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Floreciendo un amor prohibido por Wizard_of_the_light

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Notas del capitulo:

Despuesd e creo una semana les traigo el segundo capítulo, les agradezco mucho los comentarios que me dejaron y veo que al menos ha sido de su agrado asi que no les dejaré de actualizar.

 

Tambien de paso quiero dedicarle este fanfic a una amiga muy querida, a Magic_lilac a quien siempre hago sufrir por lo que escribo, solo espero no me mate con esta historia, pero de todo corazón para ti.

 

Y pues les reitero los personajes de Gravitation no me pretenecen a mí solo hago un poco de historia con ellos para ustedes.

 

Que lo disfruten y espero sus comentarios

 

 

 

 

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Shuichi lo único que hizo fue ver como la imagen del rubio desaparecía por el ventanal del lugar al que había entrado con su acompañante, no podía creer lo que acababa de ver, pero era algo que no debía darle importancia, o al menos eso quería creer, que no debía tener importancia.

 

 

 

 

 

 

 

Así que mejor decidió olvidar aquel incidente, pero le era imposible, pues el sol le hacía recordar aquella mirada y sus rubios cabellos de aquel alemán, desayunó como eran sus planes, y regreso lo más pronto posible a su casa pues necesitaba alistarse para el concierto de la noche.

 

 

 

 

 

  No tuvo en más que pensar cuando llegó de nuevo al teatro, pues ahora debía comenzar a tocar de nuevo, esto le traía gratos recuerdos y había que olvidará todo lo que le hacía sentir mal.      

Al parecer su vida sería siempre monótona, iría a trabajar y a su casa, de vez en cuando sus padres lo visitaban para ver como se encontraba, pero esta última visita que le harían no sería de su agrado, pues sus padres pensaban que ya estaba en edad de mantener una relación estable, y quería que Shuichi formalizará mas sus relación con alguna mujer y pudiera tener descendencia.

 

 

 

 

 

 

 

Ya habían pasado más de 2 años desde que se dedicaba a la música plenamente y había tocado en infinidad de conciertos para la clase alta alemana, hasta había asistido a millones de fiestas en buenas casas de familias acomodadas, y en muchas fiestas pudo seguir viendo a aquel rubio que desde que había cruzado palabras con el lo ignoraba, pero ya llevaba un año que no veía a aquel rubio reunirse en esas fiestas. Pero después de todo a el que le importaba, si cada minuto que estaba frente a el era una tortura, pues lo ignoraba y lo fulminaba con su mirada, haciéndolo sentir un frío recorrer su cuerpo.

 

 

 

 

 

 

Y más también las cosas habían cambiado mucho en estos tiempos en Alemania, pues una guerra había empezado, y los alemanes tenían un odio hacia los de su raza, los judíos, y por todos lados donde le viera, reclutaban a los judíos y se rumoraba que los exterminaban en lo que llamaban campos de concentración, sus padres se habían empeñado en que se fueran hacia Polonia, que ahí estarían más seguros que en Alemania, pero eso había sido momentáneo, conforme los alemanes tomaban fuerza en la Guerra, iban extendiendo el horror de sus acciones por toda Europa, incluso ahora Polonia era un lugar inseguro.      

 

 

  -         A ver a que hora llegan, creo que ya tardaron un poco, y con esta situación es peligroso que andén por esta ciudad solos.- Shuichi andaba preocupado, pues desde que habían empezado a “cazar judíos”, los alemanes buscaban cualquier mínimo detalle para que los llevarán a esos lugares, ahora hasta los que se creían superiores a ellos, los hacían portar una banda con la estrella de David que los hacían resaltar entre toda la sociedad como judíos, en sus pensamientos se encontraba cuando escucho que llamaban  a la puerta, e inmediatamente se levanto de su asiento como si de un resorte se tratará a abrir la puerta.      

 

 

   -         Hola hijo, sentimos llegar tarde, pero es un caos andar por esta ciudad, tuvimos que rodear unas cuantas calles para que no nos vieran los alemanes.- Shuichi hizo pasar a sus padres, y los hizo tomar asiento.    

