo a ti. - No quiero seguir diciendo nada porque sé que diré cosas de las cuales me voy a arrepentir. Pero no paro, ya no puedo hacerlo. - Quiero verte como antes, no puedo estar tan lejos de ti porque yo… Te amo tanto...


- Yo también te amo, hermano. Por eso... - Me dice, pero lo interrumpo de inmediato.


- ¡No, Kouji!, yo no te amo solo como mi hermano. ¡Te amo como hombre! - Grito con fuerza mientras escondo mi vergüenza en su hombro. No me dice nada, ni siquiera deja de abrazarme fuertemente. Pero él es así, amable y bondadoso, aunque lo esté pasando mal siempre piensa en los demás antes que en él. Me siento tan culpable, pero sigo llorando sin poder controlarme. - Te he amado desde la primera vez que te vi. - Lo abrazo con desesperación. -  Desde que comenzamos a salir y pasar el tiempo juntos; cuando elijes estar a mi lado pese a las objeciones de tu padre; cuando dormiste conmigo la primera noche después de la muerte de mamá hace cinco años. - Comienzo a sollozar. - Todo eso solo ha conseguido que yo me enamore cada vez más y más. - Mis lágrimas se están acabando, la lluvia también parece que está parando. Siento que los brazos de Kouji sueltan mi espalda, pero yo sigo aferrado a él. No lo quiero perder. No por una tontería como esta. ¡Sabía que no debía abrir la boca!


- Kouichi. - Me dice suavemente.


- No... - le contesto con un hilo en mi voz. No quiero llorar de nuevo.


- ¿No qué? - Su voz suena fría, me encojo un poco, pero sigo aferrado a él.


- No te voy a soltar. - Lo abrazo con más fuerza. - Así me odies y pienses que soy un pervertido. ¡No te voy a soltar!


- Si no me sueltas no puedo besarte...


- Ya te dije que... - Me detengo. Levanto un poco mi rostro y lo miro a través de mis ojos cristalinos. Su mirada es tan cálida y su sonrisa discreta refleja tanta paz. - ¿Qué...? - Kouji me interrumpe. Coloca su mano en mi mejilla y la acaricia con suavidad.


- Yo también te he amado todo este tiempo, Kouichi. - Lo miro sorprendido. - Te amo como mi hermano, pero también como hombre. - Me sonríe. - Desde que te conocí.


- Kouji... -


- No me había atrevido a decirte nada porque no quería incomodarte. - Suspira. - Pero hoy vine precisamente a decirte eso. - Me abraza fuertemente la espalda baja y me acerca más a él. Siento sus labios sobre los míos. Tan frescos, pero a la vez tan tibios, suaves. Me entrego sin reservas a ese beso, deseando que nunca acabe. Es tan delicioso y excitante que un gemido de puro placer sale desde mi garganta. Kouji suspira dentro de mí y abrimos más nuestras bocas, recorriendo suavemente cada rincón y probándonos como si fuéramos el agua de algún manantial inexplorado. Me rodea con ambos brazos. Es un poco incómodo, pero no quiero soltarlo. Kouji termina el beso y recarga su frente en la mía - Vamos a tu cama, Kouji. - Me dice sin ningún pudor. Tan directo como siempre. Yo soy un poco más tímido.


- ¿Seguro que no…? - Le digo indeciso. Me da un beso casto en mi frente.


- No lo veo mal ni de algún modo pervertido. - Se encoje de hombros. - Después de todo si la abuela no te hubiera dicho de mi existencia, jamás nos hubiéramos enterado de que éramos hermanos. - Asiento. Quizá tampoco lo hubiera conocido. Veníamos de mundos tan distintos.


- Te amo. - Le dije mientras lo besaba directamente en sus labios.


- Yo también. - Me susurra mientras me corresponde.


Nos dirigimos al pequeño cuarto. Tan solo cabe una cama y un pequeño closet. Pero con el frío que hace me parece muy acogedor. A través de mi pequeña ventana puedo ver que la lluvia solo se había tomado un descanso.


- Comenzó a llover otra vez.  - Me dice Kouji mientras se recuesta en mi cama. El pijama que le presté le queda un poco holgado, como si fuera una aureola de luz sobre su delgado cuerpo. Tan luminoso como el sol.


- Lo sé. - Le digo mientras me deslizo a su lado. Tímido como siempre. Solo me recuesto y miro hacia arriba.


- Hermano... - Lo miro y se sonroja un poco. - Lo siento, la costumbre.


  - No pasa nada. - Le digo lo más tranquilo posible. - Nunca dejaremos de serlo, hermanito. – Le sonrío con una mueca burlona, pero su sonrisa es más maliciosa. Me sonrojo y siento a mi corazón comenzar a latir a mil por hora. Me muevo un poco alejándome de él.


