Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Penas Sencillas por KakaIru

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaa!! Aquí de nuevo!! He contestado todos sus reviews y muchísimas gracias x mandarlos, no saben lo mucho que los aprecio!!! ^3^

Pero hablando del fic, mil perdones x demorarme tanto, y ahora q me he dado cuenta el capi ha quedado bastante largo, de corazón espero q les guste!! Esta es la última declaración!!!! Q sucedera entre Gaara y Lee?? Ah pues, les dejo leer y asi se enteran! n__n

Capi dedicado a tod@s l@s fans de esta superlinda parejita...

GaaraxLee

Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.

-José Martí-

 

_

 

 

El día llegó invariablemente; cielo despejado, el sol brillando en lo alto y los pájaros cantando desde sus nidos.

 

Lo primero que sus ojos enfocaron fue la ventana abierta que dejaba pasar los molestos rayos del sol. Su cabeza dolía, oh, vaya que dolía, y no pudo evitar sostenerla con fuerza sintiendo que esta de pronto estallaría.

 

-¿Pero qué demonios…?

 

No comprendía.

 

En primer lugar, ¿cómo había llegado a su casa? Lo último que recordara es que él estaba sentado en la barra, buscando a alguien, luego todo se hacía borroso y finalmente caía en la inconsciencia.

 

Un momento...

 

¿Inconsciencia?

 

¡Shukaku!

 

¡De seguro ese demonio mapache había hecho algo!

 

*A mí no me culpes, mocoso, no fui yo el que se emborrachó la noche anterior*, respondió el aludido demonio.

 

Gaara parpadeó repetidas veces.

 

¿Borracho? ¡Pero si él había pedido expresamente una bebida que no contuviese alcohol!

 

*Por eso siempre te he dicho que prestes atención, pero como estabas pensando en otras 'cosas' has cogido la bebida equivocada y pues... ya ves qué pasó* dijo en tono burlesco, y Gaara pudo reconocer en él algo parecido a un tono divertido que no le agradó para nada.

 

¿Sería que Shukaku había hecho algo mientras él no estaba en pleno uso de sus facultades mentales?

 

Su pregunta se vio respondida al escuchar la estruendosa carcajada de Shukaku romper en su cerebro.

 

Mal.

 

Muy mal.

 

De seguro el mapache había hecho de las suyas.

 

-Demonio, ¿qué hiciste esta vez?- preguntó el pelirrojo apretando los puños.

 

*No he hecho nada, sólo me he divertido un poco, ya sabes, una pequeña broma*, a Gaara esta respuesta no lo convenció.

 

-¿Una broma?- inquirió- ¿A quién?

 

Shukaku dejó escapar una risa recordando lo ocurrido la noche anterior.

 

*A Lee*, dijo. Y Gaara casi se cae de la impresión.

 

-¿Qué le dijiste?- casi gritó, y su exagerada reacción lo sorprendió, y no sólo a él pues Shukaku también se había percatado de este hecho y en ese momento permanecía en silencio, un silencio demasiado incómodo como para pasar desapercibido.

 

*¿Por qué reaccionas así? ¿Te gusta o qué?*, preguntó el mapache quien podía ser malvado e inhumano, pero no era para nada tonto.

 

-No digas estupideces- negó Gaara volviendo a poner el mismo tono frío de siempre- sólo quiero saber qué le dijiste, nada más.

 

*Oh, pues mejor que no te guste*

 

-¿Qué fue lo que le dijiste, Shukaku?- esta vez el tono de Gaara sugería ¿temor? Pues si no temor al menos algo parecido.

 

*No querrás saber*, aseguró el mapache y, de Gaara haber podido, lo habría estrangulado en ese mismo momento, pero más cuando escuchó su respuesta.

 

-Shukaku...- dijo en tono peligroso.

 

*Bueno, haré que veas los recuerdos de ayer... pero luego no me culpes* y comenzó a mostrar a Gaara lo sucedido la noche anterior, como si se tratara de una película.

 

A cada segundo que pasaba Gaara iba abriendo más y más los ojos.

