Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Here with me... La hermosa bestia verde de Konoha por KakaIru

[Reviews - 270]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaa!! */////* Etto… */////*  Debo confesar que escribir este capi me ha costado un mundo… Me he demorado como nunca! Pero es que se me hace sumamente difícil!!! Perdonen, de veras espero q les guste… se me hace extraño, este es el capi q mas m ha costado y sin embargo es el mas largo q he escrito…

 

Pero, por favor, tengame algo d paciencia, a decir verdad creo q esto es algo q muchas han estado esperando (y yo tb q conste!) asi q he dado lo mejor d mi para q el capi quede mas o menos decente… He hecho lo que he podido… Por favor no me maten si no les gusta TT_TT

 

Ah, y antes d q lo olvide (pq se q esta memoria mia es malisima):

 

Aparición a petición de cierto demonio q yo odio pero q se que este personaje adora, porque sí, los perros schnauzer de peluche tambien tienen derechos XDDD asi q esto es para ti Beto!!

 

Ueno, ahora si, espero q disfruten la lectura!!!

 

Capi dedicado a tod@s l@s fans de esta superlinda parejita………..

GaaraxLee

 

P.D.: perdonen el nombre tan cursi… es q no he tenido nada d imaginación…

 

_

 

 

Bien, Lee no esperaba que todo marchara demasiado bien, no esperaba que Gaara le confesara abiertamente que lo amaba, no esperaba que el pelirrojo fuese tierno con él ni que le hablara cosas dulces al oído; definitivamente, Lee no esperaba muchas cosas, pero lo que sí definitivamente nunca esperó fue que Gaara se apareciera a medianoche en su habitación y de esa manera tan sigilosa.

 

-Gaara-san, ¿necesitas algo?- preguntó con un ligero tono de nerviosismo en la voz.

 

El aludido se congeló en su sitio.

 

Descubierto.

 

¿Qué iba a inventar ahora? ¿Qué excusa pondría? Mierda, demonios, diablos, ¿cómo diantres había llegado a ese punto? ¿Cómo le había hecho para encontrarse en una situación tan vergonzosa?

 

“Bravo Gaara, eres un genio, ahora sólo dile que quieres acostarte con él y termínala de cagar”, pensó el pelirrojo con cierta frustración; aún así supo disimular muy bien lo que sentía.

 

-Es que… tenía ganas de hablar con alguien y pues…- Gaara se quedó a medias- disculpa, seguro estás cansado y vengo a interrumpirte…

 

-¡Nada de eso, Gaara-san!- se apresuró a decir Lee al ver el rostro de Gaara- Claro que podemos hablar. No tengo sueño.

 

Bueno, a decir verdad, no era del todo una mentira. El hecho es que Lee sí tenía mucho sueño y sí estaba cansadísimo, pero el sólo hecho de saber que tenía a Gaara tan cerca era suficiente como para impedirle cerrar los ojos.

 

Justamente pensaba en él cuando le vio materializarse en su habitación. Y sí, decir materializarse era una exageración, obviamente Gaara había abierto una puerta y había entrado caminando. Por cierto, ¿y esa puerta? No la había visto. ¿Y qué era lo que realmente quería el Kazekage en su habitación? Es decir, ni siquiera había tocado a la puerta, que sería lo más normal…

 

-Etto… ¿puedo sentarme?- preguntó Gaara, que aún permanecía congelado en medio de la habitación.

 

-¡Ah! Sí, por supuesto, perdona mi descortesía- Gaara negó con la cabeza y tomó asiento en la cama de Lee, muy cerca de él.

 

Realmente no tenía ni idea de qué hacer. No sabía de qué hablar pues, ciertamente, había dicho una mentira. Pero Lee se veía sumamente adorable, con un enorme pijama verde que lo hacía lucir lindísimo, su figura siendo dibujada por la luz de la luna, sus cabellos meciéndose encantadoramente a causa de la brisa nocturna.

 

En ese momento Gaara tuvo serios problemas para controlarse.

 

Pero es que él estaba enamorado de Lee, le gustaba demasiado, él quería poder besarlo y poder tocarlo y poder acostarse con él cuando quisiera. Pero… ellos no eran nada. Es cierto que Lee se había portado muy bien con él, había sido muy dulce y le había hecho una promesa maravillosa, pero no habían hablado nada acerca del amor, es decir, ellos no eran nada el uno del otro.

 

Lee no le había dicho que lo amaba…

 

¿Y si Lee quería a alguien más?

 

*Eso es seguro, Gaara. Lee debe querer a alguien más, ¿o acaso olvidaste a ese tal Neji?*

 

Gaara abrió los ojos al oír mencionar ese nombre. Pero se negaba a creer esas palabras. Seguramente Shukaku lo que quería era liarlo, después de todo el mapache era la cosa más odiosa sobre la faz del planeta.

 

*¿Odiosa? Gaara, acuérdate bien… sólo yo he estado contigo desde que naciste… He sido tu único compañero… Sólo yo te conozco a la perfección…*

 

El pelirrojo agachó la cabeza. Eso que decía Shukaku tenía sentido. A decir verdad ese odioso mapache siempre había estado con él, y para bien o para mal era la única cosa viviente con la que tenía contacto y que parecía preocuparse por él; claro, la preocupación sólo era para mantenerle vivo y así no desaparecer él, pero era preocupación al fin y al cabo ¿no?

 

*Así es Gaara… únicamente te digo que mates porque es la única diversión que me has brindado. Confía en mí…*

 

¿Confiar en él?

 

No.

 

Shukaku tenía que estar loco si pensaba que haría algo como eso.

 

*Sólo puedes confiar en mí, estúpido… ¿Realmente crees que Lee te quiere? ¿Crees que cumplirá su estúpida promesa? No seas idiota, Gaara. Nunca has dejado que te utilicen, ¿por qué ahora?*

 

Mentira.

