Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hoono no Aki por Yoru no Hikari

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

La historia es de una amiga, no me pertenece, es propiedad de Winllifobica y yo le hago el favor de subirla, me parece que es buena, pero necesitamos de la opinion de ustedes querido publico ^-^

Hoono no Aki

 

Capitulo I:

                   Recuerdos dolorosos

 

 

¿Cómo había empezado todo aquello?, ya no lo recordaba, o quizá le dolía demasiado el recuerdo, miraba fijamente el techo, estaba tirado en la cama, adolorido, su mente daba vueltas, allí, desnudo de cuerpo como estaba, Ed no pudo evitar que una lagrima surcara su mejilla, por Dios solo tenia 15 años!, sonrió amargamente, tenia 9 cuando todo aquello empezó, si, 9 años cuando tuvo que empezar con aquel calvario...

 

Si, ahora lo recordaba perfectamente, su querida madre Trisha se había vuelto a casar con un idiota de largo cabello negro verdoso al que llamaban Envy, el y su hermano Aru no estaban de acuerdo, pero por ver reír a su madre hubiera dado la vida, además su padre había muerto, o eso creían.

 

Sin embargo no podían ocultar la repulsión que sentían hacia su nuevo padrastro, por suerte, no tenían que soportarlo mucho gracias a la escuela, un día, Aru se fue a Paris a estudiar gracias a una beca, el se quedo, tenia que cuidar a su madre.

 

Los días pasaban y las cosas se le hacían mas difíciles, no soportaba estar en casa a pesar de que su madre imploraba su apoyo, se alejaba de ella y de su hogar, mas sin embargo, nunca la desprotegió, siempre trato de ser el muro que la ocultaba de su esposo, de su martirizador.

 

Pero, cuando su madre cayo enferma, las cosas fueron empeorando, hasta que un día.

 

-Oye, tu chiquillo-le dijo Envy sentándose junto a el en la mesa, -tu madre esta muriendo, así no me sirve de diversión, pero... tu en cambio...-dijo al tiempo que colocaba una mano en la entrepierna del niño y acercándose a su oído -tu sin duda me podrás satisfacer-susurro lujurioso al tiempo que se lamía el labio inferior y subía la mano mas arriba, mas, mas, hasta llegar a su órgano.

 

Un gemido escapo de la garganta del pequeño al tiempo que su mano derecha trato de apartar la del adulto que le masturbaba con una risa sádica pintada en los labios.

 

-Oye, chico-le voz femenina lo saco de sus recuerdos -el dinero esta sobre la mesa-.

 

Instintivamente miro la figura rubia que le sonreía desde la puerta de la alcoba, se levanto pesadamente de la cama, recogió sus pertenencias y empezó a vestirse por pura inercia, ¿Cuántas veces había repetido el acto?, ya no lo sabia, así como desconocía el numero de clientes a los cuales había servido a lo largo de los años, ¿1000?, no, era bastante claro que había trabajado con mas de 1000, y siempre era lo mismo, si, siempre el juguete sexual del cual los clientes se adueñaban, y al final, siempre se prometía no hacerlo, no llorar, y siempre rompía esa promesa.

 

Se dirigió a paso lento hacia la puerta, ya se había calzado y vestido de Versage, tal cual el gigoló que supuestamente era, monto en su convertible negro y se dirigió rumbo a "casa".

 

Era algo extraño, todo aquello, todo lo que poseía no eran mas que regalos, si, obsequios de sus clientes a quienes había satisfecho de una manera asquerosa, pero así era la vida, ¿no?, burda, sin sentido, ni final, la verdad es que por muy asqueroso que fuese, esa era su vida, vender su cuerpo a cambio de unas míseras monedas que no habían mas que llenar su alrededor de inútiles cosas materiales que nunca calmaban el dolor que sentía.

 

Para su consuelo, su pequeño hermano Al estaba lejos de el, lejos de tener que vivir en una mansión, bajo el mismo techo que su hermano mayor, o, el frió ser que ahora era su hermano mayor.

