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Here with me... La hermosa bestia verde de Konoha por KakaIru

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Notas del capitulo:

Holaa!! Y aquí regreso con un capi q me ha gustado mucho y q es bastante diferente de los demas... Espero q les guste, realmente no soy buena para esto del amor XD

Y bueno, en este capi s notara mucho el cambio d personalidad d gaara (ya no se si ponerlo en la categoria d "sadico asesino" o "casi tierno" XD)  pero a mi en lo personal m gusta mucho como sale en este capi... es tan lindo!!!

Ueno, ya no las entretengo, mejor lean!!!! Ah, x cierto, muchas gracias x sus reviews!!!

Ahora sí, capi dedicado a tod@s l@s fans d esta superlinda parejita.....

GaaraxLee

-Detenlo…- susurró Gaara muy quedamente, al vacío, pero más que eso, al ser que había tomado posesión de su cuerpo.

 

*No*

 

-¡¡¡Gaara!!!

 

_

 

 

El grito de Kankuro resonó por todo el bosque.

 

Y Gaara se detuvo.

 

El poderoso ataque quedó a medias, Lee aún respirando, Gaara jadeando, Temari acercándose, todos bien, al parecer.

 

El pelirrojo hizo desaparecer toda la arena de un santiamén, sudaba y se sujetaba la cabeza con fuerza, debatiendo con su yo interno, más bien con su demonio interior, que le susurraba terribles palabras al oído, instándole a terminar el trabajo recién comenzado. Pero, sólo por esta vez, Gaara no se dejó dominar.

 

Con la poca fuerza que le quedaba se alejó de los tres jóvenes que le veían (por diferentes motivos). Temari se alejó unos pasos cuando la figura de Gaara pasó a su lado. Kankuro le miraba temeroso por la peligrosa forma en que su hermano había perdido el control (nuevamente). Y Lee sólo lo observaba… con la mente en blanco.

 

Una vez Gaara hubo desaparecido los Sabaku restantes enfocaron la vista en Lee. El chico se dejó caer sobre sus rodillas y suspiró pesadamente. Por un momento había deseado morir.

 

Ahora se reprendía por ello.

 

¿Por qué demonios había reaccionado así? Él no era de las personas que se daban por vencidas ante el primer obstáculo, entonces cómo había podido siquiera rendirse antes incluso de dar la pelea.

 

Lee negó con fuerza.

 

Él estaba enamorado de Gaara, y no importaba si al pelirrojo le gustaba Neji, él iba a dar todo de sí con tal de conseguir su corazón. Sí, ahora tenía una misión y aprovecharía el año que pasaría en Tsuna, y Gaara se enamoraría de él como que su nombre era Rock Lee.

 

El pelinegro sonrió confiadamente.

 

“¡Yosh!”, pensó, “Ya verás Gaara, te enamorarás de mí cueste lo que cueste”

 

-Oye, será que tantos golpes te afectaron el cerebro- Lee miró con curiosidad al chico que le hablaba, si mal no recordaba era el hermano de Gaara y su nombre era…era… Kanka… Kankul… mmmm… ¿cuál era su nombre?- ¿Cómo puede sonreír alguien que casi es asesinado?

 

Lee comprendió la frase y también se le hizo algo curioso. Pero era él de todas formas, ¿quién podría llegar a entenderlo?

 

-¿Estás bien?- preguntó Kankuro con verdadera preocupación.

 

-Sí, no hay nada de qué preocuparse- respondió Lee con una de sus famosas sonrisas.

 

“Realmente este es un chico especial. ¿Cómo puede reaccionar así luego de lo que le hizo Gaara? Y hablando de Gaara… ese idiota va a tener que escucharme. Lo primero que digo lo primero que hace. ¿En verdad me prestó atención? Y este chico… ni siquiera parece molesto… es que si Gaara arruina todo ¡lo mato!… ¿Cómo es que…?”

 

-Etto…-interrumpió Lee la lucha mental del amo de las marionetas- Muchas gracias por preocuparte…

 

-Kankuro.

 

-Kankuro-san- terminó Lee su frase con otra muy radiante sonrisa.

 

Kankuro pasó saliva con dificultad y hasta se sonrojó. ¿Desde cuándo se sonrojaba por una simple sonrisa? Obvió la pregunta hecha a sí mismo y ladeó un poco la cabeza. A decir verdad se sentía bastante mal, algo así como la llamada ‘pena ajena’. El pobre Lee iba a necesitar más de una mano amiga una vez llegaran a Tsuna.

 

-Sí me preocupo, ¿sabes?- habló Kankuro en voz baja captando la atención de Lee.

