Algo pasa cerca de mí; apenas me roza, pero se lo que es. Por ahora parece ignorarme. ¿Qué pasa hoy que nada me ataca? Suspiro cansado; ya no entiendo nada.
-Oye.-reconozco su voz sin necesidad de mirarle.
-Tengo nombre.-le digo sin gritar. Doumeki ha llegado…por eso aquello me ignoró. Debería haberlo supuesto.
-¿Qué hay que hacer hoy?-lo pregunta con tal naturalidad que tengo ganas de gritarle.
-No lo sé…-susurro.
-¿Para que me llamas entonces?
Y como un resorte salto.
-¡Yuuko me dijo que lo hiciera, no es mi voluntad!-grito, con cara de enfado. Veo, durante apenas un segundo, que Doumeki sonríe. ¿Sonríe? Por desgracia no tengo tiempo de comprobarlo.
-Supongo entonces que nos toca esperar.
-Sí…yo preferiría que viniera Himawari…
-Está de vacaciones.
-¡Lo sé!-grito de nuevo para luego caer en el mayor de los mutismos. De verdad que me enfurece este idiota.
Noto que se mueve; al parecer no pretende esperar de pié y se sienta en uno de los bancos cercanos; yo le imito. No se por qué, pero se está a gusto de nuevo. O puede que incluso ahora esté más a gusto que antes. Oigo su respiración pausada y, al mirarle, me doy cuenta de que él llevaba tiempo observándome. Su mirada es…confusa. Y sin ningún motivo me sonrojo. Giro mi rostro deprisa, tanto que escucho una pequeña risa por su parte. ¿Risa? ¿Doumeki…riendo? Me empieza un gran dolor de cabeza de tan solo imaginar que tremenda desgracia puede significar que Doumeki sonría y ría el mismo día…él, don “no soy capaz de expresar nada”, mostrando tales cosas en un solo día. Ya solo falta que haga algún chiste…entonces sí que me muero.
Pero parece que todo vuelve a la normalidad y Doumeki se dedica a observar la nada mientras yo le observo a él…. ¿¡Pero qué estoy diciendo!? O, mejor dicho, ¿¡Qué demonios hago yo mirando a Doumeki!?Sin darme cuenta lo vuelvo hacer; me retuerzo cual gusano, llamando la atención de mi acompañante.
-¿Ocurre algo?
-Ocurres tú y solo tú. Deja de preguntar cosas absurdas…-le digo, tratando de recuperarme
Y se encoge de hombros y sigue a los suyo. Vale…le estaba mirando, pero eso no quiere decir nada… ¿o si? Porque, bueno, Doumeki no tiene nada que yo no tenga…y aún y así él se lleva a todas las chicas…casi siempre esta rodeado de ellas…que rabia me da cuando se acercan a él, con sus caritas de niñas buenas, y tratan de que salga con ellas. Eso si es que superior a mis fuerzas. Ese imbécil anormal tiene a tantas chicas a sus pies que ni se da cuenta de mí…
Pero… ¿¡QUÉ DEMONIOS ESTOY PENSADO!? Yo…
-¿Estas seguro de que no te ocurre nada?
-¿¡Te quieres callar!? Ahora no estoy para tus tonterías-le grito sin la más mínima consideración. Estoy…aterrado por lo que pienso hoy. Esto debe ser cosa de algún espíritu, o de Yuuko…sí, seguro que es cosa de Yuuko, que me quiere gastar una broma pesada. Creo que me he empezado a reír de forma histérica…Doumeki me mira, lo sé… ¿Pensara que estoy loco? Tal vez ya lo pensara de antes…no sería de extrañar…como siempre estoy diciéndole esas cosas y comportándome así…pero bueno, yo no tengo la culpa. Él me saca de quicio, me enfurece…siempre llega cuando nadie le espera, y suele coincidir cuando estoy hablando con Himawari…siempre siempre llega en momentos que no debe, para escuchar conversaciones que no debe y opinar en cosas que no deberían interesarle. Porque cualquier cosa que pase con Himawari no es de su incumbencia. Él no es para Himawari…mejor dicho, él no es para nadie que no sea yo….- ¿¡Pero se puede saber que es todo esto!?
-Watanuki.-oigo que me dice. Cuando miro hacia delante y vuelvo a la normalidad me doy cuenta de que estoy de pié, y que él está enfrente de mí, agarrándome por los hombros y con cara de preocupación.
-¿Qué…?
-¿Qué es lo que te ocurre?-está muy serio. En su cara hay una mueca de… ¿miedo? Miedo… ¿por qué?
-¿Estas…asustado? ¿Por qué?-pregunto. Realmente parece que estoy ido…
-¿Cómo que por qué? Primero te comportas muy raro, después comienzas a reírte solo y por último te levantas y gritas “¿Pero se puede saber que es todo esto?” ¿Es que acaso no es lógico que esté preocupado?-me dices, enfadándote tal vez un poco.
-Pero…
-Además, llevas un buen rato sonrojado. ¿Estás enfermo? ¿Es eso?
-Ah…-susurro. Bajo el rostro; llevo todo el rato sonrojado y no me había dado cuenta. Noto que intenta tocar mi frente, tal vez para comprobar si tengo fiebre. Asustado le aparto la mano y retrocedo. Debo tener cara de espanto.
-¿Qué ocurre?-me preguntas serio. Y yo, en vez de contestarte, me giro y me echo a correr.- ¡Watanuki!
Me da igual. Me da igual que me llame o me siga, como se que hace; no me pararé. No puedo dejar que me vea así de nuevo…tan asustado…asustado por las cosas que yo mismo llevo pensando toda la noche. Y, aunque se que desatiendo de esta manera el recado de Yuuko, no me importa. Porque yo…he descubierto una cosa horrible. Lo peor que me podía haber pasado. Yo…yo no odio a Doumeki…yo solo…yo solo…
-Espera.-dice a mi lado. ¿Cuándo fue que me alcanzó? Me detiene, me obliga a girar y…me abraza. No dice nada, tan solo está aquí, a mi lado, en silencio. Me siento tan bien…tan a gusto….
-Doumeki…-susurro. Alguna que otra lágrima furiosa cae desde mis ojos.
-No te alejes de mí.-me pides. Y por respuesta solo se me ocurre pasar mis brazos por detrás de tu cuello.
-Yo no…-intento decir.-Doumeki yo…
-No es necesario que digas ni que hagas nada…tan solo no te vayas, Watanuki.-susurras, apretándome aún entre tus brazos.
-Yo…no te odio…-murmuro. Sé que me has oído.-Yo no te odio, Doumeki.
-Gracias.-dices, y toda tu calidez me envuelve.
Estás feliz, lo sé. Lo sé porque tú y yo hace mucho que estamos unidos. Unidos como jamás podrás estar con ninguna otra persona…porque tú, Doumeki, has llegado hasta donde ninguna otra persona fue capaz de llegar antes… ¿Dónde empiezas tú y acabo yo?