Un tintineo se presenta, unos pequeños destellos cual oro se manifiestan en la sexta casa, iluminando su interior qué se encuentra algo oscurecida, por el mismo deseo de quien ahora la custodia.
En medio del templo, una voz se escucha, encontrándose entre la calma, la confusión, y la resignación.
-Armadura de Virgo, aunque lo estés comunicando, todo lo que dices es completamente absurdo- Quien habla con un tono sereno, porta una prenda de color naranja, que en la parte superior es sujetada solo por el hombro izquierdo, en sus antebrazos un brazalete rojo en cada uno y en la parte inferior unos pantalones azules un poco amplios para alguien delgado, al igual que esta descalzo.
Rápidamente ante su respuesta tan tajante, la armadura de virgo, quien siempre ha vestido a los cabaleros del sexto templo, le responde a su comentario con un deslumbrante brillo qué emana de ella, titilando consecutivamente, a la vez que un tintineo se escucha para agregar algo muy importante a esta conversación.
-Es imposible. No existe nada de lo que tú llamas amor- El moreno caballero de cabellos verdes, y ojos de tonos muy diferentes, el izquierdo dorado y derecho lila. Vuelva a darle una negativa ante la conversación que lleva ya rato con su armadura.
Esta rápido le responde, con el mismo mecanismo de deslumbrante brillo dorado y sonoros tintineos.
-¿Crees qué es verdad?- Su sonrisa se manifiesta como si la armadura hubiera dicho algo muy cómico -Es completamente tonto creerlo, no existen bases para eso, estoy seguro que algo como eso jamás pasara- Sus ojo se mantienen cerrados, lanza un suspiro apenas perceptible, asemejando discretamente que un detalle le ha incomodado -Nunca ha existido tal sentimiento- Su sonrisa no es esfuma, aunque detrás de su confianza, se puede ocultar una melancolía qué no mostrara ante nadie.
Virgo, simplemente se detiene en su conversación, pareciendo como sí el mismo peliverde de tono claro hubiera ganado.
-Me parece excelente que lo estés entendiendo ahora- Su sonrisa se ensanchan aún más, manteniendo su postura de meditación y triunfo –A decir verdad, no me gustaría estar teniendo conversaciones tan absurdas como esta de nuevo- Su tono se muestra arrogante –Así que te pediré, que no vuelvas a mencionar…-
Sin embargo, antes de siquiera poder seguir jactándose de su “Triunfo”, la armadura de nuevo vuelve a hacer uso de su peculiar forma de comunicación, siendo aún más ruidosa y brillante, casi como si se hubiera enojado por la terquedad de su portador.
Esto de inmediato borra la sonrisa del moreno, haciendo que eleve una de sus cejas, para proyectar su serio semblante y escuchar a su compañera.
-De nuevo con eso— Mira directamente hacia un punto del suelo, en donde se encuentra sentado en posición de loto -Armadura de virgo, solo estas hablando gracias a los recuerdos de tu anterior portador qué poseía sentimientos por el ex caballero de Aries- Para este joven hombre no es para nada nuevo el conocimiento de emociones así de vánales de sus antecesores, al contrario, tiene cierta curiosidad por esos peculiares eventos -Debes aun tener guardados en tu interior esos afectos hacia la armadura de Aries. Por eso insistes en que yo también posea esos mismos sentimientos hacia el actual Aries- Lanza un suspiro, para formar en sus labios una curva de sínica felicidad, y de esa manera, abre sus ojos para mirar directamente a su armadura con cierta burla una vez más -Aunque quieras influenciarme con ellos, para hacerme creer que esto que se presenta en mí, es algo que llaman amor y que se supone debería tener por el caballero de Aries, Kiki- Niega firmemente con la cabeza, sin dejar de lado su socarrona sonrisa -No es más que tu mera influencia en mi- Habla como si tuviera todas las respuestas bajo su poder -¿Crees que no me había dado cuenta?- Su sonrisa levemente disminuye, al parecer algo extraño le produce de a poco estas declaraciones frías.
Al refutar aquel cuestionamiento, apoya su codo derecho sobre su pierna diestra, para apoyar su mejilla y mirar con esos ojos penetrantes a su vestimenta dorada, para de nuevo cantar victoria.
Virgo, se queda por completo en silencio, sin brillar, ni tintinear, como si estuviera pensando detenidamente en aquellas palabras dichas por su portador.
Notando esto y creyendo que ha ganado, es imposible para este joven hombre contenerse ante su cinismo -Es difícil para cualquiera, tratar de engañar a una deidad- Se relaja en su postura, volviendo a su posición de flor de loto, posando sus manos sobre su regazo, pues su cuerpo se ha relajado.
