Y pues si, los miembros del host club se marcharon uno a uno hasta que Tamaki y Kyouya quedaron solos en la tercera sala de música.
TAMAKI: me alegra saber que tenemos tan buenos amigos como ellos (comentó luego de sorber un último trago de té que aún quedaba en la taza de fina porcelana)
KYOUYA: tienes toda la razón, aunque la mayor parte del tiempo sean unos idiotas, en ocaciones se convierten en idiotas con cerebro, igual que tú (le regresó el comentario con ese tono frío y egolatra que le caracterizaba, y que a Tamaki fasinaba)
TAMAKI: jaja, tú no cambias con nada.
KYOUYA: es verdad, pero... es así como te gusto ¿no? (le dijo aproximandose a él de una manera lenta y con una mirada bastante pasional que derretía a Tamaki de los nervios)
TAMAKI: yo... me gustas tal como eres Kyouya (le contestó sonrojado por la extrema proximidad de Kyouya)
KYOUYA: lo sé, es por eso... (comienza a fervientemente besar su cuello mientras hablaba)
TAMAKI. ¿es por eso?
KYOUYA: es por eso que hoy no llegaremos temprano a nuestras casas.
TAMAKI: ¿eh?
KYOUYA: ¿ves ese sofá rojo de allí? desde hace rato que me está llamando, se ve tan sueve y acojedor... ven (Kyouya llevó a Tamaki hacía ese tentador sillón, ahí delicadamente lo sentó mientras de una manera dulce y tierna besaba su cuello obteniendo así que la respiración del rubio se acelerara. Tamaki no tardó en caer en las redes del otro, y esto se notó cuando apasionado empezó a correspnder a sus caricias, sus besos y sus sentires.)
La boca de Kyouya devoraba a insaciables besos el cuello de Tamaki, en tanto este abrazaba con fuerza y carillo la espalda de su frío amante; las pesadas prendas comenzaron a ser inútiles en esa ocasión, Tamaki despojó de la camisa a Kyouya, y este hizo lo mismo podiendo asi cada uno besar los hombros del otro con ardiente pasión que desbordaba un amor que les quemaba la piel.
las manos de Kyouya comenzaron a explorar el interior de los pantalones de Tamaki, extrayendo de este placer y una respiración aún más profunda; cuando esas prendas tambien comenzaron a estorban ambos vieron el momento de despojarse de ellas; quedando así los dos desnudos sobre ese fino terciopelo rojo que tapizaba el sillón.
La boca de Kyouya recorría dulcemente todo el cuerpo de su rubio, y este entremordía sus labios para así tragarse los fuertes gemidos de interminable placer que Kyouya le producía. llegó un momento en el que Tamaki sintió cómo Kyouya entraba lentamente en su cuerpo haciendolo llegar a lo más alto de su extasis; fueron increíbles horas, horas en las que la pasión resultaba interminable, la piel de uno era el abrigo del otro, ambos amantes quedaron dormidos la cabeza del rubi reposaba sobre el pecho del otro arrullandose con el latir de su corazón.
FIN.