Al despertar, Afrodita sintió que cada centímetro de su cuerpo estaba adormecido y adolorido, Shun seguía dormido. Le dolió un poco verlo así, tan desvalido, tan lastimado.
Finalmente las azafatas dieron el anuncio de que estaban a punto de aterrizar en el aeropuerto internacional de Madrid.
Bajaron del avión con caras de sueño. Afrodita era quién más resentía el cambio de horario, no paró de bostezar durante el trayecto del aeropuerto al hotel. Sun no dejaba de hablar, su estrambótica charla fue lo único que impidió que Afrodita se quedara dormido en el taxi. Shun no paraba de hablar de lo que harían en Madrid, hasta anunció un viaje a Ibiza en cuanto pudieran librarse de ese socio de su padre.
Al fin llegaron al hotel. Subieron a la suite que les asignaron, la misma que ocupaba el padre de Shun siempre que viajaba a Madrid, lo cual era muy frecuente pues tenía un socio muy importante en esa ciudad, un tal Fernando Cervantes de Salazar, de acuerdo con la información de Shun. Tendrían el día libre pues la cita con Fernando Cervantes estaba pactada hasta el día siguiente, se verían al medio día en las oficinas de ese hombre para cerrar un trato, en realidad la presencia de Shun sería meramente simbólica pues el administrador de su padre sería quien se había encargado de todo, así que Shun simplemente había sido enviado como gesto de buena voluntad para dar a entender que las cosas estaban bien.
-¡Al fin¡ - dijo Shun dejándose caer en el enorme sofá que se encontraba en la suite. Se sintió repentinamente cansado, sin energías para nada. Fue como si en ese momento todas las emociones, sentimientos y la sobrecarga de actividad de los días anteriores. Se había sumergido en una interminable marea de actividades para no darse tiempo a pensar ni a sentir, a diferencia de Afrodita, la inactividad le sentaba mal cuando se sentía triste y prefería mostrar su acostumbrado derroche de energías a quedarse en un rincón a llorar. Pero lo cierto era que ni toda esa actividad le había hecho olvidar ese dolor que anidaba en su corazón... y como olvidar si cada segundo no podía imaginar nada que no fuera a su novio en brazos de ese otro al que había llegado a clasificar como amigo.
Afrodita lo miró con calma, algo impropio de ese hermoso de alborotada melena acua y soñadores ojos azules. Se preguntó a si mismo si él también tendría ese aire de desolación que exhalaba su peliverde amigo. Supuso que sí, no tenía palabras de consuelo, ni de ánimo para sí mismo mucho menos para ese chiquillo inestable que estaba sentado a su lado en el sofá. Era claro que ninguno de los dos podía dejar de pensar en ese par de cretinos que apenas unas semanas atrás les juraban amor eterno para terminar haciéndoles una sucia jugarreta que les había trozado la existencia.
- Ah¡ - suspiró Sun cubriéndose el rostro con las manos - No puedo más Afro, simplemente no puedo más... esto es demasiado para mí, no puedo soportar esto, no tolero que me miren como lo hacen. - dijo Shun dejando que las lágrimas brotaran de sus hermosos ojos verdes, las lágrimas que se había negado a derramar en los días pasados.- Sé que no estás en condiciones para que yo te venga con que me quiero morir de dolor, que no es eso lo que quieres escuchar pero... no puedo más, te necesito amigo, eres mi mejor amigo, el único que siempre ha podido entenderme...
- Sí... solo yo te entiendo y solo tú me entiendes... así de fácil.
- No puedo más Afro.
- Tampoco yo... hablemos, tal vez sirva de algo. Tú primero.
- ¿Qué puedo decirte que no sepas ya?
- Vamos Shunny, sácalo de una vez, deja que salga.
- Pues es simple... estoy deshecho, y la forma en que todos me hablan y me miran no ayudan a que deje de pensar en que demonios hice mal como para que me dejara por otro y para que lo hiciera de la forma en que lo hizo. Hasta mi padre me vio con lástima, ¡por Zeus, Ikky me abrazó! Y tú sabes que ese no te abraza a menos que estés desahuciado y yo no estoy desahuciado hasta donde sé. Lo que trato de decir es que no me gusta sentirme así, no me gusta despertar lástima, lo que nos pasó no es fácil de digerir y menos si todo te hace pensar en ese par de idiotas.
- Te entiendo... por eso no quería salir de mi departamento... no quiero que me miren como lo hicieron ese día.
- ¿Ahora me entiendes? Estamos solo en esto... ellos no nos entienden... solo estamos tú y yo. Ha sido horrible para mí, pero debe serlo más para ti...
- ¿Por qué lo dices'
-Por que si él volviera lo perdonarías y yo no amo tanto a Shiryu como para perdonarle esto. Él me acabó con esto.
- Death me acabó con esto también... no sé si me recuperaré.
