El segundo hijo de Big Mom y el segundo comandante de Barbablanca.
Así se lo presentaron. Una carta llegó a su barco esa misma tarde, columnas de texto que contienen una propuesta de algún tipo de alianza. Los detalles son un poco confusos para él, algo sobre territorios, recursos y un montón de jerga política que no entiende, lo cual está muy bien, pero lo que Ace no entiende realmente es cómo se hará oficial esta alianza.
Su rostro se arruga y frunce el ceño al leer las frases una y otra vez, lo sostiene a contraluz para asegurarse de que no se está perdiendo nada, y aun así, las palabras son tan claras como el día.
Deja sus quejas silenciosas y pregunta desde el principio- Sólo para asegurarnos de que estamos en la misma página -le habla a Marco, que se sienta impasible como siempre en su escritorio, con los ojos entrecerrados siguiendo cada uno de sus movimientos.- Ambos tenemos la misma definición de la palabra "matrimonio" ¿Verdad?
La boca de Marco está oculta detrás de sus manos entrelazadas y sus codos descansan sobre la superficie de madera. Cuando habla, está ausente de cualquier posible sentimiento al respecto.- Ambos sabemos que en realidad no has vivido bajo una roca toda tu vida, así que sí, todos deberíamos estar en la misma página allí. No entiendo qué es tan difícil de entender.
El ceño de Ace se profundiza. Mira fijamente los agujeros de la carta como si las palabras fueran a cambiar si hace una mueca lo suficientemente fuerte.- No lo sé, supongo que es sólo... -Hay muchas cosas que quiere decir, muchas preguntas que quiere hacer, pero su nerviosismo simplemente le roba las palabras.
Las manos de Marco caen de su rostro y se doblan frente a él, sus dedos golpean ligeramente sobre la mesa. El ruido repentino hace que Ace se estremezca, dado lo tenso que está.- Big Mom oficia sus alianzas a su manera. Para ella, algo tan simple como un acuerdo no es suficiente: es necesario hacerlo lo más oficial posible. Y para ella, no hay nada más oficial que el matrimonio.
- Supongo que esa es la parte que realmente no entiendo.
- Esa debería ser la parte más fácil de entender.
- Entonces Papá va -Duda, jugando silenciosamente con las palabras en su boca antes de decirlas en voz alta. No le gusta mucho cómo se sienten en su lengua.- ¿Me va a casar?
El asentimiento de Marco hace que su cabeza dé vueltas. Repentinos sentimientos de disgusto y un poco de traición comienzan a abrumarlo. Incluso la idea de casarse ahora mismo es tan absurda que ni siquiera sabe cómo reaccionar adecuadamente. Lo acaban de ascender a comandante de división hace unos meses; diablos, ha sido parte de este equipo durante solo poco más de un año. ¿Qué diablos está pensando papá al enviar su propia propuesta de matrimonio sin su propia consideración? Se pone de pie y se dirige hacia la salida de la habitación.- Está bien, dile que lo rechazo.
- No puedes.
Ace se detiene en la puerta.- ¿Disculpa?
- La razón por la que estás viendo esto ahora es porque ya se ha hecho oficial. No puedes rechazarlo, Ace.
Ace vuelve a mirar a Marco, con rostro desconcertado, enojado y confundido. Se queda completamente sin palabras durante unos buenos momentos. Hay tantas cosas que quiere decir, quiere gritar, chillar, reír, alejarse de todo este lío y fingir que Marco se le acercará más tarde y le preguntará qué tan bueno fue el chiste.
- ¿Alguna otra pregunta?
Ace odia lo condescendiente que suena eso, ya sea que Marco lo diga en serio o no. De repente, el simple hecho de permanecer en la misma habitación que este hombre está empeorando activamente su estado de ánimo. Ace se vuelve hacia la puerta y murmura al salir:- Necesito hablar con papá -y cierra la puerta de golpe detrás de él.
