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Si pudiera tomar tu lugar por dark kirito

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Tian Guan Ci Fu/Heaven Official’s Blessing/ La Bendición del Oficial Celestial pertenece a Mo Xiang Tong Xiu. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a todos los que leen.

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Si pudiera tomar tu lugar

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A pesar de haber sido derrotado por Xie Lian, realmente no podía aceptarlo. No hasta que el alma de aquel chico al que le arruinó la vida estuviera tan retorcida como la suya.

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Tian Guan Ci Fu/Heaven Official’s Blessing/ La Bendición del Oficial Celestial

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Hua Cheng x Xie Lian (principal)

Jun Wu x Hua Cheng (secundaria)

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Nota

Solo les recuerdo este fic es un Jun Wu x Hua Cheng, no lo olviden a pesar de lo que lean si no quieren leerlo otra vez XD.

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Aldea Puji

Xie Lian va rumbo al Santuario luego de realizar algunas compras. Sonríe alegre, la recolección de basura fue estupenda el día de hoy y gracias a ello podrá hacerle un banquete a su amado. Estaba tan feliz cargando el costal en su hombro que no se dio cuenta de una persona a su espalda, tan cerca que podía sentir su aliento en la nuca.

—¿Contento Xian Le? — el mencionado se paralizó, abriendo demasiado los ojos por la sorpresa — Ese hombre te arruinó, ¿dónde está la persona que deseaba vengarse con todo su corazón?

—No voy a cambiar — sentenció con gravedad.

—Eso es porque no has visto la verdad de este mundo. Si fueras manchado a un nivel irreparable, ¿crees que él aún te aceptaría?

El más joven giró, la determinación brillando en sus ojos.

—Lo hará.

—¿Seguro?

—Tanto como que mañana saldrá el sol.

—Niño tonto — la calamidad vestida de blanco le cogió del rostro entre ambas manos — Entonces veamos si es cierto.

En solo un instante el emperador propinó un brutal puñetazo en el estómago ajeno, tan impactante que le obligó a escupir sangre debido a que incluso había removido algunos órganos. Xie Lian se aventuró a dar un codazo pero fue detenido por la muñeca con la facilidad que someterías a un travieso niño. De nueva cuenta fue agredido, está vez en el pecho, el flujo de sangre en el cuerpo se detuvo un segundo, no lo suficiente para poner en riesgo su vida pero si para obligarle a perder el sentido. Las piernas del príncipe fueron incapaces de sostenerle, precipitándose al suelo, más antes de llegar fue atajado cariñosamente por el hombre que le cargó entre sus brazos como si fuera el más grande tesoro. Sonrió grotesco y se retiró del sitio. Lo único ahí era el gran costal lleno de ingredientes para una cena que seguramente no tendría lugar.

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Una casa abandonada en algún punto recóndito de la aldea Puji.

Xie Lian abrió de a poco los ojos, estaba aturdido y el sabor a óxido inundaba su boca. Tosió un rato hasta que pudo respirar con más o menos normalidad. Intentó levantarse pero pronto se dio cuenta de que estaba atado de pies y manos a un pilar. Un escalofrío recorrió su espina, la sensación era desagradablemente familiar. Estuvo a punto de gritar cuando una espada se situó sobre la piel del pecho, sin cortar. Hasta ahora cayó en cuenta de que la prenda superior estaba descolocada y permitía ver esa porción de porcelana, por fortuna no más.

—Si te resistentes — dijo Jun Wu — esto podría perforarte de nuevo.

—¿Lo harás otras cien veces? — interrogó sarcástico.

—¿Has perdido el don de la prudencia o solo te has vuelto loco?

—¿Hay alguna diferencia? Incluso en la prudencia hay un poco de locura.

—Oh, ¿es así? Vaya que has madurado Xian Le.

—El único inmaduro aquí eres tú. Arrastrando las tragedias del pasado como si fueras el único ser en el mundo que ha sufrido — la espada se incrustó en su muslo pero apretó los dientes para no emitir sonido alguno — ¿Tan pronto se vio acorralado mi buen señor?

Jun Wu arrojó el metal muy lejos, cogió a la víctima del rostro y besó sus labios a la fuerza. Los ojos de Xie Lian se abrieron atónitos, no daba crédito a lo ocurrido. Poco después le liberaron. El mayor sonrió complacido.

—Es justo esa expresión la que mejor te queda. ¿Cómo se siente el que alguien que no es tu persona amada te profane?