 

 

    -         No se preocupen por la hora, lo importante es que se encuentren bien.- el pelirosado preparó inmediatamente algo de café y se los ofreció, pues el frío calaba hasta el hueso más escondido.       

 

 

 -         Ahora que lo pienso esto sería más fácil para ti, si hubieras aceptado el matrimonio con ese alemán, aunque se dedicará de mesero, no tendrías por que andar temiendo por tu vida, muy bien sabes que los matrimonios mixtos son respetados, pero tu y tu estúpido orgullo, y no es al único que has rechazado, también rechazaste a Sara, quien estaba deseosa de casarse contigo, dime que esperaste para formar una familia, porque esa forma de ser?.- su madre estaba preocupada por su hijo, pues sabía que su vida peligraba de sobremanera en esta ciudad, pero el parecía no querer vivir su realidad.      

 

 

   -         No lo se madre, aun no se que espere por tanto tiempo para no casarme, al vez pensé que el amor me llamaba en otro lado, pero eso nunca llegó.- el pelirosado ahora se encontraba deprimido, pues por fin había entrado a la realidad, y bien sabía que si de esta no salía vivo, no cumpliría su sueño de una familia, a lado de la persona que amara.       

 

 

  -         Tranquila mujer no es momento para regañarlo, además el esta grandecito para saber que es lo que quiere, las decisiones que el tome solo el sabe porque las toma y nosotros solo estamos para apoyar todas esas decisiones que tome.- el padre quien era más pasivo en la familia, siempre era el que pensaba con la cabeza fría en vez de empeorar las cosas.       

 

 

   -         Tienes razón, discúlpame hijo, pero tu seguridad es lo que más me importa, y no quiero que nada te pasa, y tu debes cuidarte en esta ciudad, por ahora tu padre y yo nos quedaremos un tiempo aquí, pues ya tenía mucho que no te veíamos y estaba muy preocupada por ti, es mejor que nos tranquilicemos e intentemos pasar mejores momentos.- por fin la familia se había relajado del estrés.        

 

 

Para Shuichi esto de la guerra había sido un golpe duro, toda la estabilidad que había alcanzado se venía abajo y se desmoronaba como los edificios al ser bombardeados, había perdido todas las cosas de valor, y una de ellas era su piano, algo que apreciaba, lo habían dejado casi en la miseria, a duras penas si lo justo para comer, pero una cosa le tranquilizaba, y era el saber que al menos su hermana se encontraba bien y se había ido a vivir con su esposo a Canadá, ellos al menos se encontraban bien, y también sus padres estaban por irse a Canadá, también habían decidido visitar a Shuichi para que este los acompañara, mas el les había pedido tiempo para sacar algunas cosas que le hacían falta.       

 

 

Por lo que una mañana salió hacia donde se encontraba la oficina para la que se había registrado como músico, y se encontraba ahí para retirar todos sus papeles y salir del país, con la intención de hacer algo nuevo en Canadá, pero parecía que cada vez más las cosas se le tornaban color gris, pues a su regreso camino a casa, se topo con 2 jefes de alto mando alemán

 

 

 

 

 

 

 

 

-         A donde vas con tanta prisa…JUDIO.- el chico de ojos violetas sintió que su mundo se venía abajo cuando escuchó a aquellas 2 personas tras de si, pero del susto parecía que había enmudecido, por lo que no pudo contestar.     

 

  -         Es que acaso eres sordo, o te comió la lengua el ratón? No escuchas que se te esta hablando!!!.- uno de los jefes alemanes parecía desesperarse por aquel comportamiento del judío.     

 

  -         Me dirijo a mi casa, señor.- Shuichi intentó contestar de lo más normal ante estas 2 personas, e intentar ocultar el miedo que lo estaba carcomiendo.       

 

-         Pues de ahora en adelante creo que tu casa será otra.- los alemanes tomaron a Shuichi de la ropa y lo subieron a un camión donde se encontraban más judíos, el miedo se notaba en su mirada.        

