El odiado sonido del despertador retumbaba en sus oídos, ya llevaba un buen rato despierto así que se levantó rápidamente de la dispuesto a arreglarse.
Parecía un día como otro cualquiera pero no lo era. Hoy era sábado, y tenía una cita.
Durante los dos días siguientes no había visto ni rastro del extraño chico. Todo había parecido una ilusión, he incluso llego a creerlo salvo que… al llegar al día siguiente a clase descubrió encima de su pupitre su mochila olvidada y dentro de ella, su cuaderno de bocetos. Al abrirlo cayó de su interior una nota en la que ponía:
Recuerda!! El sábado a las 9:30 donde tu ya sabes!!! Bye bye kiss kiss!!!
Davis
Y en una esquina una carita de al parecer él mismo aunque bastante mal dibujada.
El resto de esos dos días intento descubrir más cosas sobre Davis pero lo único que pudo encontrar fue su nombre en el catálogo, pero solo el de pila y sin ninguna foto así que tampoco podía asegurar que fuera el suyo. Y también descubrió de pura suerte que iba un curso por debajo de él así que supuso que tendría quince años.
Dirigió su vista hacia el corcho encima de su escritorio donde tenía pegadas varias fotos de si mismo, algunos diseños que pensaba hacer, horarios y en una esquina la nota enganchada con una chincheta en forma de corazón… el no recordaba haber usado esa chincheta! Lo habría hecho de forma subconsciente.
En un principio había rechazado totalmente la idea pero como no tenía nada que hacer y se aburría… solo… por curiosidad, había decidido ir.
Menuda escusa… en su interior bien sabía que quería ir para descubrir el porque de esa extraña sensación que le embargaba desde que había conocido al castaño.
Abrió su armario dispuesto a decidir que ponerse, no quería parecer que se había tomado demasiado tiempo para prepararse así que escogió rápidamente unos vaqueros azules oscuros algo ajustados en la parte del trasero y una camiseta que había diseñado hacía poco, blanca con diferentes petachos de colores y varios rotos hechos a posta. Se puso también sus accesorios favoritos: el colgante plateado con forma de planeta compuesto por una piedra brillante y dos pulseras rígidas forradas por tela, una negra y otra rosa, ambos diseñados por él; y por último un par de anillos de diseño simple en la mano derecha.
Se maquilló ligeramente con su raya negra favorita, cogió dinero y las llaves, y prescindiendo de abrigo salió.
Prefirió dejar su cuaderno de bocetos en casa ya que no se lo quería volver a olvidar por ahí, algo que nunca le había pasado pero la última vez la presencia de Davis le había alterado hasta tal punto de olvidarse de su preciado objeto así que decidió no correr el riesgo.
Bajó las escaleras corriendo y tras un rápido adiós salió.
Su madre se asomó a la ventana y le gritó:
- vas a venir a comer?
- no! “estoy seguro…”
Nada era seguro con ese chico, era lo único que tenía claro en cuanto a la actitud de ese extraño chico.
Se marchó corriendo huyendo de su madre ya que sabía lo pesada que podía llegar a ser...
Menuda escusa...se marchó corriendo ansioso por la llegada del encuentro con el castaño y aunque lo sabía, no pensaba reconocerlo.
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