 

Él... Él había herido a Lee y de la peor manera... Pero... pero...

 

-¿¿¿Pero cómo demonios se te ocurre decirle semejantes cosas???- preguntó completamente fuera de sí, sin importarle el hecho de que estaba gritando en medio de la habitación a un ser que ni siquiera era corpóreo.

 

Aún así lo que sentía era una ira tremenda. ¿Cómo diablos se le ocurría a Shukaku hacer semejante estupidez?

 

De seguro Lee lo odiaba en ese momento. De seguro debía detestarlo ¡y con razón! Por Kami mira que decirle esas cosas, y para colmo lo de Naruto.

 

-¿De dónde sacaste la estúpida idea de que me gusta Naruto?- preguntó el contenedor a su demonio.

 

Shukaku sólo bufó en protesta.

 

*Estaba aburrido, déjame en paz. Es tu culpa por no hacer nada divertido y mantenerme encerrado aquí sin nada que hacer. Además, el que se emborrachó fuiste tú, no lo olvides*

 

Pero es que... es que... Shukaku realmente no podía entenderlo. Gaara, literalmente, estaba histérico. Y se preguntaba una y otra vez cómo era posible que semejante bestia estúpida y sin cerebro viviera dentro de su cuerpo. Es que... es que provocaba matarlo.

 

*Gaara, ¿por qué reaccionas así? Fuiste tú el que lo rechazó ¿no?*

 

Ante esto el pelirrojo se detuvo.

 

Era verdad, él había rechazado a Lee... aún así eso no era justificación para dañarle de esa manera tan perversa y cruel.

 

¡Lee no se lo merecía!

 

-Eres el demonio más idiota que conozco...- susurró Gaara con los ojos cerrados tratando de calmarse- si Lee me odia por lo que hiciste vas a estar en serios problemas...

 

Aquí Shukaku pudo adivinar que Gaara lo decía en serio.

 

El chico realmente estaba molesto.

 

¿Por qué? ¿Por qué le afectaba tanto lo que había dicho y hecho? ¿No sería que...?

 

_

 

 

Lee golpeó por centésima vez un árbol que simplemente reposaba en medio del bosque. A pesar de que había empezado con el entrenamiento incluso antes del amanecer, se notaba a simple vista que algo le había pasado.

 

Gai había preguntado pero Lee simplemente había desechado el tema. Tenten había hecho otro tanto pero obteniendo una respuesta un poco más violenta. Neji ni lo había intentado, simplemente le había dejado solo y Lee se lo había agradecido.

 

Después de eso se había ido al bosque a entrenar y luego de haber derribado unos cuantos árboles se encontraba ahí, dándole vueltas una y otra vez a las palabras de Gaara.

 

Insultos y más insultos.

 

Humillación tras humillación.

 

¿Merecía alguien así el amor de Lee?

 

"Gaara-kun", no podía dejar de pensar en él, por más horrible que hubiese sido su actitud la noche anterior.

 

Estaba bien que Lee era raro, era cierto y lo aceptaba, pero de ahí a decirle todas esas cosas... a llamarle desagradable, horripilante, inútil... Lee siempre se había esforzado en sus entrenamientos para poder servir a la aldea en la que había nacido, y de pronto todos sus años de esfuerzo y trabajo duro se veían reducidos a nada, tan sólo con la pronunciación de una frase (hiriente por demás).

 

Nuevamente sintió esa fría tristeza que lo invadía.

 

¡No!

 

¡Si Gaara pensaba que él era un bueno para nada entonces él le demostraría que no era así!

 

Él tenía que entrenar y ya vería Gaara lo equivocado que estaba.

 

En cuanto a su aspecto... Lee ni siquiera había considerado cambiar en lo más mínimo. Si vestía como lo hacía era por la tremenda admiración que sentía por su maestro, de quien había copiado su estilo y personalidad, y si la persona a la que amaba lo aceptaba también tenía que aceptarlo con sus 'ridiculeces y tonterías', como había dicho Gaara.

 

Gaara...