Todavía sostiene la carta, aunque tal vez sea más apropiado decir aplastada entre sus manos, y corre por los pasillos de la cocina hasta llegar a la cubierta delantera. El sol lo golpea y, por primera vez desde que comió esa maldita fruta, siente calor y náuseas.
Barbablanca se sienta en su lugar habitual en la cubierta y, afortunadamente, apenas hay un alma al aire libre además de ellos dos. Si Ace estuviera en un estado mental más tranquilo, comentaría lo extraño que es, pero ahora es una bendición. Nadie podrá escuchar la ira de Ace y será mortificante si alguien descubre su origen.
Barbablanca lo mira mientras se acerca a paso rápido. Levanta un enorme brazo para limpiarse lo que presumiblemente es alcohol de su barbilla.
- ¿Estoy en lo cierto al decir que sé lo que quieres de mí? -La voz ronca y atronadora de Barbablanca le dice. Es un tono que normalmente puede incitar al miedo fácilmente, pero Ace no es tan fácil de burlarse.
Se detiene justo frente a Barbablanca y agarra con más fuerza el pobre trozo de papel. Es un milagro que la cosa no se queme hasta quedar crujiente. - ¿Quieres explicarme qué diablos estás haciendo?
- No si has venido aquí para no hacer nada más que reprenderme. -Se lleva la taza que tiene en la mano más alejada a la boca y se echa un trago por la garganta.
Ace quiere criticarlo por el comentario infantil, pero en realidad no importa. Casi nada de lo que pudiera decir en este momento podría enojarlo más de lo que ya está. Le presenta la carta horriblemente arrugada a Barbablanca con mano temblorosa.- Matrimonio arreglado ¿Eh? ¿No solo sin mi opinión sobre el asunto, sino que no puedo decir que no? ¿En ninguna parte de esto? -Sus hombros comienzan a ensancharse, literalmente.- ¿Qué diablos soy yo para ti, un esclavo al que puedes tirar y vender? ¿Una maldita pieza en tu jodido juego?
Barbablanca le levanta la voz a Ace y, a pesar de lo furioso que está, la pequeña y enojada diatriba de Ace realmente no puede controlar el huracán de la ira expresada de Barbablanca.- ¡Ahora estás en la tripulación de un emperador, Ace! ¡Eres un comandante! Las cosas funcionan de manera diferente a lo que sabes y tendrás que acostumbrarte. Si surge un conflicto entre dos emperadores, ¡Todos en este mundo esperan por Dios que no se resuelva mediante la batalla! Necesitas entender eso con tu estúpida cabecita y alegrarte de que te hayan ofrecido para terminar pacíficamente lo que podría haber sido un baño de sangre si Big Mom o yo nos sintiéramos menos generosos.
- ¿"Ofrecido"...? Así que para ti soy sólo una mercancía.
Barbablanca no responde. Ace es el primero en romper el intenso contacto visual. Su cabeza cae y sus ojos caen hacia las rodillas de Barbablanca, que de todos modos está a la altura de sus ojos. Deja que el futuro pase por su cabeza otra vez, sintiéndose nada más que enfermo con solo pensar en ello.
- ¿Y luego? ¿Qué pasará conmigo? -Ace dice, menos apasionado pero igual de motivado:- ¿Será legalmente vinculante y nada más? ¿Podré seguir viviendo aquí, hacer lo mío y todo lo que tendré que hacer será usar un estúpido anillo en el dedo? -Ace podría enumerar otras posibilidades, porque seguro que se le ocurren muchísimas, pero opta por quedarse callado. Claro, fundamentalmente, si esto sucediera, la única forma en que estaría relativamente bien con eso sería lo que describió, pero si es algo más, quiere ver a Barbablanca decirlo él mismo: el mismo destino al que está sometiendo a su hijo.
Barbablanca refunfuña para sí mismo y luego resopla.- No será exactamente lo que tienes en mente. Como dije, Ace, Big Mom se toma esta terrible experiencia muy en serio. Lo más probable es que tengas que quedarte.
