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Broken Rules por yoshika

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

  • ;_; ninguno de los personajes me pertenece.
  • 2do lemon u.u que vergüenza...
  • 1er MxM deseenme suerte ú_ù
  • Gracias por leer ^^

Notas del capitulo:

Que los cumplas feliz! que los cumplas Jenny, Jenny! que los cumplas feliz n_n *soplá mis velas virtuales XD* Acá tenes tu maldito fic ¬¬ MxM lemon! mirá te estoy haciendo lemon guacha! sabés lo que cuesta? sabés la vergüenza que me da escribir palabras como 'miembro', 'masturbar' o 'erecto'??!! Nena!! todo por hacerte feliz! si no te gusta o no lo agregás a favoritos te mato!!! esta cosa vale su peso en dignidad... O_o digo en chocolate! (ha Cadbury 3 sueños XP).

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Bueno gente n_n ojalá les guste este trabajito! tuve que leer Pink Sniper para darme una idea de esto del lemon =__= OMG me siento tan u//u rara... yo no hago estas cosas así que sean buenos conmigo ;_;

Cosas para tener en cuenta: nos ubicamos en el dulce e inocente orfanato n_n (¿indicios shota? quedará a opinion suya). 

 

 

 

~Broken Rules~

 

 

Es la ley del "mejor amigo". Tu mejor amigo es sagrado, solo amigo y solo el mejor. No estás en derecho a enamorarte de el por que se arruinaría una amistad. Cuando se tiene un mejor amigo se tiene un confidente, el jamás pensaría que mientras duerme contigo tu imaginas otras cosas, que cuando tropieza y cae encima de tuyo tu "cosita" ya está exaltada. El mejor amigo desconoce tantas cosas a veces que no se sabe si podría decirle mejor amigo. Cargar con el amor es un castigo muy doloroso.

Y esa es la situación de Matt... Matt... el mejor amigo de Mello (perro para ser más especifico). El pelirrojo estaba hasta la coronilla de ser su mejor amigo, quería que Mello lo viera diferente, quería sentirse deseado por él y tenerlo desnudo frente así, tocar su piel paliducha y probar el sabor de sus labios chocolatosos. Quería hacer tantas cosas con él... ¡pero mierda! Si se enteraba sería su fin.

-¡Matt! -lo llamó una voz desde el otro lado de la puerta- ¡ven aquí ahora!

No es un "¿Podrías venir por favor?" o "Ven aquí", es un "Ven aquí ahora"  una orden, y se escuchaba irritado, probablemente era porque hoy les dieron las notas de matemáticas y como siempre Near sacó 10 al tiempo que Mello 9.99, y en esas ocasiones el amo se desquita con un ser inferior: su perro (o sea Matt).

Para no hacerle enfurecer más y ligar algún golpe se apuró, Mello tenía tendencias sádicas y eso era algo que al pelirrojo lo seducía en cierto modo. Si, quizás en el fondo era un masoquista, pero sádico y masoquista ¿no son acaso las dos caras de la misma moneda? Más razones que apoyaban el ser una pareja con su mejor amigo (n/y: esta fama de sadomasoquista me llega hasta en el colegio ¬¬).

-¡¡¡Matt!!! -grito de gran enojo, ya era tarde, cuando llegó a donde lo estaba esperando el rubio le hizo una seña, la seña bastante conocida entre ellos dos, el perro de inclinó agachando la cabeza (como se inclinan los japoneses ¿se ubican?) en intento de disculpa.

-Mello, perdón estaba distraído -«Maldito 9.99 ahora yo debo sufrir por ello» pensó irritado.

-¿Estabas distraído? ¿Y si era algo importante Matt? -Preguntó mientras mordía su tableta de chocolate- las tardanzas pueden costar caro Matt -levantó el pie y lo apoyó sobre la espalda de tela rayada, haciéndolo reclinarse más.

-Mello... empieza a doler -dijo indiferente. Su amigo no dijo nada, siguió haciendo presión sobre la espalda, su zapato estaba ensuciando la polera pero no le importaba, llegó al punto de meter que quedar de rodillas- Mello -pidió.

-Lo siento Matt -sacó el pie- estaba distraído.

-No seas infantil -le reprochó frotándose la espalda con dificultad- ¿y para qué me llamaste?

-Oh... eso -se rascó la barbilla en intento de recordar, para Matt eso fue en cámara lenta... unas inmensas ganas de tomar esa barbilla y besarlo, un beso largo y juguetón para demostrarle a su dueño los trucos que aprende un perro con experiencia. Sacudió la cabeza, esos pensamientos le estaban prohibidos.