 

-¿Por qué?- preguntó el pelinegro con curiosidad.

 

-Porque sé que Gaara es muy difícil de tratar y normalmente es bastante violento…

 

-No te disculpes por él- le interrumpió Lee. Kankuro pensó que ya todo estaba perdido con el muchacho, “la cagaste, Gaara”, pensó, pero al ver la hermosa sonrisa de Lee supo que se equivocaba. ¡Que lo castraran si esa mirada no era la de un completo enamorado! Dios, Gaara la tenía tan fácil que hasta daba vergüenza. ¡Y ese tonto lo que hacía era enredar las cosas!

 

-Entiendo- Kankuro también sonrió y dejó el tema por la paz.

 

A todo esto Temari no entendía la familiaridad con la que Kankuro trataba al ‘invitado’ de Gaara. Y no habían llegado a Tsuna y ya tenía lugar el primer intento de asesinato. ¿Es que la paz estaba negada para ella? De todos modos se moría por saber y a la primera oportunidad que se le presentase se encargaría de sacarle a Kankuro toda la información, al fin y al cabo él y Gaara parecían llevarse a la perfección.

 

Temari soltó un suspiro y alzó la vista al cielo.

 

Deseó, con todas sus fuerzas, estar en Tsuna.

 

_

 

 

El dolor de cabeza poco a poco iba desapareciendo, disminuyendo en intensidad. Pero en su pecho crecía un más fuerte dolor generado por sus pasadas acciones y alentado por la voz del Shukaku.

 

*¿Por qué no lo mataste, Gaara? ¿No era eso lo que querías?*

 

El pelirrojo cerró los ojos con fuerza. Le costaba respirar. Se sentía inquieto y la arena que lo acompañaba no dejaba de bailar a su alrededor, talvez tratando de calmarlo o con ganas de ser partícipe en su frenesí. De cualquier modo Gaara tenía que tranquilizarse o las cosas terminarían peor (si es que se podía).

 

*Vamos, Gaara, aún estás a tiempo*

 

-Cállate mapache de mierda, me tienes harto- susurró Gaara apretando los dientes.

 

Sentía tanta furia que temió volver a estallar. Pero sólo escuchar la voz de Shukaku le hacía hervir la sangre. Ese odioso mapache lo estaba volviendo loco.

 

¡Y por Dios que había perdido el control!

 

¿Cómo le había pasado por la mente herir a Lee? ¡Si eso era lo último que él deseaba!

 

-Kami, soy tan idiota- reconoció el pelirrojo a punto de soltar unas solitarias lágrimas que se negó a despedir. Demasiado orgulloso como para dejarlo todo por un breve instante.

 

Aún así reconoció que, ni remotamente, desearía hacerle a Lee algún mal. El tema de Shukaku era sólo una excusa. Gaara reconoció también que era demasiado débil como para combatir su violencia y demasiado inseguro como para combatir sus celos. Pero de ahí a lastimar a Lee… de ahí a casi matarlo… De veras que Gaara se sintió morir.

 

¿Pero qué significaba Lee para él? Lee era más que la persona con la que le gustaría estar, era más que un deseo hecho carne. Gaara quería protegerlo (a pesar de que no estaba haciendo un buen trabajo), quería hacerlo feliz, quería verlo reír, quería hacerlo sentir bien pues, se dio cuenta, la felicidad del otro era incluso más importante que la suya. Mejor dicho, su felicidad dependía enteramente de la de Lee, y si el pelinegro estaba triste él haría hasta lo imposible para contentarlo.

 

Y sin embargo se había pasado. Encerrándolo en un Ataúd de Arena como si no valiera nada.

 

-Perdóname…- murmuró al tiempo que sujetaba su pecho, justamente donde palpitaba su corazón.

 

Justamente como años atrás, esa parte del pecho dolía. Y dolería siempre. Ese dolor era insoportable, insufrible, y sin embargo había tenido que lidiar con él desde su niñez. Pero, al ver a Lee, el dolor había desaparecido por unos cortos segundos, y su sonrisa le había hecho olvidar el sufrimiento. Dios, le debía tanto a ese chico que sus acciones, por más que fuesen castigadas, no serían perdonadas. Y lo único que podía hacer era suplicar por ese perdón que no merecía, esa lástima que no le debía ser otorgada…

 

-Perdóname…- volvió a pedir el pelirrojo, ausente, en un susurro bajo muy parecido a una letanía, y repitió:- Perdóname…

 

-Eso es algo que tienes que decirle a él, ¿no?

 

Gaara vio a la persona que se había materializado a su lado. Se alarmó un poco pero al ver de quien se trataba se tranquilizó.

 

Kankuro.

 

Como siempre.

