COMO AQUELLA NOCHE...
Sin darse cuenta había caminado hasta aquel parque, en el cual se conocieron. Tomó una cajetilla de cigarrillos de la bolsa de su abrigo, sacó uno y lo colocó en su boca, después lo encendió. Una bocanada de humo y miró lo que le rodeaba, todo estaba como aquella noche, como si el tiempo se hubiese detenido. Su mirada ámbar quedó perdida en los recuerdos; cómo una hoja de papel rodó hasta sus pies, recordó lo primero que le dijo: "¿Tú escribiste esto?... es peor qué lo de los colegiales, tienes cero talento, mejor ríndete" también recordó la contestación de Shuichi cuando al fin pudo reaccionar: "¿¡Cómo te atreves a decir eso!?" Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Yuki ante aquellos pensamientos, se aproximó a una banca y se sentó en ella, para seguir fumando y recordando.
Muchas veces lo trató mal, dijo cosas hirientes que destrozaron el corazón de Shuichi, pero no importaba que pasara, él seguía allí, Yuki se preguntaba: ¿Por qué el niño siempre volvía a su lado? Y ¿Por qué él mismo aceptaba ese regreso?
Aún le costaba trabajo creer lo que pensaba hacer, ¿Cómo lo tomaría el pequeño pelirrosa? Aunque ya no había marcha atrás, la decisión estaba tomada y ningún miedo lo haría retractarse. Pero... ¿Cómo se lo diría? Sólo esperaba que saliera de la mejor manera posible.
Shuichi aún estaba en el estudio de grabación, se encontraba solo, era la primera vez que se iba después que los demás, salió del lugar, caminó hasta el elevador; una vez dentro suspiró con aire de cansancio, en efecto, se sentía agotado; pero una sonrisa iluminó su rostro al pensar que pronto llegaría a la casa de su amado Yuki, pensó en que habían pasado tantas cosas, incluso su primer encuentro fue accidentado, tantas veces el rubio intentó alejarse, pero él jamás se rendiría, y aunque hubo ocasiones en las que estuvo apunto de hacerlo, había algo que siempre le hacía volver; eso era: el inmenso amor que sentía hacia su novelista.
Ahora gozaban de estabilidad en su relación, Yuki ya no le gritaba ni se enojaba por todo, aunque aún lo molestaba con comentarios sarcásticos, ambos se veían felices, sólo tenía la ilusión de que algún día su amorcito le dijera "Te amo Shuichi".
Después de andar largo rato llegó hasta aquél parque, una especie de fuerza de gravedad lo condujo a ese lugar, en una de las bancas vio a su koibito, parecía estar en una especie de trance, lentamente se acerco a él, Yuki estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta que tenia a Shuichi en frente, que incluso agitaba sus manos delante de los ojos del novelista. Cuando al fin reaccionó levantó la cabeza y vio aquella mirada violeta y profunda, se percató de la curiosidad impresa en el rostro de Shuichi, él cual le dirigió una amplia sonrisa.
-¿Yuki, qué haces aquí? ¿Sucede algo?- preguntó intrigado el niño.
-Necesito hablar contigo- dijo poniéndose de pie.
-Sí, dime Yuki- asintió aún más curioso Shuichi.
-Yo... ya no quiero continuar así, no deseo seguir de esta manera.
-¿A qué te refieres?- preguntó el pelirrosa preocupado.
-Que necesito qué esto cambie, es ahora o nunca, necesitamos dar un pa...- no pudo continuar al ver lo que pasaba con Shuichi. Su mirada se quebró y las lágrimas comenzaron a brotar. ¿Qué era lo que decía Yuki? Estaba terminando con él una vez más. El rubio lo miro desconcertado. Shu se echo a correr. El novelista fue tras él y logró alcanzarlo y sujetándolo fuerte del brazo, lo obligó a encararlo.
-Lo que yo quiero decirte Shuichi es...
-No lo digas, se que quieres desacerté de mí.
-No, lo que yo quiero...
-¡¡No lo digas!!- gritó Shuichi intentando correr de nuevo; sabía que había decidido siempre luchar por su amor, pero no podía evitar sentir dolor, sin embargo, no pudo escapar pues fue sujetado con mas fuerza.
-Baka, quiero saber si tú te casarías conmigo- Por fin dijo Yuki.
-¿Qué?...
-¿Eres sordo o qué? Casete conmigo. ¿Por qué nunca entiendes lo que quiero decirte?
Los ojos de Shuichi se abrieron sorprendidos, lágrimas aún caían pero ya no eran de dolor.
-Yuki... ¿Es en serio?
-Claro que sí baka, ¿Qué dices?- mientras hablaba de su bolsillo sacó un pequeño estuche negro, lo abrió y mostró al cantante, era un anillo de oro con tres hermosos rubíes incrustados.
-Por su puesto que ¡¡¡¡¡¡¡¡SIIIIIIIIII!!!!!!!!- dijo el niño abalanzándose a los brazos de su amado. Yuki retrocedió unos pasos y abrazó fuertemente a su PROMETIDO.
-Perdona todo lo que te he hecho, de ahora en adelante quiero hacerte feliz, quería decirte que necesitamos dar este paso tan importante, quiero estar a tu lado, nunca te alejes de mí, y también perdón por proponértelo de tal manera, creo que no fue tan adecuada, pero sabes que no soy bueno expresándome- dijo mientras colocaba el anillo en le dedo correspondiente de la mano izquierda de Shuichi.
-No hay nada que perdonar mi amor, y siempre estaré contigo, porque te amo Yuki, tú también permanece conmigo por favor.
-Shuichi... yo también... te amo- dijo el novelista, aliviado de por fin expresarse.
Shuichi no podía estar mas feliz, ambos se abrazaron y se fundieron en un apasionado, largo y profundo beso... ya que su amor siempre estaría allí.
FIN.