 

Sonrió amargamente, si, aquella era su cruz, su sufrimiento, aquel lugar en el que ahora estaba, era su cárcel en la tierra, llena de cosas banales, pero vacía de algo que le resultaba importante.

 

Se adelanto a su recamara y entro, una hermosa habitación decorada al gusto de una casa señorial,  con hermosos cortinajes de seda, un armario repleto de ropas de seda y terciopelo, miro su gabinete al tiempo que empezaba a desnudarse (yo te ayudo, Ed amor *¬*) para tomar un baño, allí, sobre aquella superficie de fina madera lacada se encontraba lo único que le importaba en toda la casa.

 

Se trataba de una hermosa caja de música hecha de madera lacada, era de unos 10 cm. de largo y bastante profundo, se acerco lentamente al objeto con una sonrisa de dolor dibujada en los labios, acaricio la suave tapa adornada de flores de cerezo pintadas con extremo cuidado y la abrió.

 

De la caja empezó a sonar una hermosa tonada al tiempo que una pareja daba vueltas a modo de baile, contemplo la pequeña escena al tiempo que tarareaba la cancioncilla, miro su reflejo en el espejo, se estudio detenidamente, un chico de 15 años, cuerpo de músculos definidos, cabello rubio largo y trenzado, de estatura mediana (pero no enano!!), de lindos ojos dorados llenos de dolor y tristeza, una sonrisa amarga, y  un corazón roto y remendado, sin esperanzas y sin ganas de seguir respirando, con la mano derecha tomo entre sus dedos el dije de una cadena dorada que llegaba a su pecho, tenia una cruz con punta de flecha en los cuatro extremos y una serpiente rodeándola,

 

Suspiro resignado, ya no había que lamentarse, era muy tarde para recuperar lo que había perdido, termino de desnudarse (que vista!!) y se dirigió al baño, se coloco bajo la ducha y sintió como el agua caía por su cuerpo desnudo,

 

En el absoluto silencio de la recamara aun escuchaba el suave sonar de la caja de música, cerro los ojos apretándolos fuertemente, controlando las lagrimas que amenazaban con salir recordaba perfectamente como había llegado aquella caja a sus manos y porque valía, aun mas que su Stradivarius y su hermoso piano de cola negro, podía recordar la felicidad que sintió cuando sostuvo el objeto en sus manos hace ya 5 años y la voz calmada casi fría, pero acogedora de quien se lo obsequio.

 

-¿No que me protegerías?, ¿no que me cuidarías siempre?, ¿y que fue eso?, ¿solo palabras Roy?-susurro con pesar al tiempo que derramaba la lagrima que intentaba controlar.

 

¿Pero que clase de patético niño era?, ¿no que ya no sentía?, ¿no que era frió?, ¿entonces?, ¿Por qué le dolía como si mil cuchillos le hiriesen el corazón?, ¿porque?, ¿Por qué a el?, ¿se lo merecía?, ¿acaso era malo?, ¿acaso su alma estaba destinada al sufrimiento?, cerro la llave, tomo una toalla y la enrollo alrededor se su cintura, suspiro de manera pesada al tiempo que salía del baño.

 

El día había sido muy extraño, lleno de recuerdos que le helaban la sangre, pero por lo menos la cena con Heiderick, su mejor amigo, serviría para calmar un poco sus sentimientos, Heiderick era un chico que conoció en un bar hace unos años, tenia 18 años en ese entonces y, a pesar de ser tan joven ya era un gran escritor de famosos best seller, era el único que sabia de su trabajo.

 

Se vistió elegantemente con las ropas que su mayordomo le había preparado, una camisa de seda negra, unos pantalones, el pelo tranzado, ect... salio en su porche, el único con el que se presentaba frente a Heiderick, llego al lugar y paso lentamente la mirada por las mesas al tiempo que caminaba junto al mesero quien guiaba sus pasos, pero su mirada se volvió incrédula al ver a la persona que le esperaba.

 

-Hola, Edward-dijo el pelinegro con una sonrisa.

 

Ed abrió los ojos desmesuradamente, no podía ser, después de tanto... ahora precisamente...

 

-Roy-susurro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).