 

Pero esta vez lucía enfadado, algo triste, muy decepcionado. Gaara vio en sus ojos el reproche, un reproche que quería pasar desapercibido pero que fallaba en su empresa. Kankuro se sonrojó al notar que Gaara lo miraba fijamente, carraspeó nervioso y se sentó a su lado lentamente por si el otro no le quería junto a él y le ordenaba dejarle en paz. Pero la orden nunca llegó y Kankuro se recargó sobre una enorme piedra.

 

-¿Y bien?- preguntó el mayor, apremiante.

 

-Perdí el control- Kankuro alzó una ceja. Eso era evidente. Todos lo habían visto.

 

-¿Por qué?- volvió a preguntar.

 

-Te dije que no tenía paciencia- se defendió Gaara, pero la mirada reprobatoria de su hermano le dejó bien claro que esa no era una excusa-. Me arrepiento de haberlo hecho.

 

-Eso espero- dijo Kankuro tajantemente. Gaara le miró sorprendido por la frialdad con la que le hablaba pero luego su hermano suavizó el rostro y  le miró con condescendencia-. Por tu bien y por el suyo.

 

-Él me odia- adivinó Gaara completamente convencido de esta afirmación.

 

-Te equivocas. No entiendo porqué, pero no parece odiarte. De todos modos creo que deberías disculparte- aconsejó Kankuro, aunque esta ya era una opción que Gaara había revisado. Tenía tantas cosas por las cuales disculparse que parecía que nunca terminaría… pero de todos modos lo haría.

 

-Lo he lastimado- Gaara habló para sí.

 

-Sí- el pelirrojo dirigió una mirada expectante a su hermano-, pero las heridas físicas son fáciles de sanar, al final el dolor desaparece y con una buena medicina sanan incluso más rápido. Preocúpate mejor por las heridas del corazón, ésas cuesta que curen, y a veces nunca sanan. Y sólo hay una cosa que puede curar una herida del corazón, la única medicina es… amor.

 

Gaara abrió los ojos con sorpresa. Esas mismas palabras se las había dicho esa persona. ¿Decía la verdad? ¿Era cierto eso de que el amor podía curarlo todo? Por años se negó a creer semejante cursilería, pero Kankuro ahora también decía lo mismo, ¿podría creer eso?

 

Por más que Gaara se cuestionó una diminuta parte de sí comenzó a aferrarse a esas palabras.

 

Ama Gaara, ama con todas tus fuerzas.

 

*Tonterías*

 

-¿Quieres que te dé un consejo?- preguntó Kankuro, Gaara asintió tristemente- Tenle un poco de confianza.

 

Y Gaara supo que tenía razón. Pero no importa lo que su hermano dijera, Lee seguro lo odiaba, tenía que ser así. No se imaginaba llegando con él a Tsuna; todavía estaba a tiempo de hacerlo volver, no estaban muy lejos de la Villa Oculta de la Hoja.

 

Pero, ¿lo dejaría ir?

 

-

 

 

En una casa muy cerca del centro de Konoha una ignorante pelirrosa se acercaba al espejo. No había dormido nada. Toda la noche pensando en Sasuke y en Naruto. A decir verdad no podía odiar a ninguno de los dos, los quería demasiado a ambos.

 

Por otro lado la imagen de Lee había llegado a su mente repetidas veces, casi siempre acompañada de un presuroso palpitar y un mal presentimiento. Algo dentro de ella le indicó que aquello no era normal, y cuando se encontró sonriendo al espejo al imaginarse el rostro de Lee se miró con espanto.

 

-Ni loca con ese raro- se dijo, pero luego sintió unas fuertes ganas de llorar mas el grito de su madre la sacó de su ensoñación- ¡Ya bajo!

 

Y se apresuró a llegar al entrenamiento.

 

Esa mañana le extrañó que su sensei Kakashi los pusiera a entrenar, después de todo estaban durante un festival, pero aún así había pequeñas misiones de emergencia que, aún siendo de clase D, no dejaban de ser misiones.

 

Al llegar al puente donde habían quedado el día anterior sintió su corazón encogerse al ver la tierna mirada que Sasuke dirigía a Naruto y que cambiaba a una completamente fría al verla llegar.

 

-Buenos días, Sasuke-kun- saludó la pelirrosa obteniendo como respuesta un ligero bufido y una mirada fría e indiferente.

 

-Buenos días, Sakura-chan- saludó a su vez Naruto con el ánimo un poco decaído. La chica lo notó y se apresuró a responder:

 

-Buenos días, Naruto, ¿qué te sucede?- el rubio negó levemente y cuando la chica estuvo a punto de protestar la figura de Kakashi irrumpió de repente.

