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Recuerdos por Thiara

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Notas del capitulo:  ¡Ohayo gosaimasuu! De nuevo, incansable y sedienta de ardiente y tórrido yaoi, vuelve la más loba de todas [en el sentido animal, no en el otro ¬/////¬] Con todos ustedes, Thiara, de nuevo en el ring de los fics. Hoy, combate espectacular entre dos amados niñitos: a la izquierda, Mello, peso pluma, con calzón negro; y, a mi derecha, Matt, peso pluma, con calzón a rayas negras y blancas. ¡Qué suene el timbre y empiece el combate! ¡Ding, ding, ding! Bien, después de esta ida de olla, otra vez… ¡Ohayo! ^^ Vuelvo con otro fic. Esta vez, Mello y Matt serán los protagonistas de mis próximos lemons. Tenía muchísimas ganas de escribir sobre estos dos personajillos, pero antes tenía que acabar mi otro fic “In articulo mortis”, una trepidante historia de un amor imposible entre el detective más conocido y brillante del mundo y su atractivo sucesor, leedlo xD [Ole, mi publicidad y mi capacidad de convicción]. Bueno, y ahora sí, este nuevo fic, titulado “Recuerdos”. Capítulo 1: Salida. ¡Ah! Antes de empezar, una última cosa, las franjas [♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠] sirven para separar la actualidad, donde viven Matt y Mello, ya crecidos, de los recuerdos del primero en el Wammy’s House. 

Muchas gracias y espero que os guste.

Fumar es lo único que me aliviaba en momentos como ese, así que ahí estaba, con mi cigarrillo encendido en la boca, esperando sentado en esas escaleras. Demasiado peligroso… Mira que le avise… Nunca había hecho caso de lo que le decía… Ni siquiera de pequeños…

 

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- Vamos… Espérame Michael, no corras tanto. Espera…

 

- Eres muy lento, Mail, apresúrate o te dejo atrás.

 

Michael y yo jugábamos en el jardín del Wammy’s House y, en muchas ocasiones, nos íbamos a la casita del árbol que había en el bosque. Los dos teníamos la misma edad. Michael era un niño muy dinámico y un poco dominante, pero era el único que jugaba conmigo.

 

- Vamos, Michael, espérame.

 

- Jajaja, pareces una tortuga… ¿No puedes correr más rápido? Vamos, yo ya he llegado a la casita del árbol.

 

Llegué resoplando y me apoyé en el gran tronco del árbol donde había la casita de madera.

 

- Vamos, ya era hora. Sube aquí.

 

- Ahora subo, déjame coger aire.

 

La casita no era muy grande, pero, en cierto modo, era acogedora. Quizás lo era porque estaba con Michael, o simplemente porque estaba en compañía de alguien.

 

- Toma, lo compré en el quiosco de delante del Wammy’s House. Está buenísimo.

 

Michael me alargó una tableta de chocolate con leche. Le volvía loco el chocolate, era su obsesión, como una droga.

 

- ¿Verdad que está bueno? Compré suficiente para los dos.

 

- ¡Sí, está delicioso!

 

- Anda… Tienes un trozo de chocolate en la comisura de los labios.

 

Michael se acercó a mí y con su propia boca cogió el trozo de chocolate y se lo comió. Yo me alteré mucho.

 

- Pe… Pe… Pe… ¿Pero qué haces?

 

- Comer chocolate. ¿Y tú?

 

- ¿Yo? Nada…

 

- ¿Entonces cuál es el problema?

 

- Me… Me… Me… ¡Me has besado!

 

- No exageres, sólo me he comido el trozo de chocolate. Vaya… Realmente estás colorado, estás monísimo.

 

- No digas eso… ¬/////¬

 

Nos pasábamos horas y horas jugando y discutiendo en la casita, era nuestro escondite secreto.

 

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Todo lo que había sucedido en el pasado, ahora lo recordaba, mientras se consumía mi cigarrillo y mi paciencia se terminaba a velocidad astronómica.

 

- ¿Cuándo demonios le dejarán salir?

 

Cómo si mis pensamientos hubiesen sido escuchados, justo después de pensar eso, la puerta del hospital se abrió. De ahí salió un joven rubio vestido de negro. En su cara se cruzaba una gran cicatriz.

 

- ¡Matt!

 

Su voz llamó mi nombre, pero yo no podía mirarle.

 

- Matt, estoy aquí. Ya he salido.

 

Me volteé poco a poco, pero sin levantar la mirada. Lentamente me acerqué a él, hasta estar delante, con la cabeza gacha.

 

- Hola Mello - le saludé.

 

Mello no contestaba…

 

- Maaatt…

 

- ¿Sí?

 

- Haz el favor de mirarme a los ojos…

 

- Ya… Ya lo hago…

 

- ¡Matt!

 

- ¿Di… Dime?

 

- ¡Maldita sea, Matt! ¡Mírame a los ojos!

 

En ese momento, debería haber tenido le valor suficiente como para levantar la vista y saludarle con el cariño y apoyo que se merecía, pero no lo hice.

 

- ¡Joder, Matt! ¡Maldito seas! ¿Tan horroroso soy que ni siquiera puedes mirarme? ¡Qué te follen, jodido hipócrita!

 

Mello se deshizo de la enferma que le sujetaba de un codazo y se fue corriendo hacia la moto.

 

- ¡No, Mello! ¡No la cojas, es peligroso!

 

- ¡Me la suda si es peligroso! ¡Vete al infierno!

 

Y se largó. Así de simple. Por un estúpido gesto que mi necia cabeza no supo cumplir. No soy más idiota porque no me lo propongo… Debería haberle mirado, sin miedo, sin inseguridad, como lo hacía él cada vez que yo tenía un problema…

 

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- ¿Mail? ¿Qué te pasa? ¿Por qué no quieres salir del lavabo?