 

Con Gaara era otro asunto... por él Lee incluso había pensado en abandonarlo todo, rebajarse a pedirle una nueva oportunidad e incluso cambiarse a sí mismo, cambiar su peinado y abandonar para siempre su amado mono verde y sus calentadores naranja. E incluso por él podría cambiar su personalidad...

 

Pero sólo si al menos Gaara se lo hubiese pedido, pero en cambio no le amaba...

 

Así que... no había caso.

 

Volvió a patear al indefenso árbol pero enseguida se dio cuenta de que no valía la pena. El árbol no podía defenderse, no podía devolver el golpe, no podía ser un verdadero oponente.

 

En ese momento pensó que debía ser Gaara quien se encontrase en su lugar, para así poder golpearle a voluntad y hacerle arrepentirse por sus palabras.

 

-¿Entrenando tan pronto?- dijo una voz a espaldas de Lee, y el pelinegro sintió su estómago revolverse ante el tono tan familiar de esa voz que tan bien conocía.

 

-Así es- respondió aún sin voltearse- para dejar de ser un bueno para nada tengo que entrenar y hacerme fuerte.

 

Por más que lo intentó no pudo ocultar el rencor en su voz.

 

Y cuando vio al otro colocarse frente a él sintió algo bullir en su interior, algo como la furia. Mordió sus labios con fuerza al tenerle tan cerca.

 

-Por más que golpees el árbol no se moverá, estás perdiendo el tiempo- dijo Gaara con su usual tono frío.

 

-¿Querrías entonces ser mi oponente?- la pregunta había salido y Lee ni siquiera la había pensado.

 

El pelirrojo no había terminado de reaccionar. ¿Lee quería... pelear contra él?

 

-Está bien...- entonces no le decepcionaría.

 

Se separaron lo justo y Lee contempló al chico frente a él. Gaara no llevaba la calabaza, pero bien sabía que el otro no la necesitaba para ser considerado peligroso. En su cabeza sentía una tremenda ira, en su corazón sólo dolor. Pero Gaara pagaría los insultos proferidos...

 

Comenzó entonces la batalla disfrazada de entrenamiento...

 

Lee se acercó a Gaara a una velocidad inhumana y, así como la última vez, la arena no pudo reaccionar a tiempo, por lo que el mayor había aprovechado para lanzar a Gaara una patada que lo mandó a volar varios metros e incluso antes de caer Lee se había ubicado peligrosamente cerca, y cuando el cuerpo de Gaara tocó el suelo el otro ya se había colocado a su altura, dispuesto a golpearle una vez más.

 

De pronto Lee contempló a Gaara a los ojos, rabia cubriendo su mirada. Y cuando le vio... fue como si toda emoción desapareciera. La rabia, el tormento, el dolor.

 

Se alejó rápidamente de Gaara.

 

Confundido.

 

¿Qué diablos había intentado hacer? ¿Lastimarlo? ¿Cómo había pensado semejante cosa? Por más que Gaara le hiriera él jamás podría hacer lo mismo con él. Por eso lo mejor era marchar.

 

Dio la media vuelta, dispuesto a alejarse del otro, pero una mano lo detuvo.

 

-Espera...- dijo Gaara deteniéndolo- ¿por qué te vas? Aún no hemos terminado...

 

-Yo sí- fue toda la respuesta de Lee.

 

El pelirrojo bajó el rostro.

 

-No vine a pelear, quiero pedirte una disculpa por lo que sucedió anoche.

 

Sí, por más increíble que pareciera Gaara se estaba disculpando, y es que no era para menos.

 

-No importa- respondió Lee tratando de olvidar esos terribles sucesos.

 

-A mí sí me importa- dijo Gaara obligando al otro a encararle-, porque te hice daño.

 

Lee se perdió en sus lagunas azules. Pero esta vez él no se dejaría envolver.

 

-Ya dije que no importa, Gaara- y el pelirrojo extrañó el cariñoso 'kun' con el que solía hablarle el mayor- Lo hecho, hecho está.

 

Y estuvo dispuesto a irse. Pero una nueva pregunta de Gaara lo detuvo.