 

Todos le miraron confusos.

 

¿Kakashi llegando a tiempo a un entrenamiento?

 

-¿Qué?- preguntó el peliplateado al ver las miradas intranquilas que sus alumnos le dedicaban. ¿Pasaba algo malo?

 

-Estás a tiempo…- recalcó Sakura con voz tétrica.

 

Kakashi bufó molesto. ¡Cómo si fuera la primera vez!

 

.  .  .

 

Vale, sí que era la primera vez. Pero tenía sus motivos, aunque claro que no se los diría, después de todo era su vida, y más valía empezar el entrenamiento o se pondría de mal humor.

 

-Bien, la misión será…

 

_

 

 

Un ojo blanco se abrió levemente. Un dolor terrible le recorrió el cuerpo. Abrió el otro ojo y un rayo de sol dio directo en su pupila. Nuevamente el dolor se hizo presente, recorriendo cada palmo de su maltrecho cuerpo, el cual se sentía peor que luego de entrenar con Lee.

 

Lee.

 

Neji se removió en su sitio al recordar ese nombre y trató de ponerse de pie.

 

-¡Cálmate!- le ordenó una potente voz que no venía de otra persona sino su maestro.

 

Gai le miraba con el ceño fruncido, parecía algo molesto. Neji, automáticamente, se detuvo. No supo porqué, pero algo en el semblante de su sensei le indicó que era mejor obedecer pues el otro parecía no estar de buenas, y no se equivocaba.

 

Neji volvió a recostarse y reprimió un quejido de dolor al sentir el blando colchón golpearle las costillas con fuerza. Trató de recordar lo sucedido. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente? Ah, lo recordaba, a Gaara muy cerca de él. Y también la arena que se cerraba sobre su cuerpo impidiéndole respirar, luego la prisión que se apretujaba contra sus huesos y finalmente el grito de Lee, justo cuando el dolor hacía acto de aparición, estrujándole hasta casi morir. Había perdido el conocimiento antes de que todos sus huesos fuesen quebrados, a pesar de que había dirigido su chakra formando una sólida defensa alrededor de su cuerpo. Talvez por eso no había muerto.

 

¿Pero por qué Gaara lo había atacado? ¿Más bien, por quién?

 

-Lee…

 

Gai-sensei dio un respingo al escuchar ese nombre y sus ojos se tornaron vidriosos y su mirar cansado.

 

Neji entendió que algo malo había sucedido y al pensar en ello su corazón dio un vuelco.

 

-¿Dónde está Lee? ¿Por qué no está aquí ahora?- Neji sabía que si algo malo llegaba a sucederle, Lee sería al primero que vería al abrir los ojos. Entonces, ¿dónde estaba su adorado pelinegro? ¿Por qué no estaba allí con él? ¿Por qué Gai-sensei lucía tan inconsolable? ¡Dios, que alguien le dijera de una vez qué estaba pasando!- ¡Sensei!

 

-Cálmate Neji- pidió esta vez Gai con voz sumamente forzada. Hablar de Lee se le hacía tan difícil.

 

-¿Qué sucedió mientras estuve inconsciente?- preguntó Neji entrecerrando los ojos de manera suspicaz.

 

-Bien…- Gai-sensei suspiró- Han ocurrido muchas cosas: Gaara te atacó pero al parecer estaba en su derecho- al oír esto Neji alzó una ceja, aún sin creer semejante cosa, iba a hablar pero Gai continuó:-, dijo algo de una ofensa y la única manera de calmarlo fue entregándole a Lee durante un año.

 

Neji abrió los ojos.

 

-¿¡Qué!?

 

-Tsunade lo ha autorizado- respondió Gai con cierta congoja y sintiendo algo de resentimiento hacia su Hokage. Automáticamente se obligó a si mismo a redireccionar sus sentimientos pues el cariño sentido hacia su pupilo no podía ser mayor que la lealtad hacia su Hokage.

 

-¿Cómo demonios se le ocurre a Tsunade hacer semejante cosa?- tal parecía que Neji no pensaba como Gai.

 

El hombre mayor miró a su subordinado aún sin responder. Lo entendía, Neji era joven y estúpido, podía permitirse gritar a los cuatro vientos que Tsunade estaba loca. Además, estaba enamorado, lo que equivalía a decir que su estado mental era como el de un niño, por lo que tampoco se le debía tomar muy enserio, aunque sí que podía llegar a ser peligroso. De igual forma ya no había nada que se pudiera hacer.

 

-¿Ya se fue?- preguntó Neji sintiendo el corazón latirle con fuerza. Gai asintió débilmente- ¿Cómo pudiste dejarlo ir?- había resentimiento en su voz pero, más que eso, una férrea determinación.