 

“Él no me utiliza”, pensó Gaara. “¿Por qué lo haría?”

 

*Tiene motivos para hacerlo*

 

¿Motivos?

 

*Sí. Recuerda que le dijiste que era un prisionero. Obviamente lo hizo para asegurarse de que le trataras bien. ¿Qué otra razón tendría?*

 

-Gaara-san…- le llamó Lee al ver los cambios en el rostro de Gaara.

 

A decir verdad se estaba preocupando. De Naruto había escuchado que Gaara tenía en su interior un demonio (del cual no recordaba el nombre) que solía manipularlo, ¿y si ese demonio lo estaba intentando en ese momento?

 

-¡Gaara-san!- volvió a llamarle al ver que no tenía respuesta.

 

Bien, ahora sí estaba preocupado.

 

¿Por qué Gaara no reaccionaba? ¿Por qué permanecía con ese rostro tan temible? ¿Por qué sus facciones cambiaban de esa manera, pasando del asombro al enfado?

 

Lee tuvo un mal presentimiento. No sabía cómo ni por qué, pero estaba seguro de que tenía algo que ver con él. ¿Pero qué podía hacer Lee en esa situación? Si Gaara no le decía lo que le sucedía entonces él no podría hacer nada para ayudarle. Sabía que para el otro chico debía ser difícil, pero tenía que confiar en él, sobretodo si quería que cumpliera su promesa.

 

Y Gaara seguía sin reaccionar por más que le llamara.

 

-¡¡¡Gaara!!!- gritó Lee tomándolo por los brazos y zarandeándolo de forma casi violenta.

 

Y allí estaba de nuevo.

 

Esa mirada indescifrable.

 

¿Qué demonios quería decir esa mirada?

 

Lee se desesperaba al no conseguir una respuesta. Se sentía tan impotente ante esos ojos celestes… ¡Y Gaara seguía sin hablar! Pero sabía que su mirada le estaba pidiendo algo, le rogaba algo, en silencio, desde el fondo de su alma, pedía por algo que Lee no llegaba a comprender.

 

¿Qué deseas?

 

¡Dímelo!

 

De repente… una idea, algo menos que una idea, un pensamiento, un relámpago de luz en su cerebro. No estaba seguro pero y si… bueno, al menos lo intentaría, y si Gaara quería matarlo después entonces lo complacería.

 

“Casi seguro que me odiarás por esto pero…”

 

Lenta, muy lentamente, Lee acercó su rostro al de Gaara.

 

Cerró los ojos para no ver el desprecio en los ojos del otro.

 

Y de forma muy tierna, muy casta, muy única, unió sus labios en un purísimo beso que en sí no era más que un tímido roce de labios.

 

Un roce de labios que tenían a Lee con el alma pendiendo de un hilo. Un roce de labios que colocó la mente de Gaara en blanco. Un roce de labios que hizo callar al insolente Shukaku.

 

Gaara mantenía los ojos muy, muy abiertos, mientras que Lee había cerrado los suyos.

 

Confusión.

 

Alegría.

 

Ansiedad.

 

Deseo.

 

Toda una nueva gama de emociones. Gaara se permitió un breve pensamiento:

 

“Lee es tan tierno…”

 

A decir verdad el pelirrojo nunca pensó que dentro de su mala suerte todo fuera a marchar tan bien. Había sido descubierto, esto era malo, pero Lee le había dejado quedarse y no se había molestado, eso era bueno, y ahora Lee lo estaba besando, ¡esto era mucho mejor!

 

Pero el beso así de inesperado fue, así de rápido terminó.

 

Y de nuevo sobrevino el silencio. Un silencio tenso, exasperante, y Lee seguía con los ojos cerrados.

 

Gaara estudió su postura, la forma en que apretaba los ojos con fuerza, se mordía el labio inferior y levantaba los hombros al tiempo que cerraba los puños. Ya sabía lo que era, pero le parecía imposible, Lee tenía… ¿miedo?

 

-¿Por qué?- preguntó Gaara dolido por la actitud temerosa del otro.

 

Lee se temía esa pregunta. No estaba preparado para contestarla. ¿Debía confesar sus verdaderos sentimientos? ¿Debía admitir que estaba locamente enamorado de Gaara? ¿Y si Gaara lo odiaba en ese momento? ¿Y si él se había aprovechado de la fragilidad de Gaara y ahora había perdido la poca confianza que había depositado en él? Estos pensamientos hicieron aflorar lágrimas en sus ojos.

 

“¡Llora! ¡Está llorando!”, pensó Gaara con los ojos abiertos de la impresión.

 

Ver a Lee llorar desataba en él un manojo de sentimientos que no había sentido antes. Por un lado se sentía terriblemente triste, ver esas finísimas lágrimas en el rostro del pelinegro lo lastimaba aún más que su silencio. Al mismo tiempo ese silencio generaba en él muchas otras emocionas tales como la rabia, el dolor, el rencor, la furia (aunque estas últimas sí que las conocía) y aún así sentía que no debía enfadarse con él.

 

Porque Lee estaba llorando.

 

Gaara no era un genio, no sabía mucho de la vida, pero según lo que tenía entendido cuando una persona lloraba significaba que algo la lastimaba, ¿o no? Eso quería decir que algo estaba lastimando a Lee, algo lo hacía sufrir, y pensar que él mismo podía ser el causante de su sufrimiento lo hizo sentirse aún peor.

 

-¿Por qué?- volvió a preguntar Gaara.

 

¿Por qué me besaste?

 

¿Por qué me temes?

 

¿Por qué cierras tus ojos?

 

¿Por qué lloras?

