La lluvia comienza a caer suavemente, resbalando por tu blanca piel, es como si el cielo quisiera acompañarte en este agónico marchar, y caminas lentamente sin rumbo alguno, porque ya no sabes dónde ir, ahora que todo a acabado, ahora que tú has acabado con todo, con todo lo que realmente amaste. Y mientras andas bajo un cielo que se oscurece con cada pisada, que se apaga, así como tu corazón, lo único que recuerdas es su mirada, la última, en el momento de su muerte, de esa que tú mismo le otorgaste, y pudiste distinguir en ella un atisbo de amor, de un amor que a pesar de todo aún seguía en pie, de un amor que perduraría hasta el fin.
Sé, sé que te he dejado caer
He sido un tonto conmigo mismo,
pensé que podría vivir sin nadie más,
pero ahora atravieso todas las heridas.
Y ahora vives en carne propia lo que él sufrió por ti, por tu desprecio, por tu partida, y escuchas sus últimas palabras si muero en tus brazos, será como volver a vivir, te..amo y tú sólo lloraste, y te aferraste a él en un intento desesperado por traerlo de vuelta, y gritaste de impotencia, y gritaste de rabia, de odio hacia ti mismo por no haberte dado cuenta, hasta ese instante, de que habías trazado tu destino en el momento de partir por más poder, y tu grito fue tan profundo, que hasta ahora parece que te desgarra, y tu alma gime, y clama por otra oportunidad.
Y el dolor,
es tiempo para mí de respetar
lo que significa tu amor más que nada.
Ahora caes sobre tus rodillas, cansado de caminar, de un andar sin sentido hacia algún lugar donde puedas olvidar tu dolor, pero sabes que ese lugar nunca llegará. Y cierras tus ojos esperando a que, tal vez, todo sea un sueño, esperando a que cuando vuelvas a abrirlos puedas distinguir esos bellos ojitos azules mirándote con inocencia, esperando para que, cuando vuelvas a abrirlos, puedas volver a vivir, nuevamente, ese año de inmensa felicidad que pasaste junto a él. Pero no, ya nada volverá a ser como antes. nada.
Sé que sentir esto es tan malo,
porque lo que era una vez feliz, ahora es triste,
nunca amaré de nuevo,
mi mundo está terminado.
Ahora sólo guardas odio en tu interior, porque el amor que sentiste lo enterraste junto a tu amado. Sólo te queda tu odio, ese odio que sientes hacia ti, por tu debilidad, porque pensaste que teniendo más poder podrías llegar a ser invencible, podrías llegar a ser fuerte, y no te diste cuenta que mientras más poder adquirías, más débil te volvías. Tus ansias de venganza te cegaron, y cuando, al fin, cumpliste tu meta, sentiste un inmenso vacío en tu corazón.
Desearía regresar el tiempo,
sé que la culpa es toda mía por no poder confiar en tu amor.
Sé que no podemos olvidar el pasado,
que no puedes olvidar el amor y el orgullo,
y eso me está matando por dentro.
Y te diste cuenta de que con tu venganza cumplida, y con todo el poder que codiciabas no eras feliz, aún así no conseguías esa tranquilidad que creías que encontrarías. Y volviste, lo buscaste y lo hallaste, y él te recibió, con los brazos abiertos y el corazón sincero para volver a confiar. Y te amó, como nadie nunca lo hizo, y tú lo amaste. Pero nada es para siempre, y como todo lo que sube tiene que caer, así mismo cayó tu felicidad. La persona que por tantos años fue tu maestro, aquella que tú creíste muerta con tus propias manos, volvió por venganza, y lo asesinó, porque sabía que matarlo a él era como matarte mil veces a ti.
Todo vuelve a la nada,
todo se está derribando, derribando, derribando,
todo vuelve a la nada.
Y ahora, ahora sufres, y gimes y lloras, porque sabes que tú eres el culpable, porque sabes que tú lo mataste, porque sabes que si nunca hubieras ido en buscar poder, y si nunca te hubieses cegado por tu afán de venganza, él, en este instante, estaría contigo, abrazándote como sólo él lo sabía hacer, haciéndote olvidar todo, sacándote del mundo para llevarte al suyo. Ya no puedes más, sólo deseas desaparecer, pero sabes que no arreglarás nada, el daño está hecho, tú lo mataste.
Sólo déjame caer,
déjame caer,
déjame caer.
Un kunai reposa en tu mano, esperando con ansias a ser clavado en algún cuerpo para beber de su sangre. Y tu cuerpo tiembla, y la lluvia poco a poco se está apagando, como tus fuerzas. Pero ellas, sorpresivamente, salen a flote con todo su potencial, recuerdas su cara, su mirada llena de amor, una mirada que te decía “no te culpes”, pero cómo no culparte.
Todo vuelve a la nada,
todo se está derribando, derribando, derribando,
todo vuelve a la nada.
Es tu culpa, tú lo mataste, asesino, tú fuiste su verdugo, pero tú no lo querías así. Viviste un año tranquilo, en donde nada importaba más que estar junto a la persona amada, pero se acabó, tú lo acabaste, tus ansias de poder, de venganza, te persiguieron hasta el último momento, y acabaron con lo que más querías. Cuando pensaste que podrías ser feliz todo se derrumbó, tu maestro volvió por venganza, una palabra que tú conoces tan bien. Tu mano asciende hasta tu cuello, tu cuerpo ya no tiembla, la lluvia ya se apaciguó. El kunai se clava dócilmente en tu garganta, y se excita al sentir la sangre, tibia. Ya no hay fuerzas, y tus ojos se cierran, ya no queda sangre, tu corazón deja de latir, una última palabra sale de tus labios Naruto para luego extinguirse junto a tu vida.
Sólo déjame caer,
déjame caer,
déjame caer.