 

Sin esperar respuesta de su sensei se apresuró a levantarse de la cama en la que descansaba. Él tenía que buscar a Lee sin importar el dolor en su cuerpo, él no podía dejar que Gaara lo apartara de él por más Kazekage que fuera.

 

Gai vio las fuertes reacciones en el cuerpo de Neji y se acercó a él tratando de calmarlo, pero ni siquiera todas sus palabras de aliento bastaron para convencer al muchacho de algo que tampoco a él le convencía. Al final Neji claudicó cuando, alertados por el ruido en la habitación, entraron doctores y enfermeras y, luego de mucho esfuerzo, lograron administrarle un sedante bastante fuerte.

 

Neji entrecerró los ojos sintiendo la distante voz de su maestro que le instaba a tranquilizarse. Pero no podía, y aunque su cuerpo perdía fuerzas por momentos, en su mente se proponía salir hacia Tsuna en cuanto pudiese moverse con libertad.

 

Finalmente, el ojiblanco cayó en la inconsciencia.

 

-Manténgalo vigilado las veinticuatro horas del día- ordenó Gai previendo las reacciones de su alumno-, no quiero que haga una tontería.

 

Dicho esto se dirigió a la salida.

 

¿Cómo podía pensar Neji que él lo había dejado ir? El corazón se le destrozó al escuchar las palabras de la Hokage, pero era una orden, nadie podía contradecirla. Finalmente, lo único que había podido hacer, había sido rezar por su bienestar y esperarlo, esperarlo hasta que pudiese volver.

 

Y por Dios que lo extrañaba…

 

_

 

 

Divisaron, por fin, el desierto que marcaba el límite del territorio de Konoha y Tsunagakure. Eso quería decir que ya estaban cada vez más cerca de Tsuna.

 

Temari dirigió una mirada a Lee, que permanecía callado a un lado del grupo, luego miró a Kankuro que hablaba calmadamente con Gaara (o más bien era un monólogo pues el pelirrojo no decía palabra), y finalmente fijó la vista al frente.

 

El cálido sol del desierto le trajo buenas vibras. Aspiró hondamente. Se sentía bien estar en casa.

 

_

 

 

Gaara dirigió a Lee una mirada disimulada que el muchacho no pudo captar. El pelirrojo detallaba a consciencia el cuerpo del chico por si había recibido algún daño, pero tal parecía que, a excepción de su tobillo lastimado, todo estaba bien con él.

 

Suspiró e inconscientemente se llevó una mano al pecho.

 

Comenzó a andar y los demás lo siguieron.

 

Y caminaron horas y horas sin detenerse. Horas en las que el sol los atacó sin piedad, cayendo sobre sus cabezas, golpeando inclemente sus cuerpos, haciendo que el calor se pegara a su pieles como una salamandra ardiente.

 

Para los Sabaku esto no era nada, ya estaban acostumbrados, pero para Lee era el infierno. Jamás en su vida había sentido tanto calor, y su mono verde parecía querer derretirse y adherirse a su piel eternamente. En ese momento deseó cortar su cabello que, debido al sudor, se pegaba a su frente dificultándole un poco la visión.

 

Y entre el calor, las quejas y el dolor en su tobillo creía que iba a volverse loco.

 

Y sin embargo estaba feliz. De sólo pensar que iba a estar un año entero junto a Gaara hacía que todas esas penalidades no fuesen más que minucias ante el gran tesoro que prontamente conquistaría, y este tesoro, a pesar de tener un carácter de los mil demonios, valía la pena ser conquistado.

 

Sólo con imaginar algo de reconocimiento por parte de Gaara lo hacía sentir contento, alegre, como si lo demás no existiera.

 

¿Qué importaba que Gaara estuviese enamorado de Neji? ¿Qué importaba que el pelirrojo quisiera vengarse de él? Lee iba a encontrar la manera de enamorarlo, ya vería, de que se ligaba a Gaara se lo ligaba.

 

Pensar esto lo hizo sonrojarse.

 

“Vale, lo amo”, pensó Lee cerrando el puño frente a su rostro y esbozando una encantadora sonrisa.

 

-¡Yosh!- gritó con determinación mientras los tres hermanos lo veían con cara de haberse vuelto loco.

 

Gaara sólo observó su linda sonrisa y un rubor no deseado se apoderó de sus mejillas. Se obligó a voltear el rostro y continuar su camino.