 

Lee abrió lentamente sus ojazos negros y fijó la vista en Gaara. Lo que vio en el otro chico lo dejó aún más confundido que antes. Gaara no le miraba con odio, no le miraba con asco ni con rabia. Había en su mirar algo que Lee había conocido siempre y que sabía identificar, y ese algo era: aflicción.

 

-Perdona…- se disculpó el pelinegro agachando la cabeza.

 

-¿Por qué? ¿Tan terrible fue besarme?- preguntó a su vez Gaara con algo de tristeza.

 

-¡Claro que no!- exclamó Lee mirándole fijamente, las lágrimas habían dejado de caer pero él aún conservaba el mismo semblante triste.

 

-¿Entonces?- inquirió.

 

¿Entonces como explicar con palabras? ¿Cómo dar palabras a ese fuerte sentimiento que lo invadía?

 

-Te amo…

 

Gaara abrió aún más los ojos. ¿Había escuchado bien? ¿Lee había dicho…? ¿Había dicho que lo amaba? ¿Lo engañaban sus oídos o realmente Lee le acababa de confesar su amor? Se sintió de pronto lo más feliz que un hombre podría llegar a sentirse.

 

Y un cálido sentimiento llenó el hueco que era su corazón.

 

“Así que esto se siente el amor”, pensó el pelirrojo con una diminuta y casi invisible sonrisa.

 

_

 

 

Lee había agachado la cabeza, así que no pudo ver la pequeña sonrisa en el rostro de Gaara. Dios, se sentía tan mal. Gaara no le había respondido, no había dicho que el también lo quería pero tampoco que lo odiaba, y ese era el problema: Gaara no había dicho nada.

 

Pero las palabras no eran necesarias o, al menos, no lo fueron en ese momento.

 

Y lo próximo que Lee sintió fueron los brazos de Gaara que se cerraban a su alrededor de una forma tan íntima que le extrañó. ¿Qué quería decir aquel abrazo? ¿No sería que…?

 

-Yo también…- fue lo único que dijo Gaara antes de rozar sus labios con los de Lee.

 

 

Gaara probó el sabor de las lágrimas de Lee, eran saladas y le dejaban un sentimiento extraño que le encogía el pecho. Sus labios, en cambio, eran tan dulces…

 

Lee estaba confundido, pero aún así su aturdidamente pudo comprender que era un beso con un mensaje implícito: ‘te correspondo, no lo parece pero te amo, y te amo mucho’.

 

Saber esto lo hacía sumamente feliz.

 

Y el tímido beso fue tornándose algo más, cuando la lengua de Gaara saboreó los sonrosados labios de Lee pidiendo permiso para entrar, y el permiso le fue otorgado y ambos se fundieron en una danza de nunca acabar, ambas lenguas sintiéndose por primera vez correspondidas, con los sentimientos desbordándoles, mezclándose ambos sabores, dejando atrás cualquier duda.

 

Cuando se separaron no dejaron de verse a los ojos. Miradas brillantes, sonrisas deslumbrantes, e incluso el seco Gaara sonreía abiertamente, ambos rostros sonrojados, ambas pieles siendo recorridas por el frío de la incertidumbre, ambos estómagos revolviéndose con fiereza…

 

Gaara se sentó sobre la cama y colocó una mano sobre su corazón. Había cerrado los ojos. Ese lugar se sentía…

 

-¿Te duele?- preguntó Lee colocando su mano sobre la del otro.

 

Gaara negó lentamente al tiempo que una más brillante sonrisa tomaba posesión de sus labios. Abrió las piernas y colocó a Lee entre ellas, todo el tiempo abrazándole por la cintura, de forma protectora como alguien que ama, de forma ansiosa como un pequeño niño. Gaara besó el vientre de su acompañante y sonrió. Alzó la vista y contempló el sonrojadísimo rostro de Lee.

 

A él también le gustaba tener a Gaara tan cerca.

 

Entonces el otro chico lo atrajo en un nuevo y desesperado beso, ambos sintiendo la ansiedad de sentirse mutuamente, de fundirse en un mismo ser. ¿Qué importaban Konoha, Tsuna, Neji y el mundo? Ellos estaban juntos y eso era lo importante.

 

Con algo de fuerza Gaara tomó el rostro de Lee y le besó con inusitada pasión. Cuando hizo el cuerpo hacia atrás ambos cayeron sobre el blando colchón, Lee sobre Gaara, aún besándose, cabellos negros como la noche contra cabellos rojos como el fuego. Amor y pasión fundiéndose en un mismo sentimiento.

 

Lentamente Gaara fue acariciando el cuerpo de Lee, dejando resbalar sus manos por debajo del pijama, y Lee largó un largo gemido al sentir la fría palma de sus manos acariciarle la espalda.

 

Gaara volvió a besarle sin descuidar su trabajo, Lee había cerrado los ojos y el otro le veía, maravillado. El tierno sonrojo de Lee era, como mínimo, encantador. Y él quería escuchar más de esos gemidos. Pensando en eso tomó a Lee por la nuca (profundizando aún más el beso) y se colocó sobre él, esta vez acariciando su pecho, su abdomen, abrazó su casi inexistente cintura…

 

Se detuvo un momento para ver a Lee, que aún conservaba su sonrojo y comenzaba a respirar con dificultad.

 

“Ya está agitado y sólo nos hemos besado…”, pensó Gaara al tiempo que se acercaba a Lee y comenzaba a besar su cuello, a lo que el otro sólo atinó a cerrar los ojos con fuerza, abandonándose en las manos del Kazekage, que ahora se encargaban de estimular sus pezones, lográndole arrancar uno que otro gemidito que Lee se esmeraba en ocultar.

 

Todo eso era muy placentero.