Un delicado brillo y un suave tintineo se proyectan de la armadura, como si la misma dejara escapar un ligero suspiro, para llamar la atención de su más obstinado portador, ya que eso es Fudo, para ella ahora mismo.
Un terco caballero dorado, qué le cuesta mucho más que a nadie aceptar sus sentimientos.
Pero lo va hacer entrar en razón, ya que… Aunque pueda engañarse a si mismo, creyéndose una deidad, qué es en sí solo una reencarnación.
Virgo, parece estar aún más decidida que nunca, para hacerlo entender que no debe ocultar sus sentimientos, haciéndose el occiso, como si nada pasara en su corazón, igual como lo llego hacer su anterior portador rubio.
Los tintineos y brillos son más rápidos como desesperados, al grado que podría preocupar a cualquiera, y en eso… Claro que hasta el peliverde se queda consternado, a la vez que su sonrisa desparece de sus labios
Sintiéndose muy incómodo, como sorprendido, y sus ojos se cierran, dando ese aire de melancolía en su resignado rostro.
Sin decir nada, ni moverse de su lugar, deja qué virgo termine, va a escuchar todo lo que le dice en su propio idioma, qué él aprendió a comprender gracias a cierto pelirrojo caballero de Aries, qué le ha enseñado muchas cosas que han llegado a ser sumamente nuevas para él.
Cuando todo el sermón termino, y Virgo quedo satisfecha por decir sus verdades a su portador. Esté sin volver a perturbarse, enmudece unos segundos, para después llevar sus manos estiradas detrás de su espalda, apoyándolas en el piso, para lanzar un sonoro suspiro y mira hacia el techo del sexto templo.
-Aunque lo digas de esa forma…- Su mandíbula se tensa unos breves segundos, para después relajarse -Es cierto, esto que siento por el caballero de Aries, puede ser eso que se llama amor- Su risa se vuelve a manifestar, siendo una apenas audible, al igual que una sonrisa en su cara se refleja con la tristeza de aquello que no es para él -Pero en esta época, en este siglo, es imposible que surja- Habla con un sentimiento oculto, qué no quiere, que por nada de esta existencia aparezca –Kiki, tiene ya a un destinado Alfa, y ese no soy yo, sino Genbu— Su malestar ha crecido tanto por el pasar de los años, lugar en el cual fue conociendo su nueva vida en el santuario… Y en donde conoció a alguien que jamás creyó ser tan importante en su subsistencia terrenal.
Virgo de nuevo intenta intervenir, pero esta vez sus palabras no son escuchadas.
-A lo que sé, Aries esta destinado con Libra en algunos puntos de sus vidas- Con los ojos cerrados, ancla su cabeza hacia el frente, hablando desde lo que su pensar le da oportunidad -La generación pasada, Aries se enlazo con Virgo, y en esta época… Su amor corresponde a Libra… Peor aún para mí- Es difícil descifrar aquella sonrisa forzada que muestra, donde deja ver sus dientes -Ser destinados Omegas y Alfas… Es algo que nadie puede romper— Frunce levemente el ceño pensando en eso más detenidamente -Ni siquiera yo, que soy la reencarnación de Fudo Myo, puedo romper eso…- Su flequillo largo, cubre levemente esos ojos, demostrando que su pesar “Humano” es grande en su ser -Aunque quisiera hacerlo, no quiero verlo sufrir por que yo intervenga- El cosmos de este santo dorado de esta nueva generación, muestra una tristeza que se trata de ocultar, mediante los aires de superioridad, pero su mismos malestar lo delata.
Se ha sentido sumamente frustrado por mucho tiempo, ya que… Por más que ha deseado que esos sentimientos que tiene guardados en su corazón, se queden por completo sellados… Una parte de él… Tal vez aquella donde la “Humanidad” existe, quiere con todas sus fuerzas que se hagan realidad, que sean correspondidos. Pero… Al aparecer, Kiki, el interés romántico de Fudo, nunca podrá estar a su lado, pues el mismo destino a decido que esto jamás ocurra.
Y más, porque ha conocido la relación de Genbu y Kiki, desde que llego al santuario, y es algo tan fuerte que posiblemente ni un Dios sea capaz de destruir. Se ha resignado a que así sea.
Sin embargo, y ante la apreciación de la madura dorada de Virgo a su portador de esta generación, una pregunta se ha quedado en el aire por esta vez.
¿Alguien podría ser capaz de romper el destino?