 

 -         Ustedes no pueden llevarme nada mas así, aquí debe haber un error, no he estado haciendo nada malo.- Shuichi aun mantenía la esperanza de que al menos algo pudiera sacar de sus súplicas.         

 

-         Esto lo hacemos por simple placer, no por que sea justo y es mejor que guardes silencio si no quieres recibir un balazo.- Shuichi se congeló de inmediato cuando una pistola apuntaba directo a su cabeza

 

-         Si señor, lo siento.- a Shuichi no le quedó más que el resto del camino guardar silencio, ahora sabía que si quería conservar un poco su vida debía mantenerse en silencio y respetar lo que aquellos “animales alemanes” quisieran hacer.      

 

 

 No podía ni saber a donde lo llevaban pues aquel camión llevaba cubierta toda la estructura, y los judíos que ahí se encontraban, estaban igual de atemorizados que Shuichi, no podía sentir mas que terror en aquel sitio, y una inmensa preocupación, pues su padres estarían preocupados por el al no verlo llegar, pero estaba claro que ellos sabían que corrían riesgo en ese lugar.       

 

 Todos se encontraban como zombis que ni cuenta se dieron cuando el camión paró y unos militares alemanes habían abierto la cubierta donde venían.        

 

 -         Salgan ahora.- a decir verdad si que eran tratados como animales, como todos los rumores decían.- caminen y no se detengan!!!!.- los gritos de los militares les congelaban la sangre y a Shuichi le había quedado claro que no debía volver a levantarle la voz a alguno si es que aun quería conservar su vida, pero parecía que no todos entendían esa situación.       

 

 

 -         Disculpe podría decirme a donde nos llevan.- uno de los tantos hombres judíos que venían con el pelirosado, se había atrevido a preguntarle y parecía que esta vez el alemán no estaba de humor para atender a las preguntas, y lo único que vio Shuichi fue cuando aquel hombre de raza aria, saco la pistola y apuntó en dirección a la cabeza del hombre despojándolo de su vida.        

 

 

-         Si alguien más tiene alguna duda, con todo gusto le respondo…jajajaja.- aquel hombre parecía satisfecho por lo que había hecho, y seguí apuntando con su pistola a los judíos que tenía frente de si, pero esto dejo más helados que un cubo de hielo a los judíos los cuales ni chistaron nada.        

 

 

Parecía que su vida se convertiría desde ese momento en un infierno hasta que alguno de los alemanes decidiera arrebatarles la vida. La noche le había parecido un verdadero infierno, los había llevado a una antigua construcción donde los judíos habían tenido talleres de telas, en habitaciones de no más de 20m2, habían metido a casi 100 judíos, pero eso no les había importado a aquellos alemanes, si podían acostarse o no, o si alguno estaba enfermo, pues ahí un hombre comenzaba a delirar por las altas fiebres que presentaba, pero eso no les impidió a los alemanes seguir metiendo más gente.       

 

-        Desde cuando estas aquí?.- Shuichi había comenzado a hablar después de aquella pésima noche que había tenido.        

 

-         Llegue hace 3 días, y al parecer no nos soltarán hasta que nos lleven a un campo de concentración, y puedes imaginar lo que ahí nos hacen a los judíos.- el chico de cabellos negros parecía mas aterrorizado con la plática que mantenían.       

 

 -         No he escuchado mucho de ello, pero dime que es lo que hacen?      

 

  -         Nos llevan a campos de concentración, donde nos exterminan, ya hay menos de la mitad de la población judía en Alemania de la que habitaba, además también se rumora que los alemanes experimentan con nosotros.- Shuichi se estremecía a cada confesión que aquel hombre le hacía, pero prefirió guardar silencio y no mantener más aquella conversación y esperar porque su destino le indicará lo que le deparaba.         

 

 

El pelirosado no había estado ni un día en aquel lugar, cuando de nuevo fue escogido de entre todos aquellos judíos que estaban en el cuarto para llevárselo a los campos de concentración, ahora estaba más asustado.      