- Eso sí que no amiguito, tú y yo nos repondremos de esta, nos lo debemos a nosotros mismos. Yo te lo debo a ti y tú me lo debes a mí.
- Quisiera ser tan optimista como tú ratoncito.
- Y yo quisiera ser tan fuerte como tu pececito.
- Lo que más me duele es que hayan tenido que esperar hasta ese momento para hacerlo... ¿no pudieron escoger otro momento?
- Me sentí tan idiota... corrección, me sigo sintiendo un idiota.
- Y yo me siento más idiota que tú porque a pesar de todo lo sigo amando.
- Entonces estamos en las mismas, sigo amando a Shiryu. ¿Somos tontos o qué?
- Sí lo somos, vaya que lo somos. - una triste sonrisa se asomó en los labios resecos de Afrodita. Shun lo miró y una idea comenzó a germinar en ese inquieto cerebro.
- Perdóname Afro pero tengo que decir esto, no me lo puedo callar; ¡me odio a mí mismo¡ odio a Shiryu pero por sobre todas las cosas, ¡odio al patán de tu novio!
- No te disculpes, pienso y siento igual.
- Es que no solo me hirieron a mí, nos hicieron daño a ambos, tú eres mi mejor amigo y nos hicieron pasar la peor vergüenza de nuestras vidas al fugarse en mitad de tu boda. Eres lo más cercano que tengo a un hermano y no tolero que te hayan hecho esto además del daño que me hicieron a mí. Y esos dos se entendían desde hace quien sabe cuanto frente a nuestras narices y no nos dimos cuenta. Por si fuera poco tuvieron el cinismo de hacer su show frente a todos nuestros amigos y parientes, los odio de verdad, los odio.
- Tú no tienes la culpa.
- No claro que no la tengo, solo soy un imbécil que no se dio cuenta de que su novio estaba tan ansioso de cogerse a alguien que se le antojó el novio de su mejor amigo
- Deja de culparte.
- No me culpo Afro... es solo que... no sé que hacer. No se que hacer con todo lo que siento, con este odio irracional y ese amor que no concilian para nada. ¿sabes? Yo noté a Shiryu muy raro desde hace meses, como sí quisiera decirme algo y no se atreviera.
-Me pasó lo mismo con Death... pero yo pensé que eran ideas mías o nervios por la boda. Fui tan estúpido... ¿cómo no me di cuenta de que le estaba interesando Shiryu?
- Afro, si esto fuera concurso de estupidez me descalifican por estúpido. Hace dos meses Hyoga me buscó... dijo que quería hablar conmigo y yo dije que sí, imaginé que era una buena oportunidad de dejarle bien claro de una vez que no quiero nada con él. Lo único que me dijo fue que había visto a Shiryu con otro en un restaurante, ¿te imaginas? Por supuesto que no le creí y le grite hasta de que se iba a morir.
- No te preocupes, si a mí me hubieran dicho eso de Death tampoco lo habría creído... yo confiaba ciegamente en él, íbamos a casarnos...- dijo Afrodita, Shun tomó la mano de su amigo.
- Supongo que el amor nos cegó a ambos...
- Sí... siempre supe que él no era precisamente el más fiel de los hombres pero... ¿tenía que ser con él? Fui tan torpe de creer que cambiaría solo por estar conmigo, que yo era suficiente para él, pero veo que no lo soy y nunca lo fui. ¡Qué idiota!
- No te menosprecies querido, también yo tengo culpa en esto, soy tu mejor amigo, debí fijarme mejor en ellos dos, no era normal que de repente se llevaran tan bien, ¿no crees? No puedo creer que no nos hayamos dado cuenta de nada, ¿desde cuando estarían viéndose? Y nosotros par de idiotas creyendo en sus falsas promesas.
- Creo que será mejor dejar de hablar de ellos.
- Tienes razón, tú y yo acabándonos el hígado y las neuronas pensando en que hicimos mal y seguramente ellos dos deben estar retozando como conejos en algún lugar del caribe.- dijo Shun irónico.
- Más bien como las ratas que son.
-Oh sí, asquerosas y gordas ratas de alcantarilla.
- Asquerosas ratas come basura.- dijo Afrodita, los dos se abrazaron y lloraron uno en brazos del otro como no se habían permitido hacer en mucho tiempo.
- Los odio.- murmuró Shun.
- También los odio...Pero no podemos dejar que eso nos derrumbe.
- ¿Y qué vamos a hacer?
- Pues no sé, salir de esto, de alguna manera.
- Pues yo sí he pensado en algo. - dijo Shun con una sonrisa malévola.
- ¿Qué es lo que esta en esa cabecita?
- No mucho, solo se me ocurre que podríamos hacer locuras, ya sabes, todas esas cosas que ni tú ni yo haríamos y todas esas que dejamos de hacer por respeto a ellos.
-Shunny, me estás asustando y eso no es bueno, tú no eres así.