 

Gaara reclamó nuevamente sus labios y las mejillas de Lee se encendieron al notar lo excitado que estaba Gaara, y al sentir el bulto en su entrepierna se dio cuenta de que él también estaba muy excitado ya.

 

Lee reprimió un fuerte gemido al sentir la mano de Gaara colándose debajo de sus pantalones, masajeando su sexo lentamente.

 

Por un momento Gaara se detuvo.

 

-Lee…- dijo muy seriamente, captando por completo la atención del chico- ¿duermes sin ropa interior?

 

El pelinegro se sonrojó al escuchar esta pregunta. ¿Gaara para qué preguntaba si en ese momento se estaba dando cuenta de que, efectivamente, él dormía sin ropa interior?

 

-Eso es muy… excitante- dijo esto último en su oído y el rostro de Lee se coloreó graciosamente.

 

Con una habilidad extrema Gaara se encargó de desnudar a Lee hasta tenerle como dios le trajo al mundo, excitado y a su merced. El pelirrojo sonrió al verle, tan lindo, con el precioso rubor en sus mejillas, los labios entreabiertos, invitándole a otro apasionado beso, pero Gaara tenía planeado usar sus labios en algo mucho más placentero para Lee que un simple beso.

 

Con sumo cuidado, como si se tratara de una fina pieza de cristal, Gaara besó el cuello de Lee, delicadamente, descendió, llegó a sus pezones, los cuales lamió hasta endurecerlos, los tenues gemidos de Lee lo excitaban a sobremanera, siguió descendiendo hasta llegar a sus trabajados abdominales, besos por la sonrosada piel hasta llegar al ombligo, donde se entretuvo un poco, dejando a su lengua jugar…

 

-Hace… hace cosquillas…- susurró Lee.

 

“Supongo que así se siente la primera vez”, pensó Gaara y continuó su recorrido.

 

Bajó un poco más hasta llegar a las caderas, las cuales besó con extrema devoción, y un poco más abajo el sexo de Lee, completamente erecto. Gaara no se lo pensó dos veces y se lo metió de una vez a la boca.

 

Lee gimió sonoramente al sentir su miembro ser rodeado por la cálida boca de Gaara, que comenzaba a moverse muy lentamente, tanto que mas parecía una tortura que otra cosa.

 

Con toda la vergüenza del mundo, Lee se atrevió a decir:

 

-G-Gaara-san… onegai… un poco más… rápido- pidió con la voz en un hilo.

 

No hizo falta más para que Gaara aumentara el ritmo de su propia boca que se movía infinidad de veces, arriba y abajo. La velocidad aumentando rápidamente, y todo era tan placentero que Lee sintió que estallaría, pero de repente todo se detuvo.

 

Lee dirigió una mirada suplicante a Gaara.

 

Continúa.

 

El pelirrojo negó con la cabeza. Era tiempo de jugar un poquito.

 

Con una parsimonia exasperante Gaara comenzó a deshacerse de su estorbosa ropa. Lee le miraba, enmudecido, extasiado, viendo la nívea piel al descubierto, las delicadas formas, los rosados pezones, el delgado cuello, las largas extremidades y el hermoso pelo rojo alborotado.

 

Gaara era simplemente… divino.

 

Y Lee se sorprendió a sí mismo deseando al pelirrojo con una pasión que no creía poseer. Y cuando sus labios se unieron fue como si una corriente eléctrica se desatara a través de sus cuerpos. Mientras le besaba la mano de Gaara fue descendiendo en dirección sur hasta dar con el miembro de Lee, el cual comenzó a masajear primero lentamente, luego más rápido…

 

La piel de Gaara estaba caliente, y sin embargo sus manos estaban frías, ocasionándole un tremendo escalofrío a Lee, cada vez que esa experta mano se movía sobre su miembro.

 

Y el placer iba y venía en oleadas, y Lee se dejó diluir en él. Por un momento se sentía explotar, luego Gaara le dejaba en paz, y cuando se calmaba volvía a lo mismo, todo el tiempo esa tortura que comenzaba a enloquecer a Lee, incapaz de llegar a un orgasmo en una situación como esa. ¿Por qué simplemente Gaara no lo dejaba terminar?

 

Lee movió sus caderas rápidamente, pero el pelirrojo no le dio tiempo y retiró su mano aún más rápido.

 

El pelinegro le dirigió una mirada suplicante.

 

Y a Gaara esos ojos negros lo excitaron demasiado. Después de todo él ya hacía tiempo que había alcanzado su límite, y es que ver el rostro de Lee, escuchar sus ahogados gemidos, era demasiado incluso para él. ¿Cómo podía excitarlo tanto?

 

Entonces supo que no lo soportaría, y si Lee le dirigía otra de esas miraditas el terminaría corriéndose, lo cual no sería bueno teniendo en cuenta que la mejor parte aún estaba por llegar. Así que decidió que lo mejor sería preparar al chico para lo que vendría.

 

Dirigió dos de sus dedos a los labios de Lee, el otro lo entendió enseguida a pesar de que era la primera vez que lo hacía. Comenzó a lamer ambos dedos al tiempo que una fría mano se movía sobre su miembro, pero pronto Gaara alejó ambos dígitos de su boca, sin explicación alguna y comenzó a lamerlos él.

 

“Mierda, si dejo que él lo haga me voy a excitar demasiado sólo viéndolo, así que tendré que hacerlo yo”, pensó Gaara con resignación.

 

Cuando vio que era suficiente se acercó al rostro de Lee.

 

-Esto va a doler un poco… resiste por favor- le dijo con voz sumamente tierna.

 

Sólo por el tono que usó, Lee asintió con confianza. Pero cuando el primer dedo entró en su interior sintió un dolor tan profundo que tuvo que apretar los ojos evitando llorar.

 

-Lee, si no te relajas te va a doler más- el pelinegro trató de relajarse pero era demasiado difícil, así que Gaara optó por algo mejor.