 

-¿Por qué?- preguntó el pelirrojo sin comprender- ¿Por qué actúas así?- y Lee no supo a qué se refería- Te lastimé, te hice sentir mal, fui cruel contigo incluso cuando no te lo merecías, cuando únicamente intentabas ayudarme. ¡Deberías odiarme! Vengo aquí, te reto a una pelea para que te desahogues y te vengues por lo que te hice ¡y simplemente dices que 'no importa'! ¡¡¡Claro que importa!!! ¿Por qué tienes que ser así?

 

Lee permaneció en silencio.

 

Cerró los ojos, suspiró, y luego respondió:

 

-Gaara-kun, ¿tienes que preguntarlo?- el pelirrojo le encaró, visiblemente confundido- Creí que ya lo sabías... Yo te amo, y no importa lo cruel que seas conmigo yo sencillamente no puedo odiarte. Tampoco puedo lastimarte porque eso sería como lastimarme a mí mismo. Además, tú sólo fuiste sincero conmigo. No te culpo de nada, después de todo fui yo el que se enamoró de ti. Es mi culpa, por ser como soy, un ser tan... desagradable.

 

Aquí Gaara pudo notar una enorme tristeza en él. Había incluso mucho más de lo que Gaara podía comprender o simplemente atisbar.

 

Y así, igual de triste, se sintió él.

 

La tristeza de Lee le hería más de lo que lo había herido su golpe.

 

-No eres desagradable…- dijo con la voz en un hilo.

 

-Eso no fue lo que dijiste ayer- recordó Lee.

 

-Ayer… no era yo mismo- confesó Gaara algo cohibido por hablar tan abiertamente de esa tercera persona que habitaba en su interior.

 

-Estabas borracho… dicen que los borrachos siempre dicen la verdad.

 

-No es mi caso.

 

-Gaara, ¿qué es lo que quieres? ¿Por qué haces todo esto? Qué más da si te disculpo o no, al fin y al cabo no creo que te importe demasiado- su voz era suave y triste, a pesar de que sonreía de esa forma tan suya. Se preparó para marcharse…

 

-¡¡¡Claro que me importa!!!- exclamó Gaara de repente y, ante la mirada sorprendida de Lee, calló de inmediato.

 

Él mismo estaba sorprendido. ¿Desde cuando se ponía a gritar fuese la situación que fuese? Pero es que la actitud de Lee lo exasperaba… ¿Por qué tenía que ser tan incrédulo?

 

-¿Por qué?- preguntó el pelinegro aún sin creérselo.

 

Gaara dudó unos segundos.

 

-Simplemente es así…- dijo al final- no fui yo quien te dijo esas cosas sino… él.

 

Lee le miró, curioso y sorprendido. ¿Él? ¿De quién estaban hablando? Él había visto perfectamente a Gaara, era el mismo chico pelirrojo con los mismos fríos ojos, talvez un poco más hiriente que de costumbre y más sonriente de lo normal pero nada extraño teniendo en cuenta que había estado bebiendo más de la cuenta.

 

-Gaara, si esta es una mentira puedes ahorrártela, me da igual que lo hicieses o no- mintió como último recurso para alejarse de él de una buena vez y por todas.

 

-No te estoy mintiendo… realmente no era yo- declaró bajando el rostro.

 

Vulnerable. Era la primera vez que se abría de esa manera y accedía a hablar acerca de su odiado mapache.

 

-¿Entonces quien era?- a pesar de la seriedad de la pregunta había en Lee un tono de incredulidad que rayaba en lo hilarante.

 

-Shukaku.

 

Lee se contuvo de decir algo.

 

Iba a hablar cuando de pronto recordó… Ese nombre, Shukaku, ya lo había escuchado antes. Sí, había oído de no-sé-quién algo al respecto de un demonio encerrado en el cuerpo del Kazekage, un mapache o algo por el estilo. Él nunca se había puesto a pensar en eso o en la veracidad de la información, pero ¿Naruto no tenía un zorro? ¿Y si Gaara tenía un mapache?

 

Abrió los ojos con suma sorpresa.

 

-No puede ser…- susurró.