- ¿Y de qué me sirvió ser el dulce y buenito Shunny cuando mi novio se encamó con el tuyo? ¡De nada¡ Por eso haré todas esas cosas que nunca haría el buenito de Shunny.
-Shun eso solo te hará daño...
- No me hará más daño del que esos dos idiotas nos hicieron, ¿no lo crees?
- Puede que tengas razón. - dijo Afrodita, viéndolo así, no parecía tan mala idea, destramparse un poco, solo por probar cosas nuevas, todo eso que no había hecho antes porque era el respetable prometido del gran Giovanni Antonelli, el heredero de una de las fortunas más grandes de Europa, más que respetable, de una moral intachable por lo que su fuga con Shiryu el día de la que sería la boda de la década, había sido un gran escándalo del que se enteró medio mundo. - Dejemos de pensar en ellos y concentrémonos en nosotros, es lo mejor.
- No me da la gana. Me mata que se hayan burlado así de nosotros. Quiero olvidar, pero también quiero demostrarle que puedo vivir sin él a pesar de que aún lo amo... ¡par de cretinos!- gritó Shun golpeando el sofá con los puños cerrados. - ¡Malditos desgraciados!
- Deja de pensar en ellos, te hace daño.
- Me hace más daño no poder decirles lo que pienso de ellos. Y no voy a dejar de pensar en esos dos. Y pensar que me iba a entregar a él esa noche...
- O sea que sigues virgen.
- Si, ¿y tú?
- También... le dije a Death que quería esperar a estar casados.
- Ya entiendo, ¡malditos!
- Basta Shunny.
- No, claro que no basta. Pero una cosa sí te digo, esta noche vamos a salir de parranda y te juro por mi madre que no voy a amanecer virgen.
- Shunny, estás exagerando, ¿no lo crees?
-No, no creo; y tú deberías apoyarme en esto. A ambos nos educaron para ser los esposos perfectos, jamás salimos con nadie más que con esos dos, jamás tuvimos otro novio que no fueran ellos, jamás besé a otro que no fuera él y estoy seguro de que a ti te pasó lo mismo con tu novio, ¿o me equivoco? - Afrodita negó con la cabeza. - Si ellos pueden ser sucio y degenerados yo también puedo, y tú también. De ahora en adelante mi política será acostarme con cuanto tipo me lo pida.
- No estarás hablando en serio.
-Pues me temo que hablo muy en serio Afro.
- Definitivamente no eres el de siempre peque.
- Ni tú. Odio ver tus ojos apagados... odio ver como te consumes por culpa de esos dos...pensé que si te decía esto reaccionarías... pero sigues mirándome como sí estuvieras a kilómetros de aquí y te costara responder como el Afrodita que yo conozco.
-Es que no soy el que conociste... ese esta muerto y yo no se como traerlo a la vida de nuevo...
-Deja de pensar en ellos... hazlo por mí, por ti mismo Afro. - dijo el peli verde abrazando a Afrodita. - Lo de ir de fiesta era en serio eh? Así que descansemos un poco y luego salimos de fiesta, ¿qué dices?
- Esta bien, de todos modos no viajamos doce horas para encerrarnos en el hotel, ¿cierto?
-Cierto.
- Y ¿dónde vamos a ir?
- Ikky me recomendó un club, de lo más exclusivo y de muy buen ambiente, se llama Benzine dice que es de lo mejor que hay por acá.
- Está bien, solo espero que no cumplas tu promesa de no amanecer virgen mañana.
- Eso no te lo puedo asegurar.
- Shunny...
- No digas nada, solo actúa no pienses, eso es lo que dice mi hermana Shaina y le ha funcionado bien, ¿por qué no habría de funcionarnos a nosotros?
-Estás enloqueciendo Shunny.
- Tal vez, pero no pienso privarme de nada en lo sucesivo, ¿me oyes? De nada, así que si esta noche se me antoja alguien no dudaré en irme con él o ella a la cama.
- ¿Desde cuando eres bisexual?
-Desde hoy.
- Shunny, me asustas.
-Deja de ser el recatado Afrodita y comienza a actuar como todo un demente, esa es la mejor política para alguien que le ha pasado lo que a nosotros.
- A mi no me lo parece...
- Estoy tan dolido como tú Afro, sé como te sientes, y creo que la mejor manera de olvidar es haciendo cosas divertidas y alocadas, haciendo todo lo que siempre quisimos hacer. ¿Qué dices?
-Digo que está bien, no creas a mi también se me ocurren ciertas cosas.
- Entonces ¿que opinas de que después de darnos un baño y comer algo vayamos de compras?
-Se oye genial.
- Entonces manos a la obra. - dijo Shun con una sonrisa que intentaba ocultar su tristeza. Afrodita lo miró, quizá su amigo no estaba tan desviado al creer que hacer locuras era una buena medicina para un corazón roto, pero de eso a acostarse con el primero que se lo pidiera...