—Como ingerir un pedazo de carne podrida. No va a matarme ni hacerme daño pero — curvó los labios con burla — Da asco — de pronto sus ojos adquirieron un tinte siniestro — No sabía que el Gran emperador Celestial me miraba de esa manera.

—Demasiado ingenuo Xian Le — reiteró — No debes gustarme para hacer cosas así. Realmente te envidio. Después de todo jamás estuviste solo, ese molesto creyente es un fastidio, sin el no habrías llegado tan lejos.

—Si eso piensas, no me conoces.

—Te sobreestimas como siempre. Basta de charla, hoy vas a suplicar. Destruiré a la persona que más odio.

—Así que tenía razón, me odias.

—No pareces sorprendido.

—Con tus acciones, ¿qué otra cosa podía ser?

Jun Wu le tomó del cuello con violencia y una vez más besó sus labios, de esa forma no le permitía respirar, ágilmente el joven se resistía pero su lengua fue sometida, también fue mordido y más sangre se hizo presente. La mordida fue devuelta y si no fuese por su habilidad, Jun Wu se hubiese quedado sin músculo en la boca. Sonrió.

—Aun si vas a hacerlo — la víctima — ¿quién dijo que sería fácil?

—Entre más luches, más dolerá en el alma.

Bai Wuxian usó su potencia bruta y rompió la prenda superior que terminó hecha girones, todavía pero apenas aún en el sitio y estrujó entre los dientes salvaje, una de las bolitas rosadas en la zona del pectoral, fue tan bestial que de inmediato se puso roja y también empezó a sangrar. Xie Lian aún se negaba, se removía y friccionaba sus manos con intención de romper la maldita atadura que no cedía en lo más mínimo, seguramente encantada. La piel de las muñecas comenzó a levantarse pero no le importaba, en esa posición lo único que podía hacer era estrellar la barbilla en la cabeza del agresor que continuaba magullando con la dentadura, provocándose daño a si mismo; no le hería pero hacia todo más incómodo. Fastidiado Jun Wu bajó el pantalón ajeno, el príncipe se tensó pero antes de siquiera pensar en alguna alternativa fue penetrado de un movimiento con una grotesca y desmesurada habilidad marcial, por lo que, incluso con su gran resistencia física no pudo ocultar un alarido que parecía atravesarle la existencia.

—¡Aaaaaaaaah!

Convulsionó entre lágrimas en contra de su voluntad, tembló indefenso.

—¿Dolió? — le respuesta no llegó, le cogió del mentón para mirarlo, decepción — ¿Con tan poco te has desmayado? — las lágrimas corrían por las mejillas.

—Gege…

Susurró el joven. La furia estalló en el corazón degenerado de Jun Wu, la sorpresa se hizo evidente al igual que la humillación. Los nervios se crisparon y luego de cerrar los ojos en reiteradas ocasiones contempló lo que en verdad tenía delante y no lo que deseaba ver. El chico al que había ofendido no era Xie Lian era… ¡Hua Cheng!

—¡MALDICIÓN!

Inundado por la rabia propinó un puñetazo en el rostro del supremo, más esto no le despertó así que le cogió del cabello y estampó la cabeza contra el pilar, tampoco hubo respuesta. Una húmeda sensación tibia se hizo presente en su virilidad. Realmente se había ido a los extremos, considerando la herida no era sorpresivo que el fantasma hubiese perdido el sentido. Le alababa en silencio, otro en su lugar sin duda estaría muerto o de menos loco. De cualquier manera inició con las envestidas. Si bien este no era Xie Lian, el resultado no sería muy distinto, incluso se atrevería a pensar que sería más catastrófico. El príncipe tendía a olvidar con el tiempo las ofensas a su persona pero, con las de aquel al que consideraba más valioso que nadie, ¿también podría?

Hua Cheng despertó y sonrió, lo hizo satisfecho, como aquel que ha conseguido su objetivo, el otro lo notó.

—¿Qué es tan divertido? — la intuición le mandó mil y un alarmas e intentó salir solo para darse cuenta de que no podía hacerlo.

—Ahora que llegamos a esto, ¿crees que te dejaré ir así como así?

—¿Piensas que con simples palabras…? — se interrumpió al notar que su energía espiritual estaba siendo drenada. Tuvo la intención de llamar a su espada pero el otro se zafó. Los dos cayeron al piso en la misma detestable situación.