-¿Pasa algo? Estás raro hoy -observó el rubio- bien, como te dije recién pero al parecer estabas ‘distraído', quería que fuéramos al patio a jugar pelota -¿pelota? No, cualquier cosa menos eso. Los pelotazos de él eran tan fuertes cuando estaba así de molesto.

-¿Pelota? -Titubeó- Mello... ¿recuerdas la última vez que jugamos pelota? -se levantó la polera para señalarle una mancha morada en el costado derecho del abdomen.

-No seas llorón -chasqueó la lengua cansado- vamos a jugar y es todo -¿Qué pasaría si por primera vez se le oponía? La respuesta era clara pero no estaba muy seguro de soportar una segunda mancha morada en quien sabe donde.

-No -dijo secamente- no jugaré pelota contigo.

Se detuvo, lo miró como si le hubiera caído un balde de agua helada encima.

-¿Perdón? -Preguntó como si no hubiera escuchado- haré como que no oí nada -se aclaró la garganta- vamos a jugar pelota Matt.

-Dije que no voy a jugar pelota Mello, me volveré a lastimar, ¿qué tal si esta vez tu haces de arquero y yo pateo? -desafió más animado.

-No digas nada de lo que te puedas arrepentir -meterse a la boca del lobo, y justo en un día donde estaba de malas... maldito 9.99

-¡Que no voy a jugar pelota!

Un salto, una caída, el pelirrojo bajo el rubio, una mano que sujeta dos muñecas, los pies del menor que le impiden levantarse. Una posición muy perturbarte y tan extraña, como si estuviera tratando de domar a algún animal. Dejó soltar un leve gemido molesto e incómodo.

-¿Qué vamos a hacer ahora? -susurró.

-Vamos a jugar pelota -cedió tratando de zafarse.

-Bien, eso pensé -se puso de pie soltándolo y ambos se dirigieron hacia el patio.

El día estaba nublado y soplaba una brisa fría, ya no había nadie allí jugando y en un rincón apartado estaba un arco algo descuidado, los amigos fueron hacia allí, Mello cargando la pelota de fútbol que Roger le había regalado hace dos años y usaba muy pocas veces, era dura, bastante dura. Le señaló el arco ordenándole que fuera allí para atajar, de mala gana obedeció.

-Estate con cuidado llorón -advirtió irónico mientras se preparaba para patear, el mayor bufó sin decir nada.

___

-¡Ha! -gimió enojado mientras pasaba su mano por una segunda gran mancha morada, pudo atajar con éxito las primeras 20 patadas pero la 21 de casualidad fue la más fuerte y la que no pudo hacer frente. Era algo tan humillante ¿por qué Mello tiene esa tendencia de someterlo a esas sensaciones no tan placenteras siempre? Esas cosas lo vuelven único. Y no importa cuanto le lastima o cuanto finja que eso le irrita, lo ama. Está enamorado de su mejor amigo.

«Ojalá fuera tan fácil decírselo como pensarlo -pensó mientras pasaba una bolsa de tela con hielo sobre el moretón- Pero creo que con solo una insinuación de que no soy heterosexual... tendré otras zonas mas dañadas». Hasta donde el rubio sabía Matt era un chico atractivo y muy popular entra las chicas, nunca faltaban los chocolates en san Valentín (que por cierto... el cedía y se los regalaba a Mello) las tarjetas, risitas, insinuaciones. Claro... tampoco entendía porque las rechazaba todas. Si de la nada se enteraba de su homosexualidad ¿qué tan mal lo tomaría? «Quizás a él le de igual y yo me esté haciendo la paranoia, hace años que somos amigos ¿por qué debería avergonzarse o enojarse conmigo?» ya había resuelto un conflicto.

-¡Matt! -volvió a llamarlo Mello- ¡vamos a cenar ya! Te espero en la mesa de siempre.

-Si, ya voy -respondió despistado.

Estuvo un rato más calmando el golpe y bajó a cenar, sus tripas exigían comida. Se sentó al lado de Mello como siempre... aunque desde hace tiempo verlo comer era un espectáculo exquisito. Y ni hablar de cuando lamía el chocolate, que deseos de volcarse un tarro encima y que lo lamiera. Definitivamente estaba fuera de control.

-Oye -lo devolvió a la realidad- ¿de verdad qué te dolió ese golpe?

-¿Tu que piensas?

-Que no -respondió sincero.

-¿Me estás tomando de idiota?