 

Y así siguieron largo rato, hasta que el sol se ocultó en el horizonte. Llegado a este punto todos estaban cansados, caminando el día completo sin parar a descansar, además estaban hambrientos y hacía mucho frío. A todo esto la tormenta de arena que se había desatado de repente no ayudaba mucho, por lo que habían tenido que refugiarse en una cueva que, extrañamente, era enorme.

 

Dentro podían estar todos a la perfección sin tocarse ni rozarse siquiera.

 

Gaara se colocó en un rincón y con la mirada dio a entender que no quería que lo molestaran y el que osara desobedecerlo recibiría un buen castigo. Absolutamente nadie se acercó a él. Kankuro, por su parte, se fue a otro rincón pero esta vez seguido por Temari, que ya exigía una explicación de lo que sucedía entre Gaara y Lee. El pelinegro, en cambio, se sentó alejado de los demás, casi afuera de la cueva, observando la tormenta que azotaba en el exterior.

 

Finalmente se hizo completamente de noche, y la tormenta no menguaba, al contrario, parecía tomar más fuerza a medida que pasaba el tiempo. Ya todos habían cenado algo de lo que habían traído y simplemente descansaban. Las horas corrían silenciosas y al final todos quedaron dormidos. La rubia y su hermano se tendieron al final de la cueva, descansando en silencio.

 

Lee estaba a punto de caer dormido también pero cada vez que cerraba los ojos el sueño se iba como por arte de magia. Este hecho lo molestaba pero supuso que se debía al frío pues, a pesar de que durante el día en el desierto dominaba un calor infernal, durante la noche la temperatura descendía drásticamente. Ni siquiera en Konoha hacía un frío como aquel.

 

Gaara por su parte no despegaba la mirada de Lee. Era obvio, él no dormiría. Volvió la vista y no vio a sus hermanos. Eso quería decir que estaban solos, y Lee aún no se dormía, o sea que podían hablar tranquilamente sin temor a ser escuchados.

 

El corazón de Gaara palpitó con fuerza, y el muchacho tuvo que obligarse a andar cuando sus pies se tornaron pesados como piedras.

 

A pesar de todo se acercó a Lee, muy sigilosamente, tomándole desprevenido.

 

-¿Puedo sentarme?- preguntó Gaara con voz forzada.

 

Lee dio un pequeño saltito al escuchar la suave voz del pelirrojo, aún así reaccionó y asintió con la cabeza.

 

Gaara tomó asiento a su lado.

 

Y ambos permanecieron en silencio.

 

No sabían qué decir, los dos estaban demasiado nerviosos, tratando de calmar sus propios corazones no fuese que el de al lado se diese cuenta de su violento palpitar y fuese a atar cabos, deduciendo al final el amor que sentían.

 

Y, por extraño que parezca, ambos tenían sus temores y recelos.

 

Lee, que no se atrevía a mencionar palabra y, aunque disfrutaba la presencia de Gaara, no quería que el otro se diese cuenta de sus sentimientos y le echara de su lado. Temía ser rechazado, ser odiado, ser olvidado.

 

Gaara, a su vez, temía confesar lo que sentía, ¿y si Lee amaba a alguien más? ¿Y si Lee no lo perdonaba? Había cometido tantos errores que, si Lee lo disculpaba por todos ellos, era que el chico era algo fuera de serie. Aún así no podía evitar ponerse nervioso como nunca antes se había sentido, ¿desde cuanto Sabaku no Gaara reaccionaba como una enamorada y se ponía a desviar la mirada al suelo, con las mejillas sonrojadas y el respirar agitado? Desde que Lee había entrado en su campo de visión años atrás, cuando le había demostrado que era un genio del trabajo duro, cuando sus ojos se habían abierto a la posibilidad del amor junto a ese chico que parecía capaz de alegrar a un condenado a muerte.

 

Sí, Lee era la persona.

 

-Etto…- ambos hablaron al mismo tiempo y se sonrojaron violentamente. Ambos chicos desviaron la mirada, apenados y sintiéndose unos tontos.

 

-Tú primero- accedió Lee amablemente regalándole una pequeña sonrisa que Gaara saboreó con sumo placer. Sólo por esa diminuta sonrisa él se atrevería a dar el primer paso, así que con toda la fuerza de voluntad, con todo el aplomo que fue capaz de sentir y con toda la valentía y coraje que pudo sacar de su ser, se atrevió a hablar:

 

-Disculpa…- dijo bajito, tan bajito que Lee tuvo que acercarse a él para poder escucharle bien.

 

-¿Qué?- preguntó el pelinegro acercando su rostro al de Gaara de forma inconsciente.

 

Gaara no supo si Lee lo hacía a propósito pero sus rostros estaban tan cerca que si sólo él daba un pequeño paso estarían besándose. Finalmente fijó sus ojos en los enormes de su compañero y se percató de que el otro ni se había dado cuenta de este hecho. Suspiró y se rindió a tenerlo tan cerca son poder hacer nada.