—No soy tan soñador como para suponer que ahora que Gege te venció vas a dejar de arruinarle la vida. ¿Cuántas veces has perdido? Durante la caída de WuYong, en la caída de Xian Le ya que no conseguiste someter a Gege, en aquella ocasión en que le lastimaron con tu espada maldita y cuando te puso en evidencia delante de la Corte Celestial. No, la gente como tú no se rinde, ibas a volver tarde o temprano. Gege arregló sus pendientes contigo y superó sus temores. Lo de ahora es un asunto entre supremos… No, incluso desde que era un inútil fuego fantasma te aborrezco.

—¡Maldito! — Hua Cheng acercó su rostro, la sangre entre sus piernas ya teñía el suelo.

—¿Fue divertido torturarnos? ¿Valió la pena? Por tu bien espero que así sea, de lo contrario tu miserable existencia habrá sido por nada.

Bai Wuxian sintió un dolor increíble desgarrando su alma, justo de esa manera debe sentirse la verdadera muerte. Ahí no había nadie, tampoco manera de aparentar. El que siempre busco estar en una posición ventajosa era sometido. Mientras se escabullía golpeando, siempre era devuelto a la posición original.  Su juguete no lo era más y la diversión le había estallado en el rostro. Siempre mantuvo su distancia con Hua Cheng, sobre todo desde que este se convirtiera en supremo, todo el tiempo notó su existencia. Hacerlo enfurecer era divertido como lo era el verlo revolcarse en su frustración e impotencia pero el tiempo le había hecho un ente peligroso. ¡¿Cómo podía adivinar que la cabeza no le funcionaba?! Que tuviera esa obsesión y no era quien para decir, por Xie Lian no era sano pero ¡¿Ofrecerse así?! ¿Acaso sabe lo que está pasando? ¿Lo comprende? Lleno de incredulidad hizo la pregunta.

—Hua Cheng…

—Oh~ jamás me había llamado por mi nombre.

—¿Tu cerebro razona que te he violado?

—¿Le parece tan corta mi visión del mundo?

—Ahora te has convertido en una abominación, no eres digno de Xian Le.

Hua Cheng estaba preparado para todo y aún así se paralizó. Se llevó toda la energía espiritual de Bai Wuxian que en ese instante era algo similar a un simple humano. Jun Wu por fin logró salir y fue por su espada más cuando estaba a punto de atacar, fue decapitado por detrás. La cabeza rodó en el suelo y solo entonces Xueyu Tanhua contuvo el aliento, impactado.

—Gege…

Su visión se tornó borrosa. No estaba seguro del como iba a solucionar el asunto de su cuerpo impuro pero que su esposo se enterase no estaba en sus planes, tenía grabado en el alma su: “Entonces no dejaré que sepa que le estoy protegiendo”. Ahora, Xie Lian lo sabía, lo atestiguó con sus ojos, ¿cómo podría encubrirlo? Lleno de pánico se inclinó como quien reza a los dioses y solo entonces perdió el sentido nuevamente.

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Bosque del pueblo Puji

Xie Lian llevaba entre sus brazos a su amado esposo, al que había cubierto con ropa que pidió prestada (no muy cerca de donde estaban) y luego de haber tratado sus heridas con la energía que para variar, Hua Cheng le había prestado. Por fin estaban cerca de casa y recogió el costal que había encontrado en el camino y que por cierto, le hizo sospechar que algo no estaba bien. Sintió un leve salto en el cuerpo ajeno.

—Por fin despiertas San Lang… — silencio — El emperador se ha ido finalmente.

Ante todo Xueyu Tanhua sabia del gran aprecio que su marido le profesaba a ese sujeto que independiente del miedo que le inspiraba, era alguien en quien confiaba demasiado. Ya no podía fingir que Bai Wuxian simplemente deambulaba por el mundo sin que nadie lo encontrase así que suspiró profundamente.

—Puedo andar por mi mismo Gege, no es necesario molestarse.

—No te bajaré — sentenció imperativo.

—¿Cómo se siente?

—¿Yo?

—Jun Wu era… lo lamento Gege, le ofendí.

—Enojado. Como nunca antes. Será difícil perdonarte.

—Yo… — aturdido.

—San Lang… — algunas lágrimas cayeron sobre el fantasma — ¿Cómo puedes pensar que estaría de acuerdo con esto?

—Gege no debía…

—¿Me ocultaras cosas?

—No.

—Pudimos enfrentarlo juntos, siempre tuve la certeza de que no estaría satisfecho… debí hablarlo contigo. Discúlpame…

—¿Porqué Gege…?

