Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

My Inmortal por Bonnie

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Estaba apunto de darse una linda siestecita y tube una idea entre sueños n..n. Esto esta cortito, pues solo quería narrar un lindo encuentro entre Momo y Ryoma después de que este se fue a E. U (otra vez).

No pude evitar las ganas y aquí esta.  Cambie la narrativa para que saliera más del personaje, así que no se confundan.

DISCLEAIRMER: Creo que es de conocimiento general que Pot no es mío 

MY INMORTAL  

Miraba los hilos de las agujetas de mis tenis con mucho nerviosismo. Llego un momento en que me perdí tanto en estas, que realmente ya no las veía, repasaba y repasaba como rayos tocaría esa puerta, que sería lo primero que saldría de mi boca después de 4 años de haberme borrado del mapa de su vida, que cara pondría....¿qué pensaría?  

Me angustiaba, me angustiaba bastante ¿Si no me reconocía? Si es una reverenda estupidez, pero uno nunca sabe....lo adoraba tanto como para que al final resultara algo así, como para que él me olvidara creyendo que yo también lo hice....como para que él no me quisiera ver.  

Mi vista se desenfoco y agite la cabeza ¡¿qué cosas pensaba?! ¡¡Era Momoshiro de quién se ocupaba mi materia gris!! El amigable y jovial Momoshiro que aprecia a un amigo más que cualquier cosa, él que no olvida a la gente por tener una amistad con esta....pero yo tenía algo más que eso. Nunca se lo dije, no pude hacerlo y me arrepentía tanto. Por eso estaba aquí, por eso regrese a la primera oportunidad que tuve, no para decírselo...para gritárselo desde el fondo de mis entrañas. Ahora no deseaba más que sentir sus ojos oscuros sobre mí, prestándome atención. 

Deje de una buena vez mis tenis y comencé a caminar por esa calle que no había cambiado mucho. Eso me alegraba...que siguiera igual que antes, cuando él y yo íbamos por esos lugares montados sobre su bicicleta o simplemente el llevándola de lado mientras caminamos a paso acompasado.  

Me invadió una enorme nostalgia, una donde imperaba en aquellos recuerdos donde después de nuestras practicas, comíamos hamburguesas en el local acompañados a veces de algunos otros de mis sempais; como Eiji, el travieso pelirrojo que me abrazaba sacándome el aire a la primera; Fuji, que siempre sonreía a tal punto que me llegaba a asustar, que no cambiara su expresión aunque le estuvieras mentando la madre; Kawamura, tan amable y condescendiente....menos cuando tocaba una raqueta, cosa que en momentos me fascinaba hacer y que aprendí de Fuji-sempai; Oishi, el fukubochou, responsable y ocupado en mí por ser el más pequeño de los regulares; mi honorable capitán Tezuka, del que aprendí que la fuerza y la convicción son decisivas en la carrera de un tennista; Kaidoh, no conocía alguien más fuerte y decidido que él, procuraba dar lo mejor o incluso más de lo necesario y finalmente, Inui, el alto chico de las gafas que sacaba toda clase de datos...incluso cosas que ni notábamos en nosotros. 

A todos ellos los extrañe, no pasaba un maldito día en que no los recordara ¿y como hacerlo? Si no había más que cosas que me los mantenía presente, el ver un cactus como el que Fuji-sempai cuidaba en su cuarto, algún peluche que desbordara ternura equiparable a la del neko del equipo, alguna imagen de un reptil con el ínfimo parentesco a las sapientes, es tonto, pero ya hasta cualquier tipo de lentes con montura fina la llegaba a comparar con la de el bochou. 

Si, era tanto que en momentos no sentía poder con las añoranzas del mundo en que me vi inmerso viviendo en Japón. Nunca me sentí más cómodo y reconfortado que ahí, era parte de algo, algo en donde yo importaba igual que los demás. Despedirme de eso fue doloroso 

Pero lo que más se sentía, era aquella ausencia de la persona que se me acercaba inclusive cuando yo no estaba del mejor humor y era capaz de correr a patadas a cualquiera....menos a él, por que su animada forma de ser me lo impedía y decirle que se alejara solo conseguía lo contrarío. Las veces que comíamos juntos, era todo un festín tanto alimenticio como visual. Allí descubrí que mi limite calórico era de un nivel bastante alto, que lo que a él le costaba menos zamparse eran las hamburguesas de doble queso y que me fascinaba verlo batido de helado y hasta masticar, algo considerando asqueroso por que casi siempre lo hacía con la boca abierta....pero cuando se ama, eres capaz de hasta amar la cerilla de la otra persona y eso también asusta. 