 

Y comenzó a besarlo, un beso dulce y húmedo, ambas lenguas tratando de tomar el control. Por momentos pareció dar resultado, así que Gaara comenzó a mover su dedo hacia dentro y hacia fuera, muy lentamente, tratando de no incomodar. Poco a poco se dio cuenta de que la molestia pasaba y Lee comenzaba a disfrutar lo que le hacía así que decidió introducir un segundo dedo, nuevamente el dolor se hizo presente, pero nuevamente compartieron un largo beso que hizo a un lado el dolor, y Gaara volvió a mover ambos dedos.

 

Lee temió correrse antes de tiempo, pero es que si Gaara seguía haciéndole eso él no iba a poder aguantar mucho.

 

-Gaara-san…

 

-Sólo un poco más- pidió el pelirrojo introduciendo un tercer dedo.

 

Esta vez una pequeña lagrimilla escapó de los ojos de Lee, una lágrima que Gaara se encargó de recoger con sus propios labios al tiempo que movía sus dedos. Primero vino el dolor pero luego ya solamente era un placer que se extendía por el cuerpo de Lee como una enorme corriente que lo arrastraba. Se sentía tan endemoniadamente bien…

 

Inconscientemente comenzó a mover las caderas tratando de sentir más profundamente los dedos que lo penetraban. Gaara le vio y cayó en cuenta de que ya era suficiente, Lee estaba más que listo.

 

Sacó sus dedos y le habló, muy suavemente:

 

-Voy a entrar…- Lee asintió- Va a doler un poco, ten paciencia por favor.

 

La verdad es que Gaara nunca había sido tan paciente con nadie, pero él no quería lastimar a Lee, así que haría lo que fuese necesario.

 

Ubicó su erecto miembro en dirección a la entrada de Lee y comenzó a entrar muy lentamente. Y fue… demasiado doloroso.

 

¿Gaara no había dicho que dolía un poco?

 

Pues eso dolía muchísimo, a pesar de que Gaara estaba siendo lo más cuidadoso posible.

 

-Lee… relájate, sino va a ser más difícil- pidió Gaara tratando de contenerse y no moverse.

 

¡Dios! La calidez que rodeaba su miembro en ese momento no tenía comparación con las mujeres con las que se había acostado. Lee era tan estrecho que la presión que ejercía sobre su miembro lo hacía excitarse aún más. Estar dentro de su adorado Lee no tenía comparación, era un millón de veces mejor de lo que había imaginado. Pero tenía que moverse, tenía que hacerlo o no soportaría demasiado…

 

-Voy a moverme- dijo, y Lee asintió quedamente.

 

Gaara comenzó a salir de su cuerpo, ¡demonios!, eso era lo mejor que había sentido. De repente perdió algo de su auto-control y entró en el cuerpo de Lee fuertemente, una embestida tras otra, las lágrimas seguían cayendo por los ojos azabache pero Gaara parecía ajeno a este hecho.

 

El dolor parecía no querer desaparecer.

 

Pero para Gaara era lo mejor que había sentido. Le recorría un placer enorme, un placer más grande que asesinar, mucho mejor que el sexo que anteriormente había probado.

 

-Gaara-san…- el pelirrojo se detuvo de golpe y observó el lloroso rostro de Lee, y se sintió mal- Empezaste… muy rápido… Duele…

 

-Lo siento, Lee, perdona, trataré de ser más gentil- respondió Gaara y besó sus labios tiernamente.

 

Entonces las embestidas se hicieron más suaves y lentas. Lee no supo en qué momento el dolor había dado paso a un placer tan abrumador, cuando Gaara había dado en un punto especial en él que le había arrancado un largo gemido. Y Gaara dio en el mismo lugar una y otra vez, entrando y saliendo, espasmos de placer recorriendo su cuerpo, adentro y afuera, una y otra vez, leves temblores de placer…

 

Lee se abrazó a la espalda de su amante…

 

Porque eso eran…

 

Amantes.

 

-Gaara-san… más rápido… por favor…

 

El ‘por favor’ estaba de más pero al escuchar esa petición de labios de su Lee, Gaara no pudo menos que complacerlo, y comenzó a moverse más rápido, más frenéticamente, embistiéndole con fuerza, nuevos espasmos, gemidos llenando la habitación, gritos en medio de la noche, y el placer que los sobrecogía junto al amor que ambos sentían.

 

-¡Gaara!

 

Ambos sentían el límite muy cerca, estando a punto de alcanzar el deseado orgasmo. Gemidos y gritos fundidos en uno solo. Lee arañó la espalda de Gaara y el otro se afianzó a sus caderas.

 

-¡¡¡Gaara-san!!!- gritó Lee llegando al tan ansiado clímax.

 

La presión que rodeó al miembro de Gaara le hizo llegar también a él, eso sumado a la hermosa visión que Lee le regalaba con sus mejillas deliciosamente sonrojadas, los ojos entrecerrados, la piel sudorosa, los labios entreabiertos, el hilillo de saliva descendiendo por la comisura de su labios… Dios, era una visión demasiado erótica como para no excitarse.

 

Ambos suspiraban agitadamente.

 

Las respiraciones parecieron calmarse poco a poco a medida que los corazones recuperaban su normal palpitar.

 

Gaara jadeaba suavemente, ahora sí se podría decir que estaba feliz.

 

Muy cuidadosamente salió del cuerpo de su amante, el cual profirió un gemidito al sentirle alejarse de él. Pero Gaara enseguida le abrazó y ambos quedaron en la cama, tapados por una finísima sábana.

 

-Gaara… te amo- dijo Lee viendo a Gaara fijamente a los ojos.

 

-Yo también te amo- correspondió el pelirrojo.

