En las Islas del Destino siempre hacía calor por la tarde, o a eso le parecía al pequeño que estaba tumbado en la orilla de la playa. Miraba el cielo desinteresado. Posaba sus manos en su nuca e iba cerrando esos ojos azules cristalino poco a poco, cayendo rendido a los pies del Sueño.
- despierta, dormilón. Si es que sabía que estabas haciendo el vago...-le dijo una voz.
Sora abrió los ojos de repente y se sentó corriendo.
- ¡kairi!-gritó alarmado.-he tenido un sueño...
- sí, estabas durmiendo, gandul.-le contestó la muchacha.
Le sonrió. Tenía el pelo tan rojo como la sangre y sus ojos eran muy claros y profundos, como si se pudiera ver felicidad dentro de la chica.
- ha sido todo un sueño...-murmuró Sora mirando la arena y desordenándose el cabello castaño alborotado con una mano.-creía que...En fin.
Alguien se acercó a ellos, era un chico de quince años, con cabello plateado y ojos también muy claros, pero esos ojos amenazaban respeto, astucia, elegancia.
- ¿qué hacéis aquí?, así no terminaremos nunca la balsa...-les dijo con un malhumor fingido.
Aquellos tres eran amigos desde hacia mucho, tanto tiempo que ya ni se acordaban de cuando empezaron a serlo. Siempre habían sido amigos, justo cuando llegó Kairi empezaron los tres a ser amigos...
- Riku, Sora, ¿os echáis una carrera?-dijo Kairi con una sonrisa traviesa, dirigiéndose a los dos muchachos.
- ni hablar.
- déjalo.
Pero Kairi fingió no haber escuchado las respuestas negativas de sus amigos y comenzó a contar la cuenta atrás.
- ¡YA!-gritó impulsando los brazos hacia arriba.
Sora se levantó de repente y Riku le siguió casi a la vez. Empezaron a correr casi al mismo ritmo, oyéndose de fondo las risas de felicidad de los chicos.
- he ganado, como no.-zanjó Riku llegando hasta el pequeño archipiélago que habían puesto como meta, Sora llegó casi enseguida después de él.
- bueno, siempre tendré la excusa de que tu eres más...-Sora no terminó la frase, cayó tropezándose con un trozo de roca y Riku le cogió de la mano.
Riku le alzó con una sola mano y luego con la otra mano le cogió de la cintura para mantenerlo en pie, pero al cogerlo de la cintura sus cuerpos se habían pegado y Sora estaba entre los brazos de Riku, aún con los ojos cerrados, por la rapidez de las acciones, hacia un segundo había estado a punto de caerse.
Sora abrió los ojos y solo vio el pecho de Riku, como sus manos se apoyaban en él, alzó la mirada hacia arriba y vio al muchacho sonriéndole.
- gra-gracias, supongo.-murmuró Sora despegándose de Riku poco a poco.
- por poco te caes.-informó Riku sin dejar de sonreir.
Sora se rascó la nuca y miró hacia atrás. Saludó con una sonrisa a Kairi, que había estado corriendo detrás de ellos y ya llegaba.
Riku miró como Sora sonreía y saludaba a Kairi y luego desvió la mirada hacia el mar.
- ¿cuándo estará la balsa?- preguntó Kairi.
Ahora estaban sentados en una palmera que había descendido hacía abajo y estaba horizontalmente y por tanto, era cómoda para sentarse.
- mañana podremos irnos.-comentó Riku, el estaba simplemente apoyado y de brazos cruzados.
- tienes muchas ganas de irte, Riku.-opinó Sora mirando a su amigo. El estaba sentado junto a Kairi, zarandeando los pies como un niño pequeño.
- Muchas, Sora, muchas. Y todo gracias a ti, Kairi.-se paró un momento y Kairi se asomó por delante de Sora para ver a Riku.-cuando dijeron que viniste de otro mundo, supe que no podría quedarme aquí. Sabiendo que allí hay otros mundos, que esto solo es una pequeña isla comparado con lo que debe de haber allí afuera...Podremos, los tres podremos ver los mundos que nos rodean.
Sora escuchó a su amigo mientras miraba el horizonte, tenían en frente el mar, tan bonito y con sus colores vivos y ver como se escondía el sol era maravilloso. Disfrutar del todo esa escena, solo se podía disfrutar desde el pequeño archipiélago que había en frente de la isla, pues estaba más cerca del mar, es como si lo pudieran tocar...
- está anocheciendo.-dijo Kairi y se levantó mientras tocaba con suavidad la palmera, casi con cariño.
Sora dio un salto para bajar, pero su rodilla se dobló antes de tiempo e iba a caer de una manera extraña cuando, de nuevo, Riku le cogió la mano como intuyéndolo y pudo caer en pie, esta vez no hizo falta que Riku le mantuviera.
- gracias, otra vez.-sonrió Sora casi riendo.
Riku comenzó a reir y este se sonrojó.
- ¡no te rias!
Kairi, mientras, andaba ya muy por delante de ellos.
- toma.-Riku le puso algo en la mano y se la cerró antes de que lo pudiera ver. Sora abrió la mano otra vez y vio una fruta.
- esta fruta es la fruta del Destino.-le dijo Riku comprobando que Kairi estaba ya lejos y no les oía.
- ¿del destino?-le preguntó Sora mirando con esos ojos preciosos. Siempre que miraba así, como si no comprendiera, ponía unos ojos...hermosos, pensó por un momento Riku.
- Esta fruta se parte por la mitad, y si le das la mitad a una persona, significará que vuestros destinos estarán unidos para siempre.-le informó Riku con una media sonrisa picaresca.-tal vez tendrías que dársela a Kairi.
Sora se sonrojó levemente. ¿cómo sabía Riku que le gustaba Kairi? Bueno, en realidad no le gustaba. Solo que....
- ni hablar.-le contestó con algo de brusquedad Sora y tiró la fruta.
"como me lo suponía. A Sora le gusta Kairi..." pensó Riku mirando la fruta y como el pequeño y hermoso Sora se iba corriendo detrás de Kairi. "Si esa fruta se la diera a Kairi...Sus destinos se unirían para siempre. Si esa fruta se la diera yo a él, podría ser...mío."
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