Bien ya estaba parado ahí, frente a esa puerta, la de su hogar. Por instantes presentí que ya no viviría en ese lugar....él tendría 18 ¿y si había ido a una preparatoria de algún otro distrito? ¡Oh, que rayos! Si tenía que ir hasta el recóndito amazonas para encontrarlo, lo haría. No me costaba mucho preguntarle a su kaa-san donde estaba metido “estudiando”  Mi temor se disolvió cuando vi que, estacionado junto al carro de su familia, había una motocicleta de reluciente color rojo combinado con negro. Me dijo una vez que su padre le prometió una cuando se hubiera hecho lo suficientemente responsable y que la pediría de roja, su color favorito. ¿Momo responsable? Quería ver eso. 

Me tarde un buen tiempo en tocar el timbre. Cuando finalmente me “decidí”  caí en cuenta de que mi mano temblaba insanamente. La sujete fuerte con la otra y me regañe por ese brote de taquicardia no propia de mis 16 años. Eran quizás metros los que nos separaban en lugar de un inmenso mar azul y ahora era una gelatina andante, igual que esa que me dieron de postre en el avión de venida y que también me supo asquerosa junto con toda la comida que ingerí en las horas de vuelo. 

¡No, no, no! No me la había pasado sentado, incomodó y con seguros problemas de circulación para nada. Ahora o nunca.    

 

 

Me levante temprano, alrededor de las 11:25. ¡Bueno! Era temprano para mi, estábamos de vacaciones y yo acostumbraba a dormir y despertar a altas horas. ¿Para que iba a estar despierto como a las 9:00 de la mañana? ¿Para recordar que desde que él se fue mi vida cayó en una monótona rutina? ¿Qué sentía que había dejado un enorme hoyo imposible de llenar? ¿Qué yo lo amaba y no me percate de ello hasta ver que me daba la espalda para irse del otro lado del charco? Lo único que me hacía estar en el mundo era la escuela y mis entrenamientos, me mataba estudiando entre libros y tareas, practicaba tennis como obseso hasta que me doliera.  

 El último año en el instituto Seigaku fue total aburrición, todos ya estaban en otras escuelas o iniciando una carrera rumbo al tennis profesional y yo me hundía en una butaca con la única compañía de Kaoru....no la mejor, pero una buena compañía. Era tan diferente sin Ryoma.... Su arrogancia y falta de modos era lo que saltaba por su ausencia. Ese chico siempre había sido un malcriado y yo adoraba eso. Sus silencios me daban la razón cuando me entristecía y sus ojos miel lo confirmaban aún más. En silenció, pero conmigo. 

 Después entre a preparatoria. Elegí una donde hubiera muchas actividades extracurriculares para despejar ese nombre que me mataba. Me inscribí en donde Eiji-sempai asistía. Su ruido me distraía y su plática hacía llevadera la soledad. Fuji-sempai una vez menciono que me había vuelto un tanto callado...y me di cuenta de que estaba bastante afectado por la ausencia de Ryoma, que estaba cayéndome en un hoyo lleno de tristeza ¡pero no podía salir! Mi motivación era nula ¿dónde encontrarla? Y la total desaparición de cualquier cosa que me desvelara como estaba allá en América, que estaba haciendo, si se la pasaba bien , no ayudaba nada. Fue entonces que Oishi me dijo algo que me hizo reaccionar antes de transformarme en algo que yo no era: 

 “Ryoma ya no esta Momoshiro, más eso no significa que este muerto. Tal vez  sientas que ya perdiste una oportunidad con él al no darte cuenta que eran más que amigos....pero fue por algo, no era tiempo, tanto él como tú necesitan crecer, crecer en el lugar que les corresponde, ser felices sabiendo que el otro lo es con su recuerdo. ¡Hazlo! Lucha....para que cuando vuelva vea lo mucho que has crecido y se sienta mejor de no haberte abandonado en algo que quedo inconcluso, para que vea lo maduro que eres a dar a ambos su propio tiempo. Ámalo a distancia; difícil pero no imposible. ¿Crees que él estría mejor que tú al verte así? Se lo que él siempre gusto de ti. Ríe por él pensando que esta contigo...y se feliz.” 