 

Lee abrió los ojos con sorpresa. Vaya, realmente no imaginaba que Gaara le fuese a decir algo como aquello. Pero saber que el otro le tenía la confianza suficiente como para dirigirle esas palabras,  lo hacía sumamente dichoso.

 

Se besaron una vez más, con todo el amor que sentían.

 

-Tengo sueño…- susurró Lee frotándose ambos ojos.

 

Gaara asintió. Claro, Lee debía estar muy cansado, después de todo no había dormido nada. Él no se lo sentía porque ya estaba más que acostumbrado a no dormir, pero Lee era otra cosa. Él le dejaría descansar.

 

Suavemente se levantó de la cama, pero justo cuando iba a dar un pie afuera la mano de Lee lo detuvo.

 

-¿A dónde vas?- preguntó en voz baja.

 

-A mi habitación, necesitas descansar- respondió Gaara de la misma manera.

 

-Claro, olvidaba que tu nunca duermes- dijo en son de broma, el pelirrojo también medio sonrió- ¿Podrías…? ¿Podrías quedarte conmigo?

 

-Te molestaré…

 

-No- Lee le dedicó una linda sonrisa y Gaara supo que no podría negarse a nada que le pidiera esa bella sonrisa. Así que se acercó nuevamente a su Lee y lo abrazó.

 

Bien, no estaba nada mal, contemplar a la persona que ama mientras ésta duerme.

 

Lee cerró los ojos. Gaara le vio dormir, plácidamente, como un bebé.

 

El pelirrojo lo observó en silencio. Finalmente había obtenido lo que deseaba, se había acostado con Lee. Por un momento creyó que sucedería lo que normalmente pasaba, pensó que el interés iba a pasar y lo dejaría de lado. Pero había sido diferente, con él había ocurrido todo lo contrario. Lo que sentía por él en vez de disminuir había aumentado. El amor que sentía hacia ese chico había aumentado, no tenía nada que ver con que se acostaran (aunque claro que disfrutaba el acto en cuestión), iba más allá, directo a su alma y a su… ¿corazón?

 

Entonces, eso era…

 

Amor…

 

¿Amor?

 

Tal parece ser que sí.

 

Gaara, por primera vez en su vida, podía decir que amaba a alguien con todas sus fuerzas. Por primera vez podía afirmar que sí, daría su vida, de ser necesario, por esa hermosa sonrisa capaz de robarle el aliento.

 

Inconscientemente suspiró.

 

Lee abrió un ojo. Vio la intensa mirada que Gaara le dirigía.

 

-Eres lindo- reconoció el pelirrojo.

 

-¿Qué boberías dices, Gaara?

 

-Para mí eres lo más lindo que existe- dijo Gaara con una seriedad tal que Lee no pensó siquiera en replicarle lo más mínimo.

 

-G-Gracias, Gaara-san…- respondió Lee completamente sonrojado.

 

Y se vieron a los ojos por lo que parecieron eternos segundos. Al final Gaara se había puesto a hablar, más bien tenía curiosidad por saber…

 

-¿Lee-san?- llamó Gaara a su acompañante que nuevamente se había dormido.

 

-¿Qué?- respondió Lee medio dormido y reprimiendo un bostezo.

 

-¿Esta ha sido tu primera vez?- preguntó el pelirrojo un poco cohibido por hacerle precisamente esa pregunta, aunque la noche se encargó de ocultar sus mejillas que, extrañamente, habían sido asaltadas por un rojo furioso.

 

-Sí- respondió Lee quedándose completamente dormido al instante.

 

Gaara se permitió una pequeña sonrisa. Le dio un beso en la frente y salió de la cama rumbo a su propia habitación.

 

_

 

 

El sol asomó perezosamente.

 

No, más bien el perezoso era él, que a pesar de saberse de mañana se negaba a mover un músculo. Pero es que se sentía tan bien, tan cómodo.

 

-Lee, ¿te vas a levantar algún día?- escuchó decir a una voz sumamente familiar; enseguida la reconoció.

 

Gaara.

 

Lee dio un salto y se incorporó bruscamente, demasiado brusco para su recién estrenado cuerpo, el cual no tuvo otro remedio que encorvarse cuando un dolor le atacó en su parte trasera, específicamente donde la espalda pierde su santo nombre.

 

-No deberías moverte aún- aconsejó Gaara con voz neutra.

 

Lee asintió pero aún así comenzó a ponerse de pie, aunque esta vez más lentamente. A todo esto Gaara no le quitaba la mirada de encima. Lee se percató de su situación: completamente desnudo; y una terrible vergüenza se agolpó en sus mejillas. Dirigió una suplicante mirada a su silencioso acompañante.

 

-Gaara-san… ¿podrías…? Es que… voy a vestirme- el pelirrojo hizo amago de alzar una ceja.

 

-Lee, ya te he visto desnudo, no deberías sentir vergüenza- pero aún así el apenado rostro del otro le dio a entender que le daba igual que hubiesen hecho el amor la noche anterior, la vergüenza no se iba.

 

Gaara suspiró.

 

-Voy a preparar el desayuno, apresúrate- y salió de la habitación.

 

“Qué seco”, pensó Lee metiéndose al baño a darse una rápida ducha mañanera. Pero la noche anterior había sido tan dulce. Lee no pudo evitar que una tonta sonrisita se formara en su rostro. “Gaara es tan sexy”, pensó mientras se colocaba la playera verde y los shorts cortos del mismo color, esta vez sin calentadores pues hacía demasiado calor. Una vez hubo atado su cabello (el cual pensó seriamente en cortar) salió de la habitación rumbo a lo que le había parecido la cocina el día anterior.

 

_

 

 

Era molesto; sí; demasiado molesto; y ese ruidito ensordecedor parecía no querer callarse nunca.

