Capítulo II:
想い出
(Omoide - Memories)
Ahí se había quedado, nuevamente solo, sin entender sus propios sentimientos, ¡Que idiota!, nuevamente experimentaba sensaciones nuevas... ¿Se sentía solo? No se conocía a si mismo, experimentaba sensaciones, creía haber suprimido esa posibilidad, surgieron imágenes que no quería recordar, imágenes que con el pasar de los años habían anulado su sensibilidad y su lado humano, más bien parecía una "cosa", se levanto y puso un CD, "Mother ~Scene II~" por primera vez después de más de 11 años volvía a soltar una lágrima.
-¡¡Este niño es una completa basura!! Míralo no sabe hacer otra cosa que mirar el televisor, ¡¡no sabe hacer nada!!
-Pero Yukihiro, no puedes ser tan duro, es solo un niño de apenas 4 años.
-¡¡No me importa!! Esta en la familia Aikawa debería por lo menos hablar, ¡¡su hermano a su edad sabía leer!! ¡¡Incluso yo lo hacia a los 4 años!!
Sí, las familias de mis padres eran demasiado perfeccionistas, desde muy pequeños llegaban a ser genios. Y mi padre no soportaba que un hijo suyo, a más, no fuera igual y mejor al resto de sus descendientes y condescendientes. Me odiaba, pero más lo odiaba yo a él.
-Quiero que lo des en adopción.
-No... Yukihiro por favor...
-Lo darás en adopción y el tema se termina.
-¡¡No lo voy a hacer!!
-Entonces me voy de aquí, te quedaras sin nada. -Amenazó violentamente a Noriko.
-¡¡¡No te olvides que todo lo que tienes es mío!!! Que tú lo manejes es otra cosa.
Mi padre se pensó mejor las cosas.
-Entonces lo internas, no quiero que esta "cosa" este en mi casa. -Me miró con desprecio.
-Está bien. -Noriko accedió, y desde ese momento también la odio a ella, porque pudo evitar aquellas burlas, aquellos maltratos. Mi padre creía que yo era un imbécil, pero no sabía que a esa edad ya lo entendía, y era aún más inteligente que él, yo no necesitaba que me enseñaran.
Y así fue, teniendo 4 años recién cumplidos fui internado en una especie de reformatorio ilegal, donde la comida y el sueño era lo que menos se conocía, y el estudio... aproximadamente 17 a 18 horas diarias, y si no aprendías seguías estudiando sin dormir. Los golpes eran otra cosa muy seguida.
Y yo me fui llenando de odio, no había llorado más, y tampoco había sentido otras emociones, aparte del odio, el odio que sentía hacia Noriko, Yukihiro y todas aquellas malditas personas que manejaban ese lugar.
Sin quejarme jamás comencé a ser el "niño ejemplar" solo con un objetivo salir de ahí demostrando que yo era mucho más de lo que pensaban.
Recluido ahí cree un tipo de bomba, no era la gran cosa, la gran cosa era todo lo que hacía estallar en tan poco tiempo y con tan pocas cosas que me ingenié en conseguir.
Acababa de cumplir los seis años hace unos días y era la hora de mi primera huida, yo mismo sabía que no iba a ser la única, no, eso no estaba dentro de mi plan. Eran las 12 de la noche, ya todos dormían, y si no lo hacían me importaba un bledo, ¿Qué obstáculo podrían causarme 5 estúpidos de esos? Forcé las cerraduras de la sala de vigilancia, sin ningún rastro. Era la hora de la revelación, ¿Querían que fuera un genio? Si, pues eso precisamente era, un niño genio a punto de sabotear el plan de Yukihiro, de Noriko y de esos buenos para nada. Sabotee el sistema de seguridad, cámaras, alarmas, electricidad, etc. Y me di el lujo de dejarles un pequeño mensaje que solo serían capaces de quitar una vez restaurando el sistema, y eso les iba a tardar una o dos semanas, lo gracioso es que cuando lo hicieran se darían cuenta de que no tenían más remedio que cambiar los más de 17 discos duros, de solo pensarlo me reía. "Veamos quien es un genio ahora".