 ¿Existe mejor motivación que esa? Lo dudo. Eso solo se le pudo ocurrir a Oishi. Y se lo agradeceré eternamente, por que me ayudo a salvarme antes de morirme por completo. Tome de nuevo las riendas de mi vida y puedo decir satisfecho que logre cosas que jamás imagine. Cosas que sé que Ryoma aprecia aún sin saberlas. Incluso había conseguido un trabajo de medio tiempo junto a Fuji-sempai en un local donde se revelaban fotos y se daba cualquier clase de servició relacionado. Gracias a esto ayudaba a mi familia y ahorraba para tener dinero suficiente para la universidad.  El tennis todavía era parte importante de mi vida, pero las carreras como profesionales y vivir de torneos no bastaba y mi padre decía que era positivo que tratara de sacar una carrera como un segundo as en caso de no poder continuar, ya fuera por alguna lesión o por el saturamiento en el deporte. Aunque debo mencionar que yo seguía siendo muy bueno y difícil de contener en la cancha.

  El agua del la ducha arrastro esos pensamientos consigo. Había comenzado un nuevo día...una nueva lucha por seguir adelante y sin tambalear. Acorde con mis sempais en reunirnos desde lo más temprano posible para jugar como hace tiempo no podíamos hacerlo juntos, ya fuera por que unos no podían por sus otras responsabilidades. Habías logrado coincidir  en estos descansos y nunca desaprovechábamos esas oportunidades. 

 Me seque por completo el cuerpo, sacudí la humedad de mi cabellera y luego la peine. Me puse ropa deportiva fresca: un pants azul oscuro y una camisa blanca sin mangas y con una raya horizontal roja. Pase un buen rato buscando mis tenis que se hacían los occisos cuando finalmente los encontré en el cuarto de lavado. 

 Baje a brincos y con regaños de mamá por el escándalo y la tardanza en el baño. No le preste mucha atención por que en la mesa había un “desayuno” delicioso exclusivo para mí: hot cackes con miel, leche, jugo de naranja y huevos estrellados. Por eso también no tome enserio las reprimendas de mi madre, siempre me consentía a la vez que señalaba mis errores. Definitivamente era la mejor madre. 

--¿Regresaras tarde?- Preguntó recogiendo parte del trastero que deje. 

--Un poco.- Trate de contestar con la boca llena, casi me ahogaba y mi kaa-san me miro meneando la cabeza despectivamente. Di un gran trago de jugo a la vez que escuchaba que me decía algo sobre la fiesta de cumpleaños de una de mis hermanas. 

El timbre sonó. 

--No te preocupes ma,- me levantaba de mi lugar pasándole los platos utilizados.- la escuincla tendrá un buen regalo.- Me aparte de ella poniéndome en la entrada a la vez que el timbre sonaba de nuevo.- Yo abro, ya voy de salida. 

Me apresure, tome mis mochila con mis cosas y raqueta y me puse los tenis que había botado en la entrada después de hallarlos. La puerta timbró una tercera vez. 

--¡Ya voy!- Grite tomando el pomo de la puerta harto de escuchar ese pitido, detestaba ese sonido. 

Al ver quien había detrás, no pode más que abrir mucho los ojos. Lo único que logre reconocer sin esfuerzo era el otro par que conservaban su entrañable altivez.   

 

Se me fue el aire, se me salió del cuerpo por completo. Ahí estaba parado, con la boca y pupilas de par en par y sin pronunciar algo que pudiera dar a entender la razón.  

Me gusto, me gusto más que nunca el como estaba. Su cara había cambiado un poco, no mucho, por que aún cuando tenía 14 un aire de madurez se hallaba en sus rasgos. Su peinado seguía igual, según supe después para que cuando nos volviéramos a ver lo reconociera de inmediato. Pero sus violáceos ventanas me desvelaban a un casi hombre que tomaba la responsabilidad de sus actos y eso me hizo sentir...seguro. Había crecido unos 15 cm más y sus músculos se marcaban en su esbelto pero fuerte cuerpo. Por lo demás igual, igual luz que despedía y captaba mi atención. 