 

Bufando de molestia Gaara se dirigió a la puerta del departamento. Con suma pereza abrió y, como imaginaba, él estaba ahí.

 

-Vale, Kankuro, ¿no te has podido conseguir una mejor hora para molestar?- saludó Gaara con tono de extremo fastidio.

 

-Tan dulce como siempre- saludó a su vez Kankuro con una enorme sonrisa en los labios-. De hecho vine a ver como estaban, y de paso he traído a alguien.

 

Al decir esto Gaara le miró con un poco (sólo un poco) de curiosidad. Entonces Kankuro se hizo a un lado y él pudo ver de quién se trataba.

 

Ella.

 

Era ella.

 

¿Era ella?

 

Vale, había cambiado mucho estos años que no la veía. Ahora estaba, incluso, más bonita de cómo la recordaba.

 

-Gaara-sama- lo saludó la menuda chica que escasamente le llegaba a los hombros.

 

-Matsuri…- fue el escueto saludo del pelirrojo, a lo cual la chica sonrió abiertamente e hizo una inclinación de cabeza.

 

-¿Y bien? ¿Nos dejas pasar?- preguntó Kankuro con algo de impaciencia. Gaara no tuvo más remedio que dejarles entrar, con lo mucho que le fastidiaban las visitas…

 

Dentro del departamento Kankuro se dirigió a un pequeño sofá y Matsuri le hizo compañía. A decir verdad había cambiado mucho en todo ese tiempo que no se habían visto, la chica ahora tenía el cabello más largo, y su cuerpo también se había desarrollado, ya no era una niña, aún así seguía teniendo el mismo rostro inocente de siempre.

 

Kankuro pudo oler el delicioso desayuno.

 

-¿Llegamos en buen momento?- preguntó el mayor de los hermanos asomándose por la cocina.

 

Gaara le dedicó una mirada furiosa pero Kankuro se hizo el desentendido (como venía haciendo últimamente) cosa que siguió sorprendiendo a Gaara. ¿Desde cuando sus miradas de hielo dejaban de tener efecto? Bah… todo era por haber confiado en su hermano, aunque debía admitirlo, ahora estaba mucho mejor, y con Lee a su lado su felicidad estaba completa.

 

-¿Y Lee?- preguntó Kankuro revisando con la mirada toda la estancia.

 

Gaara alzó una ceja… ¿Desde cuándo a Kankuro le interesaba el paradero de Lee?

 

Abrió los ojos.

 

¡Calma! ¿Cómo podía sentir celos de Kankuro? Por el amor de Dios, era su hermano, en él podía confiar, ¿cierto?

 

-En su habitación- respondió Gaara secamente, cosa que no tenía que ver con sus anteriores celos, la verdad es que ya le salía natural.

 

Kankuro alzó una ceja (manía de los Sabaku) y fue a sentarse nuevamente al sofá. Entonces apareció justamente la persona por la que había estado preguntando.

 

Lentamente Lee descendía por las escaleras. A mil leguas se podía ver que había pasado una noche bastante agitada, sino no tendría esas enormes ojeras alrededor de sus enormes ojos.

 

-¡Buenos días!- le saludó efusivamente Kankuro. En la cocina, Gaara aguzó el oído- Vaya Lee, ¿las ojeras de Gaara ahora son una moda?

 

Lee rió la pequeña broma.

 

Seguro tenía una cara que ni se aguantaba…

 

-Buenos días, Kankuro-san- respondió Lee al saludo.

 

Entonces se dio cuenta de que el amo de las marionetas no estaba precisamente solo y, recostada en el sofá, otra figura permanecía callada y observándole fijamente. Lee vio que se trataba de una chica (bastante linda además) que no le quitaba la vista de encima, y además, ¡qué preciosura!, incluso se había sonrojado…

 

-Hola- le saludó Lee cortésmente.

 

-H-Hola- tartamudeó la chica, cosa que hizo aumentar su sonrojo. Lee rió suavemente.

 

-Mi nombre es Rock Lee- se presentó Lee amigablemente.

 

-Y-Yo soy… etto… Matsuri- respondió como pudo la joven. A decir verdad la presencia de Lee la ponía demasiado nerviosa, hacía que su corazón se agitara dentro de su pecho.

 

-Un placer conocerte, Matsuri-chan- sonrió de Lee de esa forma tan suya.

 

La chica le devolvió la sonrisa y Lee tuvo que reconocer que la chica era un encanto.

 

Se le hacía extraño que Gaara tuviese ese tipo de amigos.

 

-El desayuno ya está listo- avisó Gaara a los demás. La chica y Kankuro dirigieron una mirada a la cocina y luego se observaron mutuamente. El mayor se encogió de hombros y la chica comprendió que no tenía ni idea de la razón pero ellos también estaban invitados a desayunar.

 

Matsuri se acercó a la cocina con cierto recato, pidió permiso para entrar y se perdió de vista. Atrás quedaron Lee y Kankuro, este último se acercó al pelinegro de forma un tanto extraña y le habló muy bajito, casi al oído:

 

-¿Y bien? ¿Tuvieron una noche movidita?- preguntó Kankuro completamente sacado de la pena, cosa completamente opuesta ocurría a Lee, que se había puesto tan rojo que Kankuro pensó que le había pasado algo malo.

 

-No sé a lo que te refieres…- trató de defenderse Lee a lo que Kankuro largó una corta carcajada.

 

-Venga Lee, ya sé que te gusta Gaara y viceversa, no te hagas el santito conmigo- dijo el amo de las marionetas colocando uno de sus brazos por encima del hombro del chico- ¡Bienvenido a la familia Sabaku! Uno más loco que el otro, pero se hace lo que se puede- añadió con una gigantesca sonrisa.