—Una y otra vez te sacrificas y lastimas por mi causa. ¿Hasta cuándo seré capaz de protegerte? Esto dejará secuelas físicas pero aún más, espirituales… — Hua Cheng tembló —¡No, no llores San Lang! — gritó alterado.

—Bai Wuxian dijo que yo… ya no merecía a Gege porque el me…

—Entonces no me equivoqué, de verdad lo hizo.

—Yo tuve la culpa, me dejé capturar. Sabía que tenía malas intenciones para Gege aunque no imaginé que serían de ese tipo. Haber robado su energía espiritual fue solo un golpe de suerte, la furia le hizo vulnerable.

—San Lang — Xie Lian se detuvo un instante para besar su cabeza y siguió — ¿cómo puede el que ha sido lastimado tener la culpa? Para mí jamás importará si estás en la gloria o la desgracia, lo único que me interesa es que eres tú.

—Es la segunda vez que me lo dice — tembló de nuevo, esta vez con más violencia pues intentaba contener algo.

—¿San Lang?

—Gege aún no me pregunta cómo me siento.

Xie Lian no lo hizo no por falta de interés o cortesía. No tenía tres años para no entender que Jun Wu había abusado de su gran amor, la sangre aún le hervía en el interior más, parecía que Hua Cheng de verdad esperaba la interrogante. Suspiró derrotado.

—¿Cómo te sientes San Lang? — el menor soltó la carcajada más sincera y estruendosa que le hayan oído jamás, se abrazó de su esposo, aferrándose a su cuello con los brazos, quedando sus labios a milímetros, presumiendo su ojo increíblemente radiante.

—¡Perfectamente! ¡La vida es increíble cuando estoy con usted! Incluso si muero ahora, San Lang no tendrá ninguna queja ni arrepentimiento.

Justo en ese instante llegaron al Santuario. Xie Lian tocó la frente de su esposo, frunció el entrecejo.

—Estás muy caliente.

—¿No lo dije antes? Cuando veo a Gege, naturalmente me pongo caliente, cuando me toca aún más — el otro se aclaró la garganta.

—Será mejor que descanses.

—San Lang no quiere estar solo, ¿puede Gege leerme un libro?

—Ah, ya que lo mencionas, hace poco encontré otro que también habla de nosotros.

—¿Enserio?

—Si — se sentó a su lado mientras el menor apoyaba la cabeza en su regazo — Cocinando con el rey fantasma. Oh vaya, parece interesante — transcurridos cinco minutos miró fijamente el texto — Este al igual que los otros tiene algunas escenas un poco… definitivamente no es apropiado para los niños pero estos caracteres casi ilegibles que desafían la vista… lo había pensado la última vez pero… San Lang, ¿esto es obra tuya?

—Me atrapó Gege.

—¡San Lang! — se quejó amargamente.

—Gege dijo que debo practicar mi caligrafía.

—¿Y no puede ser algo menos explicito y más apegado a la realidad?

—Solo plasmo lo que hay en mi corazón, de lo contrario no me dan ganas de nada.

—¿La gente debe enterarse de que siempre…?— se sonroja — ¿pido más?

—Pero si Gege siempre me…

—¡Ah! ¡Wah! ¡Ya! ¡Ya! ¡Cambiemos de tema!

—Entonces cuénteme algo sobre usted.

—No sería entretenido.

—Para mi si.

Xie Lian comenzó a buscar algo con la mirada.

—Tengo hambre.

—No caeré con ello.

La pancita del oficial emitió un gruñido.

—Es… verdad — el otro rio.

—Gege, serás mi muerte — estiró los brazos, le cogió del rostro y besó cariñosamente.

—¿No te parece incomodo con todo lo que pasó?

—Con usted jamás me lo parecerá. Si mi cuerpo tuviera la fuerza ahora, le haría el amor sin dudar.

—¡Pero…!

—Bai Wuxian es solo una pesadilla que se convertirá en un recuerdo, se perderá en algún punto de mi memoria. Usted Dianxia, es real.

—Todavía estoy enojado. No hagas algo así de nuevo, de lo contrario me llevarás a castigarte para que aprendas la lección.

—San Lang se ha equivocado y se disculpa. No quiero que lleve cargas en su corazón. En mi estado no puedo hacer mucho pero seré cooperativo. Puede disponer de mi cuerpo como le plazca — hizo una expresión coqueta.

—¡San Lang! — escondió el rostro entre las manos, pidiendo al cielo que se lo tragara la tierra.