 

-Lo siento…- volvió a disculparse Gaara agachando la cabeza y haciendo memoria de todas las cosas por las cuales debía disculparse (y que eran muchas)- Lamento haber atacado a tu amigo allá en Konoha, y siento haberte dicho eso que te dije en el edificio de la Hokage, y también lamento haberte tratado tan mal hoy y haber tratado de asesinarte. Perdí el control, pero realmente me arrepiento de lo que hice. ¿Crees…? ¿Crees que puedas disculparme?

 

Lee se conmovió ante la expresión tan tierna que se formó en el rostro de Gaara. El pelirrojo realmente se arrepentía de lo que había hecho. ¿Podía culparlo por algo? Él también tenía cierta responsabilidad en todo esto.

 

Le negó con la cabeza.

 

Gaara se sintió morir.

 

-¿No me perdonas?- su voz casi parecía un sollozo.

 

-No es eso- se apresuró a decir Lee, y Gaara le miró con curiosidad-… es que yo también tengo un poco de responsabilidad- el pelirrojo estuvo a punto de protestar pero prefirió no contradecirlo-, fui yo el que te abandoné ¿lo recuerdas? Y bueno, no importa, ya todo quedó en el pasado. Por cierto… ahora que lo recuerdo, aún no te has disculpado por algo…

 

Gaara le miró, confuso, sin saber qué pensar ni a qué se refería Lee.

 

-No te has disculpado por besarme- recordó Lee con cierta vergüenza al tiempo que sus mejillas se coloreaban de rojo. Las de Gaara también se encendieron al escuchar sus palabras. ¿Qué diría?

 

Sus mejillas refulgieron (y ya llegado a este punto el rostro de Gaara hacía juego con su cabello) al momento de responder:

 

-Es que…- tragó saliva con dificultad-… no me arrepiento de ello.

 

Lee se quedó en shock a pesar de que su rostro se tornó rojo cual tomate. ¿Había escuchado bien? Rogó a Dios que sí. Y esa respuesta de Gaara lo hacía tan feliz. Pero, ¿entonces que pasaba con su teoría de que a Gaara le gustaba Neji? ¿No sería que…?

 

El corazón de Lee palpitó con fuerza al sentir la mano del Kazekage en su rodilla.

 

Su respiración se congeló y su cuerpo se inmovilizó. Sus ojos miraban al frente y su cuerpo tembló levemente.

 

Sintió como la cálida mano de Gaara descendía lentamente, acariciando por encima de sus calentadores, la palma extendida dejando, por ahí donde pasara, un camino sumamente cálido que hacía desaparecer el frío que anteriormente le había aquejado. Gaara siguió su camino y descendió un poco más hasta llegar a su tobillo, el cual masajeó con cariño, haciendo que Lee apretara los labios ante lo bien que se sentían sus caricias.

 

-¿Te duele?- preguntó Gaara en voz baja temiendo lastimar aún más a ese chico al que tanto quería. La verdad es que había sacado de la nada un valor que no creía tener, y había debatido y destornillado su cerebro y corazón para atreverse a tocar a Lee con tanta confianza.

 

Por primera vez se sentía… intimidado.

 

Tocar a Lee era como… como alcanzar todos sus sueños… y su corazón latía demasiado aprisa, como si quisiera escapar de su pecho, y ni siquiera se atrevía a alzar la mirada del tobillo que masajeaba, no podía atreverse a mirar el rostro de Lee, ¿y si al otro le incomodaba lo que le estaba haciendo? Pues, hasta ahora no se había quejado.

 

-N-No…- respondió Lee a la pregunta hecha por Gaara. La verdad es que había tenido que controlarse muchísimo para no saltar encima del Kage y besarlo hasta quedarse sin aliento, pero es que de cierta manera se sentía cohibido y demasiado confuso como para realizar un acto tan temerario.

 

-Te he lastimado, ¿verdad?- y Gaara no se refería al tobillo precisamente, sino más bien a otro dolor mucho más grave y mucho más fuerte.

 

-Algunas veces salimos lastimados, siempre hay alguien que nos daña así como nosotros también hacemos daño a los demás- respondió Lee dedicándole una tierna sonrisa al pelirrojo.

 

Gaara sólo dejó que su triste mirada se perdiera en las sandalias azules que resguardaban los pies de Lee.