 

- No… Estoy bien aquí…

 

- No seas tonto, vamos, sal y cuéntame qué te ha pasado… No voy a reírme ni nada parecido…

 

Al final, salí. Siempre conseguía convencerme.

 

- A ver… cuéntame… ¿Qué te ha pasado?

 

- Yo… es que… esta noche tenía mucho miedo porque pensaba que había algo en la ventana de mi habitación y…

 

- ¿Y qué?

 

Los dos fuimos hasta mi habitación y se lo enseñé.

 

- Se me escapó.

 

Michael se quedó mirando la colcha mojada y luego me miró a mí.

 

- ¿Y por eso tanto alboroto?

 

- Es que no quiero que Watari me vuelva a reñir de nuevo…

 

Michael seguía mirándome…

 

- Aii… ¿Qué le vamos a hacer? Ven, ayúdame.

 

- ¿Qué quieres hacer?

 

- Cambiar tu colcha por la mía, así Watari no te reñirá.

 

- Pero te reñirá a ti.

 

- No me importa, haré que le escucho pero no le escucharé…

 

Entre los dos cambiamos las colchas de lugar.

 

- Ves, ya está. Eres un llorica, por una cosa tan simple…

 

Empecé a llorar de nuevo.

 

- ¿Qué te pasa ahora?

 

Derramando lágrimas, me tiré encima de Michael y le abracé.

 

- ¿Qué… Qué haces?

 

- ¡Muchas gracias, Michael! ¡Eres el mejor amigo de todos!

 

- No… No hay para tanto, hombre… Sólo es una colcha…

 

Watari le echó bronca a Mello, pero a él no le afectaba lo más mínimo. Era muy fuerte, mucho más que yo. Le admiraba con todo mi corazón.

 

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Los recuerdos venían a mi mente de nuevo… Tenía que ir a buscarle y disculparme por mi estúpido comportamiento. ¿En qué estaría pensando? Mello ha estado a mi lado en todo momento, y yo me cohíbo por una estúpida cicatriz… ¿Qué pensaba? ¿Qué se reiría de mí si me veía llorar? ¿O qué se cabrearía al ver mi expresión de compasión? Tenía que ir a buscarle… Pero… ¿Cómo? Se había llevado mi moto. Y tampoco sabía dónde podría estar…O sí. Recordaba que cuando Mello se sentía molesto, triste, preocupado o enfadado por algo, siempre iba a un sitio: la playa. Se sentaba en el borde de un acantilado [NdA: Se nota que me gusta el paisaje, ¿eh? xD] y se comía una tableta de chocolate mientras miraba como iban y venían las olas. Llamé a un taxi y, cuando llegó y subí, le indiqué el sitio dónde quería ir. Me llevó hasta la playa. Una vez le hube pagado, me dirigí hacia los acantilados. Ahí estaba. Sentado frente al mar, con su melena volando al viento.

 

- Sabía que te encontraría aquí.

 

- Lárgate.

 

- Mello, sólo he venido…

 

- ¿No me has oído?

 

- Escúchame, Mello… Yo sólo…

 

- ¡Largo!

 

- … quiero pedirte perdón.

 

Mello se giró con cara de irritación

 

- ¿No crees que es un poco tarde para eso?

 

- Sí… Y lo lamento… Tenía miedo…

 

- ¿Miedo de qué? ¿De qué te atacara o algo así?

 

- No… De que me rechazarás por mi falta de valentía…

 

- Pues tus sospechas han dado su fruto… ¿Crees que te hubiera rechazado si te hubiera visto llorar? ¿No crees que el que tendría que tener miedo soy yo? ¿Crees que no he llorado? No soy tan fuerte como tú imaginas, Matt.

 

- Lo lamento…

 

- Matt… Que mi rostro haya quedado de esta manera es sólo culpa mía, por no seguir tus consejos… Debería ser yo el afligido, debería ser yo el que pidiera disculpas… ¿Por qué siempre has sufrido tú más que los demás, aun y no siendo tú el principal afectado?

 

- No lo sé…

 

Mi rostro empezaba a enrojecerse y mis ojos comenzaban a humedecerse. Iba a llorar, no podría contenerlo. Y Mello lo vería.

 

- Vamos, Matt… Llora… ¿Cuántas veces te he visto llorar?

 

- Pero no quiero sentir lástima por ti, quiero protegerte, quiero darte fuerzas…

 

- Ya me las das… Sufres tú más que yo… Es como si me quitarás el dolor… Tú lloras por los dos y yo lucho por los dos. Vamos, Matt. ¿Crees que sigo enfadado después de tal numerito? Tus lágrimas enternecen a cualquiera.

 

Mello me sonrió con esa sonrisa tan cálida y que tanto me tranquilizaba. Se levantó y se acercó a mí.

 

- Llévame a casa.

 

- Sí.

 

Mello secó mis lágrimas con sus dedos, como en los viejos tiempos y juntos, volvimos a casa después de mucho tiempo.

 

– FIN –

Notas finales: Fin del capítulo 1. Espero que os haya gustado :D Como veis, Matt es un llorón ^^U, pero bueno, más adorable jajaja. Dedico este capítulo a Arima Shiro, porque, tal y como Matt quiere a Mello, yo también te quiero mucho a ti. Ai shiteru mucho koibita mía. En fin, gracias por leer y reviewizar [voy acabar creando un diccionario de palabras nuevas ^^U] a todos. 

Nos vemos pronto, ¡¡hasta la próxima!!


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