 

Lee no pudo menos que sonreír arrobadamente.

 

Pero en el fondo se sentía feliz.

 

Muy feliz.

 

_

 

 

Como imaginaba la chica que había traído Kankuro era del tipo que gustaba hablar, además sonreía con mucha frecuencia y se sonrojaba aún en más ocasiones. A Lee se le hizo fascinante la forma tan respetuosa y a la vez cariñosa con la que la chica se dirigía a Gaara.

 

Y a todo esto Matsuri y Lee se llevaban estupendamente, hablando y hablado sin parar de un tema y del otro. Era como si no se fuesen a callar nunca.

 

Gaara, por su parte, veía embobado a Lee, la forma en que se movía, el sutil movimiento de sus labios cada vez que hablaba, cada vez que formaba alguna de esas sonrisas a las que ya era adicto… Y seguía sosteniendo lo dicho la noche anterior.

 

Para él, Lee era lo más lindo que existía.

 

Por su parte, Kankuro, por naturaleza más perceptivo que su hermano, no pudo dejar de notar el inusitado interés que Lee había despertado en la antigua aprendiz de Gaara. Y esos sonrojos, esas sonrisas coquetas, esas misteriosas miradas cargadas de invitaciones, ¿es que Gaara estaba ciego o qué? Esa chica prácticamente se le estaba ofreciendo a Lee…

 

-Ha estado muy rico- alabó Lee la cocina de Gaara.

 

-Bien, es tu turno de fregar los trastos- ordenó el pelirrojo a lo que Lee simplemente atinó a sonreír y asentir al tiempo que comenzaba con su labor.

 

Matsuri y Kankuro esperaban en la sala, así que estaban prácticamente solos. Silenciosamente (como siempre) Gaara se acercó al pelinegro pasando una de sus manos por su cintura, uniéndolos en un apasionado beso.

 

Un beso eterno…

 

Una vez que se separaron se miraron a los ojos, las mejillas sonrosadas, pero la sonrisa en el rostro.

 

-Te amo- dijo Lee reiniciando su tarea.

 

-Yo también- respondió Gaara dándole un rapidísimo y casto beso en la mejilla.

 

Lee sonrió, sonrojado, al verle partir.

 

Gaara, por más que no quisiera admitirlo, era muy tierno…

 

_

 

 

Kankuro y Gaara caminaban en dirección a la oficina del Kazekage. Algo delante de ellos iba Matsuri, tan animada, sonriendo y saludando a todos los aldeanos. Sin duda todos en la villa la querían, y es que era tan dulce…

 

Y aún así Kankuro no dejaba de verla con mirada suspicaz.

 

-Gaara…- dijo por fin el mayor de los hermanos no pudiendo controlarse más.

 

-¿Sí?

 

-Etto… Mmm… Ten cuidado- aconsejó sabiamente.

 

-¿Por qué?- Gaara le miró con curiosidad.

 

¿Que se cuidara? ¿Él? Mas bien que los demás se cuidaran de él… ¿Pero por qué Kankuro le decía esas cosas? Debía tener una muy buena razón.

 

-Mas bien cuida a Lee- esto sí que captó la atención de Gaara. Kankuro se dio cuenta y comenzó a explicarse:-. Es que, bueno, no sé si te has dado cuenta, creo que no, de que a Matsuri le gusta Lee- Gaara abrió los ojos con sorpresa.

 

-¿Cómo sabes eso?- preguntó con desconfianza. Eso que estaba diciendo Kankuro era un asunto MUY serio.

 

-Bueno, digamos que puedo reconocer las miradas de los enamorados. Y, déjame decirte que a Lee le ha caído bastante bien… Bueno, tú lo has visto, se llevan demasiado bien… Yo que tú tendría algo de cuidado, ya sabes cómo son las mujeres…

 

Y llegaron al edificio del Kage.

 

Gaara pensó en lo dicho por Kankuro, y ahora que lo pensaba sí que tenía razón. La chica había hablado mucho con Lee, y se la había pasado sonriéndole y sonrojándose con cada cosa que decía…

 

Pensar en ello le provocó un secreto dolor…

 

¿Y si ella se acercaba demasiado a Lee, lo suficiente como para calar hondo en su corazón?

 

*¿Tienes miedo de que pueda dejarte?*

 

Gaara se detuvo en seco.

 

¿Dejarlo?

 

Imposible, Lee no iba a dejarlo por más linda, dulce y tierna que fuera Matsuri.

 

*Vives engañándote… Ambos son hombres, Gaara, su relación no tiene futuro. Ella es una mujer, es completamente normal que estén juntos. Eso puedo entenderlo hasta yo, que soy un demonio*

 

-¡Mentira!- susurró Gaara con impotencia.

 

-¡Ah! Gaara-sama- le llamó Matsuri con su cantarina vocecilla- ¡Lee-san es un chico increíble!

 

¡¡¡Mierda!!!

 

_

 

CONTINUARA......................

Notas finales:

Holaa!! Gomen! Gomen! Gomen! He hecho lo que he podido pero a mi los LEMONS no me salen!!! TT_TT Aun recuerdo q d joven escribia lemons sin dificultades (y me quedaban mejor) pero es porque antes era mas pervertida q ahora… Me ha dado una vergüenza horrible escribir la parte del lemon (y eso q me destornille las neuronas con tal de hacer algo mas o menos decente…), aunque no estoy segura del resultado… T_T

 

Realmente les quiero pedir q me dejen sus comentarios (pues se q hay muchas cosas q debo mejorar), sinceramente quiero saber q opinan sobre este capi q tanto trabajo y esfuerzo me costo…

 

Bueno, de antemano y por leer, muchisimas GRACIAS!!!!!!!!!!

 

Cuidense y sigan leyendo por favor!!!!!!!!!!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).