 

-Creo… que yo también estoy lastimado- Lee le miró por un segundo, y su vista parecía alarmada al escuchar estas palabras, entonces vio a Gaara llevarse una mano al pecho- Aquí, en mi corazón, una herida que nunca sanará- Lee supo a lo que se refería, él también tenía una herida muy grande allí-. He sido maldecido con este nombre: Gaara, un demonio que se ama a sí mismo y pelea sólo por sí mismo. Haciendo eso pude continuar existiendo: asesinando, matando, porque mi nombre lleva esos deseos. Pero… ¿qué es lo que realmente deseo?

 

¿Amor?

 

-Gaara-san…- Lee tomó la mano que había descansado sobre su pierna y la apretó levemente, captando la atención del pelirrojo- ¿me permites curar esa herida?

 

Gaara abrió los ojos con sorpresa.

 

No sabía qué decir, demasiado emocionado como para pensar claramente. En ese instante Lee estaba siendo tan dulce con él, y lo miraba con esa hermosa sonrisa, esperando pacientemente su respuesta…

 

-Yo…

 

El dolor en su pecho se hizo más fuerte. Gaara acercó su mano libre a su corazón. ¿Realmente Lee podía hacer desaparecer su sufrimiento? Una tímida sonrisa apareció en sus labios.

 

-¿Lo harías?- preguntó algo indeciso, la verdad no quería ilusionarse demasiado.

 

-¡Claro!- respondió Lee con ánimos. La sonrisa de Gaara creció.

 

-Está… está bien…- respondió por fin y Lee se sintió la persona más feliz en el universo.

 

-Ya lo verás- dijo apretando la mano de Gaara, regalándole un poco de esa confianza que él destilaba a raudales-, déjalo todo en mis manos.

 

Y depositó un casto beso en los pálidos nudillos.

 

Gaara se sintió… confundido… alegre… feliz… Nadie antes había sido tan tierno con él, y menos aún sin merecerlo. ¿Por qué Lee lo trataba de esa forma? ¿Por qué Lee no le decía que era un maldito monstruo, como hacían todos los demás? Dios, ese chico era lo mejor que había nacido en Konoha, no quería separarse de él, ¡no quería!

 

Por Dios, Lee no podía separarse nunca de su lado, él tenía que estar siempre con él. ¿Y había pensado anteriormente en dejarle volver a Konoha? ¡Jamás! Si antes lo había necesitado a su lado ahora estaba seguro de que no podría vivir sin él, sin ver esa hermosa sonrisa a todo momento, sin contemplar esa figura que tanto lo enloquecía, ¡no, Lee tenía que quedarse en Tsuna!

 

¿Un año?

 

Toda la vida.

 

Gaara sintió un peso caer sobre su hombro. Volteó el rostro y con suma ternura contempló al plácido rostro de Lee que finalmente se había dormido, acunado por el silencio y la tranquila respiración de Gaara.

 

El pelirrojo sonrió al darse cuenta de que el otro aún tenía su mano atrapada entre las suyas.

 

Sí, amaba a Lee.

 

Y Lee tendría que quedarse en Tsuna.

 

En ese momento lo vio temblar, y Gaara se percató del terrible frío al que ya estaba acostumbrado pero que de seguro Lee aborrecía. Acercó más a Lee a su cuerpo y los encerró a ambos en su defensa absoluta, aislándolos del frío, aislándolos de todo.

 

Dentro se sentía cálido, la presencia de Lee era reconfortante y, finalmente, el muchacho había dejado de temblar.

 

Gaara le vio dormir toda la noche.

 

Y por primera vez en su vida, dio gracias por no poder conciliar el sueño, pues el rostro de Lee mientras dormía era algo que (en su opinión) no tenía precio.

 

Sonrió.

 

-Te amo…

 

_

 

CONTINUARA...............

Notas finales:

Holaa!! (d nuevo XD) Y aquí esta, un capítulo un poco dulce entre Gaara y Lee, porque no todo puede ser sádico y cruel entre ellos! Sinceramente espero q lo hayan disfrutado, porque deben estar de acuerdo conmigo: Lee ha sufrido demasiado (y ya no lo soportaba mas!!! no puedo ser tan malaa!!!), ya le tocaba su pedacito de azúcar!

Ueno, eso es todo, si quieren saber q sucedera entre esta linda pareja (ah, x cierto, notaron q cuando gaara estaba pensando en lee, aun con todo lo dulce del momento, se puso posesivo y violento?? aunque fue en sus pensamientos, pero a q es una monada?? XD) , bueno, como decia, si quieren saber q pasara entre este par pues... tienen q leer!!!!! (y dejar reviews d paso XDDDD)

Bueno, ya si es todo, de antemano muchas GRACIAS!!!!!!!!!!!!

Cuidense y sigan leyendo por favor!!!!!!!!!!!!! 


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