—Si continúa así, no podré contenerme — se levantó, llevó la mano al cinturón y le desató liberándole de la prenda superior.

—¡Detente! ¡Estás herido! ¡Podrías colapsar!

—¿Gege no desea que yo…? — genuinamente angustiado.

—¡Lo deseo! ¡Siempre lo hago!

—En ese caso…

Hua Cheng besó el cuello ajeno con leves roces, succionó a ratos dejando dulces marcas color ciruela, subió al oído mordiendo el cartílago, chupando el lóbulo, también lamió el interior provocando que el oficial se contorsionara. Xie Lian puso las manos en pecho ajeno buscando alejarlo más siempre le faltaba voluntad. La diestra viajó a los muslos, masajeando en exterior y llegó a la retaguardia que apretó con fuerza. El dios arqueó la espalda y emitió un quejido.

—No… San… San… no… por favor. ¡Hum…!

La cabeza de Taizi daba vueltas, con tan poco le había provocado a un nivel insospechado. Pronto tuvo todo el cuerpo del fantasma sobre el suyo, tan pesado, tan bien formado, tan contundente. Se ruborizó en extremo. Hua Cheng le besó la cabeza y Xie Lian aprovechó para chupar su pecho, especialmente los aglutinados y erectos pezones. Cerró los ojos y succionó con fuerza, marcaba que era su dueño.

—Dianxia…

El supremo suspiró. Xie Lian advirtió la adrenalina en su cuerpo, ansiaba poseerlo. Prácticamente le arrancó la prenda superior al tiempo en que rogaba porque alguien le detuviera entre lágrimas. De continuar así le lastimaría aún más pero es tan débil, demasiado patético. La puerta se abrió de golpe.

—¡Dianxia! ¡Escuchamos su oración! — Mu Quing y Feng Xing que iban llegando — ¿Para qué necesita ayu…?

—Ayu… — se interrumpió el que usa el zanbatou.

—¡¿PERO QUE DIABLOS HACEN USTEDES DOS?! — exclamó el dueño del arco.

—¡NO LLAMEN PARA ALGO ASI! — gritaron al unísono.

Los dos se retiraron no sin antes dar un portazo tan fuerte que se aflojó una de las bisagras. Hua Cheng río.

—Mañana arreglaré eso.

Xie Lian estaba avergonzado hasta el punto de lo ridículo. Justo cuando se debatía entre si reír o llorar, su maltrecho y agotado marido se desplomó sobre él. Los pectorales de Hua Cheng le asfixiaban al tapar por completo su rostro. Se dejó hacer, no era una muerte desagradable después de todo. Justo cuando empezaba a marearse cayó en cuenta de sus pecaminosos pensamientos así, se liberó y tomó al ahora durmiente rey entre sus brazos. Acarició gentil su cabello para relajarle.

—Ven — E-ming que hasta entonces estaba llorando en un rincón se acercó — Lo siento, debí hablar antes contigo… — no tenía excusa para ello — la espada giraba en torno al supremo, de un lado a otro, temblando, lagrimeando — San Lang estará bien, es muy fuerte. Además nos tiene para apoyarlo, ¿verdad? — E-ming saltó de arriba para abajo afirmativamente, Xie Lian le acarició con ternura paternal — Sería muy feliz si pudiera tomar tú lugar San Lang, así no habrías tenido que pasar por tanto.

—Gege también la tiene difícil — aún mantenía los ojos cerrados.

—¿Estabas despierto?

—Un poco. E-ming — la cimitarra se congeló — deja de llorar. Si yo no puedo, ¿quién además de ti protegerá a Gege? — solo entonces el metal entendió la actitud tan severa de su amo, en realidad le estaba confiando lo más preciado, era todo un honor.

E-ming se clavó al lado de Xie Lian montando guardia. El oficial sonrió. Hace muchos años estaba tan solo que incluso el desparecer era tentador pero justo ahora tenía a un esposo y dos hijos contando a Ryouye que dormía, su familia. Jun Wu le había privado de incontables noches de sueño, le había torturado el cuerpo y casi destruido el alma y corazón. Decir que le aterraba era quedarse corto, no existía palabra para describir su sentir. Pero hoy, cuando lo encontró mancillando a su ser amado no pudo soportarlo. Le asesinó con la mente en blanco, sin duda o culpa. Xie Lian se dio cuenta de que podría convertirse en un monstruo posiblemente más letal que Bai Wuxian pero siempre que fuera por Hua Cheng… estaría más que bien.


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