--M-momoshiro.- Le dije después de analizarlo. No fue muy inteligente, pero no se me ocurrió otra cosa por que todo lo había olvidado....menos su nombre.     

 

Cuando dijo me llamo fue como una bala. Casi caigo de la impresión. ¡A quien tanto pensaba e inclusive soñaba yacía frente mío, al alcance de mi mano  o a tiro de pedrada!  Estaba transformado. Había crecido bastante. Yo creía que su estatura era baja, pero dio un gran estirón. Me llegaba al hombro sin esfuerzo alguno. Su cuerpo era delgado, pero con una espalda amplia sin exagerar. Su cabello lo conservaba un poquito más revuelto, a un estilo natural; su rostro era el de un muchacho confiado, me recordó bastante a su hermano Ryoga.  Lo único que conservaba infantil eran los ojos que destellaron al hablar con voz temblorosa. Vestía casual, unos jeans negros acompañados de una chamarra de mezclilla igual y combinándola con una camisa azul con una frase que no tenía por que leer ahora. 

--¿Ryoma?- Cuestione torpemente ¡claro que era Ryoma! Asintió como asustadizo con su cabeza. Deje caer lo que cargaba a mis espaldas. 

No espere más, ya no había tiempo que perder. Me le arroje en un abrazo desesperado, su cabeza quedo al lado de mi cuello mientras mis manos se perdían ansiosos entre las ropas esperando que ese cuerpo no fuera producto de alguna alucinación. Lo apreté como nunca gritando muchos WIIIIIIIIIIIIIIIIIIII sin fin.    

 

No me molesto su abrazo. Era algo que yo pedía en secreto y que me fue conseguido. Hundí mi cabeza en la curva de su cuello ocultando la sonrisa que me produjo escucharlo gritar cosas sin significado. Luego temblé mucho cuando sus manos se metieron traviesas por mi camisa y palpaban mi espalda. Los colores subieron a mi rostro y temiendo alguna otra reacción más descarada ante tal incitación, coloque las mías sobre sus hombros obligándolo a apartarse. 

--¡¡HEY!!- Reclamaba tratando de que no viera el rojo furia en mi cara.- ¡¡NO ME MANOSEES SEMPAI!!! -

-¡¡NADIE TE ESTA MANOSEANDO!!- Contesto sin enojo alguno. En cambio, me alzo un poco y se puso a girar mareándome un poco con las cosas que veía pasear rápido a nuestro alrededor.- ¡¡ERES TÚ RYOMA!! ¡¡ERES TÚ!! 

--¡¡Claro que soy yo!!- Se detuvo y me bajo. Tambalee un poco y para no caer, me sujete a sus fuertes brazos.- ¿A quien esperabas? ¿A Osama cargado de explosivos? 

Río fuerte, como nunca lo oí. No se reponía y revolvía mi cabello constantemente. Me barría y me volvía a barrer de pies a cabeza. No pude esconder la sonrisa  que me nacía con sus curiosos actos. -

-¿Q-que? 

--¿Qué hago aquí?- A complete ya que él no podía.- Es obvio que volví....para quedarme. 

Se pasmo más ¡sus gestos eran encantadores! Poso sus manos en su cintura y bailoteo. 

--Para quedarte.- repitió resoplando. Me analizo por enésima vez.

- Estas enorme. 

Me tomo por la barbilla y la acarició. No se si fue inconsciente, pero se todos modos yo se lo permití por que se me pegaba la gana. Encare sus rasgos y sonreía apenado de encontrarlos más atractivos que nunca. Ladee la mirada para ver sus cosas en la entrada que estaba abierta. -

-¿Vas a salir?- La verdad, lo dije un poquito decepcionado, yo quería estar con él todo él día antes de regresar al templo en donde antes vivíamos. 

--¡Oh, no!- Exclamo viendo el reloj de pulsera negro. Cogió sus cosas y mi muñeca.    

 

Lo arrastre hasta mi moto gritándole a mi madre que cerrara la puerta. Me subí todavía emocionado,  y encendí el motor. Mire a Ryoma que no se movía. 

--¿Qué esperas?- Lo acerque jalándolo de donde mismo.- Sube atrás. 