 

-Así es…- dijo el pelirrojo viéndole directamente a los ojos- como ayer me emborraché y quedé inconsciente Shukaku tomó posesión de mi cuerpo y te dijo todas esas cosas. Yo… de verdad lo lamento… porque no es lo que realmente pienso…

 

Y luego de la confesión el silencio, el atrayente y envolvente silencio.

 

Lee suspiró.

 

-¿Eso significa que no me odias?- preguntó con algo de esperanza en la voz.

 

-No te odio- aseguró Gaara.

 

-Entonces es Shukaku quien me odia.

 

-Shukaku odia a todo el mundo- dijo restándole importancia al asunto.

 

Y de nuevo ahí estaban, sin saber qué más decir. La disculpa estaba hecha y el perdón había sido otorgado, ¿no? ¿Entonces qué? Nervios. Sí, muchísimos nervios. Gaara no supo por qué pero sentía que de pronto debía abordar el tema anterior, no el de los insultos sino el de la declaración de Lee la cual él, fríamente, había rechazado, pero… para él no había sido un rechazo en toda regla. Es decir, él simplemente había dicho ‘No’, y esa negación se debía a muchas causas…

 

-Gaara…- de pronto lo temido, Lee de seguro iba a preguntar de nuevo- ya tengo que irme.

 

 

¿Qué?

 

Gaara quedó en shock. ¿Eso era todo? ¿Irse? ¿Así sin más? ¿Sin hablar de ese otro asunto?

 

-Lee- le llamó.

 

El pelinegro se detuvo.

 

-No es cierto lo que dijo Shukaku, sobre de que me gustaba Naruto- aclaró aún sin saber por qué.

 

Lee se volteó y lo contempló unos segundos antes de hablar:

 

-¿Por qué me dices eso?- preguntó.

 

Gaara se encogió de hombros.

 

-No sé, sólo quería que lo supieras- fue toda su respuesta, y desvió la mirada a un costado.

 

En su sitio Lee trataba de procesar la información recibida. Gaara no estaba enamorado de Naruto, eso estaba bien, de hecho estaba muy bien. Pero, ciertamente, ¿por qué quería que él lo supiera? Y de pronto… una luz se encendió en él. Fue como un chispazo o una descarga dentro de su cerebro, sus dos neuronas haciendo contacto, porque las palabras de Gaara tenían otro significado que el pelirrojo no quería explicar ya fuese por timidez, vergüenza o lo que fuese. Pero las palabras de Gaara querían decir…

 

-Gaara-kun- le llamó.

 

El pelirrojo alzó el rostro y le miró.

 

Lee estaba sonriendo.

 

Sí, una sonrisa radiante y bella, una sonrisa de ¿felicidad?

 

El pelinegro se acercó al otro chico, y Gaara no supo cómo reaccionar. ¿Debía apartarlo?  De pronto sus rostros estaban demasiado juntos, y los labios de Lee se movían casi hipnotizándole. Y su voz sonaba suave y se estrellaba dulcemente contra su boca entreabierta.

 

-Gaara-kun- volvió a decir de forma grave y sensual-, aún  me sigues gustando mucho.

 

Y el pelirrojo no supo donde meter su cabeza, nada más porque él se había sonrojado al escucharle hablar de esa forma.

 

-Tú…- su voz sonaba entrecortada- tú también…- dudaba- creo que tú también me gustas…- dijo por fin.

 

Lee se hizo hacia atrás, sorprendido.

 

¿Había escuchado bien?

 

Sonrió ampliamente.

 

-Gracias, Gaara-kun…- dijo con sus mejillas coloreadas de un lindo tono rosa.

 

-No- Gaara negó con la cabeza repetidas veces-, eres tú el que se ha enamorado de alguien como yo… no sé si soy yo quien debiera agradecerte.

 

Lee supo a lo que se refería.

