"Fichas de ajedrez"
Peones, somos todos tan solo peones, no importa el cargo que desempeñemos, no importa si somos ricos o pobres, ni siquiera si tenemos familia o somos lobos solitarios..., nada de eso importa..., pues somos simplemente...peones.
La cuestión es, ¿de quién somos peones?...
Siempre estoy solo, no físicamente, pero me siento separado del resto. Tal vez todo es por mi culpa, seguramente así es, pero aunque sé esto..., no sé cómo cambiarlo..., o mejor dicho, no sabía cómo cambiar esta sensación hasta que apareció ella.
Jamás había visto criatura más bella, y creo que, aunque suene ridículo viniendo de alguien como yo, me enamoré a primera vista.
Me uní a la organización solo por ella, deseaba tanto verla que fue la única solución que se me ocurrió para poder estar a su lado, pues ella era la hija del "Padre"...
No había pensado en matar nunca, no por temor o por cargo de conciencia, no, me sentía y me siento capaz de eliminar a cualquier ser sin llegar a tener remordimientos..., creo que la mayoría podría referirse a mi como desalmado, pero honestamente, no me importa.
A pesar de que me uní a la organización por razones egoístas, no significó que hiciese mal mi trabajo, de hecho, luego de un tiempo, comencé a gustar del papel que debía desempeñar. Creo que es cierto lo que se rumorea, "una vez que has probado la sangre no podrás volver a tras"...
Luego de tres meses logré ascender bastante en la familia, me hice de conocidos poderosos, pero ninguno me cautivo tanto como "él", creo incluso que la forma en que me atraía era tan sobrenatural como la que ella había provocado en mi. Aunque bueno, después comprendí que en algo tenían que parecerse ellos dos, pues me enteré de que eran hermanos...
Al comienzo él, al igual que ella, no me noto, pero con el pasar del tiempo llegamos a ser tan cercanos que me contaba solo a mí ciertas cosas de las que ni siquiera "Padre" tenía conocimientos.
Llegué a admirarlo tanto que mí ya de por si excelente calidad de trabajo mejoró aun más, solo para que, al terminar la misión que me encomendaban, pudiese ver su sonrisa de satisfacción y oír como me felicitaba con las palabras "bien hecho, como esperaba de ti". Cada vez que me decía eso sentía una satisfacción tan grande como deliciosa.
Dios, llegue a desear tanto el oír esas palabras y ver esa sonrisa que mi obsesión con el trabajo llego a ser obvia, incluso para él.
Una noche me llamó a su oficina y me pidió que esa noche cenase con él, que tenía algo muy importante que decirme, pero que lo haría solo en privado.
Accedí gustoso, ya que podría pasar una velada con él. Para ese entonces él y su hermana se habían vuelto lo más valioso para mi, ansiaba protegerlos con todo mi ser, y como me había enterado que ella estaba comprometida, haría todo lo posible para que su hermano se fijase en mi, quería que él fuese mi compañero, y con ella al menos trataría de tener una amistad.
Pero...no todo es como desearíamos que fuese...
Esa noche me dijiste que te casarías con tu hermana, que la fecha ya estaba acordada y que querías que yo fuese tu padrino. En ese instante sentí que el tiempo se detuvo para mí. Sabía que el matrimonio entre familiares de sangre estaba muy bien aceptado dentro de la organización, pues ayudaba a mantener un linaje puro, por lo que la unión entre ustedes dos era más que aplaudida, pues ustedes eran los hijos de "Padre", y con esto la fuerte dinastía se mantendría.
Desee morir cuando me dijiste la noticia, pues en un instante había perdido toda posibilidad de estar con cualquiera de las dos personas que más amaba, y lo peor de todo..., era que no podía hacer nada...
Al darme la noticia parecías esperar que yo te dijese algo, pero yo no pronuncie palabra alguna, y a partir de ese instante comenzaste a mencionar el tema de la boda cada vez que nos encontrábamos solos, esperando que yo dijese algo que jamás llego, lo que provoco una enorme decepción en ti, y si no me equivoco...también tristeza...