Ahora solo me faltaba abrir los tres enormes portones que conectaban a la calle, si sabotear las computadoras con la tecnología más avanzada había sido fácil, imagínense que fácil era deducir las pequeñas tres contraseñas de cuatro dígitos.
Cuando ya estaba afuera presioné un botón, un simple botón y me quede ahí parado a ver los lindos "fuegos artificiales".
Llegue a mi casa a eso de las 9 de la mañana, no vamos a decir que esa fortaleza estaba muy pegada a la ciudad.
Noriko se sorprendió, ni siquiera le hable, fui a mi habitación y disfruté el estar ahí aunque no duraría mucho.
Nuevamente recorriendo mi casa escuche una conversación que entablaba Yukihiro y Noriko era una videoconferencia.
-Escuche que un niño muy inteligente se escapó anoche del internado, bloqueó y anulo todas las computadoras y sistemas de seguridad, dejando un mensaje "Veamos quien es un genio ahora".
Entre a la sala y hablé yo, ahora se me escuchaba mucho más seguro.
-Qué te parece, increíble ¿no?, tu hijo, el inútil, el que no sabía nada, el despreciable, ¿Qué coincidencia no?, "padre" -Dije irónicamente.
-Oh, hijo que sorpresa... Que gus...
-No te hagas el buen padre sabes perfectamente cuanto te odio, pero ahora más te vale respetarme, si no quieres que a tus empresas les pase lo mismo que al sistema de aquel lugar... "Nos vemos "papi"".
Luego de un mes me llevaron nuevamente al internado, una y otra vez, y me volví a escapar cada una de ellas, hasta que se rindieron y me dejaron llevar mi vida.
Me fui al nuevo gimnasio de la casa, quería levantar pesas para distraerme, tenía rabia, demasiada rabia y ya no la aguantaba.
Después de un buen rato de hacer fuerza y nadar se iba a dar una buena ducha. Lleno la tina con agua caliente, se metió y empezó a recordar el beso con Eisuke, comenzó a pensar en él a imaginárselo... imaginárselo desnudo, sí, ya lo había asumido, al final de cuentas, siempre las cosas las asumía solo y sin prestarle mayor atención.
Empezó a experimentar otra nueva sensación algo que a pesar de tener 15 años no había sentido, nunca había sentido esa necesidad de que tocaran una parte de su cuerpo. Por primera vez sentía lo que era una erección, llevo ahí su mano, comenzó a moverla de arriba abajo, que bien se sentía, aumento la velocidad, hasta que llego a su clímax, el semen botado era mucho, por ser su primera vez, quedo flotando en el agua.
Se hundió un poco más en el agua.
-Me hubiese gustado que eso lo hubieses hecho tú Eisuke...
Era un nuevo día de escuela, quería ver a Sayaka para pedirle una explicación. Como ya era costumbre al tocar para entrar ella aún no llegaba, 15 minutos tarde ahora, en cuanto ella entro a la sala el profesor le iba a armar una bronca, pero Hisashi se levantó y fue hacia delante.
-Hoy no profesor, hoy la bronca me toca armársela yo. -El profesor se quedó sin habla, no podía responderle a Hisashi-san, gracias a él seguía en esa escuela, gracias a él existía esa escuela, mientras Hisashi se llevaba a Sayaka bruscamente por el brazo el curso armo un escándalo. Cerró la puerta.
-¿Por qué dijiste eso ayer? No era verdad. -Dijo con un tono frío y seco que asustaba a cualquiera que lo conociera más de un día.
-Yo... ¿Te gusta Eisuke verdad? -Hisashi se sonrojó. -¡¡¡Aaaah!!! -Grito Sayaka impresionada, tomo a Hisashi por los hombros y lo sacudió. -Acabo de ver una emoción en ti, -Gritaba emocionada con los ojos brillosos. -Siiiiii, te saque una emoción.
-No seas tonta. -Dijo al tiempo que se deshacía de sus manos. -Solo te lo diré una vez más, no te acerques a él.