-No, va enserio... digo para un masoquista como tu un golpe así debe ser el paraíso -se rió malicioso.

-No soy ningún masoquista, y tampoco ningún tonto -indicó mientras se llevaba otro trozo de pavo a la boca- ese manchón tardará semanas en irse y además- -interrumpido por la mano del rubio.

-Que perro tan malcriado, ¿no sabes que no se habla con la boca llena? -reprochó burlón mientras el pelirrojo tragaba.

-Pues quizá es culpa del dueño, después de todo, la responsabilidad de enseñar recae en el -no le iba a permitir seguir ganándole en ese juego, al menos tenía que quedarse con la última palabra.

-¿Y qué voy hacer si te enseñé bien pero sigues haciéndote el rebelde?

-Yo que se, tu eres el más listo del orfanato, tu sabrás -bebió jugo de naranja esperando la respuesta pero Mello quien se quedó mirándolo atónito- ¿dije algo malo?

-El segundo, soy el segundo aquí, sabes que primero esta ese niñato albino -corrigió.

-Oh si... como sea, para mi tu eres el más listo -y no se daba cuenta que para alguien como Mello, que no dejaba salir sus emociones con facilidad, escuchar las cosas de forma tan directa era algo extraño. Se acercó aun más causando un leve rubor, le tomó de la barbilla y obligó a que mirara a sus ojos. Sus penetrantes ojos azules.

-¿Enserio? Lo que dijiste es enserio.

-Claro que es enserio, siempre estás ayudándome con lo que necesito, de mala gana, y a pesar de todo no comprendo que es lo que te diferencia de Near -respondió evadiendo su mirada antes de hacer algo incorrecto.

-Por eso eres tan idiota -se burló- por que nos ves las cosas como son en realidad.

-O tal vez tu te acomplejas un poco... -aventuró curioso- tal vez sabes bien que siempre estarás por debajo de Near.

-¡Claro que no! -.dio un puñetazo en la mesa haciendo volcar el vaso-Soy un chico con mucho potencial ¿sabes?

-¿Entonces en que quedamos? ¿Mejor que él, o igual? -por primera vez sintió que podía jugar con él y confundirlo.

-Cállate -dijo chasqueando la lengua y volviendo a comer sin dirigirle la palabra.

-Je -rió en voz baja mientras terminada el pavo.

___

Y los días se volvían cada vez más infernales, sus miradas, sus deseos y órdenes, toda su personalidad tan misteriosa a veces y tan ignorante de sus sentimientos ¿cuánto más podría contenerse? Ya no estaba seguro de nada. Algún día tendría que decírselo, mejor que lo supiera por él que por boca de otros aunque dudaba que otro supiera de esto. Encerrado en su cuarto con la única compañera que tenía en esos momentos, la buena Nintendo (n/y: me recuerda a mi Mp3) y una partida exitosa del Megabomberman, ya estaba en el último nivel.

Hasta que los familiares golpes en su puerta lo hicieron poner el juego en pausa.

-Pasa -invitó, la puerta se abrió rápido dando lugar a esa figura excitante, sus pantalones de cuero ajustados... ¿Por qué tiene que ser tan ajustados? ¿Acaso es una tortura del destino? Si tan solo pudiera extender sus manos y no solo tocarlo, desnudarlo, hacerle saber que es lo que se esconde en él.

-¿Estás jugando con esa cosa? ¿No te parece que estás medio grandecito para jugar con eso? -preguntó irónico como siempre.    

«Si pudiera jugaría contigo toda la noche» no podía ya dejar de pensar esto.

-Bien, olvídalo, cuando estás con esa cosa jamás me prestas atención -refunfuñó mientras se daba media vuelta para irse.

-No hagas una escena de celos por la Nintendo -resaltó divertido pero su amigo no le hizo caso y estaba por cruzar la puerta cuando sintió una traviesa punzada en su nalga derecha se giró sobre los talones para ver a un malicioso pelirrojo ruborizado.

-¿Perdón? -Preguntó sorprendido- ¿qué acabas de hacer? -arqueó una ceja curioso.

-Bueno... -lo atrapó con esa pregunta tan simple.

-Pervertido -dijo y le metió un puñetazo tan fuerte como jamás de lo habían dado, sintió la sangre salir por su nariz y como de apoco caía sobre su cama quedando adormilado e inconciente lentamente.

Muy lentamente...

...

