La noche seguía su recorrido… al igual que Kurogane, el cansancio comenzaba a calarle y no tuvo opción que dormir un par de horas, de otro modo de nada serviría que encontrara a Fye si él iba a estar agotado.
-Maldición… espero este bien… si algo le pasara…-murmuraba antes de empezar a sucumbir por el sueño.
La mañana llegó con rapidez, cuando los rayos del sol chocaron directamente en el rostro del guerrero éste soltó un gruñido de inconformidad… aunque al percibir el aroma de hierba recordó que no estaba ni en el castillo no en compañía de los niños y el mago…
-Es cierto, no puedo perder tiempo…-dice colgándose la espada y tomando una fruta como su desayuno… después tomo un par más, no sabía en que condiciones podría encontrar a Fye-Ese tonto puede estar muy grave-gruño antes de seguir su viaje.
Anduvo caminado por varias horas hasta que percibió una cabaña en un claro de ese bosque.
-Que extraño… no creí que por aquí hubiera una cabaña-musita mientras se acerca con cautela, no quiere llevarse ninguna sorpresa.
Pero sin duda eso no lo pudo evitar, no pudo evitar llevarse una gran sorpresa; su aguda mirada analizaba esa cabaña, pasándola a cada una de las ventanas sin prestar atención hasta que vio como un rubio chico se incorporaba…
“Ese… ese sin duda es Fye” pensó mientras se acercaba más, pero se detuvo en seco al ver como un jovencito un poco mayor que Shaoran entraba en la habitación y con toda la confianza del mundo comenzaba a desvestir al rubio y éste no ponía objeción alguna…
Kurogane pudo sentir como una extraña incomodidad se apoderaba de él… como empezaba a sentirse un poco irritado…
-Buenos días Fye, ¿Qué tal pasaste la noche? ¿Pudiste dormir?-inquiere Ricky mientras va retirando los vendajes que puso la noche anterior.
-Estuvo bien, seguro pude haberla pasado peor-responde sonriéndole sin saber que son observados por alguien.
-Menos mal, temía que no hubieras podido dormir por el dolor-dice el castaño atreviéndose a acariciar ese hermoso cuerpo ya sin las vendas, acción que causa que el rubio se ruborice y sonría tímidamente.
-Gracias por preocuparte-es lo único que puede decir mientras mira al menor quien comienza a tocar ese blanco pecho de un modo menos inocente… Fye no hace intento de detenerlo, pues le gustaban esas caricias… necesitaba el sentirse deseado… que alguien le viera como posible amante…
Desde afuera Kurogane estaba más que rabioso… mirando como el chiquillo acariciaba una de las tetillas del mago y éste entreabría los labios, seguro de que había dejado escapar un gemido mientras sus blancas mejillas se teñían de un suave color escarlata.
Sin soportarlo más suelta un golpe a la ventana, la cual se abre de par en par al tiempo que el alto joven entra por esta.
El crujir de la madera hace que Fye se sobre exalte al hacerle recordar justo el momento cuando esos negros seres de filosas garras destruían por completo su habitación.
-Veo que has tenido suerte-dice Kurogane mirándole al tiempo que toma la muñeca del jovencito para apartarle la mano del pecho de Fye-Imagino que este mocoso te ha cuidado… ya es tiempo de irnos-añade sin dignarse mirar a Ricky.
-Kuro-tan… eres… has venido…-murmura el rubio mago sorprendido de ver tan pronto al ninja.
-Vámonos de una buena vez, en el castillo los médicos de la princesa te atenderán-dice sin imaginar el impacto a Fye y la respuesta de éste.
-No-susurra bajando la mirada, ocultando sus zafiros tras el rubio flequillo-Yo no iré a ningún lado… me quedaré aquí-responde sin mirar al pelinegro.
-¡¿Qué demonios estás diciendo?!-pregunta exaltado soltando a Ricky y tomando al mago por los hombros con algo de brusquedad.
-Lo que oíste Kurogane-dice serio sin mirarlo-Yo me quedare en este lugar hasta que me reponga, yo no necesito los cuidados de los médicos de tu Tomoyo-hime… no necesito nada que ella pueda ofrecer… vete y diles a Sakura-chan, Moko-chan y Shaoran-kun que estoy bien, que regresare en cuanto esté completamente restablecido y que mientras… a lo que más pueda buscare la pluma en este lugar-dice sin mirarlo.
-¿Me has llamado por mi nombre… solo para decirme que no volverás conmigo?-pregunta entre dientes, con la mandíbula algo tensa.
Ante el ambiente tenso Ricky decide salir de la habitación y dejar que los dos hombres hablen, Fye mira como el chico sale… sintiendo que podría desmoronarse en cualquier instante.
-¡Respóndeme! ¿Sólo me dirás eso? ¿Qué es lo que planeas? ¡Deja de andarte escudando y escapando!-dice el ninja enojado agitándolo por los hombros a lo que el rubio se quejo un poco por los huesos rotos.
-¿Qué más quieres que te diga? Yo no quiero volver… yo no lo soporto más…-dice mordiéndose el labio inferior, tratando de todos los medios de que el llanto no acudiera a él al recordar como Tomoyo-hime besaba al pelinegro-Déjame… ¿a ti que más te importa dónde este recuperándome? Sólo me has venido a buscar porque seguramente los chicos estaban preocupados…-dice sin mirarlo, evadiendo esos rojos ojos.
-¿Y tú qué demonios vas a saber lo que me importa y lo que no?-pregunta serio soltándole un bofetón que le hace voltear la cara al rubio que está perplejo.
Fye abrió los ojos en gran manera ante ese golpe… había recibido muchas bofetadas en su vida… pero ninguna había dolido tanto como la que Kuro-sama le acababa de propinar, sus zafiros se fueron llenando de lágrimas… aun así no se atrevió a
llevar la mano a la mejilla afectada.