- Si sigues así de nervioso esto no va a funcionar. - Me dice mientras se pone de pie. Lo miro preocupado. La luz del sol que antes había entrado tan radiante, nuevamente se ha ocultado con las nubes y la lluvia intensa. Mi cuarto poco a poco se va haciendo un poco más obscuro.


- Perdóname.  - Le digo mientras me recorro hasta atrás de mi cama. La almohada está fría. - Es mi primera vez, ¿sabes?


- También es la mía. - Me dice serio. No lo hubiera creído. - ¡No pongas esa cara, hermano!


- Creí que habrás estado con diez mujeres o más. - Le digo triste.


- ¿Me viste cara de mujeriego o qué? - Me mira y en lugar de la habitual mueca burlona me regala su sonrisa más sincera. - Solo he pensado en hacer esto contigo. - Mi corazón me da un vuelco. Kouji vuelve a subir a la cama y gatea hasta llegar a mí. La tenue luz que se filtra por mi cuarto me impide ver sus movimientos. - No me hagas reprimirme, ¿entendido? - Asiento una vez, aunque no estoy muy seguro de que me haya visto. Se acerca más. Siento sus piernas desnudas rozar las mías. Su mano toma mi nuca y su aliento acaricia mis labios. - Tampoco tú lo hagas. - Su voz tan seductora me envuelve como si entrara a un torbellino. Es el momento. Acerca sus labios a los míos y comenzamos a movernos como lo hacen las olas del mar al acercarse una tormenta. Con frenesí, con pasión, continuamos con la exploración de nuestras bocas, de nuestros cuerpos, acariciándonos con manos cálidas que contrastan con el frio exterior. Su piel es tan suave y tersa. Beso cada rincón que puedo. Desearía prender la luz y contemplarlo por completo. Pero no quiero incomodarlo. Después de todo, aunque no lo demuestre, también es bastante tímido con su cuerpo.  El tiempo pasa, pero estoy disfrutando cada segundo a su lado. Hemos avanzado más allá de mis sueños más intensos y cada vez me vuelvo más y más loco de felicidad. Estamos a punto de terminar, de volvernos uno solo. Logro colocar mi mano sobre el pecho de Kouji y siento como su corazón late sincronizadamente con el mío. En algún momento creí que eso nos ocurría por ser gemelos, pero ahora me doy cuenta de que entre nosotros hay algo mucho más especial e intenso que un simple cariño fraternal. Nuestro amor es mutuo y sincero. Tan puro como las gotas que se quedan sobre las hojas después de la lluvia; tan brillante como el sol que sale de entre las nubes al terminar una tormenta y tan colorido como el brillante arco iris que puede observarse desde mi ventana.


- ¡Ah!, Fue tan genial. - Dice mi hermano mientras se recuesta cómodamente en mi cama. Paso mi brazo alrededor de sus hombros y se acerca más a mí. Su cabello tan suave roza mis labios y lo beso con ternura.


- Lo fue, hermanito. - Le digo cansadamente. Tarde me doy cuenta de que cometí un error. - ¡Perdón! - Me pongo de rodillas sobre la cama, sin importar mi desnudez. Kouji ríe como un niño.


- Eres tan gracioso, hermano. - Sale de las cobijas y se coloca frente a mí. Veo su hermoso cuerpo lleno de marcas rojas y me sonrojo. Kouji se da cuenta de que desvío mi mirada y me sonríe burlonamente. - De las marcas ni te preocupes. - Se acerca y me besa pervertidamente. – Nadie más las va a ver. - Siento de inmediato como mi temperatura corporal aumenta, así que le respondo de la misma manera. – Además, yo también te dejé marcado. - Me dice mientras termina con el beso.


- ¿De veras? - Me miro el cuerpo, pero no tengo nada. Se abalanza sobre mí y me comienza a besar con más pasión que antes. Lo tomo de la cadera y comienzo a recorrerlo lentamente. - Mentiroso. - Le digo mientras lo beso.


- Bueno, - me mira sonriente. - Voy a tener muchas oportunidades para poder hacerlo. - Sonrío y mientras la lluvia comienza otra vez a caer, nos disponemos a jugar bajo ella otra vez.

Notas finales:

Estoy enamorada de mis gemelos favoritos. Lo sé, quizá me digan que soy una pervertida, pero ¿qué se le va a hacer? Siempre lo he dicho, bastante fanservice había en Frontier como para poder verlos de una manera común. ¡Nos vemos pronto, amigos!


¡Ya se acerca Navidad!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).