Seducción.
Si escribo lo siguiente no es por otro motivo más grande que desahogarme, aunque esto quede en privado. Por que sé que sólo mi mente (ya qué jamás me atreveré, por orgullo, a leer esto en voz alta ni en susurros, aún en la intimidad de mi propia soledad), recorrerá esta carta una y otra vez, sin sentirme satisfecho, por que no lo estoy.
Yo, tonto seductor empedernido.
Puesto que es ilógica y hasta patética mi frustración.
Te amo.
Y no sabes que conflictos me causa eso. Porque en un principio el juego era al revés.
No tenía que amarte, no debía. ¿Cuándo fue que la mentira comenzó a teñirse con los colores de la verdad? ¿Cuándo fue que te me zurciste en el alma con punto de cruz, hasta matarme? ¿Cuándo fue que mi enmohecido corazón comenzó a latir hasta doler?
¿Importa saber el cuándo, ahora?
Simplemente, en un principio no me importaba. Por que eras tan trivial como para prestarte atención. Más poco a poco mi ideología cambió, todo yo cambié. Y mi coraje viene a raíz de que tú no cambiaste. Fui el único en ofrecer verdaderamente algo: a mí.
No lo sabes ¿verdad? Te abracé, acaricie y besé para seducirte, no para seducirme. Más cambiaste el juego a tu conveniencia, lo moviste de mi mesa a tu mesa y él tablero se quedó ahí. Porque quedé pendido de ti y tus ojos somnolientos, más tú jamás te enamoraste de mi arrogancia.
Y eso, más que dolerme al alma (aunque también me duele), me hiere al amor propio. Jamás me enamoré, y menos, de alguien tan simple como tú. Mis ideales siempre han sido altos ¿Por qué conformarme con quien no podría brindarme nada?
Intenté ponerte grilletes, amarrarte con cadenas y seducirte más, pero el hecho de ser tan inalcanzable como para capturarte fuera de ese juego que juegas para complacerme, no pude hacer nada, y tu atención a mí fue disminuyendo ¿Por qué me quitabas lo que más buscaba de ti?
Ya no despertabas al verme, cantándome alegórico tus victorias, ni me narrabas el cuento de hadas que era tu día (a pesar de siempre estar dormido), ya no me llamabas por mi nombre con dulzura, ya no me dejaste sentirme especial. Dejaste de hacerme sentir que te tenía, para mortificarme haciéndome sentir que me tenías. Me hiciste ver que ya no era mío, sino tuyo, y siempre he sido egoísta cuando se trata de tenerme a mí mismo, por que soy mío, o lo era antes de seducirme.
Es humillante entender como es que la puñalada que me mata, está hecha por mi mano, que no he soltado el mango y que lo retuerzo más en mi pecho por miserias. ¿Cómo es que yo, el quetzal libre, de brillantes colores y cola tan magna, que podía tener panes enteros; me convertí en el débil canario de pálidos y chillones amarillos que gusta de tu jaula y se conforma con migajas?
Y sé, que aún si me inundo con interminables preguntas, jamás encontraré las respuestas para saber el por qué he cometido el peor pecado del seductor y narcisita.
Amar tan plenamente algo fuera de mi imagen.
Un antiguo seductor.
Atobe Keigo.
Hace mucho que no escribía fics, y ahora es un Drabble, el cual dedico a Hally362, a quien quiero mucho, pero no es la única razón por la que se lo dedico, este es un pequeño gran GRACIAS.
Gracias por escucharme (o más bien leerme), soportarme y aconsejarme, pues a mis 21 años aún soy una niña. Te agradezco que me brindaras de tu madurez. Realmente lo aprecio.
Sin más nada que decir, me despido, pronto volveré con más y con continuaciones de fics pendientes, y, por favor, dejen review, eso me anima a seguir dando lo mejor de mí aún si mi tiempo para estas cosas es nulo.
Misao Kirimachi Surasai.
Mi-Chan.