-Nh... ha me duele la cabeza y... -exclamó mientras intentaba levantarse pero algo se lo impedía- ¿Qué demon-? -Sus manos estaban amarradas sin posibilidad alguna de moverse y a los pies de la cama él estaba sentado mirándolo sádicamente- ¿Mello? ¿Qué haces aquí? -Preguntó algo sorprendido- pensé que te habías enojado... digo, por semejante golpe que me diste.

-¿Eso? Eso fue un castigo Matt, se supone que somos amigos, lo mejores amigos ¿acaso yo despierto alguna emoción en ti?

-¿Realmente debo decírtelo? -esquivó su mirada profunda.

-Dime.

-Te amo, yo ya no te veo más como mi mejor amigo, me enamoré de ti -soltó sintiendo un leve rubor ardiente en las mejillas. Se sentía humillado.

-Mal, mal, mal, Matt... que me ames arruina mi amistad contigo... ahora no te veré de la misma forma -esas palabras... eran a las que tanto temía, como a un perro que están por abandonar- has roto las reglas del mejor amigo y por eso...

-¿Qué? ¿Ya no vas a verme ni el rostro? -un dejo amargo se apoderó de su voz como si quisiera llorar.

-No, te voy a castigar por romper esas reglas -dijo relamiéndole el labio superior. Que imagen por favor.

-¿Ca-castigarme? -titubeó.

-Sufre Matt -se puso de pie y con lentitud se quitó la ropa haciendo leves movimientos sensuales- a puesto a que eres tu quien quiere desvestirme Matt.

Y ahí entendió de qué se trataba todo.

-No seas tan cruel -dijo sonriente- deja que yo te haga eso.

-No, no me tocarás nada hasta que yo quiera... o tal vez nunca quiera -semidesnudo e increíblemente más sexy de lo que el pelirrojo fantaseaba, un cuerpo bien formado, una piel encantadora, todo, lo tenía todo y lo quería sentir, tocar, acariciar y lamer pero al ser el castigado se limitaba a mirar deseoso.

Como un perro atado sin poder jugar ni escapar.

-No respondiste a lo que te pregunté -continuó acercándose a él por entre sus piernas- ¿Despierto alguna sensación en ti? -Su mano se deslizó a su entrepierna y llegó a su miembro- me preguntó que pasa si hago esto -lo rozó rápido y soltó un leve gemido de cosquillas- ya veo, te excitas ¿no? Pervertido.

-Tu ya lo sabías -siguió divertido.

-¿Y si continuo? -Tocó de nuevo con toda la mano y masajeó su miembro por tiempo, a pesar de que los jeans no era muy cómodo el simple hecho de que fueran las manos de Mello lo hacía feliz, lo hundía en un mar de placer. El rubio sonreía mientras perfeccionaba su tarea en cada movimiento.

-Ha Mello... desátame ahora -pidió.

-No, seguramente me violarías.

-Seguramente -asintió.

-¿Mi mejor amigo me va a violar? -repitió y se le sentó encima haciendo que su trasero quedara sobre su miembro. Era tan exquisito.

-No seas así Mello... me volverás loco -suplicó.

-Cuando seas un buen chico te soltaré para jugar -dijo haciendo leves movimientos circulares para excitarlo aun más si se podía.

-Me portaré bien, me portaré bien -suspiró gozando de todo ello.

El rubio se recostó sobre su pecho levantándole la camisa rayada, viendo la mancha morada que aun no se iba y la lamió suavemente.

-He lastimado a mi mascota, que irresponsable soy -se disculpó mientras continuaba lamiendo, sus dedos pellizcaban y jugaban con sus pezones mientras el prisionero se retorcía para zafarse y actuar. Luego abandonó la mancha y subió a su cuello, lo mordió, demarcó su propiedad y lo saboreó una y mil veces. Matt quería que llegara a su boca, no podía contenerse deseaba tanto probar ese sabor desconocido. De repente Mello se detuvo a milímetros de su cara.

-Bésame -ordenó.

-A tus ordenes -se acercó, faltaba poco... algo lo tironeó, las malditas ataduras... ¡no podía llegar! Tan cerca... Pero tan lejos- no llego, acércate más.

-Yo me quedo en mi lugar, bésame -repitió malicioso observando como el perro se esforzaba en superar esos milímetros incluso sacaba la lengua para rozar el labio inferior pero era inútil. Su mejor amigo soltó una suave carcajada.

-¿Te gusta verme sufrir? -aventuró derrotado.

-Si supieras como me fascina -correspondió- pero bueno... si no puedes besarme te embromas, se alejó de su rostro y se concentró en sus pezones succionándolos con concentración haciendo gemir a su mascota traviesa formando una dulce melodía de lujuria.

