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De Tallos y Mamíferos por insaneslasher

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Batman no me pertenece. No gano dinero con esto. Por favor, no me denuncien.

Pocos saben que, si me esfuerzo lo suficiente, soy capaz de sentir su sufrimiento. A veces, como esta noche, lo siento sin desearlo.

A veces sólo los siento pisotearme. Otras veces, hoy, siento mucho más. Siento mi piel rasgándose. Siento mis músculos siendo triturados. Siento varios de mis apéndices siendo arrancados de mi tronco.

Al principio trato de ignorarlo. Me abrazo a su cuerpo dormido, cálido y vivo de un modo tan distinto al de ellos como al de mis queridas hijas. Vivo de un modo único. Inimitable.

Perfecto.

Hoy no hace nada por consolarme.

Continúo tratando de ignorarlo. No es para tanto, me digo. No es la primera vez y no será la última que me sienta así. Y es que aunque mis niñas son fuertes, lo son de un modo pasivo. Y eso, en este mundo infamemente gobernado por esas criaturas agresivas, las hace vulnerables.

Y como ella me ha enseñado, no puedo protegerlas a todas. Son, afortunada y desgraciadamente, demasiado numerosas.

Dejo de tratar de ignorarlo cuando me doy cuenta de que está dentro de la isla. A esta sí puedo protegerla.

De un salto bajo de la casa en el árbol, formada por ramas que convenientemente hice crecer con forma de cabaña.

Bajo mis pies desnudos puedo sentir la tierra levemente húmeda, fresca y a la vez cálida. Reconfortante. El aire acaricia mi piel mientras corro. El silencio nocturno, no interrumpido por el canto de ningún insecto, es como una melodía para mí.

Caminando en dirección del dolor fantasma llego a <b>su</b> costa, el único lugar de la isla donde no se extiende mi jardín, ese pedacito de playa que he dejado sin plantar para que pueda bañarse en el mar. Secretamente preferiría que no lo hiciese. Cuando sale del agua su piel es salada, y la sal y yo no nos llevamos bien. Sin embargo eso es algo que nunca le diré. Ella renunció a su mundo por mí: yo puedo concederle esto.

Además no sólo la usa para eso. En algunas ocasiones se tiende desnuda en la arena a tomar el sol. Cuando regresa su piel normalmente clara esta tostada de un modo que me hace pensar que, pese a todo, ellos sí son capaces de sintetizar la luz solar. No del modo que mis queridas, por supuesto, pero sigue siendo sintetizar.

Una vez se pasó todo el día aquí. Cuando regresó se había quemado. Tuve que embadurnarla de arriba a abajo con aloe vera.

Un nuevo mordisco en la zona de mi muñeca izquierda me hace recordar qué hago aquí.

En el suelo encuentro unas huellas. Las sigo en silencio hasta que, finalmente, puedo ver al ser que agredía a una de mis niñas. Desde mi escondite tras las ramas de un arbusto puedo ver como la criatura devora con voracidad a una de las mías.

Monto en cólera. ¿Cómo se atreve esa bestia a entrar en mi pequeño paraíso y alimentarse de mis hijas sin permiso? Hago crecer un tipo de hiedra de tallos más gruesos y resistentes de lo normal creada especialmente para casos como estos. La hiedra se enrosca en el cuello del animal cortándole la circulación...

***

Harley Quinn se cubrió la cabeza con el brazo. El sol le daba justo en los ojos. <i>Hm... Ojalá aún fuera de noche</i>, pensó, aún con los ojos cerrados. Le pediría a Ivy que hiciera crecer algunas hojas para que hicieran de cortina. O quizá unas orquídeas. Unas bonitas orquídeas rojas con estambres negros ¡O negras con estambres rojos! A Harley le encantaban las orquídeas...

Decidida a pedírselo a su amante, Harley abrió los ojos. La expsicóloga vio entonces sorprendida que Ivy no estaba.

- ¿Ivy?- Llamó.
- Aquí arriba...

Con movimientos lánguidos Harley Quinn se levantó del lecho que compartía con Poison Ivy. El olor de carne asada llegó hasta su pituitaria. Guiándose por este, Harley Quinn medio caminó medio trepó hasta llegar a una de las plataformas formadas por ramas en la parte alta del árbol. Allí Ivy asaba sobre una improvisada hoguera lo que parecía un... <i>¿ciervo?</i>.

- Ivy, ¿Qué es eso?- Preguntó Harley.
- Un ciervo. Pensé que te apetecería algo de carne para variar.
- ¡Oh, Gracias!- Exclamó Harley a la vez que saltaba de alegría. Lo siguiente que Ivy supo es que Harley estaba entre sus brazos, besándola con el mismo entusiasmo con el que lo hacía todo.

Y entonces, con ese mismo entusiasmo, Harley deslizó sus manos bajo el traje de hojas de hiedra de Ivy... que, muy a su pesar, la apartó de ella cariñosamente.

- ¿Qué pasa?¡Quería <i>darte las gracias</i>!- Protestó Harley, haciendo pucheros.
- El ciervo, Harley. No querrás que se queme, ¿no?
- ¡No, por supuesto!¡No es por ofender, pero tanta fruta harta!- Admitió Harley.
- Entonces tendremos que dejarlo para otro momento- Sentenció la excientífica.
- ¡Ay de mí!¿Aguantaré sin besar a mi amante hasta que termine de hacerme la cena?- Se preguntó en voz alta Harley, la muñeca en la frente en un gesto de sobre actuado dolor.

Siguió un momento de silencio durante el cual Ivy continuó dando vueltas al ciervo sobre el fuego y Harley hizo algunas piruetas por la habitación. Tras realizar una doble rueda lateral con una maestría que le habría valido el primer premio en un concurso de gimnasia, Harley se apoyo contra Ivy de aquel modo que permitía a la otra mujer notar a través de su virtualmente desnuda espalda cada una de las curvas de Quinn.

- ¿Dónde lo encontraste?- Preguntó distraídamente Harley
- Caminando por <b>mi</b> selva y comiéndose a <b>mis</b> plantas- Ivy se interrumpió un segundo y hizo un ruido sospechosamente parecido a un gruñido. Malditos mamíferos... Ivy odiaba tanto a aquellos animales peludos...
-Ivy...- Harley frotó su sinuoso cuerpo contra el de la otra- Cuando hayas terminado con esto, ¿puedo <i>darte las gracias</i>?

O al menos a la mayoría de ellos, rectificó Poison Ivy antes de responder con un beso a Harley Quinn.
FIN


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