-¡Vale, vale! -Sayaka entro a la sala gritando. -A que no saben ¡¡¡Acabo de ver la primera emoción en Hisashi!!!! -El curso entero se revolucionó, poco falto para una fiesta, pero solo basto que entrara él con una profunda mirada de odio para que todo el mundo guardara el orden, quien sabía de que era capaz de hacerle a sus enemigos, con toda esa apatía y con todo ese dinero... Además que ya había roto varias bocas con esos puños.
Para responderle a Sayaka y dejarla en vergüenza tal como ella había hecho, solo le bastaron unas palabras.
-¡Ah!, y Sayaka, no vuelvas a llegar tarde que ya no te salvaré de otra. -Solo eso y Sayaka se puso aún más roja que un tomate.
Pasaron los días sin nada emocionante, Hisashi aún le hacía comentarios provocadores a Eisuke, y de vez en cuando una tocadita por ahí no le hacía mal a nadie, aunque seguía siendo seco y frío con él. Había pasado un par de semanas y Sayaka organizó una fiesta.
Iba a ir, no era que le gustaran las fiestas pero le agradaban más que estar en casa.
Eisuke tuvo que acompañarle.
-Espérame afuera.
-Si señor. -Y así fue.
Adentro el alcohol reinaba, al rato después Sayaka salió con dos vasos de quien sabe que.
-Eisuke, toma. -Le entrego el vaso.
-Señorita Sayaka si el señor Hisashi la ve aquí me va a matar.
-¡Hey relájate! ¿Por qué estas aquí?
-El me dijo que esperara.
-Y ¿Por qué no entras? A ese le hace bien que de vez en cuando le toque alguien algo rebelde, y más si no tienes nada que perder.
-Puedo perder mi trabajo.
-Naaaa, no lo vas a perder, a ti no te va a despedir.
-¿Por qué?
-¿Qué? ¿Crees que fue poca la bronca de celos que me armo?
-¿Cuando usted le dijo que me besó?
-Sip, lo hubieses visto, ni con sus padres lo había visto tan enfadado.
-Parece que usted lo conoce muy bien.
-Si, crecí con él. Desde que tenía cuatro años.
-¿Sabe por qué es así?
-Si. Pero es algo que ni él ni yo queremos recordar, pero te puedo asegurar que su infancia no fue muy divertida. En todo caso te felicito, has logrado algo que yo creía imposible.
-¿Que cosa?
-El suprimió sus emociones, si es que alguna vez tuvo, y desde que apareciste me parece que muchos sentimientos le han copado la cabeza, imagínate en una prueba se saco dos puntos menos del máximo que es lo normal que saque, está en la luna todo el día y se comporta algo más normal, pero lo pesado no se lo quita nadie ¬¬' -Saco un cigarro y lo prendió, le ofreció y Eisuke aceptó mientras sonreía de manera dulce. -De todas formas tengan cuidado con lo que hacen, no les digo que no hagan nada, pero si su madre se entera se puede armar la grande, y no esperes que se entere su padre porque a los días estas muerto, no porque le importe su hijo, si no por el escándalo que se podría armar piensa que la familia Aikawa es una de las familia más tapadas en dinero que hay en el mundo, ¿entremos?
-No quiero tener problemas.
-Bueno, pero ya sabes, te aseguro que no tienes nada que perder, quizás si esperas un tiempo ahí te le pones más rebelde.
-Mmm... puede ser. -Sonrió picaronamente
-Nos vemos. -Sayaka se entro, en un rincón estaba Hisashi, bebiendo sin parar, eso sucedía cuando estaba enojado, pero se notaba que ese no era el caso. Se acercó a él. - ¿Hisashi que te pasa?
-Sayaka acompáñame. -Se sirvió un nuevo vaso de whisky y fueron al patio. Sacó un cigarro y se lo prendió. -Esto solo va a pasar hoy, lo verás una vez en tu vida y luego no quiero que se recuerde. Estoy confundido...
-Hisashi... -Lo abrazó con ternura, él era como su hermano. Lo vio indefenso.
-Estoy experimentando sensaciones extrañas para mí.
-Te estas enamorando Hisashi...
-No... no quiero que pase eso... Sayaka yo... lo sé todo pero no sé nada..., tú eres la persona en la que puedo confiar, no entiendo que me pasa...
-Hisashi yo creo que... al fin llegó alguien especial...