 

Muchos temían a Gaara por ser un asesino sin corazón. Pero él simplemente lo amaba, más allá de lo que pudieran decir de él o de lo que él mismo había contemplado del pelirrojo (su fuerza y sus ganas de matar). Para él Gaara era algo más que un despiadado asesino, era algo más que un ser frío y malvado; Gaara era sencillamente aquello que él había anhelado siempre, su contraparte, su alma gemela. El más joven era todo lo contrario a él, era frío y huraño, era poseedor de una fuerza increíble que había nacido con él, porque a su modo Gaara también era un genio; ellos dos eran (en pocas palabras) como el cielo y la tierra, distantes y diferentes uno de otro, pero siempre caminando el mismo sendero, en la misma dirección y con el mismo destino: Amor.

 

¿Y Gaara agradecía? Ambos realmente tenían que agradecer, y Lee se encargaría de demostrarle a Gaara que era una persona digna de ser amada.

 

-Bueno, ya he entrenado por hoy…- dijo el mayor un tanto apenado.

 

-Entonces vámonos- ordenó Gaara echando a andar.

 

Lee le siguió y ambos se fueron, muy juntos.

 

¿Se necesitaban más palabras? Gaara le había aceptado y Lee se había jurado a sí mismo hacerle siempre feliz.

 

¿Había mayor felicidad que esa? Ellos eran, oficialmente, una pareja. Sí, era muy emocionante. Ellos dos luego harían cosas de parejas, y se besarían y esas cosas, lo normal. ¿Besaría a Gaara? Pensar en ello lo ponía nerviosísimo. ¿Y luego de eso qué? Normalmente las parejas hacían otras cosas, cosas como hacer el amor… ¿Ellos también lo harían? ¡Qué vergüenza! ¿Y por qué tenía él que estar pensando en ello? Que por cierto… ¿dos hombres podían hacerlo? En todo caso… ¿quién sería qué?

 

Gaara se detuvo de pronto. Bajó la cabeza y, cuando miró a Lee, había en su rostro una sonrisa de superioridad tan grande que Lee supo enseguida que no podía tratarse del pelirrojo.

 

“¿Shukaku?”, se preguntó a sí mismo el mayor.

 

Pero la voz de Gaara aclaró cualquier duda.

 

-Ni pienses que voy a ser el uke de esta relación.

 

Y Lee casi se cae de asombro. ¡¡¡Oh, definitivamente ESE tenía que ser Shukaku!!! ¡Gaara jamás diría algo así!

 

-G-Gaara…- le llamó con el rostro rojo cual tomate.

 

-¿Qué?- respondió el pelirrojo como si nada.

 

Lee sólo negó efusivamente. ¿Sería posible? ¿Otra vez? Ambos reiniciaron la marcha.

 

En silencio, para variar. Pero Lee pensaba realmente en Shukaku… hasta que se detuvo. Gaara había dicho que cuando Shukaku se había apoderado de su cuerpo él había estado inconsciente pero… en ese momento Gaara estab bien consciente. ¿Entonces qué?

 

 

Imposible…

 

Alzó la mirada y vio a Gaara unos pasos más adelante, mirándole fijamente.

 

¿Gaara?

 

Y sonrió de forma prepotente.

 

Lee casi se desmaya. ¡Gaara!

 

-¿Sucede algo?- preguntó el pelirrojo como si no supiera los pensamientos que cruzaban la mente de Lee.

 

-N-No- tartamudeó el pelinegro colocándose a su lado- V-Vamos…

 

Y caminaron.

 

Lee, rojo cual tomate, le tomó de la mano.

 

¿Quién había dicho Gaara que iba a ser el uke?

 

 

 

***OWARI***

 

Notas finales:

Holaa!! Ahora sí se ha acabado!! Si llegaron hasta aquí muchisimas gracias x leer!! Si se animan a dejarme sus opiniones muchísimo mejor!!! ^3^

Espero q les haya gustado, el final ha estado un poquito flojo pero bueno... era un fic cortito, inicialmente iba a ser un One-shot pero quedabalargo así q tuve q cortarlo en tres... D corazon espero q lo hayan disfrutado!!

Mil gracias x haberse tomado el tiempo y la molestia d leer este cachito d fic!!! Mil besos a tod@s!!! ^3^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).