 

 

 El camino fue demasiado largo, ahora si sentía que lo alejaban más de aquella esperanza de vida que aún conservaba, los campos de concentración le parecía que era lo último, y que ese lugar sería el último donde pasaría su vida. Nadie hacía por mantener conversaciones, hasta llegar al lugar y recibir instrucciones.        

 

 

Shuichi pudo notar que aquel lugar era solo área de trabajo y lugar de muerte, pues escuchaba a cada momento disparos de armas, ya no podía sentir en que momento había sentido más miedo en toda su vida, sus momentos como músico glorioso se habían acabado. Los alemanes le dieron instrucciones de donde sería su lugar de dormir, a la hora que debía asistir a cumplir con sus obligaciones, y también la hora de comida, parecía como si fuera un trabajo fácil, pero con esa gente vigilándolos nada sería fácil.       

 

 

 El chico de ojos violetas, comenzó a trabajar inmediatamente en el área de construcción, le tocaba cargar ladrillos de un lugar a otro, para la complexión que el mantenía el peso de los ladrillos sobrepasaba el que tenía, pero eso no era un impedimento para los alemanes para que el cumpliera su trabajo.       

 

 

 Llevaba ya mas de 5 días en aquel trabajo, que su complexión y la mala alimentación que tenía, lo hicieron desmayarse en plenas horas de trabajo, sus amigos judíos intentaron hacer de todo para que ningún militar alemán se percatará de aquella situación, pero fue demasiado tarde, pues un alemán se acercaba hacia donde se encontraba el judío tirado, los demás hombres pudieron ver como este General sacaba su pistola y le apuntaba a su cabeza.        

 

-         Discúlpeme, cumpliré con mi trabajo.- Shuichi se giró sobre su cuerpo quedando boca arriba quedándose viendo al General que le apuntaba a la cabeza, el pelirosado creía que su vida había terminado ahí, pero notó que el alemán guardó el arma, y mando llamar otros dos oficiales más, no pudo recordar nada mas, pues inmediatamente quedó desmayado.        

 

 

Había pasado algún tiempo y comenzó a abrir sus ojos, notaba que no estaba en su habitación, pues aquel lugar era una oficina lujosa, con todos los detalles nazis. Sus ojos comenzaron a viajar por toda la habitación hasta que se clavaron en el oficial que estuvo a punto de arrebatarle la vida, y también aquel sufrimiento.       

 

 

-         Espero no te hayas olvidado de mi, porque yo de ti no, y jure que me pagarías lo que me hiciste, y ahora ha llegado el momento indicado, haré que te acuerdes de mí a cada momento, no quedará nada de ti, si no piensas en mi.- Shuichi sintió escalofríos por aquellas palabras, pero ahora que veía detenidamente a aquel hombre, sus ojos le recordaron al hombre que en su debut lo había invitado a salir.       

 

 

 -         Barón Yuki Von Eschenbach?.- el pelirosado, ahora si que sabía quien era, pero sus palabras habían sido demasiado crueles, y por ello supuso que había sido peor eso, que haberle arrebatado su vida.          

 

 

-         EL mismo, y tu pagarás el desaire que me hiciste, tu raza tan inferior a la mía, eso mismo haré que te acuerdes en cada maldito minuto de tu vida.- Shuichi se quedó paralizado sin saber que hacer, ahora aquellos ojos dorados lo veían con tanto odio.       

 

-    Siento lo que haya pensado de aquella vez, pero no fue mi intención, discúlpeme        

 

 

-         Ahora súplicas porque te ves tan inferior a mí, pero ya no te servirá, ahora serás, mi esclavo, y jamás podrás salir de aquí.- Yuki se acercó al ojivioleta, y tomó aquellos labios vírgenes en un beso arrebatado y salvaje, mordiendo al final el labio inferior.- Y te haré saber quien es tu dueño.    

 

 

Yuki salió de aquella oficina dejando a un chico destrozado del alma, como era posible que en aquellas condiciones se lo fuera a encontrar.

Notas finales:

 

 

 

 

Gracias por leer el fic, y espero sus reviews


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