-Mello... por favor -volvió a intentar- ya aprendí, ya aprendí... mi mejor amigo es sagrado.

-Ya dejé de serlo Matt, y tú también dejaste de ser mi mejor amigo -en un movimiento lo besó, adentró su lengua a la boca, jugando con la suya, embriagante placer, chocolate, chocolate, chocolate. Le arrebató el aire y mordió el labio inferior.

-Besas bien ¿quién te enseñó?

-Hum... -jaque mate ¿qué pasaría si le dijera que antes de enamorarse de él ya había "practicado" con otras muchachas?- bueno verás... improvisé de algunas películas que he visto y...

-No le mientras a tu amo -interrumpió- de seguro ya has estado con otras...

-Pero nadie es como tú, esas chicas no te llegan ni a los talones -defendió- ha Mello, déjame tocarte por favor.

Mello se recostó a su lado y jugueteó con su cabello.

-No lo se... eres un perro travieso y puede que en tu afán de jugar te vuelvas loco, ya sabes como son los perros, juegan y juegan hasta hartar al dueño -ese sadismo tan seductor, las palabras, todo.

-Juega con tu perro Mello, mímalo como se debe. Desátalo -pidió la mascota.  

-¡Ha! Está bien, seré bueno y lo haré -sacó una navajita de la mesita de luz (n/y: O_o ¿qué hacía esa cosa ahí?) y cortó esas telas, pero enseguida fue empujado a la cama estando debajo del pelirrojo. Quien a velocidad inhumana ya estaba despojándolo de su remera con una mano y con la otra lo masturbaba salvajemente, su boca se apretó a la suya sin dejarle emitir ni gemidos ni nada. Vértigo, placer, cosquillas, su miembro erecto, su lengua danzando, sus ojos cerrados con fuerza sus pezones duros...

-Matt... mhh... que bien entrando que estás -felicitó.

-Te enseñaré todo lo que se -dijo ahora desabrochando sus pantalones y lanzándolos a quien carajo sabe donde, lo dio vuelta y metió dos de sus dedos en la boca del rubio- mójalos bien o te dolerá.

-Descuida, no soy ningún "espacio chico" -aclaró orgulloso pero de todos modos los lamió excitado esperando más adelante lamer otras cosas. Al estar bien mojados el pelirrojo los introdujo en su entrada que, como ya le había dicho Mello, no era para nada chica, aun así no estaba dispuesto a lastimar a su dueño. Profundizó más y continuó moviéndolos, escuchando gemir a su mejor amigo.

Cuando supuso que estaba listo también se quitó los pantalones, los bóxer, los cuales también eran rayados (?!) lo tomó de las caderas y en una estocada entró en Mello.

-¡Matt! -gritó cerrando los ojos con fuerza y apretando los puños.

-No te pongas tenso o será peor -aconsejó comenzando lentamente el vaivén mientras sus manos lo estrechaban contra si, su cuerpo hervía y la sensación de calidez lo enloquecía más. Un perro que se embriaga con la compañía de su amo, y quiere cariño, jugar, jugar...

-Rápido -exigió tragándose el dolor, y aceleró el ritmo del vaivén, ritmo candente, esperando su punto cumbre, llegaba... llegó... se liberó dentro de él eran uno solo, un momento mágico. Pensó que era imposible, que jamás llegaría, que Mello no querría verle ni las gafas pero estaba equivocado, estaba a su disposición. Todo Mello era suyo, todo él era de Mello.

-Ah, Mmmmatt... ¿por qué eres tan delicioso? -un hilo de voz sin aire, todo se había ido en gemidos.

-Porque tu me das los ánimos de serlo Mello, te amo, demasiado -susurró al odio mientras lo iba mordiendo.

-Yo también cachorro... yo también -gimió- pero no te portes mal, no rompas las reglas de nuevo.

-Si no las hubiera roto, no estaría dentro tuyo en este momento -le dijo.

-Calláte... 

 

 

~Broken Rules - One Shot! -End~

Notas finales:

 

 

 

Y nena? te gusto? decí que si, acabo de releerlo >//> el sadismo de Mello es tan >//< no tiene palabras!!! Espero que hayas pasado un lindo día ayer n_n hasta hoy soñé que leí tu review O.o y no me fumé nada lo juro!

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Revis lindos o los mato ¬¬!

Si, se que no fue el mejor lemon pero cuando lo lean recuerden que fue un castigo para mi hacerlo, imaginarlo, pensarlo y publicarlo ><

 


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