Llegó el día señalado y la boda se celebro sin ningún contratiempo, en esa época tú ya habías sucedido a "Padre" como el nuevo jefe de la organización.
Todos estaban felices por la boda, o mejor debería decir que casi todos lo estaban..., porque yo no lo estaba...,¿cómo podría estarlo?, ya no podría estar nunca junto a cualquiera de las dos personas que más amaba...
Después de un tiempo yo había logrado ascendido de ser uno más de los asesinos, a ser la mano derecha de la organización, es decir, la mano derecha del jefe..., tú mano derecha...
Me invitabas a tú hogar cada fin de semana, y cada fin de semana iba, teniendo que soportar el ver como tú y ella se demostraban su "cariño". En todo momento logre mantener un rostro impasible frente a las "escenitas", e incluso en algunos momentos les llegue a sonreír, como mostrándoles una aprobación y felicidad porque estuviesen juntos que no sentía, de hecho, dentro de mi la sangre bullía con furia cada vez que veía este tipo de cosas (lo cual era muy seguido), pero no podía rechazar una invitación o salirme de la organización, ya que estaba metido tan adentro que..., ya me era tan imposible salir como sacarte a ti y a ella de mi corazón...
Uno de esos fines de semana ustedes me pidieron que pasase la noche en la mansión. Me dijeron que dormiría en el cuarto contiguo al de ustedes, acepte resignado, creyendo que nada podría empeorar ese día de haberlos visto TAN acaramelados TAN increíblemente ¡¡LIBRES DE PUDOR!! a pesar de yo estar presente y además frente a ustedes. Fue un grave error creer eso, había olvidad la resolución científicamente comprobada [esto lo digo yo, la autora, no sé si es verdad que esta científicamente comprobado, sólo sé que es real que pasa] de que "cuando creas que nada puede ir peor, la situación ciertamente empeorará"...
Esa noche ustedes se amaron, y las paredes, al ser una habitación contigua, eran tan delgadas que pude escuchar absolutamente todo. Me puse endemoniadamente furioso, deje de razonar y me dirigí a la alcoba que ustedes ocupaban. Cuando entré ustedes me miraban divertidos, tu me sonreíste de manera picara y ella se acerco a mi sin ningún pudor, completamente desnuda.
Me beso mientras me conducía hacia la cama, te miré extrañado y tú tan sólo ampliaste tú sonrisa para enseguida arrebatar mis labios de la boca de tu hermana y proseguir a besarme con rudeza, queriendo demostrarme con solo este gesto quién mandaba, mientras me penetrabas de una sola estocada, sin preparación alguna, desgarrándome por dentro con tus brutales envestidas.
Esa noche tú y ella jugaron a placer con mi cuerpo de incontables maneras. Pero no sabes lo doloroso que fue cuando a la mañana siguiente me dijeron a coro que desde ese instante tendría que dejarles mi cuerpo para su entera disposición y gozo, y que si permitía que alguien más me tocara lo pagaría, pues pasaría a ser un traidor, y a un traidor en el mundo aparte en el cual vivíamos sólo le esperaba una cosa...la muerte..., pero en mi caso no sería un castigo tan ligero como ese...
Dolía, dolía increíblemente el saber desde sus propias bocas que sólo me consideraban una diversión para el momento, un juguete..., un simple objeto..., nadie puede saber cuánto dolía, por lo que nadie pudo ni podrá entender nunca el por qué los mate. Después de todo, al igual que cuando era sólo un chiquillo y entre a la organización sólo porque no encontré otro camino para poder estar cerca de quien me había enamorado; ahora como asesino clase elite sólo pude encontrar como solución esa, matarlos...
Peones, somos todos tan solo peones, no importa el cargo que desempeñemos, no importa si somos ricos o pobres, ni siquiera si tenemos familia o somos lobos solitarios..., nada de eso importa..., pues somos simplemente...peones.
La cuestión es, ¿de quién somos peones?...
Creo que en mi caso...fui el peón...del amor no correspondido...