“no… no es cierto… esto debe ser un error… pero si acabamos de…” el rubio empalideció, trastabillando al dar un paso atrás…
-Ten cuidado en donde pisas-le regaña el guerreo al sentir que choca con él-¿Qué demonios te pasa ahora a ti?-inquiere al ver que no responde; entonces él también se percata de donde han llegado.
-¡eh detectado una pluma!-dice Moko-chan emocionada.
-¡Mugre bola de arroz ¿porqué no te diste cuenta antes?!-exclama molesto tomando a Mokona en sus manos-¡Pudimos haberla buscado desde el principio antes de irnos de mi mundo!-dice irritado.
-¡Es que no estaba antes!-dice Mokona lloriqueando mientras es sacudida violentamente por Kuro-pi.
-Hay, eres una inútil-bufa el guerrero soltándola-Pues vayamos al castillo para comenzar a buscarla-dice sin imaginarse cuan dolorosas eran esas palabras para el rubio.
“¿Por qué me pasa esto? Eso significa… significa que en verdad Kuro-sama tiene que quedarse… no es coincidencia que regresemos tan pronto al mismo mundo” se decía esa noche recostado en el futon, mientras veía la oscuridad del cuarto. “Kurogane… sin duda… sin duda significa que te debes quedar junto a tu adorada princesa” se dijo antes de soltar unas nuevas lagrimas ocultando su rostro en la almohada.
A partir de ese momento Fye volvió a casi no hablar, sobre todo cuando veía a la princesa Tomoyo y a Kurogane juntos.
Pese a todos sus esfuerzos, Fye volvió a caer enfermo, no importaba cuanto comiera, que tan bien se cuidara… a los cuatro días ya estaba de nueva cuanta metido en cama; aunque esta vez no tuvo los cuidados de Kurogane sino de la servidumbre de la princesa de ese reino.
Mientras el rubio mago era atendido, los jovencitos y Kurogane se dedicaron a buscar la preciada pluma, durando horas… sólo cuando el día moría era cuando Fye podía verlos por que iban a visitarlo, aunque había ocasiones en que no veía en todo el día a Kurogane.
El guerrero por su parte deambulaba por los corredores del castillo, no comprendía como de un momento a otro Fye podía caer enfermo de esa magnitud “Tal vez algo en el ambiente… puede que sea delicado al clima de este mundo” se decía mientras miraba furtivamente al rubio dormir, como hacía todas aquellas veces que no había ido con Shaoran y Sakura.
Aun que no quería admitirlo el pelinegro estaba muy preocupado por el rubio, tanto así que esa fue su verdadera razón para ir de nuevo a los viajes por las dimensiones.
Habían ya pasado dos semanas, pero la pluma seguía sin aparecer… y Fye… apenas iba reponiéndose, lentamente…
-Ya estoy bien, no es para que me veas de ese modo-dice el rubio mostrando esa débil sonrisa
-¿Qué no es para que te vea así?-inquiere Kurogane irritado-¿Cómo diablos quieres que te vea si tu has estado tumbado en cama alrededor de dos semanas?-dice cruzado de brazos y mirando al mago.
-No me estoy muriendo, solo… parece que estoy resfriado-dice este, sin darse cuanta de la expresión del guerrero.
“esa bruja… es cierto, esa bruja dijo que podía estar en peligro… de muerte” pensó Kuro-pi empalideciendo un poco al recordar las palabras de Yuuko.
-¿Qué tienes Kuro-tan? Estas pálido ¿ahora eres tu el que se quiere enfermar?-inquiere el rubio mirando lo pálido que se a puesto.
-No digas tonterías, yo no me quiero ni me voy a enfermar-dice un poco irritado, mirando de reojo a Fye “Esa Yuuko debe de equivocarse… no es posible que este tonto… este tonto este muriéndose” se dijo mientras se recargaba en el alfeizar mirando el jardín.
-Kuro-tan… ¿crees que los niños tarden mucho?-inquiere pues en esa ocasión el pelinegro se quedó para estar un poco más con Fye.
Iba a responder cuando algo llamó su atención… “no es posible” había susurrado, miró a Fye y este le sonrió como para tranquilizarlo, que él estaba bien, que podía irse.
“No es cierto… si yo les elimine hace mucho tiempo… ¿Qué hacen esas cosa aquí?” inquiere mientras corre a las afueras del castillo.
-Kurogane, necesitamos sacar a la princesa de aquí… tienes que sacarla… yo me encargo de los demás del castillo-decía Sohma mirándolo, éste asiente y se dirige a sacar del peligro a la princesa.
No obstante, hubieron resguardado a la princesa y a los jovencitos cuando esas cosas… esos seres negros que parecían aves y tenían ojos rojos penetraron la muralla.
-Aun hay muchos dentro del castillo-dice Sohma
-Yo les detendré, tú saca a los que faltan-dijo Kurogane dirigiéndose a pelear… aunque se quedó helado al ver como uno de esos seres con el pico perforaba el techo de la habitación donde estaba Fye… para después meter una de sus garras y comenzar a destruir el lugar por entero-No… no…-susurro mirando estupefacto la escena-¡Fye!-exclamó justo cando al fin su cuerpo le responde y corre hacia la zona de desastre.
“no es cierto… no puede estar pasando esto de nuevo” pensó furioso empuñando la espada.