--D-Demo...- Estaba como asustado...a lo mejor nunca se había subido a una moto. 

--¡Anda!- Lo anime dándole a cuidar mis cosas.- Es lo mismo que en un bicicleta.- le guiñe el ojo y el se sonrojo tan tiernamente que considere el hacerlo más seguido.- Solo que más cómodo y rápido. 

Finalmente se decidió. Me sujeto de la cintura después de ponerse mi mochila. 

--¿A dónde vamos?- cuestiono con su aliento sobre mis orejas. 

--Con los chicos. 

--¡Con los chicos!- Enseguida arranque para que el niño no tuviera tiempo de poder bajar diciendo que no quería.   

 

 Me sorprendí mucho con eso y más me sobresalte por la súbita marcha de esa motocicleta. Hacía un ruido espectacular y avanzaba igual, me imagino que más por la emoción de mi sempai que me gritaba que todos estarían sorprendidos de ver cuanto cambie. 

El viento chocaba en mi cara obligándome a cerrar los ojos cada vez que yo creía estar a un paso de la muerte con cada carro o camión que había en frente. 

--¡¡Eres un inconsciente!!- Le grite sujetándolo más, esa velocidad me asustaba.- ¡¡Se supone que debemos llevar casco!! 

--¡¡¿¿Me creerías si te dijera que con esta sorpresa lo olvide??!!- Hablaba igual a gritos. -

-¡¡Te precipitas demasiado!! 

--¡¡Es que no sabes lo feliz que me haces!! 

No seguí más ¿para que estropear algo que marchaba tan bien? No tenía miedo de demostrarme un poco más de cariño que el que acostumbraba antes. Se veía tan feliz...y eso me animaba igual.  

Me recargue contra él sintiéndome más seguro apoyado en su espalda. Olía tan bien como siempre. Con él recuerdo de Momo venía siempre su olor. Era tan peculiar. Una vez, estando en América y en las calles de New York, busque en miles de perfumerías y centros comerciales una loción igual o que minimamente se acercara al aroma que mi sempai usaba....nunca halle tal. Era como una misión imposible, ninguna simple botellita se asemejaba. Lo di por perdido cuando mis piecitos ya estaban hinchados de tanto caminar y mejor me senté cerca de una fuente a tomar un helado de fresa con jarabe de chocolate. A cada lamida me decía que mejor recordara siempre ese olor por que no había otro igual. 

Sentía cosquillas en el estomago. Momo me gritaba...si me gritaba, por que no era una platica, decía cosas cándidas de todo lo que me extraño. Fruncí el ceño, estaba sumamente efusivo. En las paradas que nos indicaba el semáforo sus manos buscaban las mías y las acariciaba. Yo no aflojaba mi agarre y los dos nos dedicábamos sonrisas cada vez que deseábamos. Era más de lo que esperaba encontrar. Si el me respondía de esta forma ¿por qué yo no ser más directo? 

Ahora íbamos por una calle no muy transitada, pero igual con carros. Yo miraba de un lado a otro determinando en que momento  decirle aquello que deje en mi mente ese día tan fatídico. Ahora avanzaba no muy acelerado. Ya le había platicado un poco de las cosas que hacia en América, así que él estaba muy complacido. Me menciono que aquí pasaban constantemente reportajes sobre el “Genius Boy” , en donde daban los pormenores de mi carrera que estaba en asenso. 

--Estoy orgullosos de ti.- Lo dijo algo bajo, pero lo escuche. Me conmovió tanto escuchar eso. Todo lo que había hecho era pensando a él. Cada partido ganado, cada nuevo saque, cada movimiento de mi raqueta era dedicado a él. Era una hermosa sensación aquella que se produjo  al enterarme que el comprendía eso, que lo veía y lo hacía suyo....por que así era. Era suyo. 

Aproxime mis labios a su oreja cuando la velocidad era algo uniforme. Temblé y los humedecí un poco. Había pasado mucho como para hacer lo que tenía pensado pero ya. 

--Ai shiteru.- Le susurre muy quedito. Con vergüenza me escondí en su espalda y poco después sentí que la moto detuvo su marcha.     