Los ojos de Ace se abren como platos.-¿Cómo que quedarme ahí? ¿Estás bromeando, verdad? ¿No hay manera de que me digas que mi nuevo hogar será cualquier isla de mierda en la que viva Big Mom? ¡¿Cómo diablos esto no me está vendiendo como... como si fuera mercancía?! -Se pasa los dedos en la cara y comienza a caminar un poco. Le pican los pies simplemente por alejarse e ignorar todo lo que está sucediendo, pero el Moby Dick está en camino a Whole Cake Island en este mismo momento. Y algo le dice que Barbablanca no le permitirá abandonar el barco e irse. Su mente recorre rápidamente los escenarios que se producirán durante los próximos días, semanas, meses y años. Su respiración comienza a acelerarse.
- Me uní a su equipo porque por una vez en mi vida me sentí seguro. Por primera vez en mi vida me trataron como a una persona.- Su mente reflexiona sobre todos los años de su vida que pasó revolcándose en el odio y la autocompasión, antes de conocer a Sabo y Luffy, cuando se reían de él, se burlaban de él, lo arrojaban a los callejones y lo pateaban hasta que sangraba sólo por mencionar el nombre de Roger. Cuando le dijeron que no debería existir. Cuando le dijeron que preferiría que lo vieran muerto. -Te convertiste en el padre que sabías que yo nunca podría tener. Sabías todo sobre mí y me amabas de todos modos. ¡Me dijiste que estaba bien que viviera y te creí! -Ace se enciende de nuevo, esta vez el fuego incendia su sombrero, su cabello y todos sus brazos.- ¡Pero no, eres peor que él! ¡Al menos murió antes de que pudiera hacerme la vida imposible! ¡Acabas de hacer de mi vida un infierno más de lo que él jamás podría!
Ace siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo, sobresaltándolo y helándolo hasta los huesos. Vuelve a mirar a Barbablanca y encuentra el tipo de mirada, el tipo de mirada , que le resulta familiar a Ace ¡Este cabrón acaba de enviar una descarga del Haki del rey en el-!
Ace quiere explotar aún más de ira, pero ahora no puede moverse ni hablar. Hay una fuerte presión sobre él, que le impide hacer algo más que apretar los dientes y gruñir.
- No olvides que me debes la vida, maldito mocoso desagradecido. No olvides también que todos somos piratas y que podemos hacer lo que nos salga de los cojones con lo que nos pertenece. -Barbablanca normalmente no usa esta afirmación a menos que hable absolutamente en serio. Pero aun así, normalmente no usa palabras tan brutales e irreflexivas. Estaría mintiendo si dijera que no le dolía oírle decir esas cosas de forma directa y sin rodeos. Una cosa es que Ace lo acuse de ello, y otra completamente distinta es que Barbablanca se lo diga a la cara. -Ahora ya no tengo ningún interés en este ida y vuelta. Si quieres actuar como un niño, te tratarán como a un niño. Vas a ir a tu alojamiento y permanecerás allí durante el resto del viaje. ¿Está claro, Ace?
Ace pierde el control y cae hacia adelante, jadeando pesadamente por el esfuerzo. Se permite unos momentos de silencio para recuperar el aliento antes de esforzarse por responderle.
- Lo que tú digas, viejo bastardo.
No es tan venenoso como él quería, pero ya está dispuesto a irse. No hay nada más que desee en ese momento exacto que irse. Él mismo no está seguro de si eso significa "desaparecer de la cubierta", "desaparecer" o "desaparecer de este mundo", pero está en algún lugar de ese espectro.
Afortunadamente, Barbablanca no intenta decir la última palabra cuando Ace se despide. Su camino es una tormenta directo a sus propios aposentos, y cualquiera que lo viera sabría inmediatamente que ni siquiera lo reconocería.
Una vez que vuelve a tener la única pequeña apariencia de seguridad que siente que le queda en este barco maldito, cierra la puerta de golpe y la cierra con llave, no tiene intención de irse pronto.