 

Apoye las piernas en el suelo de la calle. Respire hondo, tanto que creí marearme con el exceso oxigeno en mis pulmones. Pero lo que creo que me puso así, fueron las palabras dichas con timidez y dulzura. Tanto tiempo añorando el momento que no fue y se quedo en pudo haber sido. Ahora se materializaba, se hacia realidad...tanto que lo podía palpar entre mis dedos. 

Apreté el manubrio y note que mis manos sudaban. El peso de Ryoma estaba en mi espalda y yo ahí con la maquina apagada a media carretera. Gire despacio y esa cabecita se escondía. Tome sus brazos y los despegue de mí. Estaba muy aferrado, así que me costo esfuerzo apartarlo. Me baje y me plante a su lado para verlo. No alzaba la cara y ahora se apoyaba en el asiento que antes yo ocupaba. Era la visión del niño que fue, el que yo conocí. Cogí su barbilla obligándolo a encararme. Sus ojos temblaban y el rubor invadía sus mejillas. Sonreí maravillado. Ahí había todo, menos miedo a ser rechazado. Me imagino por que fui bastante obvio desde el encuentro, pero no pudo ser mejor. 

--Ai shiteru mo- Conteste igual que él me dijo. 

Me aproxime acabando con las malditas distancias, ya habíamos tenido bastante de eso. Lo rodee suave, conteniéndome y aproxime mi boca primero a sus cuello. Lo sentí vibrar por mi rocé y enloquecí por completo. Ansioso busque sus labios y los tome como nunca, su lengua llego antes de lo esperado e insito a la mía. Sus brazos subieron a mi y me apretó de la nuca. Se estaba volviendo una incitación bastante húmeda en medio de pitidos de carros que esperaban tras nosotros. Que el mundo rodara.... a mí que carajos me importaba.  

 

 No tengo idea de que si Momo hubiera besado a alguien antes que  a mí, más con alguien debió tener practica ¿no? Como sea, en vez de odiarlo se le agradece, por que ese beso era energía pura que corría de su cuerpo al mío. No solo acariciaba mi lengua, también mordía y succionaba de ella y mis labios con un control que me hacía estar a su total merced. Sus manos me rodearon desde mi espalda y a cada segundo me apretaba más contra su cuerpo a la vez que yo lo hacía desde su nuca. Parecíamos dos locos que se besaban por última vez....aunque era la primera. 

Miles de mordisqueos e insultos por parte de los conductores pasaron. Era una eternidad a la vez que un instante. Nos separamos a centímetros y jadeantes nos escrutábamos las caras, mis ojos lo buscaban en lo suyos y me veía reflejado en estos como en un espejo de color. Sonreí cuando su aliento caliente me choco. Respondió igual. ¡Era una de maniáticos el permanecer ahí, con tantos gritos de las personas que nos exigían avanzar! Y es que no dejábamos pasar a nadie ahí en medio. Pero a los dos nos divertía que al mismo tiempo se escucharan comentarios sobre nosotros y nuestra “falta de moral” 

--Si no nos movemos, nos lincharan.- Comento entre risas, pero al parecer no tenía deseos de hacer tal acción, por que en cambió hacía más fuerte su agarre en mí. 

--Nadie te esta deteniendo. 

--Niño malcriado. No me faltes el respeto.- Me revolvió el cabello con ternura y para mi decepción me soltaba para tomar su lugar de piloto. -

-Estamos muy retrasados.- Menciono prendiendo esa monstruosa maquina. 

--¿Estamos? 

--Si, ahora tengo un pretexto excelente para justificarme. 

--¡¡MALDITOS!! ¡¡YA DEJENOS AVANZAR EN LUGAR DE BEZUQUEARSE!!- Vociferó una voz de hombre que venía de los primeros carros a los que obstruíamos. 

--¡¡¿¿ A USTED QUE PUTA MADRE LE IMPORTA??!!- Conteste bastante enojado y alzando el puño en lo alto sin mirar. Momo se sorprendió tanto de escuchar eso. Poco después el señor me respondió mil veces peor. 

--¡¡METASE SUS INSULTOS POR EL CULO!!- Mi boca se abrió cuando Momo salió a mi defensa logrando callar esa y otras voces con su ira. Luego nos miramos de reojo y nos echamos a reír a la vez que avanzamos en un arranque de velocidad.   

Notas finales:

Ahyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy.......n¬n Me gusto, no es lo mejor pero me gusto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).